11 dic 2008

Desplazados

Colombia recuerda a sus desplazados
Una campaña intenta aunar esfuerzos para frenar la tragedia de quienes tienen que abandonar sus casas y tierras para huir de los grupos armados
PILAR LOZANO -
El País (www.elpais.com),Bogotá - 12/12/2008;
El parque El Renacimiento, construido en los terrenos del cementerio central de Bogotá, se llenó el miércoles de faroles blancos. De esta forma se recordó el drama que viven en Colombia unos tres millones de desplazados y se puso el colofón final a la campaña Corre por la Vida, planeada para sensibilizar a la opinión pública sobre lo que se considera la mayor tragedia humanitaria que vive el país en medio de un conflicto crónico.
Colombia es el segundo país del mundo, después de Sudán, con mayor número de desplazamientos internos. "El logro de esta campaña es que aglutinó al Gobierno, Naciones
Unidas y sociedad civil alrededor de un tema polarizador como es el desplazamiento", dijo a EL PAÍS Jean Nöel Werrerwald, representante en Colombia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
El funcionario de la ONU encabezaba la marcha del miércoles, que terminó con una concentración en el parque El Renacimiento. Werrerwald admite que ha habido progresos en la atención a los afectados con programas de salud y de educación, pero advierte que falta mucho por hacer en prevención y en restitución de tierras. El 70% de los desplazados son campesinos, por lo que entre cuatro y seis millones de hectáreas pasaron a manos de los grupos armados colombianos en medio del conflicto. Y señala otro grave problema: "Las amenazas contra los líderes de los desplazados aumentan".
Las cifras que manejan el Gobierno y las ONG no coinciden. Mientras las segundas aseguran que desde 1985 hasta el primer semestre de este año la cifra de afectados llegaba a casi cuatro millones y medio, el Gobierno sólo admite en sus registros dos millones y medio de desplazados. "Nuestra bandera es el retorno con garantías de seguridad y dignidad", explica mientras avanza con un farol en la marcha por el centro de Bogotá Ismael Maestre, un campesino que tuvo que abandonarlo todo y salir corriendo porque los paramilitares llegaron a su pueblo, San Bacilio de Palenque, en la costa del Caribe. Hoy dirige una asociación de desplazados en Bogotá. Vive de la venta ambulante. El problema es que muchas zonas siguen bajo el control de los armados y no hay planes definidos para la devolución de tierras a sus dueños.
Las causas del desplazamiento son muchas: las minas antipersona -Colombia es el único país de America Latina sembrado de estas mortíferas armas-; el reclutamiento forzado -los padres prefieren huir antes de que un grupo armado se lleve a sus hijos-; la violencia sexual -dos de cada 10 mujeres huyen por esta causa-; las fumigaciones de cultivos ilícitos; las amenazas; las acciones militares... En una reciente visita, Walter Kälin, delegado de la ONU para investigar el desplazamiento, pidió al Gobierno de Álvaro Uribe que condujera las acciones militares de tal manera que las gentes de la zona no deban salir corriendo de sus casas.
Las víctimas reciben, como ayuda humanitaria, tres meses de alimentos y auxilio de vivienda, prorrogables tres meses más. Mucho menos de lo que recibe un guerrillero o un paramilitar cuando se desmoviliza; en ambos casos, tienen ayuda humanitaria garantizada por dos años. El Gobierno, sin embargo, se defiende, y recueda que este año invirtió 500 millones de dólares en ayudas. Y asegura que Colombia es el país que más recursos destina a la atención de sus desplazados internos.
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