RUBÉN ROCHA MOYA, GOBERNADOR DE SINALOA: Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, bienvenido a Sinaloa.
Licenciada Luisa María Alcalde Luján, secretaria de Gobernación.
General Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional.
Almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina.
Saludo a todos los miembros del presídium que han sido presentados y les reconozco que hayan venido a presenciar, a ser parte de un momento histórico para Sinaloa. Por primera vez se hace un evento con este rango, el rango nacional, presidido por el presidente de la República.
Saludo con mucho respeto al presidente de la República, licenciado Andrés Manuel López Obrador, y a todas y todos los participantes en este acto solmene para rendir honores a nuestra bandera. Las mexicanas y los mexicanos encontramos nuestra más profunda unidad en los símbolos patrios, y no hay mejor manera de honrarlos que trabajando todos los días por alcanzar los anhelos de democracia, igualdad y justicia para nuestro pueblo, así como hace nuestro presidente de la República a lo largo y ancho del territorio nacional. Por eso, con gran respeto y cariño, las mujeres y los hombres de Sinaloa les damos de nuevo la bienvenida a esta su tierra, tanto usted, amigo presidente, como a su distinguida comitiva.
Todas y cada una de sus visitas son para nosotros motivo de gran aliento y satisfacción, y frente a su elevada autoridad moral para encabezar la Cuarta Transformación de la vida nacional nos sentimos muy incluidos en este gran esfuerzo que hace el presidente que, entre otras cosas, promueve las libertades profundas, las de manifestación, las de expresiones opuestas a la nuestra; incluso, da lugar a actitudes desestabilizadoras o con pretensión de desestabilizar a nuestro pueblo, como la de los farsantes periodistas norteamericanos que quisieron denostar al presidente de la República y se toparon con ese gran muro moral que lo protege y, finalmente, encontraron una derrota clara. El presidente es intachable, no tiene manchas, y así lo ha demostrado.
Porque usted, señor presidente, viene cada vez a Sinaloa a supervisar y poner en marcha obras de gran importancia que propician la mayor inclusión y que saldan deudas históricas con la población. Ahí está el caso de los precios de las tarifas de luz que acaba de decretar, así como ocurrió ayer justamente con la inauguración del acueducto de Concordia, en los próximos pasados días con la presa Santa María y la carretera Badiraguato-Parral.
Resolver necesidades básicas, como lo hizo proveyéndole de agua a las 13 comunidades del municipio de Concordia.
Es este el mejor marco para conmemorar el día de nuestra bandera, un símbolo que nos otorga identidad, fortaleza y certeza de futuro. Debemos conmemorarla más allá del mero protocolo cívico, pues la enseña nacional sintetiza los altos valores históricos de nuestro pueblo y eso no hay que perderlo de visita jamás. Desde el mismo pendón guadalupano con el que el padre de la patria, Miguel Hidalgo, encabezó al Ejército Insurgente, concitando a los mexicanos a su primera liberación, transcurridos 11 años de lucha después y la aparición de nuestra primera bandera trigarante en la conclusión de la independencia hasta nuestro lienzo patrio actual, las mexicanas y los mexicanos nos hemos visto representados en ellas.
La bandera simboliza la patria, y la patria condensa a la historia profunda del pueblo mexicano. Nuestro presidente, usted, señor presidente, es un mexicano que ha sabido interpretar ese pulso histórico incesante que hoy, como ayer, late en el sentimiento, los anhelos y aspiraciones de las grandes mayorías nacionales.
Bajo su liderazgo, vivimos tiempos de cambios extraordinarios, verdaderamente revolucionarios, una revolución pacífica y democrática para transformar a México; vivimos una democracia genuina, de libertades que se ejercen en cualquier momento y lugar, un sólido Estado de derecho y un vigoroso pluralismo; una democracia pujante y no una democracia inerte, que sólo disimulaba las injusticias reales del México neoliberal; un régimen democrático que encarna la definición del gobierno del pueblo y para el pueblo, y no una fachada que encubre los intereses y los privilegios oligárquicos de siempre, cuyos beneficiarios en estos días, inútilmente diría yo, luchan por su restauración.
En consecuencia, los actuales son tiempos de perfeccionamiento de las instituciones para ponerlas a tono con las aspiraciones populares; también, de fortalecimiento de nuestras libertades, de consolidación de las conquistas sociales y de perseverar en el combate a la corrupción, que ha ido entrando hasta lugares e instituciones insospechadas de ciencia y de cultura.
Que no quede duda, las reformas y programas desplegadas con actitud transformadora por el presidente apuntan en este sentido profundo. Por ello, con sentido de responsabilidad histórica, las y los sinaloenses hemos hecho causa común con el primer mandatario, con nuestro guía Andrés Manuel López Obrador en los grandes temas de la agenda nacional. Lo hemos hecho en asuntos cruciales como la conformación de la Guardia Nacional, las medidas de austeridad republicana, la construcción del Tren Maya, la lucha contra la corrupción y la reforma del sector energético; pero también, y, sobre todo, en el impulso y defensa de una política de bienestar e inclusión que otorga prioridad a quienes menos tienen, con el consecuente lema: ‘Por el bien de todos, primero los pobres’.
Y ahora lo hacemos apoyando las 20 iniciativas de ley que usted, señor presidente, ha propuesto a la nación para impulsar un futuro promisorio en favor del pueblo de México.
Señor presidente.
Amiga y amigos:
Cuando hablamos del nuevo Humanismo Mexicano, enarbolado por nuestro presidente, hablamos de actuar en los hechos por el bien del pueblo y abandonar la vieja retórica tecnocrática que oculta la injusticia, situación en la que vive o vivía el pueblo mexicano, el pueblo trabajador.
En eso pensaba el general Lázaro Cárdenas al instituir en 1940 el Día de la Bandera, pensaba en el estandarte enarbolado por Miguel Hidalgo en 1810, en la bandera de los liberales del siglo XIX y los revolucionarios de 1910.
Inspirados en el ejemplo que nos ha puesto el presidente López Obrador, no cejaremos en mantener los ideales de la democracia, la independencia, el desarrollo con justicia y la dignidad nacional.
La ocasión es propicia, en consecuencia, para reiterar nuestra irrevocable decisión de acompañar al presidente de la República en la defensa de los derechos humanos y la dignidad de nuestros compatriotas en Estados Unidos y en cualquier otra parte del mundo. Unidos por nuestra bandera nacional, debemos mantener a toda costa la defensa de la soberanía nacional y la autodeterminación de nuestra nación.
El entorno internacional es complejo y amenaza con crisparse a la menor provocación. Este es un factor adicional para entender que no podemos darnos el lujo de poner los intereses particulares por encima de las aspiraciones generales del pueblo de México.
Por eso, decididamente hacemos eco de la convocatoria hecha por nuestro presidente para combatir las campañas de odio y de división con fines de regresión política.
Nuestro lábaro patrio nos da unidad y nos inspira. Portando la bandera de los mexicanos, seguiremos por el camino de la transformación, la paz y la armonía para México y Sinaloa. Enarbolemos con orgullo nuestro más grande símbolo nacional.
Viva México.
Y viva la bandera, herencia y símbolo de la lucha de transformación de las mexicanas y los mexicanos.
Viva la Cuarta Transformación.
Y viva don Andrés Manuel López Obrador.
Muchas gracias.
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