28 dic 2005

Tragedia en Beslán

Escrito y difundido en septiembre de 2004 para Imagen Informativa 90.5 de FM
El pasado miércoles 1 de septiembre de 2004 un grupo de hombres y mujeres fuertemente armados asaltó el colegio Número 1 de Beslán, en Osetia del Norte, mientras en su interior se celebraba la tradicional fiesta del primer día de clases. Cerca de 1,200 personas, entre alumnos, profesores y familiares se convirtieron entonces en rehenes y fueron aglutinados en el gimnasio de la escuela. Ocho personas perdieron la vida en el asalto
Veinticuatro horas después Vladímir Vladimírovich Putin presidente de Rusia prometía que la crisis sería resuelta a través de la negociación y que lo importante era “salvar a los niños”.
Pero la mediodía del viernes 3 las cosas cambiaron cuando las fuerzas de élite rusas comenzaron a disparar en un sangriento combate que se prolongó durante más de diez horas. El resultado supera hasta el momento el millar de víctimas, entre muertos y heridos, muchos cuerpos quedaron carbonizados o despedazados, esta situación coloca a Rusia en la mayor tragedia de los últimos años.
Todo comenzó cuando una de las bombas que habían colocado los secuestradores estalló y un grupo de niños intentó escapar, entonces, y para protegerlos, las tropas de elite intervinieron. Esa es la versión oficial.
¿Quién fue el responsable?
Sin duda, que recae en los terroristas chechenos que la planificaron con particular sangre fría.
Ninguna causa puede justificar sus feroces asaltos contra civiles inocentes, sobretodo niños. “Ni la ocupación de Chechenia por tropas rusas, ni los desmanes que allá cometen los aliados de Moscú, sirven para dar la más mínima razón moral a unos asesinos despiadados...., señaló un editorial del periódico La Vanguardia.
Pero las responsabilidades políticas se dirigen también hacia el presidente Vladímir Putin quien puso la vida y la seguridad de los rehenes por encima de todo.
¿Es suficiente la renuncia del ministro del Interior de Osetia?
¡Por supuesto que no!
Sobretodo por qué no es la primer vez que esto sucede: ¿Quién no recuerda aquél 23 de octubre del 2002 cuando un grupo de chechenos tomó como rehenes a 916 personas, en Palacio de la Cultura de Moscú?
¡La salida política entonces fue durísima!
“El mundo se estremeció. Rusia se quedó helada. El poder parecía paralizado. Y (Putin) no pudo idear nada más humano que, a primera hora de la mañana del 26 de octubre, 57 horas después del golpe, (que) envenenar con un arma química secreta a todo aquel que se encontrara en las instalaciones del teatro. (Obviamente) Todos los terroristas fueron exterminados..., (pero) junto con ellos al mismo tiempo murieron gaseados 130 rehenes.”, dice Anna Politkovskaia, del periódico Novaya Gazeta.
Pregunta ¿Le enseñó algo a la sociedad rusa esta terrible tragedia?
¡Parece que no!: parece ser la respuesta después de los recientes hechos.
Un editorial del periódico español La Vanguardia críticó fuertemente al presidente Putin: “improvisación de la que han hecho gala sus fuerzas de seguridad, las dudas sobre las circunstancias del asalto final y la censura mediática a la que fueron sometidas las cadenas de televisión rusa ponen en entredicho las formas y el fondo de la estrategia del presidente ruso.” Para su director José Antich la mano dura de Putin no ha servido hasta la fecha para enderezar el conflicto chechenio.
No hay duda, el ex agente de la temible KGB ha mostrado una persistente inclinación a resolver problemas mediante el empleo de la fuerza, y con unidades de elite especializadas poco efectivas. Cabe lamentar la incompetencia mostrada.
¡El único objetivo necesario en la escuela de Beslán era la seguridad y la integridad física de los rehenes!
Pero ¡la salida fue exactamente la misa que en octubre del 2002!
La condena internacional ante estos hechos no debería faltar. Las voces han sido prácticamente unánimes, aunque también es de esperar las voces justificando de nuevo la estrategia de Moscú frente al terrorismo.

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