Lo que hay detrás de la ‘reconversión’ al islam de Santa Sofía
La histórica basílica pasa de museo a mezquita, una decisión que agita los hilos de la geopolítica.
El viernes se llevó a cabo el primer rezo musulmán en Santa Sofía. Unos versículos del Corán recitados por el presidente turco Erdogan y miles de fieles sellaron la reconversión.
Por: Carlos J. Reyes
Tiempo, 25 de julio 2020:
Santa Sofía es un milenario y emblemático templo que fue lugar de culto para cristianos ortodoxos y musulmanes en diferentes momentos de la historia. Construida hace cerca de 1.500 años, originalmente fue una basílica ortodoxa que resguardó durante nueve siglos el corazón religioso del antiguo Imperio bizantino.
Luego, en 1453, cuando el sultán otomano Mehmet II hizo su entrada triunfal con sus tropas en la antigua capital bizantina, llamada Constantinopla, hoy conocida como Estambul, el destino de Santa Sofía cambió. Tras la invasión fue convertida en una mezquita de culto musulmán.
Cinco siglos estuvo Santa Sofía en manos del Imperio otomano como una mezquita. Sin embargo, Mustafa Kemal Atatürk, considerado el padre de la Turquía moderna y quien secularizó al país, le dio el estatus de museo en 1934. Su decisión se fundamentaba en el ideal cosmopolita de rendirle honores al hogar de dos religiones (cristiana y musulmana).
La decisión de la Danistay es el resultado de la voluntad política del presidente Erdogan, y confirma que no hay justicia independiente en Turquía.
Pero, recientemente, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunció a través de la televisión el cambio de estatus de Santa Sofía. Dejó de ser museo para convertirse nuevamente en lo que había sido desde 1453: una mezquita musulmana.
La decisión no fue exclusiva de Erdogan.
El anuncio se dio luego de que el máximo tribunal del país, conocido como Danistay, declaró inválida la decisión ministerial de 1934 que convirtió el edificio en museo, algo que ya había negado en anteriores oportunidades, y le dio vía libre al mandatario para reconsiderar el estatus.
Erdogan en su alocución rememoró con detalles la entrada triunfal del sultán Mehmet II a la antigua Constantinopla. Incluso, se dio el lujo de recitar un poema que describe esta reconversión de Santa Sofía como “la segunda conquista de Estambul”.
Esa ‘reconquista’ simbólica a la que Erdogan hace referencia es una añoranza a la época dorada del Imperio turco-otomano. Lo que no es un hecho menor, debido a la paulatina islamización del país a manos del conservador Erdogan, contra el concepto de la república laica de Atatürk. Por eso, lo sucedido desata un debate apasionante, de luces y sombras, entre historiadores y politólogos sobre las consecuencias que tiene para el legado cultural, religioso, social y geopolítico esta decisión.
“Santa Sofía es uno de los puntos de inflexión en la historia de la arquitectura. Con su arquitectura única y adornos de mosaico, se puede considerar como la obra maestra del arte cristiano antiguo tardío. Por otro lado, las adiciones otomanas a la estructura son tan hermosas y armónicas que la hacen una obra maestra del arte islámico. Eso hace que el edificio sea único y un importante patrimonio cultural de todas las culturas”, le explicó a EL TIEMPO Engin Akyürek, profesor de la Universidad Koç de Estambul y experto en arqueología e historia del arte antiguo bizantino.
Y agregó: “Al ser convertida a mezquita varias características van a ser cambiadas acorde al ritual islámico. Por eso, el estatus más conveniente para Santa Sofía es el de un museo”.
Para Adrián Mac Liman, analista político del mundo árabe y quien conversó con este diario, la decisión en torno a Santa Sofía también va más allá de ese legado cultural. Para él, Erdogan busca acabar con el legado de Atatürk. “Los partidos religiosos han renegado siempre del Estado laico. Su objetivo primordial es destruirlo”, agregó.
Pero el debate es mucho más complejo. Como se mencionó antes, la decisión de Erdogan de convertir Santa Sofía contó con el respaldo del Danistay. Incluso, es un proceso que llevaba varios años buscando una resolución en los tribunales turcos, según explicó Öner Bucukcu, académico en la Universidad Ankara Yildirim Beyazit y quien actualmente es profesor invitado de la Universidad Externado de Colombia.
Bucukcu dijo que para entender más en profundidad el caso de Santa Sofía hay que hablar del concepto de “tradición de fundación jurídica” existente en Turquía. “Las fundaciones son cuestiones de derecho privado, y esos estatus de fundación están protegidos por la ley. El Estado no puede cambiar esos propósitos de esa fundación ni sus objetivos (…). El sultán Mehmet convirtió a Santa Sofía en una mezquita después de la conquista de Estambul y creó una fundación para Santa Sofía”.
Y agregó: “Pero en 1934, cuando a Santa Sofía la convirtieron en un museo por decisión del Consejo de Ministros, ellos no estaban autorizados para esa decisión (por el estatus de fundación que tenía)”. Bucukcu mencionó que, en ese entonces, se debió presentar un proceso formal, pero solo se hizo hasta 1994, cuando el ciudadano Ismail Kandemir apeló a la Danistay para suspender esa ejecución. “Es una decisión, por lo tanto, jurídica y no política”, explicó.
Al ser convertida a mezquita varias características van a ser cambiadas acorde al ritual islámico. Por eso, el estatus más conveniente para Santa Sofía es el de un museo
De acuerdo con una encuesta en Turquía, en el partido AKP, fundado por Erdogan, un 90 por ciento expresó su apoyo a la idea de que Santa Sofía sea una mezquita. Por otro lado, el 40 por ciento de miembros del partido CHP, de oposición, apoyaron esa transición.
“Erdogan quiere consolidar a sus partidarios y Santa Sofía es lo último que les puede ofrecer”, dijo Akyürek.
Sobre el apoyo por parte de la ciudadanía, el experto menciona que actualmente una muy pequeña porción de la población de a pie turca está interesada en el estatus de la antigua basílica.
“Convertirla en una mezquita satisfará a ciertos segmentos de la sociedad que consideran que volverla museo fue un movimiento injusto. Ellos se identifican con el legado de Mehmet”, explicó a este diario Mine Yildirim, quien trabaja para la organización Iniciativa de Libertad de Creencia en Turquía, del Comité Noruego de Helsinki.
Akyürek, Yildirim y Bucukcu consideran que esta decisión no tiene nada que ver con la secularización en Turquía, que se impulsó durante las reformas de Atatürk. De hecho, para Bucukcu es una decisión soberana amparada bajo la ley turca y no tiene nada que ver con política. Pero para Akyürek y Yildirim obedece a la simple idea de aprovechar los sentimientos religiosos de unos sectores, como los nacionalistas, para fines políticos.
En Turquía, los políticos parecen estar de acuerdo con la decisión. Muharrem Ince, líder del opositor partido CHP, se mostró feliz a través de Twitter del cambio de estatus. Ince dijo que este no era un asunto de Grecia, de Estados Unidos o de Alemania: “Es un asunto interno de Turquía”.Pero lo cierto es que la decisión no cayó bien en el mundo porque la suerte de Santa Sofía no se considera un asunto del resorte exclusivo de los turcos.
Rechazo internacional
Mandatarios mundiales, líderes religiosos y hasta la ONU se pronunciaron en contra de la decisión, que abrió una herida más a las tensiones ya existentes entre Grecia y Turquía. Los altos mandos políticos de Atenas, con un profundo legado cristiano ortodoxo, calificaron la decisión como un “desafío”.
La decisión de la Danistay es el “resultado de la voluntad política” del presidente Erdogan, y “confirma que no hay justicia independiente en Turquía”, sobre todo cuando el mismo tribunal rechazó el intento de islamizar el templo hace tan solo unos años, dijo la ministra de Cultura de Grecia.
Por su parte, la iglesia ortodoxa de Rusia lamentó la decisión. El portavoz Nikolái Balashov le dijo a la agencia Interfax que “se trata de un hecho que puede tener graves consecuencias para la humanidad”. Y luego agregó: “Estoy convencido de que eso tendrá repercusiones negativas para la paz interreligiosa”. Incluso, el mismo presidente Vladimir Putin se mostró molesto con la decisión.
En 1934, cuando a Santa Sofía la convirtieron en un museo por decisión del Consejo de Ministros, ellos no estaban autorizados para esa decisión (por el estatus de fundación que tenía)
Pero ¿hasta qué punto pueden llegar las tensiones geopolíticas que genera la reconversión de Santa Sofía?
Para Mauricio Jaramillo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario y experto en asuntos de Turquía, este impasse, aunque simbólico, no tendrá mayores repercusiones en el ajedrez de la geopolítica mundial.
Jaramillo explica que hoy Turquía y Europa se necesitan mutuamente para tratar temas críticos como la migración proveniente de países de Oriente Próximo sumidos en guerra, la cooperación económica y comercial en tiempos de pandemia, la estabilización de Siria y la “Esta es una reivindicación histórica que condiciona las relaciones de Turquía, pero no creo que en el día a día vaya a haber una gran crisis. No cambiará la relación que tiene Turquía con Europa ni Grecia. Estos asuntos geopolíticos son urgentes, son más necesarios y esto se quedará como un asunto mediático que hará parte de los anales de las enciclopedias”, vaticinó.
CARLOS J. REYES
REDACCIÓN INTERNACIONAL
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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