7 feb 2009

A veces es mejor no hablar: Lombardi


Tras las polémicas surgidas con el levantamiento de la excomunión de los cuatro obispos lefebvristas, en particular, por la negación de uno de ellos del Holocausto, el portavoz vaticano reconoce que se dan problemas de comunicación en la Santa Sede.
Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha concedido una entrevista al diario francés La Croix, publicada este viernes, en la que ofrece elementos que ayudan para comprender lo sucedido.
Allí aclara que el decreto vaticano, con el que Benedicto XVI levantó las excomuniones de los obispos "fue negociado a última hora" y "algunos puntos no quedaban claros".
"No significaba el final de un proceso, sino una etapa, por tanto, no daba un resultado claro. Sin embargo, el comunicado que acompañó su publicación dejaba demasiados aspectos en la duda, dando pie a diferentes interpretaciones".
"Además, como se trata de una negociación con otra parte, el documento ya se encontraba en algunas páginas web y periódicos. De nosotros nos dependía el control de esta comunicación", aclara.
De todas maneras, el portavoz reconoce que "para la Iglesia, el problema de la comunicación no es fácil".
"¿Hay que decirlo todo e inmediatamente? -se pregunta-.
-A veces es mejor no hablar. Una comunicación muy abierta, sobre todo sobre un proceso de negociación tan complejo, puede en ocasiones bloquear o desacreditar", reconoce.
"Pero en este caso preciso, lo que ha causado más daño es la concomitancia entre la cuestión de la excomunión y la difusión de las posiciones negacionistas -e injustificables- de monseñor Williamson".
"Honestamente -aclara Lombardi-, el punto delicado está en saber quién conocía las opiniones de este hombre. Cuando se le propone al Papa levantar la excomunión de cuatro obispos, no se trata de un gran número, como si fueran 150".
"Sin duda las personas que han gestionado esta cuestión no tenían conciencia de la gravedad de las posiciones de monseñor Williamson. Y es verdad que las negociaciones fueron llevadas con monseñor [Bernard] Fellay", superior general de la Fraternidad de San Pío X.
"Pero las posiciones de otros obispos no fueron tomadas suficientemente en cuenta. Lo que es seguro es que el Papa lo ignoraba".
Por lo que se refiere al trabajo que han hecho los medios de comunicación al informar sobre este caso el portavoz considera "que no han sido ni más buenos ni más malos que en otras ocasiones. Reflejan nuestro mundo".
"Seamos lúcidos -exhorta-: hay corrientes que se oponen a la Iglesia, que la consideran como 'liberticida', etc. El mensaje de la Iglesia con frecuencia va contra la corriente del pensamiento de la mayoría, del que los medios son por naturaleza portavoces. Pero las reacciones también pueden ser positivas".
"Lo pudimos ver con la muerte de Juan Pablo II. Basta recordar los viajes de Benedicto XVI a Estados Unidos, Australia, y Francia, donde, sin embargo, al inicio, no se había ganado ni mucho menos a la opinión pública, y que han mostrado cómo el mensaje también podía se retransmitido a través de los medios de comunicación".
Por lo que se refiere a la dificultad que se da entre los católicos para comprender algunas decisiones del Vaticano, el padre Lombardi explica que esto se debe a la naturaleza misma de algunos documentos.
"Algunos documentos están destinados a los especialistas en derecho canónico, otros a los teólogos, otros al conjunto de los católicos, otros a todos los hombres -explica-. Pero hoy día, independientemente de cual sea la naturaleza del documento, se encuentra en la plaza pública. Y esto llega a ser algo difícil de gestionar".
En el caso de la revocación de las excomuniones, el padre Lombardi reconoce que ha faltado tiempo tras las negociaciones para poder prevenir y explicar a los obispos en el mundo, pero aclara que esto normalmente no es así.
"En ocasiones, el documento ya se encuentra en las manos de los obispos locales incluso antes de que nosotros lo tengamos", revela.
"Creo que todavía falta crear una cultura de la comunicación en el seno de la Curia, en la que cada dicasterio comunica de manera autónoma, no piensa necesariamente a pasar por la Sala de Prensa, ni a ofrecer una nota explicativa cuando la información es compleja".
"Si las explicaciones de la nota de la Secretaría de Estado del 4 de febrero se hubieran dado en el momento de la publicación del decreto, nos habríamos ahorrado varios días de pasión".
"Cuando se trata de temas 'calientes' es mejor preparar bien las explicaciones. Pero es imposible evitar todas las dificultades. Debemos estar dispuestos también a correr riesgos. Y no podemos pensar que es posible avanzar en un camino de reconciliación sin despejar las ambigüedades", concluye.
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P. Lombardi : « Nous n’avions pas en main la maîtrise de cette communication »Le porte-parole du pape, directeur de la salle de presse du Saint-Siège, revient sur la crise intégriste de ces derniers jours
Le P. Federico Lombardi, directeur de la salle de presse du Vatican, en octobre dernier, à Rome (De Meo/Ciric).
La Croix : Le décret levant l’excommunication des évêques intégristes a provoqué une grande émotion. Qu’est-ce qui vous a manqué pour mieux l’expliquer ?P. Lombardi : Le problème de ce décret, c’est qu’il a été négocié jusqu’au dernier moment et que certains points restaient confus. Il ne marquait pas l’aboutissement d’un processus, mais une étape, donc sans donner un résultat clair. Cependant, le communiqué l’accompagnant laissait trop d’aspects dans le doute, donnant lieu à diverses interprétations. De plus, comme il s’agit d’une négociation avec une autre partie, le document se trouvait déjà sur certains sites et journaux. Nous n’avions pas en main la maîtrise de cette communication.
N’y a-t-il pas eu insuffisance de communication ?Pour l’Église, le problème de la communication n’est pas simple. Faut-il dire tout et tout de suite ? Parfois, il vaut mieux ne pas parler. Une communication très ouverte, surtout concernant un processus de négociation aussi complexe, peut parfois le bloquer, ou le discréditer. Mais dans ce cas précis, ce qui a été le plus dommageable, c’est la concomitance entre la question de l’excommunication et la diffusion des positions négationnistes – et injustifiables – de Mgr Williamson.
Aurait-on pu l’éviter ?Honnêtement, le point délicat est de savoir qui connaissait les opinions de cet homme. Lorsqu’on propose au pape de lever l’excommunication de quatre évêques, il ne s’agit pas d’un nombre important, comme s’ils étaient 150. On les connaît, ces quatre évêques. Sans doute les personnes qui ont géré cette affaire n’avaient-elles pas conscience de la gravité des propos de Mgr Williamson. Il est vrai que les négociations ont été menées avec Mgr Fellay. Mais les positions des autres évêques n’ont pas été suffisamment prises en compte. Ce qui est sûr, c’est que le pape l’ignorait. S’il y en a un qui devait le savoir, c’est le cardinal Castrillon Hoyos.
Voyez-vous une évolution des médias, plus hostiles envers l’Église ?Les médias ne sont pas plus ou moins mauvais qu’autrefois. Ils reflètent notre monde. Soyons lucides : il existe des courants opposés à l’Église, qui la considèrent comme liberticide, etc. Le message de l’Église est aujourd’hui souvent à contre-courant de la pensée majoritaire, dont les médias sont naturellement les porte-parole. Mais les réactions peuvent aussi être positives. On l’a bien vu lors de la mort de Jean-Paul II. Et il faut se souvenir que les voyages de Benoît XVI aux États-Unis, en Australie et en France, où pourtant, au départ, l’opinion publique était loin d’être acquise, ont montré que son message pouvait aussi être bien retransmis par les médias.
Les catholiques eux-mêmes ont du mal à comprendre les décisions du Vatican. Pourquoi ?Certains documents sont destinés aux spécialistes du droit canonique, d’autres aux théologiens, d’autres à l’ensemble des catholiques et d’autres à tous les hommes. Mais aujourd’hui, quelle que soit la nature du document, il se retrouve directement sur la place publique. Cela devient difficile à gérer.
Dans cette crise, votre communication ne s’est-elle pas faite en lien avec les épiscopats locaux ?Lorsque l’on est prévenu à temps, on essaie de prendre des contacts. Parfois, le document est déjà entre les mains des évêques locaux, avant même que nous l’ayons. Je crois qu’une culture de la communication reste encore à créer au sein de la Curie, où chaque dicastère communique de manière autonome, ne pense pas forcément à passer par la Salle de presse, ni, lorsque l’information est complexe, à rédiger une note explicative.
Quelles leçons tirer de cette crise ?Si les explications de la note de la Secrétairerie d’État du 4 février avaient été données dès la publication du décret, nous nous serions épargné plusieurs journées de passion. Surtout lorsqu’il s’agit de sujets « brûlants », il est préférable de bien préparer ses explications. Mais il est impossible d’éviter toute difficulté. Nous devons aussi être prêts à courir des risques. Et on ne peut certainement pas penser progresser dans une voie de réconciliation sans lever les ambiguïtés.

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