PAN: el equipo que no lo es/
Álvaro Delgado, reportero.Revista Proceso # 1849, 8 de abril de 2012
La campaña de la panista Josefina Vázquez Mota empezó con el pie izquierdo. Su equipo de apoyo se cuartea. Sus tropiezos son cosa de todos los días: van de su casi desvanecimiento en Baja California al repudio que generó en Tres Marías, Morelos, cuando fue corrida de un restaurante y vapuleada en un puesto de quesadillas. Tanta es la confusión que incluso debió cancelar la etapa veracruzana de su gira.
La imagen es inquietante: Josefina Vázquez Mota, pálida y temblorosa, está a punto literalmente de derrumbarse ante las miradas atónitas de sus anfitriones y colaboradores. Ese momento dramático de la candidata del Partido Acción Nacional (PAN) marcó ya la campaña que antes y después de ese episodio, el pasado lunes 2 –apenas en el cuarto día de iniciada–, ha padecido un desgobierno en su equipo a tal punto que hasta ella anticipó cambios para afrontar la crisis.
La propia Vázquez Mota atribuyó el vahído a una gripe y luego a la fatiga, pero posteriormente la diputada poblana Valentina Díaz de Rivera, una de sus múltiples portavoces, reveló que padecía presión baja, lo que ella confirmó.
“Es mejor una presión baja que una alta”, aclaró al reportero, el miércoles 4, en una breve charla en Puerto Nuevo, Baja California. “Con presión alta hay pérdida de memoria y con presión baja te puede dar hipoglucemia. Yo vengo de una familia diabética”.
–Estuvo a punto del desmayo…
–¿Sabes qué pasa? Que se me bajó un poquito la presión. Nunca me había bajado tanto. A cualquiera le puede pasar esto cualquier día, ¿no? Siempre he sido de presión baja, pero aprendes a vivir con eso. El problema es cuando se te baja más, ¿no?
Pero su imagen enfermiza y frágil, que buscó contrarrestar con la difusión de imágenes suyas en una rutina de ejercicio en un hotel de Ensenada y negando que padezca anorexia o bulimia, es sólo uno de los múltiples problemas que enfrenta su campaña, que arrastra además los fracasos de Vicente Fox y Felipe Calderón. Al lastre que representan ambos gobiernos panistas –de los que ella formó parte– obedece el lema “Josefina diferente”.
Sólo que Vázquez Mota forma parte del partido del gobierno y no prevé, sin embargo, un deslinde claro de Calderón, pese al desempleo, la carestía, la violencia, los más de 60 mil muertos de la guerra antinarco y los miles de desaparecidos.
El diputado federal Alberto Pérez Cuevas, su principal operador político, aclara que como candidata, Josefina ponderará lo que se ha hecho bien y lo que falta por hacer.
–¿Ruptura no?
–No puede haber ruptura porque eso es confrontación y donde de plano hay elementos irreconciliables. Yo no observo eso. Somos militantes de un mismo partido, tenemos una visión sobre una misma plataforma; hay puntos de coincidencia total que se han manejado muy bien y hay otros en los que no. Pero el proyecto hoy es de Josefina.
Como lo hizo Calderón en 2006, Vázquez Mota inició su campaña al desvelar un espectacular frente a la sede nacional del PAN con una imagen que causó estupor: En vez del blanco que suele usar, viste un saco anaranjado, casi rojo, un tono muy parecido al de las camisas del priismo mexiquense.
Gil, sin autoridad
Más allá de la estrategia de imagen, encomendada al guanajuatense Julio di Bella, auxiliado entre otros publicistas por Pedro Torres –el productor del reality Big Brother– y con Antonio Solá a la sombra, Vázquez Mota no ha logrado ensamblar un equipo de campaña sólido.
Detrás de los cambios repentinos de agenda, giras, logística, impuntualidad y equívocos de ella y sus colaboradores –como llamar “monstruo” a la UNAM, asegurar “voy a fortalecer el lavado de dinero”, referirse al Premio Nobel “de la Paz” Mario Vargas Llosa o decir “Huejutla, Chiapas”–, hay un problema mayor: La desarticulación y pleitos en su equipo de campaña, cuyo coordinador es Roberto Gil Zuarth, exsecretario particular de Calderón.
Gil Zuarth coordina formalmente todo el equipo de campaña, pero ha hecho un solo nombramiento: El de su jefe de prensa personal, Víctor Hugo Puente. Su poca autoridad la ilustra una escena en Dolores Hidalgo, Guanajuato, el sábado 31 de marzo: Los reporteros gráficos le pidieron autorización para subir al templete y fotografiar a la candidata ante el gentío. Él le pidió al custodio de la escalera permitir el paso, pero el sujeto lo dejó mudo al darle la espalda.
El futuro senador –candidato por Chiapas y plurinominal– no tiene comunicación prácticamente con nadie y son conocidas sus diferencias con Daniel Hernández Franco, el estratega de Vázquez Mota desde que era secretaria de Desarrollo Social; también, aunque en menor medida, con Pérez Cuevas, el responsable de la operación política y de alianzas.
De Gil Zuarth depende formalmente toda la estructura, incluyendo la que se prevé sufra cambios por los errores que se han cometido en los primeros días de la campaña: Giras, a cargo de Leoncio Morán; logística, coordinada por Alberto Esquer, y agenda, en manos de Roberto Lomelí.
En el primer nivel del organigrama se ubican Hernández Franco, coordinador de asesores de Vázquez Mota y encargado del discurso; Di Bella, coordinador de comunicación e imagen; Herminio Rebolllo en comunicación social; Dolores del Río, coordinadora de operación regional; Gastón Pavlovich como encargado de finanzas, y el tesorero Marcos Pérez Esquer.
Pérez Cuevas es el coordinador nacional de redes y alianzas, “el corazón de la operación política” porque –detalla– implica la construcción de acuerdos, pactos con todos los sectores, grupos y personajes de la sociedad civil, partidos, sindicatos, cámaras y gremios.
De ahí se desprenden otros equipos: Las relaciones con organizaciones de la sociedad civil, a cargo de Antonio Sánchez Díaz de Rivera y Ernesto Ruffo Appel; Carlos Medina Plascencia en la plataforma y propuesta; la relación con responsables del Comité Ejecutivo Nacional del PAN en alianzas, con Francisco Ramírez Acuña, y la operación electoral a cargo del exgobernador de Guanajuato Juan Manuel Oliva.
Al equipo de campaña se han incorporado también los exprecandidatos Ernesto Cordero, en la coordinación temática en materia económica, y Santiago Creel, en la reforma a las instituciones políticas.
Pérez Cuevas encabeza dos grandes áreas, redes y alianzas, a su vez subdivididas para hacer más eficaz el trabajo político. Las redes son estratégicas, temáticas y de vinculación.
Las primeras son de mujeres y jóvenes, coordinadas a su vez por la michoacana Laura Suárez y la segunda por Elisa de Anda, que ganó notoriedad en 2009 cuando quiso ser candidata ciudadana a diputada y fue promotora del voto nulo.
Las redes temáticas están integradas por empresarios, campesinos y académicos panistas que hacen campaña a favor de Vázquez Mota. Las de vinculación son las referidas a cámaras empresariales, gremios, iglesias, militares, miembros del servicio exterior, así como las comunidades judía y libanesa.
“A éstas hay que dotarlas de información porque por su naturaleza apartidista no se van a pronunciar por un candidato, pero hay que decirles cómo va la campaña”, dice Pérez Cuevas, quien explica que las alianzas están divididas en estratégicas y generales.
La entrevista con Pérez Cuevas se realiza el domingo 1 en la sede del PAN mientras Vázquez Mota está en Chiapas, donde la prensa no pudo ir por errores de logística del equipo de campaña.
–¿Es un equipo que está sufriendo ajustes?
–Como en toda campaña. Yo tengo 25 años en el PAN. He participado en muchas campañas municipales, estatales y nacionales y siempre he visto que una campaña es dinámica, porque se trata de un proyecto, no de un proceso.
“Un proceso es muy fácil detallarlo: Del tramo A al B te toca, y ahí lo defines y entonces tienes que dar el paso uno, el dos y el tres. Un proyecto no, es cambiante de acuerdo con la dinámica política, electoral, la suma.”
Grillas y conflictos
Los problemas en el equipo de Vázquez Mota y en los estados se evidenciaron claramente en la gira por Baja California, entre el miércoles 4 y el jueves 5: Ruffo, a quien considera –junto con Medina Plascencia– uno de sus mentores, se hizo cargo de la visita y marginó al PAN, con el que está confrontado.
Incluso al presidente estatal del PAN, Sócrates Bastida, no se le permitió subir al templete, donde la candidata bailó con botargas denominadas la Cofradía de Chepinistas Descalzos, en el cierre del único mitin, con unos 2 mil asistentes, lo que contrastó con los más de 2 mil que hubo en su más reciente visita a Tijuana.
De hecho Ruffo había convencido a Vázquez Mota de iniciar su campaña en Ensenada, pero miembros de su equipo lograron disuadirla por el mínimo peso electoral de la localidad.
Ante la peor debacle del PAN en 23 años en ese estado, cuando perdieron los cinco municipios y casi todas las diputaciones, Vázquez Mota trató de darle a su visita un perfil ciudadano y anunció que la ruffomanía está de regreso.
Vázquez Mota puso como ejemplo a Tijuana en el abatimiento de los niveles de inseguridad, atribuidos al exalcalde Jorge Ramos Hernández, quien no apareció en ninguno de los actos de campaña pues presuntamente Ruffo lo marginó. Ramos fue el coordinador nacional de estructuras de precampaña y ahora está fuera del equipo, lo mismo que los otros operadores clave en el triunfo de Vázquez Mota: Jorge Manzanera Quintana y Alejandro Vázquez Cuevas.
El primero, a quien dejaron fuera de las candidaturas legislativas, decidió apartarse por las grillas internas, y Vázquez Cuevas, conocido como El Pipo, emprendió una batalla legal contra el clan Yunes en Veracruz, donde fue anulada la elección de senador por prácticas fraudulentas cometidas por Fernando Yunes Márquez, pese a lo cual el CEN decidió darle la candidatura.
Y aun cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) revocó esa candidatura, el presidente del PAN, Gustavo Madero, ya anunció que se la volverá a dar. En ese ambiente se preveía una visita de Vázquez Mota a Veracruz el sábado 7, que finalmente fue suspendida.
Conflictos semejantes se viven en otros estados, como en Nuevo León donde, pese a sus escándalos y a la renuncia de prominentes panistas inconformes, Madero se empeñó en hacer candidato a diputado al alcalde regiomontano Fernando Larrazabal.
En Coahuila: Jorge Zermeño Infante, exembajador de México en España, impugnó ante el TEPJF el fraude cometido en su contra en la elección para senador, el 19 de febrero, por Guillermo Anaya, compadre de Calderón.
En Guanajuato ocurre algo similar: los panistas que han padecido al grupo hegemónico encabezado por el exgobernador Juan Manuel Oliva ven una pésima señal en el nombramiento de éste como estratega electoral, sobre todo después de aplastar con una “elección de Estado” a José Ángel Córdova y a Javier Usabiaga.
Aunque estará subordinado a la inexperta Dolores del Río –a su vez confrontada con el gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, que dispone de una estructura electoral en casi todos los estados–, Oliva coordinará todo el “ejército electoral del PAN.
“Él va a venir a articular los 32 estados del país con sus comités y sus áreas electorales y a partir de ahí derivar hacia los municipios todo el tema electoral”, asegura Pérez Cuevas quien dice no saber nada del mal gobierno de Oliva y los conflictos que ha generado en el PAN por las trampas a las que es afecto. “Conozco la etapa de Juan Manuel como operador político electoral eficaz conforme a los procesos del partido; no podría hablar de las trampas porque no las conozco. Me consta que es un excelente articulador”.
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