Traición y
venganza/JESUSA CERVANTES
Revista
Proceso
# 1921, 24 de agosto de 2013
La
indignación por el “engaño y la traición” de la que fue objeto el magisterio
disidente al no ser incluidas sus propuestas en las leyes secundarias de la
reforma educativa de Enrique Peña Nieto se convirtió en venganza que desplazó
al Poder Legislativo, sujetó al Judicial y atenazó el aeropuerto más importante
del país. La administración federal había prometido que haría caso a los
maestros a la hora de definir dicha legislación. Pero no cumplió. He aquí la
historia de una trama de negociaciones y el albazo final en la Cámara de
Diputados que desató la ira magisterial.
Una
fallida maniobra de los alfiles presidenciales desestabilizó a los tres poderes
de la Unión.
Miguel
Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación; Luis Miranda Nava, subsecretario
de la misma dependencia, y Aurelio Nuño, jefe de la Oficina de la Presidencia
de la República, intentaron controlar al magisterio utilizando el Pacto por
México. Fallaron: Los legisladores federales tuvieron que salirse de sus
recintos, edificios del Poder Judicial fueron cercados, los profesores
impusieron qué leyes se analizaban y paralizaron zonas enteras de la capital
del país, incluyendo los accesos al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México (AICM).
Después
de nueve horas de bloqueo en torno al AICM, el gobierno federal cedió ante los
maestros. En una negociación de cuatro horas con el secretario de Gobernación,
los líderes seccionales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE) aceptaron replegarse a su campamento en el Zócalo, liberando
San Lázaro y el Senado de la República con el compromiso de iniciar
negociaciones con los legisladores, el próximo lunes.
En
un intento por desinflar el movimiento contra la reforma educativa que encabeza
la CNTE –y luego de las tomas de carreteras que los profesores realizaron en
Guerrero–, el pasado 14 de mayo Enrique Peña Nieto encomendó a Miranda Nava,
Osorio Chong y Nuño realizar una serie de ofrecimientos a los profesores,
abriéndoles las puertas del Pacto por México.
De
acuerdo con personas cercanas a la negociación, Miranda Nava prometió a la
disidencia magisterial el financiamiento para que realizara nueve foros sobre
la reforma. El acuerdo era que las propuestas emanadas de esos encuentros se
incorporarían a la iniciativa federal, que buscaba reformar las tres leyes
reglamentarias del artículo tercero constitucional.
Las
leyes a modificar serían la General de Educación, la del Instituto Nacional de
Evaluación Educativa y la General del Servicio Profesional Docente.
Por
su parte, el presidente nacional del PRI, César Camacho Quiroz; el del PAN,
Gustavo Madero, y el del PRD, Jesús Zambrano (todos integrantes del Pacto por
México), ofrecieron apertura para recibir y “posiblemente” incluir las propuestas
de los docentes en las citadas leyes, según contaron legisladores federales.
Pero
el gobierno y los partidos políticos los engañaron.
La
del gobierno
La
CNTE sí recibió el financiamiento para sus foros, que se realizaron del 31 de
mayo al 12 de julio. En esos días, sin embargo, Emilio Chuayffet Chemor,
titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), y César Becker, el
director jurídico de la SEP, ya confeccionaban las leyes secundarias que serían
entregadas al Congreso de la Unión, aun sin tener las propuestas de los
profesores.
El
14 de agosto, Peña Nieto envió las tres leyes a la Comisión Permanente,
instancia del Poder Legislativo que opera en los periodos de receso. Al
hacerlo, dio materia a diputados y senadores para convocar a un periodo
extraordinario de sesiones, del 21 al 23 del mismo mes. El día 16 se publicó en
la Gaceta Parlamentaria que la Comisión de Educación llama a sesionar la noche
del lunes 19.
A
partir de este momento los maestros de la CNTE (que estaban concentrados en el
Zócalo) comenzaron a trasladarse a las afueras de San Lázaro.
El
día que sesionó la Comisión, el PRI presentó sus tres dictámenes, apoyado por
PAN, PVEM y Panal. No obstante, esto contravenía un acuerdo hecho con los
perredistas, con quienes había pactado discutir uno solo, relata el diputado
Roberto López.
Ante
esto, el presidente de la Comisión legislativa, el perredista Jorge de la Vega
Membrillo, abandonó la sesión. Indignados, los perredistas se le sumaron.
La
actuación del PRI fue rápidamente conocida por los maestros, que la calificaron
de “albazo”. Enardecidos y sintiéndose traicionados al saber que sus propuestas
no aparecían en los documentos, se lanzaron contra el cerco de 70 miembros de
la Dirección de Resguardo de la Cámara de Diputados y 35 policías federales.
Maestros
y policías se enzarzaron en una pelea que acabó con 20 agentes federales
heridos y 20 autos dañados –a uno le intentaron prender fuego–. Desde ese
momento la CNTE aumentó su presencia en San Lázaro para impedir la instalación
del periodo extraordinario.
La
de “Los Chuchos”
El
diputado perredista Roberto López recuerda que el martes 20, a la reunión de su
grupo parlamentario, los 103 diputados llegaron con la idea de prepararse para
el debate de la reforma en materia de acceso a la información. “Pero de pronto
Silvano (Aureoles, coordinador perredista) nos plantea que hay que discutir las
tres leyes de la educativa”.
El
senador Alejandro Encinas rememora también que, en reunión con senadores, el
propio Osorio Chong aseguró que todos los partidos habían avalado las tres
leyes en materia educativa, incluyendo a los perredistas.
La
noche del martes 20 y luego del enfrentamiento entre maestros y policías en San
Lázaro, la Comisión Política Nacional Única de la CNTE se reunió con varios
diputados perredistas en un hotel frente a la Alameda, incluyendo a Aureoles y
a Roberto López. “Les preguntamos cuál ley afecta más como para sacarla de la
agenda y nos dijeron que la del Servicio Profesional Docente; Aureoles lo
consulta con coordinadores y dicen que lo ven bien”, dice López.
El
diputado recuerda que, inicialmente, el PAN insistió en mantener las tres
normas y el PRI estaba dividido.
Otra
fuente de la Cámara de Diputados detalla que no sólo el presidente de la
Comisión “se asustó” por las tres leyes elaboradas en la oficina de Emilio
Chuayffet, “sino también Los Chuchos (como se conoce a la corriente política
del PRD llamada Nueva Izquierda). Se asustaron y pidieron un encuentro con la
gente del Pacto por México. Lo que ellos habían avalado ahora lo querían bajar
por miedo”.
“El
martes, Miguel Alonso Raya (diputado perredista) y Jesús Zambrano (líder del
PRD y fundador de Los Chuchos) van a Los Pinos y ahí se echan para atrás en lo
avalado por el Pacto por México. Piden que se baje de la discusión la Ley
General del Servicio Profesional Docente. Presidencia accede”, dice la fuente.
En ese momento ya había más de 10 mil maestros en el Zócalo.
Sin
embargo, la información hacia los órganos de dirección de la Cámara fluye de
manera contradictoria. De acuerdo con diputados, Emilio Chuayffet presiona para
que se mantengan los tres dictámenes y en Los Pinos se pide valorar el impacto.
Esto provocó que en la Gaceta Parlamentaria del 21 de agosto, día en que se
inició el periodo extraordinario, todavía aparecieran las tres.
El
sentimiento de traición se intensificaba entre los miembros de la CNTE. A las 4
de la mañana de ese día ya habían tomado el control de todos los accesos a San
Lázaro y de las instalaciones del Poder Judicial que están al lado. También
bloquearon la entrada de emergencia que los diputados han usado en otros
momentos de tensión. Esa entrada es la oficina del agrupamiento de granaderos
que colinda con la Cámara.
Negociación
fallida
Silvano
Aureoles estaba presionado por su correligionarios, por la desesperación de Los
Chuchos –que pese a que habían logrado que se bajara el dictamen éste seguía
apareciendo en la Gaceta– y por la ira de los maestros. Personas que conocieron
de la re unión afirmaron que en este contexto negoció un encuentro con Manlio
Fabio Beltrones, coordinador de los diputados de PRI; Luis Alberto Villarreal,
del PAN, y los líderes de la sección 22 de Oaxaca, Rubén Núñez; de la 18 de
Michoacán, Juan José Ortega, y la 9 del Distrito Federal, Francisco Bravo. Se
reunieron en un hotel cercano a San Lázaro.
Priistas
y panistas exigían a los maestros desbloquear la Cámara. Los maestros exigían
uno o dos días para pensarlo. Los diputados reviraron: “¡No, aquí es un tiempo
fatal, ya estamos convocados al periodo extraordinario y se tiene que decidir
hoy”, reconstruye una de las fuentes consultadas.
Los
profesores pidieron tres horas para analizar la situación. Al cumplirse,
exigieron que se bajaran las tres leyes para liberar los accesos. Los congresistas
sólo estaban dispuestos a retirar la Ley General del Servicio Profesional
Docente. En este contexto se estanca el diálogo. A las 4:30 de la tarde, justo
cuando venció el plazo, los priistas organizaron la instalación de una sede
alterna en el Centro Banamex. La ubicación de ese lugar, frente al Campo
Militar Número 1 y alejado de las sedes legislativas oficiales, lo hizo el
recinto perfecto.
Tensión
El
Poder Legislativo sesionaba de forma obligada fuera de sus sedes oficiales, y
el flujo de maestros seguía aumentando. Llegaban de Michoacán, de Guerrero, de
Oaxaca.
Así,
a las siete de la tarde del 21 de agosto, el Congreso de la Unión se atrincheró
en su nuevo recinto, el Centro Banamex. Ahí, diputados y senadores trabajaron
custodiados por 600 policías federales. Estaban “en la clandestinidad y a salto
de mata”, acusó el diputado de Movimiento Ciudadano, Ricardo Monreal.
Como
en los momentos más tensos de la toma de carreteras en Guerrero, en febrero
pasado, la protección de los legisladores estuvo a cargo del comandante
“Espartaco”, quien se coordinó con el comandante de la Dirección General de
Operaciones de la Policía Federal Ministerial de la PGR, Carlos Gómez Arrieta.
Gómez
Arrieta estuvo a cargo de la Dirección de Resguardo de la Cámara de Diputados
durante 15 años. De hecho, el operativo que montó el 1 de diciembre dentro de
San Lázaro para la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como presidente, le
valió que el procurador Jesús Murillo Karam se lo llevara a la PGR y que desde
esa posición lo enviara a proteger a diputados y senadores.
Entre
la noche del 21 y madrugada del 22 de agosto los legisladores aprobaron la Ley
General de Educación y la del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa.
La Ley General del Servicio Profesional Docente se dejaría para otro momento.
A
las 20 horas del 22 de agosto –cuando estaba por clausurarse el periodo
extraordinario– llegaron al Campo Militar Número 1 los operadores del gobierno
federal Miranda Nava y Osorio Chong. Iban a reunirse de manera urgente con
Manlio Fabio Beltrones Rivera, coordinador de diputados priistas y Emilio
Gamboa Patrón, coordinador de los senadores.
Ahí,
afirman las fuentes consultadas, les exigieron incluir de nueva cuenta la
controvertida ley. Sin embargo, los priistas sostuvieron que no existían las
condiciones políticas para hacerlo. Además, desde las nueve de la mañana del 21
de agosto ese debate se había “bajado del orden del día” publicado en la
Gaceta.
A
eso se sumaba el hecho de que los maestros amenazaban con tomar el AICM.
Miranda y Osorio llamaron a los legisladores a que entonces convocaran a otro
periodo extraordinario, la semana entrante. Dijeron convencidos: “Los maestros
van a liberar San Lázaro, de eso no hay duda”.
En
tanto, desde Los Pinos se exigió al titular de la Secretaría de Educación
Pública que hiciera nuevos amarres para desatorar la Ley General del Servicio
Profesional Docente. Por ello, Emilio Chuayffet convocó la mañana del viernes
23 al líder del oficialista Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE), Juan Díaz de la Torre, para que manifestara su respaldo al gobierno.
A
la misma hora, Enrique Peña Nieto hacía público su beneplácito por las dos
leyes aprobadas, pero convocaba: “Hago votos para que en breve sea aprobada la
Ley General del Servicio Profesional Docente”.
La
declaración de Peña Nieto y la negociación de Chuayffet provocaron que la CNTE
cumpliera su amenaza de movilizar a miles de maestros y bloquear las vialidades
de acceso al AICM el mediodía del viernes 23.
Después
de nueve horas de bloqueo, el gobierno volvió a ceder y prometió a la CNTE un
nuevo puente de diálogo. En un documento firmado por Osorio Chong el viernes
por la noche, el gobierno federal nuevamente se comprometió a que, para
mantener la gobernabilidad y dar atención a todas las voces de inconformidad
que generan las leyes en materia educativa, se atenderá a los maestros e
incluso se compromete a garantizar la libertad de sus voceros.
En
el acuerdo, los maestros aceptaron manifestarse de manera pacífica, sin alterar
los derechos de terceros.
Osorio
Chong se comprometió además a tomar en cuenta los planteamientos de los
maestros, incluyendo el respeto a sus derechos laborales.
Los
maestros esperan el encuentro de este lunes 26 con Chuayffet, para tener la
garantía de que no se convocará a un nuevo periodo.
El
senador perredista Alejandro Encinas considera que la escalada de violencia,
descontrol en la ciudad y el hecho de que el Congreso haya sido obligado a
cambiar su sede se debe “a la incapacidad política del gobierno federal para
encarar los problemas. Eluden resolverlos apostándole al desgate de los
maestros, de quienes desdeñan su capacidad política, de organización y
movilización”.
Sostiene
que la falta de oficio político de quienes están en el gobierno, la mala
operación política de parte de Presidencia y la carencia de un liderazgo fuerte
dentro del PRI provocaron que el país se convierta en “un polvorín”.
Por
otro lado, dice, están las pretensiones de Beltrones, que busca ser el eje de
la negociación política; las de Luis Videgaray, que quiere congraciarse con
Peña Nieto, y las de Osorio Chong o Luis Miranda, que intentan quedar bien. A
fin de cuentas, afirma, caen en una falta de coordinación y resultan
ineficaces. “Ahora, un problema que fue originado por una imposición, por falta
de operación, se lo quieren atribuir al Gobierno de la Ciudad de México,
alegando que es él quien debe recuperar las instalaciones del Congreso de la
Unión”.
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