"Y también una pregunta: ¿todo lo que me dicen a mí no hay violación de género (Sic.)?
¿O el género es nada más femenino?", cuestionó AMLO hoy...
O sea...
La senadora Xóchitl Gálvez, cuestionó al Presidente López Obrador por haber sostenido que él también es víctima de violencia política de género.
"Es el Presidente de la República: él es el hombre más poderoso de este País. El problema no es el debate que pueda haber entre una de sus corcholatas y una servidora. Ahí nos vamos a dar con la cubeta. Pero él es la máxima autoridad", argumentó.
"Tiene acceso a información privilegiada. Él tiene todo el poder y en este caso, quien no ha entendido qué es la violencia política en razón de género, tiene que ver con que una autoridad superior ejerza violencia para descarrilar a una persona que aspira a un cargo", señaló Gálvez.
Las columnas políticas hoy, miércoles 8 de agosto de 2023
Templo Mayor/ Fred Alvarez
¡SAN Pitágoras bendito! Ya quedó claro por qué Marx Arriaga decidió eliminar los libros de texto de Matemáticas: le encantan los números, pero nomás no les entiende. En la conferencia que dio ayer la SEP, el funcionario sacó cifras, cifras y cifras para justificar sus ocurrencias... pero las cuentas nomás no le cuadraron.
Y ES QUE el director de Materiales Educativos quiso sustentar el atropello que significan los nuevos libros en un montón de números, la mayoría sin sentido. Llegó al grado de presumir los 8 mil likes en sus videos de YouTube. Como si educar a niñas y niños fuera cosa de votar en redes sociales.
ARRIAGA se ufanó de que mil 998 personas -innovadores, les llama pomposamente- atendieron la convocatoria para hacer los libros. Y a 416 les publicaron sus "aportaciones". Nomás un detalle: para participar no se necesitaba ser experto o, al menos, conocedor de un tema. Bastaba con apuntarse y escribir algo que le gustara a la 4T. Así que no sólo participaron maestros de aula, sino un montón de espontáneos.
EL COLMO es que la propia secretaria Leticia Ramírez terminó reconociendo, con gran alegría, que la mayoría de las y los maestros no tiene idea de cómo aplicar este nuevo modelo educativo. Por lo que, como suele suceder en este gobierno, maestros y alumnos tendrán que irse acomodando en el camino... como las calabazas.
POR CIERTO que a los nuevos libros de texto de la SEP los distingue una poderosa carga de la ideología dominante de la 4T: el narcisismo revolucionario. Narciso es ese personaje mitológico que se enamoró perdidamente del reflejo de su propio rostro. Y en México tenemos un jefe de Estado profundamente enamorado de su voz, sus discursos y sus actos de voluntad.
EL LADO revolucionario de esta ideología es que todo el aparato estatal, la primera fuerza en el Congreso, la burocracia y las oficinas de gobierno se transformaron para cumplir un propósito: satisfacer las ocurrencias y sueños del hombre más poderoso del país.
LOS LIBROS de la SEP no podían ser ajenos a este ejercicio sistemático del culto al capricho y la personalidad. Como muestra de este viaje de egolatría convertido en historia oficial, el capítulo sobre el triunfo de AMLO en 2018 se titula: "Una nueva esperanza"... igualito a la primera película de Star Wars donde el joven Luke Skywalker y la Princesa Leia se enfrentan al imperio del lado obscuro. Esa vanidad sí es de otra galaxia.
VAYA, VAYA, en su gira por la Ciudad de México, a Adán Augusto López le armaron una supuesta manifestación de mujeres, casuaaalmente, en el lugar de su mitin. La protesta fue organizada por grupos morenistas para darle foro al tabasqueño, quien las invitó a dialogar y dizque se sumó a su lucha. Al fin y al cabo nadie se acuerda que hace un año, cuando estaba en Gobernación, dijo que no confiaba en las mujeres que protestaban, ni por causas feministas ni por los desaparecidos. Sus convicciones están muy aguuusto.
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Estrictamente Personal
De la que se salvó el Presidente/Raymundo Riva Palacio
El Financiero, agosto 09, 2023 |
El presidente Andrés Manuel López Obrador se desistió de demandar a César de Castro, abogado del exsecretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, por haberlo difamado. En una carta que le envió el 27 de julio pasado y leyó ayer en la mañanera, dijo que decidió no proceder pese a tener “muchas ganas de denunciarlo, no sólo por cuestiones personales, sino por su actuación alevosa y arrogante de poner en duda la dignidad del Presidente de México”. De esa forma zanjó una polémica que él mismo comenzó el 21 de febrero, cuando dijo que lo demandaría por “daño moral” y “calumnias”, y que ratificó el 29 de mayo.
López Obrador aseguró que “goza de impunidad; es decir, no hay sustento legal para interponer una demanda a quien, de hecho, calumnia y difama, pero se encuentra protegido de acuerdo con el criterio de que “las declaraciones pertinentes realizadas en procedimientos judiciales o cuasi judiciales, gozan de protección absoluta para que quienes desempeñen una función pública puedan hablar libremente para representar comprometidamente a sus clientes sin temor a represalias o riesgos financieros”.
El Presidente se quejaba de una batería de preguntas que hizo De Castro a Jesús el Rey Zambada, el pasado 14 de febrero, en el contrainterrogatorio del juicio a García Luna en la Corte de Distrito Este en Brooklyn:
-¿Recuerda haber hablado de un pago a Andrés Manuel López Obrador de 7 millones (de dólares)? –inquirió De Castro.
-No –respondió Zambada.
-¿Recuerda haberles dicho (a los fiscales estadounidenses) que le pagó los 7 millones a través de Gabriel Regino, cuando el señor López Obrador estaba compitiendo por la Presidencia contra el presidente (Vicente) Fox?
-Yo recuerdo que le pagué algo del dinero, que según él era para la campaña, no para pagarle a López Obrador.
De Castro estaba tomando apuntes de funcionarios estadounidenses que interrogaron a Zambada, que en parte surgieron durante el juicio contra Joaquín el Chapo Guzmán, a finales de 2018, donde el Rey también fue el testigo estelar. La fiscalía, en ese momento representada por la abogada Saritha Komatireddy, objetó, por lo que el defensor de García Luna refraseó:
-¿No recuerda que le pagó 7 millones de dólares a López Obrador relacionado con (la lucha por la) Presidencia contra Fox?
-No –insistió Zambada.
El juez Brian Cogan intervino y le preguntó a Zambada si no estaba seguro de que lo había dicho, o no recordaba si lo había dicho o no.
-No pude haber dicho eso porque no es verdad, reiteró el exjefe de plaza en la Ciudad de México del Cártel de Sinaloa.
De Castro pidió al juez mostrarle el documento “JRZG 36″ sobre el Rey Zambada, que la DEA entregó en forma de notas para el juicio del Chapo Guzmán, pero Komatireddy volvió a objetar y Cogan le dijo al defensor que no estaba en sus declaraciones. “Lo sé -respondió De Castro- pero sólo lo estoy pidiendo para refrescar sus recuerdos de lo que dijo”.
“Él dice que no dijo eso”, respondió Cogan. “Tampoco dijo que no recuerda o que necesitan que le refresquen la memoria”. De Castro señaló que originalmente había dicho que recordaba haberlo dicho, aunque era bajo una explicación distinta a la que en ese momento discutían en la Corte, donde “ahora dice que no dijo nada (de ello) porque no era cierto”.
Fue la primera vez que el nombre de López Obrador fue mencionado públicamente en una corte de Estados Unidos, y aun cuando el juez no permitió esa línea de interrogatorio, el apellido del Presidente quedó incorporado en la página 170 del índice onomástico de los procedimientos de ese día.
Desde que se difundió el contrainterrogatorio donde se habla de pagos a López Obrador, el Presidente se quejó de De Castro, que puso al alcance de la opinión pública la existencia de notas de la DEA donde supuestamente Zambada hizo referencia a esos recursos para la campaña de quien en esos momentos gobernaba la capital federal.
Pero lo que alegó el Presidente para no demandarlo, es falso. Ningún abogado en Estados Unidos goza de impunidad. Hay criterios que les permiten trabajar sin temores, pero no están blindados. López Obrador sí pudo haberlo demandado, aunque, según expertos, con escasas posibilidades de ganar. De haber iniciado el proceso, el caso habría sido devastador para el Presidente por estas razones:
1.- De Castro no inventó la imputación, pues precisó que son notas de la DEA, tomadas de sus primeros interrogatorios al Rey Zambada. La demanda tendría que haber sido contra el narcotraficante y/o los agentes de la DEA que lo interrogaron y redactaron las notas.
2.- Si hubiera demandado, López Obrador tendría que haberlo hecho en calidad de ciudadano, sin fuero presidencial, y someterse a la jurisdicción de la justicia de Estados Unidos.
3.- Tendría que haber ido a la Corte como demandante, y escuchar los interrogatorios de Zambada y los agentes de la DEA que lo interrogaron y redactaron las notas en las que basó sus preguntas De Castro.
4.- En ese juicio aparecería el documento mencionado por De Castro, el “JRZG 36″, que son las siglas de Jesús Reynaldo Zambada García y el artículo 86 del Código Penal de Estados Unidos, que se refiere a “delitos mayores de drogas”. En él, como lo señaló De Castro, aparecería el nombre de López Obrador como receptor de 7 millones de dólares. Si es falso o no, eso se tendría que dilucidar en la demanda.
5.- Al sentarse en la Corte, el Presidente no sería el jefe de Estado mexicano, sino un ciudadano que aceptó el resultado legal de los procedimientos en la Corte, y en caso de que perdiera el pleito, estaría a disposición de la justicia y afrontaría las consecuencias.
Estos puntos son hipotéticos, porque López Obrador se desistió de demandar, pero sirven para ilustrar de lo que se salvó el Presidente gracias a que tuvo una asesoría jurídica sensata que no se dejó llevar por las pasiones.
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La nueva “innombrable” y su efecto en la sucesión/Salvador García Soto
El Universal
El tamaño de la obsesión que el presidente López Obrador ha desarrollado por Xóchitl Gálvez se hizo evidente ayer cuando el propio mandatario, obligado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y por un juez federal que le emitió una orden judicial, se refirió a la senadora del PAN y aspirante presidencial del Frente Amplio opositor como “La innombrable”, un mote o apodo que el tabasqueño había utilizado para referirse a su máximo rival político, el expresidente Carlos Salinas de Gortari, a quien él mismo bautizó como “el padrino de la mafia del poder”.
Si el Presidente ya está viendo a Xóchitl como una rival política del tamaño de Salinas o si solo fue un apodo que se le ocurrió para satirizar lo que él llama un “acto de censura” a su libertad de expresión por parte de los magistrados y jueces del Poder Judicial de la Federación, ya se verá en los siguientes meses, pero por lo pronto las rabietas que está haciendo el Presidente por la estrategia legal y jurídica con la que se defiende la senadora hidalguense y el que se resista a seguirla atacando y criticando desde su mañanera, confirman muy claramente que Gálvez ya está siendo vista como un “peligro real” para la continuidad de la 4T y para la estrategia electoral de López Obrador de garantizar el triunfo de su partido en 2024 no sólo en la Presidencia de la República, sino también para ganar la mayoría absoluta del Congreso de la Unión.
Porque, más allá de las andanadas del Presidente en su contra, a las que siempre responde en el mismo tono de frases coloquiales y contundentes, Xóchilt Gálvez y su ascendente crecimiento en las encuestas, los medios y las redes sociales, sí se ha convertido en un factor que vino a alterar y a modificar los escenarios y la prospectiva para la futura elección presidencial que se realizará en 11 meses. En el Frente Amplio por México, por ejemplo, la fuerza con la que irrumpió la senadora panista que ya ocupa el primer lugar entre los aspirantes en la mayoría de las encuestas, ha desatado todo tipo de reacciones y ha provocado incluso denuncias de otros aspirantes sobre un presunto “favoritismo” o sobre la existencia de “dados cargados” para favorecer a su candidatura.
Pero si en la oposición el “efecto Xóchitl” se ha sentido, en Morena y en su caliente proceso interno también ha impactado el crecimiento de la imagen de la senadora. Aunque las corcholatas morenistas la minimizan y aseguran, con base en algunas encuestas que “no hay manera de que la oposición nos gane, ni siquiera con Xóchitl”, la realidad es que sí se movieron las cosas entre los aspirantes del partido oficial, a partir de pensar en una candidata como la popular y coloquial mujer del huipil.
Por ejemplo, para Claudia Sheinbaum la irrupción de Xóchitl resultó más que negativa, pues aunque la ex Jefa de Gobierno sigue siendo apoyada por la estructura morenista y la cargada de gobernadores que la impulsan, el contraste entre las dos personalidades, la comparación de sus trayectorias e historias de vida y, sobre todo el error político de Sheinbaum de haber declarado que “no cualquier mujer puede ser presidenta de México”, hicieron que la que ha sido hasta ahora la “corcholata favorita” ya no se viera tan fuerte ni tan segura, a partir del hecho de que tendría que enfrentar a otra mujer que tan solo en unas semanas de proselitismo y con una tendencia aún creciente en las encuestas, hizo ver mal a la candidata estrella del presidente López Obrador.
Y mientras a Claudia la opaca, a otras corcholatas como a Marcelo Ebrard o Adán Augusto López, la senadora Gálvez parece impactarles positivamente, pues al aumentar la competencia para Morena en los comicios federales de 2024, la decisión presidencial de quién será el candidato o candidata de Morena requeriría de mucho más que la simpatía, confianza o cercanía de López Obrador. Es decir, que si el Presidente realmente quiere, como él mismo lo dijo, no sólo ganar la presidencia y mantener el poder el próximo año, sino también es prioritaria la lucha por la mayoría en las cámaras de Diputados y Senadores, entonces tendrá que pensar muy bien a quién manda a competir en las elecciones presidenciales.
Porque Xóchitl Gálvez, que aún aparece por debajo de las tres principales corcholatas: Sheinbaum, López y Ebrard, todavía tiene un largo techo para crecer en sus niveles de conocimiento y aceptación, por lo que es un hecho que, de resultar electa la candidata del Frente, la senadora aumentará su valor en las encuestas y podría competir palmo a palmo con cualquiera que resulta abanderado de Morena.
Pero aun en el supuesto que repiten con soberbia en el partido oficial, de que “Ni con Xóchilt van a poder ganarnos”, es posible que tengan razón y que a la hidalguense no le alcance con los tres partidos aliancistas para enfrentar a la estructura clientelar del lopezobradorismo, y que podría perder la Presidencia. Lo grave y lo que seguro está observando el Presidente y de ahí su obsesión por la nueva “innombrable”, es que lo que crezca Xóchitl Gálvez de aquí a las elecciones de julio del 2024 sí puede alcanzarle al frente opositor para impedir que Morena y sus aliados ganen la mayoría absoluta del Congreso o incluso para lograr arrebatarle la supremacía numérica al partido gobernante en el Poder Legislativo.
Ese es uno de los mayores miedos del presidente López Obrador y algo que quiere evitar a toda costa: que su partido, con cualquiera que sea el candidato, gane la Presidencia pero no obtenga la mayoría legislativa absoluta para impulsar reformas o iniciativas legales de gran envergadura. Él mismo lo ha repetido en varias ocasiones en sus mañaneras: “Ganar la Presidencia sin mayoría no serviría de mucho porque no dejarían gobernar al próximo presidente o presidenta de Morena” y por eso, violando todas las leyes electorales y la Constitución, ha pedido abiertamente que los mexicanos “nos den su voto para todo, sobre todo para tener mayoría en el Congreso”.
Luego entonces, la encuesta de Morena, que está a dos escasas semanas de llevarse a cabo, y por supuesto el “dedito” que inclinará la balanza, tendrán que tomar una definición ya no sólo por afectos, cercanías o paternidades políticas, sino pensando en quién de las corcholatas realmente puede garantizar votos suficientes, sobre todo de la clase media que ha perdido la 4T, para poder ganar no sólo la Presidencia sino también el Congreso. Ese es el “efecto Xóchitl” en la sucesión presidencial en marcha: que AMLO ya no podrá decidir solo por capricho o estima el nombre de su candidata o candidato, y ahora sí tiene que pensar muy seriamente quién es el mejor para la competencia que se avecina.
NOTAS INDISCRETAS…
Muy fuerte se lanzó ayer el acalde de Reynosa, Carlos Peña Ortiz, a hablar sobre la situación tan complicada que vive Tamaulipas: “Desgraciadamente hay que reconocer que no hay un Estado de Derecho aquí en Tamaulipas, y mientras esté cooptado por una persona que ya dejó el estado, pero que sigue mandando desde el exterior, vamos, los que somos oposición verdadera, a seguir viendo este tipo de problemas”. El alcalde se refería a la nueva orden de aprehensión que le giró la Fiscalía de Justicia de Tamaulipas que encabeza el fiscal Irving Barrios, por una acusación vieja de 2020 por presunto enriquecimiento ilícito y que ya había enfrentado Peña Ortiz. El mismo munícipe denunció públicamente que le revivieron este asunto y le libraron nueva orden de aprehensión porque se negó a otorgarle la “Constancia de Residencia” a Francisco García Cabeza de Vaca, quien para registrarse como aspirante del Frente Amplio a la presidencia, mandó a solicitar al ayuntamiento de Reynosa un documento que confirmara su residencia efectiva en ese lugar. Pero el documento le fue negado por la alcaldía, a partir del hecho de que a Cabeza no lo han visto en sus casas de Reynosa desde septiembre de 2022 cuando terminó su gubernatura y se autoexilió en los Estados Unidos, ante el temor de ser detenido por la FGR. Por eso el alcalde Peña atribuye esa nueva orden a una venganza de Cabeza a través del fiscal Barrios, a quien él designó y que el actual gobernador Américo Villarreal mantuvo en el cargo. “¿El gobernador (Américo) entonces no manda ahorita en el estado?”, le preguntaron ayer los reporteros al munícipe: “El gobernador está haciendo su mayor esfuerzo, acaba de entrar y está haciendo todo el esfuerzo, pero también necesita el apoyo de todos los ciudadanos, necesita el apoyo de los alcaldes, para que podamos tener una verdadera transformación en los 43 municipios”. ¿O sea que Cabeza se fue pero no se fue realmente de Tamaulipas y del poder?...Para documentar el optimismo sobre la denuncia que hace el alcalde de Reynosa, ayer el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación validó, por unanimidad, la reforma constitucional del Congreso tamaulipeco, que blindó “contra cualquier posibilidad de despido” al fiscal Irving Barrios Mojica. Los ministros votaron por la inamovilidad del fiscal que designó el exgobernador Cabeza de Vaca y a quién él mismo blindó cuando perdió las elecciones del año pasado, a través de la mayoría del PAN, antes de terminar su gubernatura, para que no pudiera ser removido de su cargo y de esa manera le cuidara las espaldas cuando dejara el poder. La propuesta del ministro Juan Luis González Alcántara —curiosamente el mismo que en su momento determinó que Cabeza de Vaca sí tenía fuero local y no podía ser detenido por la FGR— desechó la acción de inconstitucionalidad 157/2021 que interpuso la bancada de Morena en el Congreso de Tamaulipas y fue aprobada de manera aplastante por todos los ministros que confirmaron que, como dijo Carlos Peña, alguien que ya dejó el estado, no dejó el poder y seguirá mandando desde afuera; al menos en la Fiscalía tamaulipeca…Lanzamos los dados. Escalera Doble. Subimos.
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Garza Sada y apología de la guerrilla(Jorge Fernández Menéndez
Razones
Excelsior
El 17 de septiembre próximo se cumplirán 50 años del asesinato del empresario Eugenio Garza Sada, ejecutado en un intento de secuestro por un grupo armado en Monterrey. El asesinato de Garza Sada no fue un acto cometido por “jóvenes valientes”, como dijo el historiador Pedro Salmerón, uno de los padres de los nuevos libros de texto, o una acción legítima más de los movimientos armados en México, como lo hace, en medio de una apología de la lucha armada de aquellos años, el libro de texto Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro, que publica la SEP. Es la suya una visión falsa y mentirosa.
Vivimos en una democracia, limitada en muchos sentidos, desafiada casi a diario, imperfecta, pero con normas, derechos y libertades que deberían respetarse por todos, pero sobre todo por el gobierno. En los libros no se reivindica la lucha democrática, sino la lucha armada para conquistar el poder: los secuestros de aviones y personas, las ejecuciones, los atentados. La reconstrucción de la historia nacional en la década de los 60 y 70 no se condice siquiera con la verdadera historia de aquellas organizaciones.
En el libro se miente hasta con los términos: el intento de secuestro y asesinato de Eugenio Garza Sada es descrito como un intento de “retención” del empresario. Tampoco se dice que Garza Sada fue asesinado, sino que “murió” junto con su chofer y dos elementos del comando guerrillero
El asesinato de Garza Sada es paradigmático, porque desde un año y medio antes de su muerte, a manos de integrantes de la Liga 23 de Septiembre, el gobierno de Luis Echeverría, que tenía infiltrada a esa célula, conocía toda la preparación de ese intento de secuestro que terminó en asesinato, sabía quiénes participarían, cómo y dónde. Y no es una suposición, como lo mostramos en el libro Nadie supo nada (Grijalbo, 2019, en su nueva edición), todo está documentado por memorándums de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad.
Durante el gobierno de Fox, revisando la documentación de la Dirección Federal de Seguridad, que había sido trasladada al Archivo General de la Nación, en el antiguo Palacio de Lecumberri, había encontrado los documentos que permitían confirmar que la muerte del presidente de la Cervecería Cuauhtémoc y líder empresarial del llamado Grupo Monterrey, había sido una acción consentida, conocida previamente y realizada con el visto bueno del gobierno en turno, que encabezaba Luis Echeverría.
En el documento de la DFS, desclasificado y marcado con el expediente 11-219-972, en el legajo dos, hojas 46 y 47, se puede leer un detallado informe enviado por el representante de la DFS en Nuevo León, Ricardo Condelle Gómez, titulado Planes de secuestro de los industriales Eugenio Garza Sada y Alejandro Garza Lagüera. El documento está fechado el 22 de febrero de 1972, un año y medio antes de los hechos.
Allí se puede leer que Manuel Saldaña Quiñonez (alias Leonel) “fue reclutado, dice el documento, como profesional de la guerrilla por Héctor Escamilla Lira (alias Víctor) en septiembre de 1971. Leonel, dice el documento, era informante de la DFS. Fue trasladado de Monterrey a una casa operativa del Distrito Federal y describe con pelos y señales lo que ocurría en la “casa número 18, apartamento 5 de Casas Grandes, colonia Narvarte”, donde vivían y se reunían los dirigentes de la organización que, con el paso del tiempo, se transformó en la Liga 23 de Septiembre. En el documento se relata el contenido de las reuniones de esa organización y se dice que “aproximadamente el 4 de diciembre (de 1971) efectuaron una junta donde (...) propusieron efectuar el secuestro de una persona que pagara inmediatamente un rescate de varios millones de pesos para comprar más armas y una radiodifusora para la transmisión clandestina de mensajes revolucionarios...”. Se designó a Héctor Escamilla Lira como responsable de la operación. También a un grupo de entre 10 y 12 personas para efectuar el operativo. Todos están identificados en ése y en documentos posteriores. En uno de ellos, de febrero del 72, se dice que “el 8 de diciembre del 71, Leonel regresó a Monterrey y supo por boca de Víctor (Escamilla Lira) que los señores Eugenio Garza Sada y Alejandro Garza Lagüera serían las personas que el grupo trataría de secuestrar”.
Escamilla Lira fue detenido en Culiacán. En su declaración ratificó y amplió en todos sus detalles el informe confidencial que había recibido la DFS. Dice que se volvió a encontrar con Leonel antes del secuestro y que éste había admitido que había sido detenido y “se había visto obligado denunciar al exponente (o sea, Escamilla) como uno de los participantes” en el comando y que “obtuvo su libertad mediante el compromiso de continuar proporcionando información a la policía”.
Escamilla era vigilado, dicen los documentos, por la propia DFS, pero no fue detenido sino hasta después de los hechos. Confesó que él tenía la responsabilidad de vigilar los movimientos de Garza Sada y de organizar el secuestro. Que él mismo decidió el lugar y la fecha del operativo, pero que unos días antes del mismo fue enviado a Tampico porque la célula en la que participaba consideraba “que ya había sido descubierto por la policía”. En Tampico, en cuanto llegó a la ciudad, fueron detenidas su esposa y otro miembro de la Liga 23 de Septiembre. Aunque la célula encargada del secuestro siguió viviendo en sus mismas casas y no modificó ni la fecha ni la hora ni el lugar del operativo, nadie fue detenido. Se les permitió que siguieran adelante con su plan. Garza Sada y su chofer fueron asesinados cuando se enfrentaron a los secuestradores.
La historia confirma que hubo participación y tolerancia del gobierno de Echeverría e, incluso, que se conocía previamente, al detalle, lo que ocurriría. Fue un crimen cobarde.
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AMLO vs Xóchitl: no aprender del pasado/Carlos Loret de Mola
EL UNIVERSAL
Se quejó de él antes de la campaña, pero enfrentársele fue lo que lo fortaleció. Se quejó de él durante la campaña, pero perdió los estribos y eso le hizo caer en las encuestas en su carrera por la Presidencia. Se quejó de él en la post-campaña, al grado de lograr que se cambiara la ley para que nadie pudiera volver a hacer lo que le hicieron.
Eso fue lo que sucedió con López Obrador ante el entonces presidente Vicente Fox. Antes de la campaña, con el proceso de desafuero en el año 2005. Durante la campaña, con el iracundo “¡cállate chachalaca!” en 2006. Y después de la campaña, con la denuncia que AMLO interpuso contra Fox y que motivó que se modificara la ley electoral para que el presidente de México no pudiera intervenir en las elecciones.
Los datos de las encuestas de aquella época muestran que en dos de estos temas la gente apoyó a López Obrador: al ser víctima del desafuero, consolidó su candidatura como el principal opositor y escaló en las preferencias electorales para colocarse en la punta en ese momento. Incluso después de la cerrada y cuestionada elección de 2006, el 42% de la población pensaba que Fox intervino de manera ilegal durante la campaña. Por ello, los legisladores modificaron las reglas electorales y restringieron la participación del Ejecutivo: nunca más otro presidente usando su poder contra un candidato opositor.
Hoy, desde Palacio Nacional, López Obrador está siguiendo el mismo libreto que la elección de 2006, sólo que ahora interpreta el papel de Vicente Fox: ataca a Xóchitl, y con ello, la fortalece. En el 2005, el 23% de la población decía que Fox “Hace bien” en criticar al precandidato López Obrador, mientras el 60% decía que Fox “Hace mal” en criticarlo. Esta semana El Financiero publicó una encuesta similar: el 67% considera “Incorrecto” que AMLO critique a aspirantes presidenciales; sólo el 29% que dice que es “Correcto”.
Con 18 años de diferencia, los datos son muy parecidos. En esto México no ha cambiado. La misma encuesta marca las consecuencias: desde que entró a la carrera presidencial y ha sido víctima de los ataques de López Obrador, la senadora Xóchitl Gálvez ha recortado dos tercios la brecha entre la corcholata favorita y la aspirante de oposición mejor posicionada: en marzo de este año, Claudia Sheinbaum le llevaba 26 puntos porcentuales a Lily Téllez; la semana pasada la diferencia era sólo de 8 puntos a favor de Sheinbaum sobre Xóchitl.
El final de la película de 2006 lo recordamos bien: Fox fue tan provocador que hizo caer a López Obrador en su trampa. Para cuando llegó la elección, AMLO había perdido la cómoda ventaja que gozaba. Esto lo reconocen hasta los obradoristas que claman fraude: López Obrador se equivocó y llegó en una posición mucho más comprometida.
Ya veremos cómo sortean los nuevos personajes la marea que tienen enfrente.
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