1 abr 2010

Carta a Martín Moreno


Estimado Francisco Martín Moreno:
Buen texto el que publicas hoy en Excélsior.
Sé que sabes sobre este asunto. Leí una reseña de tu libro: México ante Dios (Alfaguara, México 2006, 624pp) estaba en el estudio del canal Proyecto 40 cuando lo comentaste con Jorge Fernández Menéndez..
Y en parte -sólo en parte -estoy de acuerdo con Vos.
En efecto, en México persiste un fuerte rechazo a la participación política de los ministros de culto; si en algo estuvieron de acuerdo todos los legisladores las reforma de 1991-92 fue en se tema, con muy pocos excepciones.

 Además la encuesta levantada recientemente por BGC-Excélsior; es clara, una contundente mayoría (82%) rechaza la posibilidad de que los ministros de cualquier culto participen como candidatos a puestos de elección popular. ¡Y así debe ser!
Es un porcentaje alto sin duda. 
Pero ojo, también es un porcentaje considerado que sea el 15%- los que si están de acuerdo en la participación política. Y eso no hay que desdeñarlo.
Pero además, estimado Francisco, en nuestro país, no se ha hecho un estudio profundo sobre religión y política, como se ha hecho por ejemplo en EU y varios países europeos.
 Regreso.
El debate no va acabar ahí. Es añejo, y nadie más que tú lo sabes. La iglesia católica – que no las otras-, no quiere ser electos a cargos de elección popular, quieren si participación política – de hecho ya lo hacen sin problemas-. ¡Quieren entrar abiertamente al tema educativo y si se puede, pues adquirir medios (aunque ya los usan, tampoco sin problemas).
Como sabes, hace cinco meses -2-4 de octubre-, estuvo de visita oficial en nuestro país, Monseñor Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede con el objetivo de profundizar el diálogo político y la cooperación tanto en el ámbito bilateral como en el multilateral. Y curiosamente -¿casualmente?- la visita coincidió con conmemoración del XV Aniversario del Establecimiento de las Relaciones Diplomáticas entre México y la Santa Sede.

Fue recibido por el presidente Felipe Calderón en Los Pinos, y participó en un Seminario Académico (Colmex-SRE); ahí instó públicamente al gobierno mexicano a modificar el marco jurídico vigente en el país, a fin de “superar las limitaciones y equívocos” de la ley en materia religiosa. Afirmó que el Estado debe velar por los derechos fundamentales de los individuos, entre los cuales, dijo, la libertad de creencia ocupa un lugar central.
Obviamente ello generó una serie de reacciones. 
De alguna manera dio línea papal para reactivar el debate (que lo inicio el obispo Norberto Rivera Carrera en una homilía, concretamente el 20 de octubre de 1996, donde incluso llamó a la desobediencia civil). 
¿Te acuerdas?
Semanas después, de hecho fue hace muy poco (29 de febrero) la diputada Ruth Zavaleta, se manifestó hoy a favor de que los miembros de cualquier denominación religiosa puedan votar y ser votados para cualquier cargo de elección popular, siempre y cuando asuman todos los derechos y obligaciones del Estado laico. 
Zavaleta precisó “que si los ministros de culto quieren tener derecho a participar en la vida pública, deben tener obligaciones y responsabilidades”. Después curiosamente reculó. Es un tema no rentable políticamente.
En parte comparto esa decisión. 
Y no me refiero para beneficiar a los ministros de culto católico, ¡No!,  sino por los de otras denominaciones que son la mayoría (60 mil dice Gobernación). Y hay muchos más ministros de culto que nadie vé están ocultos;  es decir que ejercen sin permiso. 
¿Se necesita permiso?
¿Debemos dejarlos e las sacristías? 
Hace muchos que no están en ellas, Francisco.
Los pastores por cierto no tienen sacristías, predican en los medios y hasta debajo de un árbol. A veces ni el gobierno sabe que son ministros de culto. 
Un dato, hay en este momento más de un legislador que ha sido o fue ministro de culto, en este momento un presidente municipal, el de Cancún Q. Roo., y hay un partido político local en BC liderado por cristianos evangélicos.
Además, he charlado con varios de ellos y saben que hace cuatro años, se reformó artículo primero Constitucional que dice que “queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las capacidades diferentes, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y las libertades de las personas”.
Y aunque el 130 Constitucional y la Ley reglamentaria los limita, ese párrafo del 1 Constitucional los salvaguarda. Bastaría simplemente que promuevan un recurso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para dirimir lo que establece el 1 y el 130. 
Por lo menos harían ruido y pondrían a trabajar a los 11 árbitros.
Ahora, ¿qué está sucediendo en México? ¿Sabemos en qué estado se encuentra el fenómeno religioso más allá de los 7000 registros que tienen gobernación?
Vale la pena preguntar ¿basta una encuesta como la de BGC-Excélsior para determinar que no deben meterse en política?
No estimado Francisco, hasta donde sé no tenemos un estudio serio y profundo sobre el tema.
El caso de EU
Te pongo como ejemplo el caso de EU qué no es paradigmático pero que nos da una idea del tema, y donde el proceso de secularización parece haberse invertido.
Un artículo del escritor peruano-español, Mario Vargas Llosa (El País, 1/06/ 2005) comenta -citando a David Gergen que “los cambios que ha experimentado la sociedad de EU en los últimos años debido al resurgimiento de la religión en la vida pública y la manera como las iglesias, sobre todo las de línea más conservadora, influyen en el ámbito político.” 
Regreso a Vargas Llosa; señala que “cada fin de semana, 120 millones de ciudadanos estadounidenses asisten a oficios religiosos”
¡Sin duda! Y hay datos duros de cómo participaron las iglesias en el proceso electoral de EU a favor de Bush, basta ver como se hizo el “amarre” con Juan Pablo II y el ex secretario de Estado Ángelo Sodano dando línea a la Conferencia del Episcopado para participar en el proceso electoral. ¨Y claro no fue gratis. ¡Siempre hay toma y daca!
En tanto, Jeremy Rifkin ( EL PAÍS 3/06/2005), dice que los estadounidenses son los cristianos más devotos de todos los países industrializados del mundo. Seis de cada diez…, dicen que la fe participa en todos los aspectos de su vida. Un 58%..., reza al menos una vez al día y casi la mitad asiste a oficios religiosos una vez por semana.”
“Más de una tercera parte… creen que cada frase de la Biblia es la verdadera palabra de Dios y no simplemente una interpretación inspirada o historias inventadas.”
El 93%..., tiene una Biblia; El 45% …, cree que Dios creó al ser humano hace 10.000 años. Un 56% considera que creacionismo y evolución deberían ser impartidos en las escuelas. Un 65% cree en el demonio; un 82%, en el paraíso, y un 40% piensa que el mundo acabará en una batalla apocalíptica entre Jesús y el Anticristo.
6 de cada 10…, afirman que la religión es muy importante en su vida, (en tanto) en los países europeos, la religión apenas es un hecho en la vida cotidiana de la gente.
En tanto – señala Rifkin- en Alemania, sólo un 21% dice que la religión es muy importante para ellos, mientras que el porcentaje en Gran Bretaña cae a un 16%; en Francia, a un 14%, y en la República Checa, a un 11%. En Suecia y Dinamarca, las cifras son incluso inferiores, por debajo del 10%.
¿Y en México? ¡No sabemos!
El caso de EU es pues una sociedad muy religiosa pese a ser moderna, racional y democrática. De hecho eso algo que ya le llamó la atención a Alexis de Tocqueville, tal y como dejó escrito en sus reflexiones sobre la democracia en América. Quienes han tratado posteriormente de explicar esa aparente paradoja recuerdan que la vitalidad de la religión en EU deriva de las condiciones creadas por la Primera Enmienda de su Constitución, que prohibía el establecimiento de cualquier religión en el Estado, mientras que garantizaba el libre ejercicio de la religión en la sociedad.
Ahora, la situación de EU no resulta hoy tan excepcional y hay datos que prueban que la religión es, en muchas sociedades, más predominante que hace unas décadas, que crece en casi todos los países el número de personas que se definen "religiosas" y que los medios de comunicación dedican muchos espacios.
Es más, las predicciones de los intelectuales de hace dos siglos decían que la secularización, conduciría a un gradual e inevitable declive de las religiones. Es decir, cuanto más moderna y democrática fuera una sociedad, menos peso tendría la religión. Hubo incluso quienes profetizaron el fin de la religión, la muerte de Dios. ¿Te acuerdas?
Y eso funciono muy bien mucho tiempo. 
De hecho, durante gran parte del siglo XX, la religión y la política caminaron más separadas que nunca en la Historia.
Sin embargo, en un determinado momento de sus décadas finales – y sobre todo a principios del siglo XX I- se produjo una espectacular inversión. ¡La política y la religión volvieron a unirse con una fuerza poco antes impensable!
“La religión vuelve a estar de actualidad después de dos siglos en los cuales parecíamos asistir a su declive irreversible. Lejos de ser un factor cultural en retroceso, parece hallarse hoy, en primer plano de los asuntos mundiales”, dice Eugenio Trias en España.
La pregunta obligada es ¿acertó la Ilustración al señalar el declive de la religión?
La respuesta la da Santiago Petschen, Catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid y profesor Jean Monnet de la UE (en un ensayo publicad por e Real Instituto Elcano)
“En parte sí y en parte no. El fallo de la Ilustración con respecto a la religión fue considerar al ser humano demasiado homogéneamente racional. Desde la perspectiva de los ilustrados, el conjunto del género humano tendría que haber ido perdiendo la fe de una manera bastante rectilínea. Pero el ser humano no es tan racional. Cuenta con manifestaciones emocionales y pasionales que, con mucha frecuencia, se sobreponen a la razón. Por otra parte, la heterogeneidad siempre es más amplia que la homogeneidad. Por mucho que aparezcan en la sociedad humana numerosos elementos homogeneizadores, el espíritu humano tiene muy distintas formas de configurarse. La heterogeneidad es un hecho recibido del pasado que determina profundamente el modo cómo las distintas civilizaciones y culturas afectan al variado proceder de las gentes. La heterogeneidad humana es producto también de la diversidad económica y técnica que existe en el mundo. La emocionalidad y la heterogeneidad son tierra abonada para el florecimiento de la variedad religiosa. Mientras el mundo sea así, el elemento religioso estará siempre muy presente en las acciones de los hombres. Las acciones políticas, al hacerse religiosas, ganan una dimensión muy notable, tanto en profundidad como en extensión. El aspecto de la religión que resalta aquí no es el de la religión como fenómeno espiritual. Es la religión-instrumento. Al afirmar la secularización de la profunda vida interior del hombre, los ilustrados tuvieron razón….”
Donde no tuvieron los intelectuales ue en que, en la posmodernidad, pudiera utilizarse tanto la religión como un instrumento tan poderoso para la política.
Dice el profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Michel Wieviorka, que desde los albores, se difundió también otra idea de la secularización, la que no considera el declive de la religión en provecho de la herencia racional de la Ilustración o de la idea de progreso, sino la referente a un proceso de disociación en virtud del cual se escinde de lo político y es expulsada del espacio público sin que por ello se combatan las convicciones, la fe o Dios ni se coarten las posibilidades de practicar la fe propia: en suma, se trata de garantizar la continuidad del viejo adagio que dice que debe darse al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.
Es menester- señala- por tanto, preguntarse: ¿puede continuar hablándose aún de secularización si la religión no sólo no retrocede sino que incluso encuentra -aun en los países más modernos- las sendas de un renovado impulso y (como ha llegado a decirse) de un “retorno de Dios”?
Un abrazo
Fred Alvarez

Agosto de 2009

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