- A ver, había tacos, había cabrito, había hot dogs que venían de Mochis, que estaban a todo dar.
- Diego Fernández de Cevallos acudió a un evento que ofreció Meade por motivo de su cumpleaños.
José Antonio Meade Kuribreña confió que cuando inicie la campaña a finales de marzo el panorama cambiará y dejará el tercer lugar en el que se encuentra hoy en las encuestas.
Al terminar su encuentro en el Colegio de Ingenieros, consideró que esta elección será competitiva y que las campañas se ganan sobre la base de perfiles y propuestas.
“Estoy tranquilo, me parece, por todo lo que ahí dije, que todos los elementos me hacen pensar, no solamente que seremos competitivos, sino que podemos ganar. Vuelvo a insistir, tenemos tres elecciones en los últimos 18 años, y en esas tres elecciones, en el 66% de los casos el que punteaba en marzo perdió; y el que ganó, perdió 20 puntos. Eso quiere decir que las elecciones cambian cuando empiezan las campañas. Y que en las campañas la gente se fija en perfiles y propuestas. Y el mejor perfil, la mejor propuesta será la mía”, dijo.
Cuestionado sobre la asistencia del abogado de Anaya, Diego Fernández de Cevallos, a su fiesta de cumpleaños realizada el pasado jueves, José Antonio Meade contestó molesto aduciendo que se trata de un acto privado al que asistieron hasta 300 personas.
“Yo insisto, en mi fiesta de cumpleaños busco espacios de acercamiento con quienes son mis amigos de mucho tiempo. Y ese espacio de intimidad, de acercamiento, de afecto, pues es un espacio que no es espacio de reflexión pública”, justificó.
-Los personajes fueron de alguna manera cercanos cuando trabajaste en el gobierno de Calderón, ¿no?
-Yo quiero y conozco y aprecio mucho a Diego. Y quiero y conozco a mucha gente por mucho tiempo y muchos han sido convocados a mi fiesta. Y yo siempre seré muy respetuoso del espacio de intimidad. Insisto, es mi fiesta de cumpleaños, los invito el siguiente año con mucho gusto.
-¿No hay negociación ahí?
-Hay tacos. A ver, había tacos, había cabrito, había hot dogs que venían de Mochis, que estaban a todo dar. Y la gente se reunió para el cumpleaños, no todo en la vida es política.
“Ustedes me han escuchado decir, y lo repito, mi abuelo decía que había que tener vocaciones temporales y vocaciones definitivas. En este espacio y en todo contexto, una fiesta en donde se le invita a la gente a comer tacos, es una fiesta de cumpleaños”.
-¿Cuántas personas fueron?
-Las mismas que he invitado siempre, unas 250 o 300 personas. A ver, iban amigos míos del kínder.
-¿El presidente no?
-A ver, de nuevo, es mi fiesta de cumpleaños, aliviánense compañeros, los invito a la siguiente..
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Diego Fernández de Cevallos acudió a un evento que ofreció Meade por motivo de su cumpleaños.
SDP Noticias reveló que el candidato del PRI a la Presidencia invitó a amigos y familiares a una taquiza para festejar.
Los informes señalan que al evento también acudieron los gobernadores Ignacio Peralta, de Colima, y Manuel Velasco, de Chiapas, así como los secretarios federales José Narro e Ildefonso Guajardo.
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¿Qué negociaron Diego y Narro en la casa del papá de Meade?/
FEDERICO ARREOLA
@FedericoArreola
vie 02 mar 2018 08:06
Lo más relevante de la presencia de Fernández de Cevallos en la taquiza, además de besar la mano del candidato del PRI, fue aprovechar el momento para, a solas, negociar algo con José Narro, que seguro ya informó a EPN
Lo más relevante de la presencia de Fernández de Cevallos en la taquiza, además de besar la mano del candidato del PRI, fue aprovechar el momento para, a solas, negociar algo con José Narro, que seguro ya informó a EPN
Diego Fernández de Cevallos criticó todo el jueves a los “hijos de puta” y en la noche se fue a cenar con ellos y a besarle la mano a José Antonio Meade, el mero mero del partido que tanto está golpeando a su candidato, Ricardo Anaya.
La taquiza por el cumpleaños del candidato presidencial del PRI se celebró en la casa de su padre, Dionisio Meade, ubicada en Chimalistac, al sur de la Ciudad de México.
Esa casa fue propiedad del abogado y escultor José Kuribreña, abuelo del candidato priista y suegro de don Dionisio.
Ahí llegó Fernández de Cevallos, tan quitado de la pena, con sobradas ganas de quedar bien con Meade —aquello era un besamanos, en el que Diego participó gustoso— y de plano evidenciando que la suerte de su acólito Anaya le vale menos que tres cacahuates.
Los tacos estuvieron buenos, dicen los asistentes. Y no hubo meseros. Pero no por ganas de ahorrar, sino porque, como dijo alguien por ahí, se decidió no contratarlos para que Felipe Calderón no se colara entre tales trabajadores.
¿Qué hizo Diego además de presentar sus respetos al candidato Meade y al resto del elenco de los “hijos de puta” que, se suponía, El Jefe combate frontalmente en todos los terrenos?
Lo más relevante de la presencia de Fernández de Cevallos en la taquiza en la casa de Dionisio Meade, además de besar la mano del candidato del PRI, fue que aprovechó el momento para, a solas, negociar algo con el secretario de Salud, José Narro Robles.
Un rato largo estuvieron Narro y Diego alejados del resto de los “hijos de puta” pactando, negociando, poniéndose de acuerdo.
Seguramente el presidente Peña Nieto ya ha sido informado por Narro acerca de qué es lo que quiere Diego Fernández de Cevallos para seguir siendo el tan eficaz Caballo de Troya que ha sido desde que empezó la campaña de Ricardo Anaya.
Pronto conoceremos la siguiente jugada de Diego que, como siempre, actúa doble, chueco, sucio.
Después del espectáculo de Diego en la taquiza de Meade —sobre todo después de que, casi en público, El Jefe negoció con Narro seguramente un precio por la cabeza del candidato panista—, Ricardo Anaya debe estar entendiendo el verdadero y terrible significado de aquella frase de que “lo peor de la traición es que nunca proviene de tus enemigos”.
Ya sabe Anaya lo que su gran amigo y aliado Diego Fernández anda haciendo por ahí.
Y claro, detrás del gran mitote está el jefe de los “hijos de puta” de todos los colores y sabores políticos, Carlos Salinas.
Bien lo decía aquella portada de Proceso: es perversa la alianza Diego-Salinas. Es que, ni hablar, ellos no son perversos, sino la perversidad misma.
Fuente: APRO/SDP
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