El director de la cinta, Marant, lo tiene bien claro. Sentencia: "Ese monstruo, el ISIS, es un nuevo avatar de nuestra cultura popular”.
El círculo (perverso) ‘hollywoodiense’ que rodea al ISIS
Desertores del grupo descubren los secretos de su aparato de propaganda en el filme 'Terror Studios'
ÓSCAR GUTIÉRREZ/El País, Madrid 12 ENE 2017
Fascinación es una palabra que encaja bien en lo que siente Zyad. "Me encanta, me hubiera gustado estar presente en la grabación, pero no estuve". Nada fuera de orden si no estuviera hablando de una ejecución en masa perpetrada por combatientes extranjeros del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). El vídeo del asesinato múltiple fue difundido en noviembre de 2014. Los barbudos del ISIS, capitaneados por el británico Jihadi John, hoy ya muerto, mataban a cuchillo frente a la cámara a 22 soldados sirios. Entre los muertos en aquella matanza, el también cautivo Peter Kassig, cooperante norteamericano. Fue la puesta de gala de muchos de los extranjeros insignes del ISIS, aquellos de los que se había hablado mucho pero poco se había visto; un golpe maestro del grupo terrorista en su maquinaria de reclutamiento de foráneos. Pero sobre todo fue uno de los primeros filmes hollywoodienses de la trabajada factoría ISIS. Y por eso fascina. "En [las películas de] Hollywood se divierten matando gente", continúa Zyad, exmiembro del grupo yihadista, "en el ISIS es lo mismo, pero no es ficción, es real".
La fascinación sobrevuela el documental Terror Studios, dirigido por el francés Alexis Marant (París, 1968) y que el canal #0 emite este jueves (21.55). Desertores del ISIS ya fuera de tierras del califato descubren al director parisiense, acompañado del gran experto francés en el fenómeno yihadista Wassim Nasr, algunos de los secretos del aparato de propaganda del grupo terrorista, su estructura de mando y potencial técnico. Pero descubren sobre todo cómo supieron hacer llegar a su audiencia pretendida, a sus acólitos, la seducción por el terror. La fórmula sería: uso la fascinación que me produce matar para fascinar a otro y que haga lo mismo. "La violencia", relata Marant durante una charla telefónica, "es un detonante muy poderoso para la atracción".
El documental Terror Studios, montado con algún ligero guiño narrativo a esa atmósfera entre hollywoodiense y de videojuego que impregna las mejores grabaciones del ISIS -no la mayoría-, revela algunos pequeños secretos. A saber, que algunos de los hombres al frente de la producción de vídeos eran y son extranjeros. Tariq, exmiembro del equipo de cámaras del ISIS, menciona, sirva de ejemplo, a dos iraquíes en las labores de coordinación y enlaces directos del líder, Abubaker el Bagdadi -muchos de los hombres alrededor de este veterano yihadista son, en efecto y como él, nacidos de Irak-. Pero también se habla de saudíes, tunecinos, marroquíes, británicos y hasta estadounidenses. Zyad habla de uno en cocreto: Abu Abdelrahman al Amriki (el Americano), un yihadista converso que habría aprendido en la industria cinematográfica estadounidense.
Otro secreto -sin duda interesante para los freaks del estudio del yihadismo-, este revelado a cámara por el desertor Abu Misab al Ordoni. Fue el sirio Abu Mohamed al Adnani, portavoz del ISIS y responsable de la unidad de atentados en el extranjero, el que prendió fuego al soldado jordano Muath al Kasasbeh, mientras permanecía encerrado en una jaula y era apuntado por varias cámaras. La difusión de ese asesinato, en enero de 2015, fue una de las películas más sádicas al tiempo que impactantes por su factura producidas por los hombres del califato. Y he aquí una reflexión sobre la dificultad de producir un documental sobre un fenómeno tan cambiante como el que representa el ISIS. Aunque no se especifica, el tal Al Adnani, durante mucho tiempo el segundo peso pesado del grupo tras Al Bagdadi, fue abatido en un ataque aéreo estadounidense a finales de agosto. Y desde entonces, las cosas en la oficina de prensa yihadista han cambiado un poco, aunque la esencia terrorista permanece.
Hasta aquí, a través de los relatos de exyihadistas, el cineasta Marant penetra en las entrañas del aparato propagandístico del ISIS. Pero no es este el poso más preocupante. A estas alturas de la película y tres años después de que el grupo empezase a levantar su laboratorio yihadista en el norte de Siria, si hay algo que obsesiona a los estudiosos del fenómeno es la fortaleza de su estética, su longevidad y consecuencias. Por ahí van los tiros, por ejemplo, del excepcional ensayo Palabras armadas, del filósofo francés Philippe-Joseph Salazar. Al grano, ¿cómo afectaría que Hollywood, tan manoseada en la propaganda yihadista, tire ahora de este grupo extremista para construir un nuevo malo, malísimo? "El ISIS y el miedo venden", dice en el documental Ted Johnson, editor de la revista Variety, "y eso lo sabe Hollywood".
Ejemplos del ISIS -o algo parecido- en escena, haberlos haylos: un episodio del nuevo Expediente X, otro de la quinta temporada de Homeland, también la afamada serie House of cards, Asuntos de Estado... El círculo y el riegos es el siguiente: el ISIS usa técnicas hollywoodienses para impactar; lo hace y extiende el miedo; crea una estética atractiva para individuos en proceso de radicalización; el grupo se nutre y gobierna la yihad; el boomerang regresa y ese terror empieza a meterse en las producciones de Hollywood, auténticos generadores de estereotipos. El que pierde es el islam. Ganan ellos. "Hicimos el juego al ISIS", resume en el filme el ensayista Jack Shaheen, "en lugar de contrarrestarlo".
El director de la cinta, Marant, lo tiene bien claro. Sentencia: "Ese monstruo, el ISIS, es un nuevo avatar de nuestra cultura popular”.
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