La Moral 'del Jefe'/Ernesto Canales Santos, abogado de empresas y Presidente de Renace, miembro
de la Red de apoyo a Juicios Orales.
Reforma, 21 de mar4zo de 2012
Cuando
García Luna falsea la realidad con motivo del "montaje" televisivo
sobre la captura de los presuntos secuestradores ligados a Florence Cassez,
ordenaba a sus subordinados engañar y mentir. La Policía Federal supo que desde
el más alto mando se le pedía escenificar una mentira. En la Policía había
valores superiores a "la verdad".
Es esta la lección más demoledora del Caso Cassez:
la Policía pretende tener derecho a mentir, al menos en determinadas
circunstancias. El ahora Secretario de Seguridad Pública dice que actúa siempre
en "protección a las víctimas", aunque para ello, habría que agregar,
tenga que alejarse de la verdad.En una organización jerárquica como la Policía, si al Segundo nivel se le da licencia para engañar, ¿cómo controlar que este siguiente escalafón no se "auto" asigne también el mismo derecho? Igual para todos los demás escalones del organigrama, cada quien tendrá sus propias justificaciones para mentir.
No es posible que sólo al Jefe de la Policía se le adscriba, "la facultad de engañar". Una vez abierta la puerta a la ficción se hace imposible, en la mayoría de las situaciones, diferenciar entre lo cierto y lo falso. Todos en la Policía saben que, como su jefe, no tienen que decir siempre la verdad.
Las empresas con administración profesional tienen una limitante cuando se enfrentan ante una acción "conveniente" a los intereses del negocio a la que hay que entrarle por la corrupción. El Tratado de Libre Comercio, en su momento, al eliminar Permisos de Importación, puso en el mismo nivel de competencia a los negocios. El efecto perverso de la corrupción era que antes, ésta favorecía a unas, las que le entraban al juego sucio, y penalizaba a otras, las no corruptas.
No es insustancial el elemento disuasivo que tiene la corrupción en la profesionalización de los negocios. Se realizan mil y una maniobras para "legalizarla" en los registros contables. No en balde en competitividad económica entre países México, por corrupción, queda en un lugar ínfimo.
Tratar acciones penales en negocios que cuentan con una administración profesional igual enfrentan, además de la ineficiencia y oscuridad del actual Sistema Penal, el dilema de "manejar" el dinero negro que implican los procesos penales en México. No es extraño que prefieran "tragarse" daños recibidos como víctimas de delitos que abrir la puerta a manejos sucios. Con la Reforma Penal en base al Sistema Oral buscamos transparentar las diferentes etapas de los procesos, empezando con Policías; su actuación eventualmente podrá ser presentada en público en las Audiencias de los Juicios orales, lo que proporciona una columna vertebral que liga comportamiento policial con justicia.
Por el altísimo riesgo de que se descubriera la verdad, considero increíble que bajo el nuevo Sistema Penal se hubiera podido dar la aquiescencia de un montaje.
Por tratarse "sólo" de un formalismo del proceso penal, esta falacia, dicen, es intrascendente, con el argumento de que la participación de la Sra. Cassez en los hechos delictivos no resulta alterada por la escenografía. Si bien es cierto que se puede distinguir entre forma y fondo, en temas judiciales, especialmente penales, su línea divisoria es muy tenue, por ejemplo, en la confesión sacada sin presencia de abogado defensor la violación de forma mantiene una relación directa con el fondo.
En México, con nuestra imborrable tradición de regímenes totalitarios, se ha hecho un lugar común que lo verdaderamente importante es el fondo y que la forma para llegar a ello no es trascendente. Así se han justificado toda clase de tropelías cometidas desde la autoridad.
Sin embargo, en un país de leyes para la validez de todo juicio la forma y el fondo tienen que revestir legalidad. No puede haber "rendijas" donde se cuele lo ilegal. No hay juicio válido con violaciones al procedimiento o al fondo. En los procesos transparentes estas violaciones saltan a vistas. Es una ironía que la televisión haya tomado el papel del Juicio Oral al exponer al público un aspecto importante del proceso contra Cassez.
La corrupción, entre otras cosas, impide la
presentación objetiva de cuentas, consustancial a la profesionalización de las
organizaciones. El espectáculo que estamos presenciando con la Policía,
propiciado desde el más alto mando, es que no pueden rendir buenos resultados.
Un amplio reconocimiento de errores sería un buen paso para enmendar este
asunto.
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