21 sept 2010

Diego

Pasión por el poder... no por la política Álvaro Delgado
Proceso # 1768,  19 de septiembre


Amigo de Diego Fernández de Cevallos, el tabasqueño Juan José Rodríguez Prats asegura que en varias ocasiones intentó convencer al exsenador de que volviera a la política activa; incluso le planteó lanzarse como candidato a la Presidencia de la República para 2012. Diego –quien permanece secuestrado desde el 14 de mayo pasado–  siempre evadía el tema. Irritado por las negativas, Rodríguez Prats lo increpó una vez: “A ti te gusta el poder, no la política…”


 Dueño de una “fortuna inmensa”, acumulada como abogado litigante, Diego Fernández de Cevallos gusta del poder, pero no de los sacrificios de la política, afirma Juan José Rodríguez Prats, quien le propuso, sin éxito, postularse como candidato presidencial del Partido Acción Nacional (PAN) en 2012.


Desde principios de 2009, antes del secuestro que lo mantiene en cautiverio desde el 14 de mayo pasado, Rodríguez Prats hizo el planteamiento a Fernández de Cevallos para saldar sus “errores” de “esconderse” en la campaña presidencial de 1994, no postularse como jefe de Gobierno del Distrito Federal en 1997 y haber “engendrado” a Andrés Manuel López Obrador.


La primera vez fue en una comida a la que lo invitó el litigante en su casa, en la que estuvo presente su hijo Diego.


“Le dije: La vida te da una nueva oportunidad para corregir tus tres errores: Uno, sea verdad o no, tú te escondiste en el 94; dos, no te postulaste en el 97 y embarcaste a Carlos Castillo Peraza, y tres: tú engendraste a Andrés Manuel. Ahora todo eso lo puedes limpiar: Postúlate a la Presidencia de la República”, relata Rodríguez Prats


–¿Qué respondió?


–Se reía, y su hijo también. Yo le supliqué: Diego, por favor, agarra la estafeta. Tú generaste esperanza. Mucha gente cree, confía en ti. Es más, autorízame, yo soy coordinador de tu campaña. Tengo tanta elocuencia que soy capaz de hablar bien de ti.


Semanas después, ambos se encontraron casualmente en el restaurante Casa Bell, donde Rodríguez Prats comía con Demetrio Sodi, delegado en la Miguel Hidalgo.


Fernández de Cevallos los invitó a su mesa, en la que se encontraban, entre otros, su hijo Diego; Antonio Lozano Gracia; César Jáuregui, miembro del Consejo de la Judicatura, y Fauzi Hamdan, director de la Escuela Libre de Derecho, todos panistas.


“A ver, diles qué andas diciendo”, le pidió Fernández de Cevallos a Rodríguez Prats, y él respondió: “Que debes ser candidato a la Presidencia de la República”.


Cuenta el entrevistado que, de inmediato, todos asintieron y le pedían a Fernández de Cevallos postularse. “Sí, Diego, ¡lánzate!”, le decían mientras él sólo sonreía.


Pero, enseguida, Rodríguez Prats le hizo la señal de que tenía miedo. “Le dije: Nada más que a ti te gusta el poder, no la política, porque el poder te da influencia. La política, en cambio, es entrega, servicio, pasión”.


El tabasqueño fue tan implacable con sus críticas a Fernández de Cevallos por negarse a buscar la candidatura presidencial, que inclusive el hijo de Diego se enojó. “Sodi me dijo: Lo insultaste”, recuerda Rodríguez Prats.


En septiembre del año pasado, después de que Fernández de Cevallos asistió al informe de gobierno de Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México, Rodríguez Prats le llamó por teléfono para reclamarle que haya “arriado sus banderas de panista”: “Qué desgracia que tu lema de un México sin mentiras sea una mentira” (Proceso 1751).


“Esa fue nuestra última conversación”, evoca Rodríguez Prats en entrevista posterior al secuestro de Fernández de Cevallos, por cuya admiración por él solicitó su ingreso al PAN después de renunciar a dos décadas de militancia en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).


La relación entre ambos fue muy estrecha y por eso un grupo de amigos, como Hamdan y Jáuregui, buscaban reencontrarlos cuando se produjo el secuestro de Diego en uno de sus ranchos de Querétaro.


“Diego y yo tuvimos una relación muy estrecha. En los seis años que estuvimos juntos en el Senado nos íbamos a comer después de las sesiones”, recuerda Rodríguez Prats, quien aclara que también tenían muchas diferencias, sobre todo desde que su amigo se alejó del PAN.


“Yo le suplicaba: Regresa al Consejo Nacional, nos haces falta, tú eres un emblema, tu voz es enfática. Él se resistía”, dice.


Inclusive pretendió disuadir a Rodríguez Prats de que contendiera por la presidencia del PAN en marzo de 2005, elección que ganó Manuel Espino. “Me dijo: ‘¿A qué vas a ese infierno?’. Y me dio su firma, pero no su voto, lo que me dolió mucho y se lo reclamé de forma muy airada”.


Tan estrecha era la relación con Fernández de Cevallos que, el 2 de marzo de 2000, cuando aceptó debatir con López Obrador en el programa televisivo de Joaquín López Dóriga, llamó a Rodríguez Prats para pedirle asesoría.


“Yo estaba en mi rancho, en Chiapas, y escuché que sonó mi bíper. Me estaba buscando para preparar el debate, que no fue debate, del día siguiente, en 2000. Le dije: ‘Diego, no vayas. Andrés Manuel te va a insultar, no sabe debatir y no hay formato. Te va a decir estupidez y media y lo vas a crecer. Él no tiene nada que perder, tú sí’.”


Fernández de Cevallos insistió en ir y trazaron la estrategia hasta las dos de la mañana, unas horas antes del encuentro, en el que López Obrador llevó un video en el que el panista respaldó, como diputado federal, la propuesta de Carlos Salinas de Gortari de quemar la documentación de la cuestionada elección federal de 1988.


“La impresión fue que ganó Andrés Manuel y ahí surge Andrés Manuel”, dice Rodríguez Prats, quien le dijo a Fernández de Cevallos que era el responsable de haber impulsado a López Obrador, quien a su vez temía que se lanzara como candidato a jefe de gobierno.


“En ese entonces yo tenía relación con Andrés Manuel”, evoca el exdiputado federal, y recuerda que había un plan para lanzarlo como candidato a la gubernatura de Tabasco.


“Me preguntaba, insistente, si Diego se iba a lanzar para jefe de gobierno, estaba nervioso. Y después ya no me contestaba el teléfono y decide postularse al DF; Diego no se postula, sino Santiago Creel.”


Fernández de Cevallos, recuerda, no había querido tampoco ser candidato a jefe de Gobierno del Distrito Federal en 1997, cuando por primera vez se eligió, y tuvo que hacerlo Castillo Peraza, que sucumbió ante el perredista Cuauhtémoc Cárdenas.


“Por eso le dije que tiene tres pecados: En el 94 se te critica que huiste, en el 97 que no te postulaste y embarcaste a Castillo Peraza y engendraste a Andrés Manuel.”


Así, ante las evidencias de que los priistas Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, así como el perredista Marcelo Ebrard buscaban ser candidatos a la Presidencia de la República, Rodríguez Prats trató de convencer a Fernández de Cevallos de hacerlo él también.


–¿Usted le pidió lanzarse por la aridez de prospectos en el PAN?


–El PAN sí tiene figuras, pero se han volteado los papeles. Peña Nieto puede salir a recorrer y declarar, pero los secretarios de Estado no. Eso era lo que en el PRI mantenía un cierto control.


“Alonso Lujambio y Javier Lozano son las dos figuras más relevantes que el PAN tiene. Son los dos que veo con seriedad hacia la candidatura. Tienen calidad, discurso, tamaño, carrera. Pero en ese momento, cuando se lo dije a Diego, yo veía muy perfilados a Peña Nieto, Manlio Fabio, Marcelo.”


La razón por la que Fernández de Cevallos no quería volver a la política activa, dice Rodríguez Prats, es porque sólo le gusta disfrutar del poder: “Yo quiero a Diego, es un hombre valioso, pero a final de cuentas no tiene esa pasión por la política”.


Explica: “La política demanda sacrificios y yo creo que el problema de México, de todos los partidos, es el profesionalismo en la política. Él me decía: ‘Tú vives de la política’. Y yo le decía, pues sí, y tú vives del litigio”.


De hecho, gracias a los asuntos de su despacho, Fernández de Cevallos se enriqueció. “En eso no tengo ninguna duda. Es una enorme fortuna obtenida litigando, porque en el manejo de los recursos del Estado tenía un escrúpulo excesivo”.


Ante las evasivas de Fernández de Cevallos, Rodríguez Prats le citó una frase que atribuye a uno de sus tíos: “Le dije que el problema de México es igual que el de las mujeres: es un problema de hombres. A ti te gusta el poder, no la política”.


–¿Qué le respondió?


–Puras evasivas, bromeando, irritándome. ¡Vamos al carajo!


La insistencia para convencer a Fernández de Cevallos de que regresara a la política activa en el PAN es que el partido ya no discute ideas. “Al PAN le hacen falta voces señeras. Las muertes de Castillo Peraza y Carlos Abascal dejaron un gran vacío. Caminaban con los principios por delante y no se tropezaban”.

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