Lucha por el anonimato
Raúl OchoaRevista Proceso # 1849, 8 de abril de 2012
Un pleito legal en el que está implicado El Hijo del Santo lo obligó a quitarse la máscara en una audiencia, y ahora el luchador corre el riesgo de hacer lo mismo en una diligencia pública. El heredero de la leyenda mexicana El Enmascarado de Plata –quien voluntariamente mostró su rostro en televisión poco antes de morir– está librando una de sus más duras peleas contra una empresa que, afirma, lucra con un video donde él aparece y para cuya comercialización no dio su visto bueno. Ahora, más que el dinero, la lucha es por mantener el anonimato…
El Hijo del Santo, luchador profesional independiente y heredero de El Enmascarado de Plata, entabló un pleito legal contra la empresaria Marisela Peña Herrada, administradora de Promociones Antonio Peña, a la que demanda por lucrar con su imagen en videos.
Al menos desde agosto de 2010 la representante de El Hijo del Santo, Gabriela Obregón, descubrió que dicha empresa comercializa videos en formato DVD por medio del Grupo Televisa en México y el extranjero.
El problema comenzó el 13 de junio de 2009, cuando el luchador integró el cartel de lujo de la función Triplemanía XVII y por el cual la promotora no le pagó. El espectáculo fue videograbado y sigue a la venta hasta ahora, pese al reclamo de El Hijo del Santo, quien desde noviembre de 2010 prohibió la comercialización del material.
El luchador promovió una
querella ante la Procuraduría General de la República el pasado 1 de febrero
contra Peña Herrada, a fin de frenar la venta del devedé y exigir la reparación
del daño.
El litigio tuvo un episodio
inesperado el 12 de marzo en la primera audiencia, cuando la acusada interpuso
ante el juez primero de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales en el
Distrito Federal un recurso de revocación en el que solicitó que El Hijo del
Santo se despojara de la “tapa” (máscara) para identificarlo plenamente. En la
diligencia estaba prevista la ampliación del testimonio del luchador y de la
testigo Gabriela Obregón, su representante.
Ante la insistencia de la
empresaria, el luchador accedió a mostrar su cara ante el juez, el secretario
de acuerdos, el abogado de la acusada y la propia Marisela: “Soy yo, Marisela.
Tú sabes que soy yo, El Hijo del Santo”, dijo el luchador.
La procesada hizo hincapié en
que todas las audiencias deben ser públicas y en ellas tienen que estar las
personas involucradas en el juicio pero con el rostro descubierto. El juez, sin
embargo, consideró improcedente el recurso.
Defensa del anonimato
Aún no se ha fijado la fecha
para una segunda audiencia y las partes en conflicto no se ponen de acuerdo.
Por un lado El Hijo del Santo dice a Proceso que hará valer los derechos que
por ley le corresponden con tal de preservar la tapa y el anonimato del
personaje que representa. “Por ningún concepto y ninguna condición me quitaré
la máscara”.
Explica: “El Hijo del Santo se
gana la vida como deportista e intérprete de un personaje cuidando su
incógnita. Es mi forma de vivir y solventar mis necesidades económicas y nadie
tiene derecho a violar mis garantías. Lo hago como marca la ley: ante una
autoridad y en dado caso ya lo hice delante de la procesada por voluntad
propia.
“Mi nombre, mi rostro y mis
generales son parte de mi incógnita como luchador y personaje enmascarado. Éste
es un hecho notorio a través de publicaciones nacionales e internacionales
desde hace muchos años”, insiste.
Entrevistado vía correo
electrónico, El Hijo del Santo refiere que desde su debut en 1982 ha
caracterizado al personaje que su padre, Rodolfo Guzmán Huerta, convirtió en
leyenda. Desde entonces siempre ha portado la legendaria máscara plateada en
todas sus interpretaciones, “ya sea sobre un ring, en el cine, en la
televisión, en las historietas o cualquier acto público o privado donde
represente a mi personaje, perfectamente bien registrado ante el Instituto
Nacional del Derecho de Autor o el Instituto Mexicano de la Propiedad
Intelectual, instancias legales que me protegen”.
Dice que defiende sus derechos
y sus garantías constitucionales, como las de sus compañeros. “Lo hago
levantando la voz públicamente. No es que intenten dañar mi imagen, pero hay
personas que quieren abusar de nuestro trabajo y olvidan que somos la materia
prima de este deporte-espectáculo”.
Sin mencionarlas por nombre,
acusa: “En México hay personas que se creen y sienten dueños de la lucha libre,
de nuestros personajes y de nuestro trabajo. No lo he permitido y eso les
molesta. Al llegar a un juzgado y por ser un personaje público, la prensa y los
ojos de la gente se vuelven hacia uno. Para nadie es grato estar en estos
menesteres”.
Pero la pugna está lejos de
derivar en una solución. La procesada se aferra a que el juicio se realice con
el luchador sin máscara, pues alega que la demanda fue promovida por el
presunto agraviado con su nombre de pila y no con el del personaje que interpreta.
Ella intenta exhibir públicamente al hijo del Enmascarado de Plata en una
audiencia ante medios de comunicación para despejar la incógnita respecto de la
identidad de El Hijo del Santo, que nunca antes ha mostrado su rostro en
público.
Quien sí lo hizo fue su padre:
poco antes de morir se quitó la máscara ante las cámaras de televisión luego de
más de 40 años de mantener oculto su rostro. Tras la muerte de El Santo, su
familia solicitó guardar en secreto los nombres de sus herederos, pues uno de
sus 10 hijos había decidido incursionar en la misma actividad.
Rodolfo Guzmán Huerta estuvo
casado con María de los Ángeles Rodríguez Montaño, con quien procreó a
Alejandro, María de los Ángeles, Víctor Manuel, Silvia Yolanda, Héctor Rodolfo,
Blanca Lilia, Mercedes, Miguel Ángel, María de Lourdes y al Hijo del Santo.
La abogada del luchador, María
Teresa Romero, dice a Proceso respecto al caso: “Estamos en la etapa de
desahogo de pruebas. Es un delito muy especial previsto en el Código Penal
Federal, como es la explotación de una interpretación de El Hijo del Santo en
un devedé”
Acepta que su cliente, como lo
indica el Código Federal de Procedimientos Penales, tiene la obligación de
identificarse plenamente en la audiencia ante el juez y el secretario de
acuerdos, quienes deben cerciorarse de su identidad como denunciante.
Una vez que el juez conoció el
rostro del luchador, dice Romero, la empresaria aceptó en principio que la
diligencia se llevara con El Hijo del Santo enmascarado. Pero el abogado de la
acusada tenía planes “para prejuzgar a El Hijo del Santo, a quien le dijo: ‘No
voy a preguntarle a una persona enmascarada’”.
Según Romero, “la ley no exige
que la persona esté en condiciones especiales, sino que se haya identificado
plenamente y el juzgador se cerciore de ello. Esa es la obligación legal”.
Trampas para descubrirlo
Para Romero la parte acusada
sólo busca evidenciar la identidad del gladiador “y perjudicarlo, porque su
forma de vida es la máscara, pero no existe una ley que lo obligue a
quitársela, máxime si el litigio es por representar al personaje”.
–¿Hay voluntad de la procesada
para celebrar la diligencia?
–Es un derecho que tienen, y
en el ámbito penal podemos hacer valer los recursos. Lo que no creo que esté
apegado a derecho es la exigencia e intransigencia de que aun cuando se
identificó con el juez y que estaba identificado plenamente ante la procesada,
y así se asentó, la señora argumente: “Ahora tiene que quitarse la tapa en la
audiencia, porque no vemos su expresión”.
–¿Su cliente está en posición
de quitarse la máscara en plena audiencia?
–No tiene por qué hacerlo, a
menos que una autoridad superior al juez que lleva la causa ordene lo
contrario. Para ello tendrá que estar muy bien fundado y motivado, porque
violaría las garantías esenciales de trabajo de El Hijo del Santo. Él vive de
eso. Lo hemos resguardado en el tribunal, pero no es una falta de respeto, sino
una forma de vida.
–¿La otra parte sólo busca
exhibir a su cliente?
–Por supuesto. Nosotros
fundamentamos y dijimos: en lugar de que se castigue al que viola la ley, se
pretende castigar al ofendido porque a fin de cuentas a él se le perjudica al
quitarle la tapa. A un luchador se le quita la máscara en un ring, no en un
juzgado. Entonces esperamos que se haga justicia.
–¿Qué pretende El Hijo del
Santo con esta demanda?
–Una sentencia condenatoria.
No es tanto que se resarzan los daños. De todas maneras el tipo penal prevé una
reparación del daño. Queremos que se haga justicia a los luchadores, que son
tratados de forma denigrante. Lo que hace El Hijo del Santo es defender y
proteger su nombre. Por eso es luchador independiente; no está sujeto a la
prepotencia de los empresarios.
Para comercializar el video,
expone, “debes tener una autorización, y la señora transmitió todos los derechos
de los luchadores y se ostentó como propietaria de los derechos de los
luchadores en los videos que están a la venta. Precisamente a eso nos opusimos
y le hicimos previsiones expresas a Promociones Antonio Peña en tres ocasiones,
y está probado. Nos parece una aberración y una necedad que no quieran
reconocerlo. Estamos haciendo lo que debemos hacer, y de alguna manera se tiene
que frenar”.
Sostiene que Marisela, o
Promociones Antonio Peña, tiene registradas las marcas y las reservas de casi
todos los luchadores “y luego cuando se van de la AAA los extorsionan. Le pasó
a Latin Lover, entre otros”.
Especialista en propiedad
intelectual, María Teresa Romero acepta que “no es un asunto fácil”, pero
revela que durante el proceso han detectado cambios de estrategia de la
procesada. “No tienen otra forma de hacerlo porque tenemos acreditado todo. No
digo que con esto tengamos ganado el asunto. Consideramos que con las pruebas
y, en dado caso, las que haya que aportar en su oportunidad, tenemos
acreditados los elementos de ese tipo penal que perseguimos”.
–¿A cuánto asciende el daño a
la imagen de su cliente?
–No es tanto el daño a la
imagen, sino la falta de autorización. Hay una reparación del daño que todavía
no presentamos ni ofrecemos las pruebas pertinentes para acreditarlas, que se
harán con base en exámenes periciales e informes de las empresas autorizadas
para la distribución del video.
“En su oportunidad
solicitaremos al juez que pida los informes tanto a Televisa como a la empresa
que tiene la distribución en todo el mundo por parte de Televisa, porque el
devedé también se distribuye en el extranjero. Pediremos un reporte de los
ejemplares vendidos, el precio de venta y el monto que pagaron a Promociones
Antonio Peña para su explotación. Ya presentamos tres videos que estaban en 99
pesos, y es más o menos el precio de cada uno. Desconozco el precio fijado para
el devedé en otros países”.
Señala que no conoce el número
de ejemplares comercializados; “no creo que hayan hecho 10 para venderlos en el
mundo. Estamos hablando de que tuvimos conocimiento en agosto de 2009 y les
prohibimos el uso del video en noviembre de ese año. En enero de 2010
efectuamos una junta de avenencia y les notificamos que sacaran los videos del
mercado porque El Hijo del Santo no les dio la autorización. Fue antes de
iniciar las acciones legales. El Hijo del Santo no tenía ninguna intención de
pelearse, porque eso es muy desgastante, pero ya que vimos que no hicieron
caso…”
Aclara: “No tenemos ningún
conflicto con Televisa, porque en el contrato que suscribieron Promociones
Antonio Peña se ostenta como propietaria de los derechos. Televisa adquiere los
derechos en forma legal. Nunca denunciamos a la televisora”.
Revela que con uno de los
abogados de Marisela Peña, Gastón Esquivel, trabajaron en un convenio que
incluía una cláusula de confidencialidad. “No le pedimos los millones, como
pudiera pensarse, sino lo justo por el trabajo de El Hijo del Santo. Lo único
que se le requirió fue el pago de su lucha, porque tampoco le cumplieron. Todo
empezó por el pago de la lucha”.
Meses después la representante
del luchador, Gabriela Obregón, descubrió que estaba a la venta el DVD. “Fue
cuando El Hijo del Santo se molestó: ‘No me pagan y todavía lucran por el
trabajo que hicimos’. Les informamos que no podían hacerlo sin autorización. Y
luego se pactó con el abogado el pago de 350 mil pesos, que ni siquiera me
parece que es lo que hubieran pagado por los honorarios”.
–¿Qué incluía esta cantidad?
–Todo: la autorización, evitar
este proceso, la lucha en la que participó y las entrevistas que concedió El
Hijo del Santo, quien dio varias para el Pago por Evento, que también lo
tuvieron, y aparte lo del devedé, el cual desconocíamos hasta ese momento.
“Hay algunas cuestiones de
mala fe. Todavía no recibo la respuesta, y se lo digo honestamente: cuando el
abogado nos pidió el favor de una tregua, la hicimos por las fiestas navideñas.
Quedamos que estábamos pactando, pero fue un engaño, porque nunca tuvieron
voluntad”, dice Romero.
Proceso buscó a la empresaria
Peña y al abogado Esquivel. Ambos declinaron hablar con este semanario.
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