22 may 2022

Afirman que México transmite visión anquilosada sobre Cuba

Afirman que México transmite visión anquilosada sobre Cuba

Para Rafael Rojas, académico de Centro de Estudios Históricos del Colegio de México, el discurso presidencial de Cuba transmite una visión anquilosada y un tanto paternalista.

Roberto Zamarripa

Reforma Cd. de México (22 mayo 2022).- Para Rafael Rojas, académico de Centro de Estudios Históricos del Colegio de México, el discurso presidencial de Cuba transmite una visión anquilosada y un tanto paternalista.

¿Es correcto el condicionamiento de EU en la Cumbre de las Américas?

Es un error que se arrastra desde las 8 exclusiones de gobiernos latinoamericanos que se plantearon en la conferencia virtual sobre la democracia en diciembre que encabezó el presidente Biden, exclusiones que fueron muy criticadas porque algunas, muy sensibles de países de Centroamérica y el Caribe con gravísimos problemas estructurales, y países que son emisores de volúmenes cuantiosos de migrantes, por lo tanto, están involucrados en un conflicto, en una crisis migratoria con los propios Estados Unidos, así que la exclusión era como salir digamos de temas prioritarios para la propia agenda regional de Estados Unidos.

Y un error que se arrastró un poco después a pesar de las reclamaciones de varias cancillerías, al sugerir un veto implícito de los gobiernos de Venezuela, Nicaragua, y Cuba con lo cual se negaban precedentes importantes de las pasadas Cumbres de las Américas, especialmente la de Trinidad y Tobago en 2009, la de Cartagena en 2012, la de Panamá en 2015 y la de Lima en 2018 que fueron cumbres de las Américas muy incluyentes, que tuvieron presencia de gobiernos y presidentes del bloque bolivariano.

Como antaño, Cuba sigue siendo el disenso en la región.

El disenso fundamentalmente es de parte de Estados Unidos, toda América Latina y el Caribe e incluso Canadá, han mostrado siempre interés en que Cuba sea incorporada plenamente a los foros regionales, y Estados Unidos antes de Obama.

Recordemos que Obama incluso en algún momento al final de su mandato llegó a abstenerse en la Asamblea General de Naciones Unidas frente a la resolución del embargo. 

O sea, que el presidente de Estados Unidos, que es el país que aplica el embargo a Cuba, se abstiene en Naciones Unidas sobre la legitimidad de esta política de sanciones económicas. Eso refleja muy bien, creo yo, el desplazamiento que produjo el gobierno de Obama en términos de política hacia Cuba.

Biden, como sabemos, prometió el regreso a esa política, pero en su primer año y medio de gobierno no lo ha hecho. Ha mantenido las sanciones de Donald Trump, digamos que no ha cumplido su promesa de campaña presidencial, ¿no?

Ahora se decide a hacerlo, se decide a empezar a hacerlo, porque el primer paso que da es la reversión de las sanciones a viajes, remesas, y proyectos de reunificación familiar, que quiere decir las 20 mil visas anuales de emigración regular que concede el Departamento de Estado a cubanos a través de su servicio consular en la isla.

Un primer paso para recuperar la normalización diplomática, pero me parece que las motivaciones para hacerlo en este caso no necesariamente tienen que ver con una recuperación de la normalización diplomática obamista, pueden ser motivos más bien coyunturales.

Se redefine el mapa interamericano. Nuevos gobiernos de izquierda; la OEA no funciona, y las cumbres tienen dificultades para integrarse, ¿de qué rasgos debemos hablar hoy en la integración?

Esto está relacionado con un fenómeno que los estudiosos de América Latina llaman la segunda ola progresista o segunda marea rosa, que se caracteriza por algunas diferencias notables con respecto al anterior, en el sentido que son izquierdas distintas a la del bloque bolivariano, son izquierdas más claramente comprometidas con la democracia.

Por ejemplo, en ninguno de estos nuevos gobiernos de izquierda aparece la tentación del reeleccionismo, por ejemplo, no hay tampoco esa ofensiva constitucionalista como la que se observó durante el período, sobre todo chavista, y luego son gobiernos que enfocan las relaciones internacionales con mucho más pragmatismo, para casi todos estos gobiernos, la relación con Estados Unidos es prioritaria.

A diferencia de los gobiernos bolivarianos de la ola anterior, que buscaron siempre contrarrestar el vínculo con Estados Unidos con alianzas, con las potencias rivales de Estados Unidos, llámese Rusia, China, Irán, Corea del Norte, no, aquí si hay una apuesta por el marco interamericano, pero diversificando las relaciones internacionales.

El momento apunta a una nueva hegemonía de izquierda en la región, porque perfectamente puede ganar Gustavo Petro, bueno, en la primera vuelta creo que ganara, en la segunda puede ganar y puede ganar perfectamente Lula en Brasil y con eso se cierra en verdad todo el panorama.

Creo que por tratarse de una nueva izquierda, la estrategia que seguirá la región frente a Estados Unidos será diferente a la chavista, la bolivariana o a la fidelista.

La Cumbre será un buen termómetro para medir cuál es la temperatura de la integración regional en los próximos años.

¿Qué pasa si AMLO no va a la Cumbre? ¿Quién pierde?

Yo diría que en este momento el Presidente Biden. El Gobierno de México ha logrado sellar un acuerdo muy firme con el de Estados Unidos con el entendimiento Bicentenario, es un acuerdo irreversible que profundiza mucho más los términos de integración establecidos en el NAFTA desde los años noventa y eso no tiene marcha atrás me aparece.

Es tan sólido y tan fuerte ese acuerdo y ese entendimiento, que se hace muy poco vulnerable por los giros que de la política exterior mexicana para firmar su autonomía, es lo que haría en todo caso el Presidente López Obrador en caso de ausentarse a la Cumbre.

¿Estira mucho la liga México con EU?

Creo que no. Me parece que se ha llegado a un punto de no retorno en los esquemas de integración y que incluso la relación bilateral perfectamente puede sobrevivir al desaire que implicaría que el Presidente López Obrador no vaya a la Cumbre en Los Ángeles.

¿Cómo evalúas el rol de México en el continente?

Antes de emprender la gira por Centroamérica y el Caribe, el Presidente López Obrador tuvo una conversación con el Presidente Biden; y el Canciller Marcelo Ebrard viajó a Washington. En esas dos conversaciones se trató el tema migratorio.

Para el Gobierno de Joe Biden es una prioridad desarrollar formas de contención y control migratorio, tanto en México, donde ha crecido muchísimo la inmigración hacia Estados Unidos, como en Centroamérica y algunos países del Caribe, especialmente en Cuba, donde también ha crecido la tendencia a la inmigración irregular por la vía del triángulo norte de Centroamérica y México.

Entonces, es una demanda del Gobierno de Estados Unidos compartida con el de México y una de las principales motivaciones en la agenda de la gira fue esa, tratar estrategias de contención migratoria.

Otra herramienta, digamos de la contención, son los programas sociales que México está exportando a los países centroamericanos como Jóvenes Construyendo el Futuro, como Sembrando Vida.

Luego un desenlace en Cuba, que es un país que no encajaba muy bien en el itinerario, si el núcleo central de la gira era la cuestión migratoria, porque así como en Cuba, la cuestión migratoria pesa mucho, la relación con México y México también está tratando de impulsar ahí estrategias de contención, no se podía tratar de la misma manera. 

El Gobierno cubano no está acostumbrado a ser receptor de programas sociales, sino más bien a ser exportador de programas sociales.

Lo que sucedió era lo que esperábamos: que el gobierno cubano lograra impulsar su agenda tradicional de venta de servicios sociales con el acuerdo de colaboración en salud por el cual México aceptaría 500 médicos cubanos y se buscaría la forma de comprar o ayudar a comercializar la vacuna Abdala contra el Covid infantil.

AMLO pide que renazca la revolución cubana dentro de la revolución ¿Qué significa?

Es un llamado al cambio o a la persistencia en los cambios institucionales recientes que han tenido lugar en Cuba y que se relacionan con las dos sucesiones, una tras la otra que ha habido. Primero la sucesión de Fidel Castro a Raúl Castro y luego de Raúl Castro a Díaz-Canel y que una sucesión que implica relevo generacional y traspaso del poder militar al poder civil.

También es una secuencia de cambios recientes que incluye una nueva Constitución que quedó muy por debajo de las expectativas de cambio que levantó el proceso constituyente, sobre todo en temas de extensión de derechos civiles y políticos.

Ahora, en el discurso hay una zona que ya ha reiterado varias veces el Presidente López Obrador que es esta idea de que el bloqueo de EU contra la isla genera efectos perversos y uno de los efectos perversos es la insatisfacción popular.

Ahí es donde yo creo que está la zona más peligrosa y más cuestionable del discurso del Presidente, porque ahí sí está aludiendo a las crecientes manifestaciones de inconformidad que ha habido en Cuba, todos estos movimientos reprimidos brutalmente por el Estado cubano y desembocan las protestas populares masivas que hubo los días 11 y 12 de julio pasado.

Es una ruta muy peligrosa porque conduce a justificar la criminalización de la protesta que en efecto está llevando a cabo el Gobierno cubano. Hay un punto del discurso presidencial que se acerca a la justificación de la represión.

Cuba es un país que está pasando por estos procesos de cambio interno que no hay que subestimar al punto de producir una nueva Constitución y un nuevo tipo de conformación de los poderes políticos a nivel central. Lo vemos también con los datos de la emigración irregular. Se ve que hay una tendencia al crecimiento de la emigración joven. Todos esos son rasgos de una Cuba cambiante, compleja.

¿Entiende el gobierno mexicano está complejidad?

A juzgar por el discurso presidencial, no mucho. El discurso presidencial transmite una visión anticuada y un tanto paternalista de Cuba. No se entiende que la sociedad cubana está cambiando aceleradamente, se estratifica, ya no es una sociedad homogénea e igualitaria, crecen la pobreza, la desigualdad, el desarrollo desigual. Crece el racismo, crecen diversas formas de discriminación.

Hay a la vez una movilización de sectores juveniles que demandan autonomía, asociaciones afrocubanas, feministas, ambientalistas y todos esos grupos de la sociedad civil se van activando, y se van comunicando unos con otros y van generando un clima de demanda permanente al Estado.

Esa Cuba cada vez más diversa, plural y conflictiva me parece que no se transmite muy claramente, no solo en el discurso presidencial. Yo diría que en la narrativa oficial del partido gobernante y sus medios en México.

¿Es México hermano mayor o mensajero incómodo?

Muy buena pregunta, digamos que la retórica del hermano mayor es utilizada por el gobierno y por el presidente en buena medida para ocultar o desplazar el foco de las gestiones de emisario que hace, como se vio en Centroamérica y yo estoy seguro de que aunque no salió a la superficie de algún modo también debió tratarse en Cuba porque es un tema clave en la agenda bilateral, la cuestión migratoria.

La cuestión migratoria como el núcleo invisible o indecible de toda esta gira de López Obrador por Centroamérica y El Caribe. Y es ahí donde se cumple el rol de emisario y en tono claro, esta imagen del hermano mayor sirve un poco para contrarrestar simbólicamente, digamos esta gestión, un tanto más rutinaria, centrada en el control y en la contención migratoria.

El discurso del hermano mayor tiene otro riesgo, de que se cae de pronto en un paternalismo discursivo en la relación de México, Centroamérica y el Caribe. 

Se nota en la explotación del supuesto éxito de los programas sociales en México, por un lado, y se nota también en esta, otra vez, en esta percepción mística, anquilosada en el pasado de Cuba, es decir, de esta representación de Cuba como el país de la revolución socialista en tiempos de la Guerra Fría y no como lo que es hoy, un país con problemas cada vez más parecidos a los de sus vecinos incluido México

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