NSA:
Ley del silencio/
LA
REDACCIÓN,
Revista Proceso # 1921, 24 de agosto de 2013
El
pasado jueves 8 el fundador y administrador del servicio de correo electrónico
encriptado Lavabit, Ladar Levison, prefirió cerrar su portal antes que entregar
los datos personales de cualquiera de sus 350 mil suscriptores a la Agencia de
Seguridad Nacional estadunidense (NSA, por sus siglas en inglés).
En
particular, protegió los datos del más famoso de ellos, Edward Snowden, el
exanalista de la NSA que reveló al mundo el vasto programa de espionaje
desplegado por Estados Unidos, denominado PRISM.
En
su página principal, Levison explica a sus clientes: “Me gustaría poder
detallarles legalmente los eventos que condujeron a mi decisión. No puedo.
Siento que merecen saber lo que pasa, pues la primera enmienda de la
Constitución supuestamente me garantiza la libertad de explicar este tipo de
situación. Desafortunadamente, el Congreso aprobó leyes que dictan otra cosa”.
El
31 de octubre de 2001 –mes y medio después de los atentados contra las torres
gemelas de Nueva York– el Congreso estadunidense aprobó la Ley Patriota, que le
confiere al gobierno facultades para exigir a empresas privadas información de
sus clientes con el argumento de la protección a la seguridad nacional. Las
empresas previstas en dicha legislación incluyen a proveedores de internet,
instituciones financieras y cualquier compañía que cuente con registros de
clientes.
A
partir de ello, el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en
inglés) procesó más de 273 mil 122 solicitudes de entrega de datos personales
entre 2000 y 2010, según publicó el 14 de marzo de 2012 la revista en línea
Wired con base en informes del Departamento de Justicia.
En
su edición del 23 de marzo de 2007, el diario The Washington Post informó que
agencias gubernamentales solicitan datos personales mediante “cartas de
seguridad nacional”, las cuales incluyen “órdenes de silencio”; es decir,
prohíben a sus receptores revelar la existencia de dicha solicitud.
En
una carta publicada en esa edición del Post, el presidente de una pequeña
empresa proveedora de acceso a internet que pidió no ser identificado aseveró
que desde 2004 se encontraba bajo una orden de silencio tras su rechazo a
entregar datos de un cliente al FBI. Según él, la agencia gubernamental “estaba
abusando de su poder (…) La carta demandaba información fuera de sus
atribuciones”.
Asimismo,
calificó de “surrealista” el tiempo que vivió callado debido a la “orden de
silencio”. Añadió: “Ante la amenaza de una persecución judicial, tengo que
esconder todos los aspectos de mi implicación en el caso, incluso el hecho de
que recibí una carta de Seguridad Nacional”. Afirmó que incluso se vio obligado
a mentir a su esposa.
En
su misiva, el empresario consideró que sin la existencia de la “orden de
silencio” el FBI no habría abusado del uso de las cartas de seguridad nacional.
“Reconozco que a veces puede existir una necesidad de secreto para algunas
investigaciones de seguridad nacional. Pero a partir de cierto punto –un punto
que rebasamos hace mucho tiempo–, el secreto en sí se vuelve una amenaza a
nuestra democracia”, indicó.
En
el artículo referido, publicado el 13 de octubre de 2007, The Washington Post
relató los acontecimientos de Joseph P. Nacchio, director de la firma de
telecomunicaciones Qwest Comunicación Internacional, que en 2001 manifestaba
tener 14 millones de clientes. El 27 de abril de 2007 este empresario fue
condenado a seis años de cárcel por tráfico de información privilegiada.
Durante
el juicio, aseveró que la NSA se le acercó en febrero de 2001 para proponerle
participar en un programa secreto, el cual preveía la recolección de los
registros telefónicos de sus usuarios. Sostuvo que, al negarse a colaborar, la
NSA le canceló un contrato por “millones de dólares”, lo que debilitó la
situación financiera de su empresa y dio pie a su encarcelamiento.
Omnipotencia
Al
salir a la luz el programa PRISM de la agencia de inteligencia estadunidense,
se revelaron los vínculos entre ésta y gigantes de las telecomunicaciones, como
Microsoft, Google, Facebook, Yahoo y Apple. Sin embargo, el jueves 15 una corte
secreta decidió desclasificar y hacer pública una parte del juicio legal entre
Yahoo y el gobierno estadunidense para que la empresa pudiera demostrar que
luchó contra la entrega de datos que le pedía PRISM.
Asimismo,
en junio pasado las tres compañías rivales –Facebook, Microsoft y Google–
unieron esfuerzos con el objetivo de convencer a la administración de Barack
Obama de quitarles la orden de silencio, lo que les permitiría explicar su
papel en PRISM.
Nicholas
Merril, propietario de una compañía proveedora de servicios de internet, ganó
en 2010 una batalla judicial de seis años para anular una orden de silencio a
la que estaba sometido en virtud de una carta de seguridad nacional que recibió
en 2004.
En
el citado texto de Wired, Merril denunció que el FBI le exigía correos
electrónicos y facturaciones de uno de sus clientes. El empresario logró avisar
al público sobre la orden de silencio después de que retó al gobierno: le pidió
demostrar que la medida era constitucional, ya que la Primera Enmienda de la
carta magna estadunidense garantiza la libertad de expresión. Pero el juez que
llevó su caso no le permitió ofrecer más información en torno a la
investigación ni advertir a su cliente que el FBI lo espiaba.
Gracias
a este caso, desde 2009 las cartas de seguridad nacional informan a sus
receptores acerca de la posibilidad de impugnar la orden de silencio ante un
juez, y el FBI tiene que comprobar que la divulgación del contenido de una
carta dañaría a la seguridad nacional.
En
mayo de 2012 Wired publicó una carta que el procurador general de Estados
Unidos, Eric Holder, le envío al senador Patrick Leahy en diciembre de 2010. En
ella afirmaba que desde inicios de 2009 hasta diciembre de 2010 sólo cuatro
compañías habían impugnado la orden de silencio del FBI, de las cuales dos
tuvieron la autorización de revelar que estaban sujetas a esa medida.
En
un artículo publicado el viernes 9 en el portal del diario británico The
Guardian, el periodista Glenn Greenwald transcribió un mensaje electrónico que
le envió Edward Snowden, en el cual exhorta a “empleados y líderes de Google,
Facebook, Microsoft, Yahoo, Apple y al resto de nuestros titanes de internet a
preguntarse a sí mismos por qué no luchan por nuestros intereses de la misma
manera que lo hacen los pequeños negocios”.
El
jueves 15 el Post publicó nuevos documentos filtrados por Snowden. Éstos
revelan que la NSA rebasó sus atribuciones y violó las reglas de privacidad en
2 mil 776 ocasiones entre el 1 de abril de 2011 y el 31 de mayo de 2012, sólo
desde su sede principal en Fort Meade, Maryland.
El
rotativo publicó el informe de una auditoría que realizó la Corte de Vigilancia
de Inteligencia Extranjera (FISC, por sus siglas en inglés) acerca de la NSA en
mayo de 2012.
La
FISC reportó el acceso y la recolección de comunicaciones por parte de la
agencia de inteligencia, así como el uso indebido de datos de más de 3 mil
estadunidenses o titulares de carta de residencia permanente.
En
un documento secreto que publicó el mismo rotativo, el propio juez principal de
la FISC, Reggie B. Walton, admite que esta corte no goza del poder suficiente
para supervisar a la NSA. El diario estadunidense dio a conocer también que la
Comisión de Inteligencia del Senado no accedió al informe de la FISC hasta que
fue revelado por el periódico.
El
viernes 9, Ladar Levison, administrador de Lavabit, reveló a sus usuarios que
fue “forzado a tomar una decisión difícil: volverme cómplice de delitos contra
los ciudadanos estadunidenses o abandonar cerca de 10 años de trabajo arduo al
cerrar Lavabit”.
Su
portal se encuentra desactivado. Sin embargo, se puede acceder a su página
principal, en la cual Levison dejó el siguiente mensaje: “Sin acción
legislativa o un precedente jurídico fuerte, no recomendaría a nadie entregar
datos personales a una compañía con lazos físicos con Estados Unidos”.
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