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Jesús Ernesto, el hijo
pequeño de López Obrador, a su lado mientras el candidato lee un discurso en
noviembrre del 2011. Foto: Archivo
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El pequeño Jesús Ernesto le roba cámara al candidato
de las izquierdas cuando llega a subir al templete
Érika Hernández
Enfoque de Reforma, 8 abril
2012).- De 30 años, usualmente vestido de mezclilla, playeras
o camisas casuales y tenis poco ostentosos, el abogado José Ramón López Beltrán
se ha convertido en la sombra de su padre, el candidato presidencial Andrés
Manuel López Obrador.
En la camioneta Suburban que conduce el leal
Nicolás Mollinedo en la gira proselitista del tabasqueño sólo hay dos pasajeros
que nunca faltan: el portavoz César Yáñez y José Ramón, el mayor de los cuatro
hijos varones de López Obrador. Oficialmente, "Joserra" –como lo conocen–
no ostenta ningún cargo en el equipo de campaña, por lo que se afirma que sólo
acompaña a su padre y no percibe sueldo. Pero el hijo mayor de López Obrador
tiene una activa participación en la logística de campaña, la planeación de
actos y, sobre todo, en la atención de personas que se acercan a hacer
solicitudes. En su página de Facebook, José Ramón se limita a decir que
trabaja en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Mientras su
papá pronuncia discursos en los mítines, el joven egresado de Derecho de la
Universidad de las Américas se pasea a ras de piso. Su parecido físico con el
candidato no pasa desapercibido, por lo que los seguidores lo abordan, lo
saludan, le prometen apoyo y se toman fotografías con él. También le entregan
papeles y peticiones para su padre. José Ramón se deja apapachar y, con
el acento adquirido tras vivir 15 años en Tabasco, anima a los lopezobradoristas
a conseguir votos. Abierto con todos, no con los mediosEn
enero, en un mitin en el mercado municipal de Oxkutzcab, Yucatán, dos mujeres lo
detuvieron para pedirle que llevara al entonces precandidato a
Chetumal. "Estamos trabajando en Chetumal, ya tenemos miles de
protagonistas del cambio allá", le relató una de las simpatizantes. Él
respondió: "¡Buen trabajo! necesitamos que nos ayuden pues, que se convenzan
ustedes y nos ayuden a convencer, tenemos el líder, tenemos las ideas, tenemos
el proyecto, pero necesitamos de ustedes, contamos con ustedes, no tenemos otra
cosa que ustedes, nada más". José Ramón abrazó a una de las dos mujeres,
la de 75 años de edad, y ésta replicó: "¡Claro que sí, les damos nuestra
palabra!". En la visita a los municipios no pierde oportunidad para
recorrer los puestos callejeros o el mercado local para degustar la comida o
bebidas típicas, además de platicar con los vendedores. Es abierto con
todos, excepto con los reporteros, a quienes muestra su desconfianza.
Recurrentemente niega entrevistas. "Ese señor de allá (López Obrador) es
el líder, la persona que puede cambiar este país, él sí tiene algo importante
que decirles. ¿A poco el hijo de (Benito) Juárez daba entrevistas? No, ¿verdad?
A mi padre es a quien hay que escuchar", dice tras afirmar que él no es el
protagonista de esta historia electoral, por lo que no acepta
entrevistas. Joserra es hijo de la primera esposa de López Obrador, Rocío
Beltrán, quien murió cuando él tenía 22 años, por lo que debido a la actividad
política de su padre, él estuvo más cerca de sus hermanos menores Andrés Manuel
y Gonzalo. Cuando Jesús Ernesto, hijo del segundo matrimonio del tabasqueño y
quien está por cumplir cinco años edad, acude a las giras, se encarga de
cuidarlo.
Contrario a sus hermanos, que raramente aparecen en los actos
de su padre, José Ramón está en todas las giras desde principios del año
pasado.
Al igual que a su padre, le gusta el beisbol y se dice lector de
José Saramago, Eduardo Galeano, Mario Benedetti y Ryszard
Kapuscinski.
Durante la precampaña, todos los días a través de su cuenta
de Twitter, subía la agenda pública o fotografías de los mítines del tabasqueño,
cuidadoso de no asumir alguna posición sobre cualquier tema.
"'Soy lo
que me enseñó mi padre: el que no quiere a su patria, no quiere a su madre'
(frase atribuida al grupo Calle 13)", escribió en la cuenta @30JR30, que activó
en octubre del 2009, pero que en marzo fue dada de baja.
Lo mismo hace
desde su página de Facebook, donde las fotografías de los mítines del
tabasqueño, a quien se refiere como López Obrador, se mezclan con imágenes de él
junto a su padre o esquiando en la nieve, como aquella que publicó en su muro en
abril del 2011.
Lo polémico
Al igual que su hermano Andrés
Manuel, José Ramón ha tenido sus momentos polémicos. En mayo del 2001, cuando su
papá era jefe de Gobierno capitalino, chocó una camioneta Cherokee adscrita al
área de logística de la administración local, contra una patrulla de la Policía
Bancaria.
Los policías lo auxiliaron y López Obrador afirmó, un día
después, que tuvo que pagar de su bolsa los 15 mil pesos de deducible.
En
el 2007 nuevamente estuvo en la mira de los medios cuando se dio a conocer que
era subdirector de enlace administrativo de la Procuraduría
capitalina.
Ante las acusaciones de que dicho empleo lo había conseguido
a través de su padre, él aseguró que fue por mérito propio y que realizó un
examen para entrar.
Durante un par de años trabajó cerca del ahora
candidato de la izquierda al GDF, Miguel Ángel Mancera, con quien mantiene una
relación estrecha; incluso, el ex procurador asesoró su tesis.
En el
2006, José Ramón inició su carrera en el juzgado Sexto Civil del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal.
En la
discreción
Andrés Manuel, el otro hijo del candidato a la
Presidencia, ha asumido una labor más discreta, pero prioritaria para el
abanderado de la izquierda: capacitar a la estructura que vigilará las casillas
el 1o. de julio.
Mientras López Obrador recorre el país con actos
públicos, su vástago de 25 años de edad visitas los estados para instruir a
quienes ya han aceptado ser guardianes del voto, con meses de anticipación para
que el tiempo no se agote.
Sólo en actos muy significativos para su papá
lo acompaña. Como sucedió en su registro como precandidato ante el PRD, PT y
Movimiento Ciudadano a principios de diciembre.
Sin embargo, el joven
que atrajo la atención hace unos años por usar unos tenis Louis Vuitton mientras
su padre presumía austeridad, siempre se muestra reservado. Ante la efusividad
de los simpatizantes, se limita a sonreír.
La
inocencia
Cuando el pequeño Jesús Ernesto acude a los mítines de su
padre, muchas miradas se posan sobre él. Las formalidades de la política pasan a
segundo plano, y el niño juega a mitad o atrás del templete, posa para la foto
con gestos en pleno himno nacional o "roba" los instrumentos a los músicos en
turno para divertirse mientras su padre expone su plan de
gobierno.
Siempre acude acompañado de su madre Beatriz Gutiérrez, quien
rara vez sube al templete con su esposo. Habla poco con la gente y a veces, en
momentos previos a los mítines o foros, supervisa con López Obrador sus
discursos.
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