Declaración conjunta católico-luterana
Nosotros, Luteranos y Católicos, instamos a trabajar conjuntamente para acoger al extranjero, para socorrer las necesidades de los que son forzados a huir a causa de la guerra y la persecución, y para defender los derechos de los refugiados y de los que buscan asilo.
Papa Francisco abrazando a la
Arzobispa Luterana de Uppsala, Antje Jackelen, durante la oración ecuménica en la Catedral de Lund
Con
esta Declaración Conjunta, expresamos gratitud gozosa a Dios por este momento
de oración en común en la Catedral de Lund, cuando comenzamos el año en el que
se conmemora el quinientos aniversario de la Reforma. Los cincuenta años de
constante y fructuoso diálogo ecuménico entre Católicos y Luteranos nos ha
ayudado a superar muchas diferencias, y ha hecho más profunda nuestra mutua
comprensión y confianza. Al mismo tiempo, nos hemos acercado más unos a otros a
través del servicio al prójimo, a menudo en circunstancias de sufrimiento y
persecución. A través del diálogo y el testimonio compartido, ya no somos
extraños. Más bien, hemos aprendido que lo que nos une es más de lo que nos
divide.
Pasar
del conflicto a la comunión
Aunque
estamos agradecidos profundamente por los dones espirituales y teológicos
recibidos a través de la Reforma, también reconocemos y lamentamos ante Cristo
que Luteranos y Católicos hayamos dañado la unidad vivible de la Iglesia. Las
diferencias teológicas estuvieron acompañadas por el prejuicio y por los conflictos,
y la religión fue instrumentalizada con fines políticos. Nuestra fe común en
Jesucristo y nuestro bautismo nos pide una conversión permanente, para que
dejemos atrás los desacuerdos históricos y los conflictos que obstruyen el
ministerio de la reconciliación. Aunque el pasado no puede ser cambiado, lo que
se recuerda y cómo se recuerda, puede ser trasformado.
Rezamos por la curación
de nuestras heridas y de la memoria, que nublan nuestra visión recíproca.
Rechazamos de manera enérgica todo odio y violencia, pasada y presente,
especialmente la cometida en nombre de la religión. Hoy, escuchamos el
mandamiento de Dios de dejar de lado cualquier conflicto. Reconocemos que somos
liberados por gracia para caminar hacia la comunión, a la que Dios nos llama constantemente.
A
medida que avanzamos en esos episodios de la historia que nos pesan, nos
comprometemos a testimoniar juntos la gracia misericordiosa de Dios, hecha
visible en Cristo crucificado y resucitado. Conscientes de que el modo en que
nos relacionamos unos con otros da forma a nuestro testimonio del Evangelio,
nos comprometemos a seguir creciendo en la comunión fundada en el Bautismo,
mientras intentamos quitar los obstáculos restantes que nos impiden alcanzar la
plena unidad. Cristo desea que seamos uno, para que el mundo crea (cf. Jn
17,21).
Muchos
miembros de nuestras comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa,
como expresión concreta de la unidad plena. Sentimos el dolor de los que
comparten su vida entera, pero no pueden compartir la presencia redentora de
Dios en la mesa de la Eucaristía. Reconocemos nuestra conjunta responsabilidad
pastoral para responder al hambre y sed espiritual de nuestro pueblo con el fin
de ser uno en Cristo. Anhelamos que sea sanada esta herida en el Cuerpo de
Cristo. Este es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que deseamos que
progresen, también con la renovación de nuestro compromiso en el diálogo
teológico.
Pedimos
a Dios que Católicos y Luteranos sean capaces de testimoniar juntos el
Evangelio de Jesucristo, invitando a la humanidad a escuchar y recibir la buena
noticia de la acción redentora de Dios. Pedimos a Dios inspiración, impulso y
fortaleza para que podamos seguir juntos en el servicio, defendiendo los
derechos humanos y la dignidad, especialmente la de los pobres, trabajando por
la justicia y rechazando toda forma de violencia. Dios nos convoca para estar
cerca de todos los que anhelan dignidad, justicia, paz y reconciliación. Hoy,
en particular, elevamos nuestras voces para que termine la violencia y el
radicalismo, que afecta a muchos países y comunidades, y a innumerables
hermanos y hermanas en Cristo.
Nosotros, Luteranos y Católicos, instamos a
trabajar conjuntamente para acoger al extranjero, para socorrer las necesidades
de los que son forzados a huir a causa de la guerra y la persecución, y para
defender los derechos de los refugiados y de los que buscan asilo.
En
esta ocasión propicia, manifestamos nuestra gratitud a nuestros hermanos y
hermanas, representantes de las diferentes Comunidades y Asociaciones
Cristianas Mundiales, que están presentes y quienes se unen a nosotros en
oración. Al comprometernos de nuevo a pasar del conflicto a la comunión, lo
hacemos como parte del único Cuerpo de Cristo, en el que estamos incorporados
por el Bautismo. Invitamos a nuestros interlocutores ecuménicos para que nos
recuerden nuestros compromisos y para animarnos. Les pedimos que sigan rezando
por nosotros, que caminen con nosotros, que nos sostengan viviendo los
compromisos de oración que manifestamos hoy.
Exhortamos
a todas las comunidades y parroquias Luteranas y Católicas a que sean
valientes, creativas, alegres y que tengan esperanza en su compromiso para
continuar el gran itinerario que tenemos ante nosotros. En vez de los conflictos
del pasado, el don de Dios de la unidad entre nosotros guiará la cooperación y
hará más profunda nuestra solidaridad. Nosotros, Católicos y Luteranos,
acercándonos en la fe a Cristo, rezando juntos, escuchándonos unos a otros, y
viviendo el amor de Cristo en nuestras relaciones, nos abrimos al poder de Dios
Trino. Fundados en Cristo y dando testimonio de él, renovamos nuestra
determinación para ser fieles heraldos del amor infinito de Dios para toda la
humanidad.
1 comentario:
¿y qué van a hacer los luteranos con la "excomunión" de Lutero y sus seguidores? Desde la óptica religiosa, el papado tendría que retrotraerse de tal expulsión de los cielos al líder de la iglesia protestante y por supuesto que no lo hará. Ahora la Iglesia luterana es una pequeñisima parte del movimiento protestante mundial, diría ínfima parte; sin duda, esta reunión entre el papado católico y el obispado luterano es una clase de propaganda política pero de nulo efecto doctrinal, la Iglesia católica no aceptará jamás que para conversar con Cristo, no se ocupa a los sacerdotes, digo biblicamente hablando y que es una de las 95 tésis luteranas, cuando no, la más importante.
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