Cónclave panista
“Los miembros de la nomenclatura panista se han convertido en el principal obstáculo en la definición democrática de su candidatura presidencial…
Calderón habló de las candidaturas ciudadanas. No porque tenga una baraja amplia. Es una elegante manera de colgar un anuncio en las rejas del panismo: se busca candidato con referencias.
“¿En verdad el PAN busca a José Woldenberg, Alejandro Martí, Mario López Valdez, Juan Sabines o Juan Ramón de la Fuente?: Germán.
Columna semanal Tolvanera/ Roberto Zamarripa
La reunión (panista)
Roberto Zamarripa
Publicado en Reforma, 25 de julio de 2011;
Atada a candidaturas prefabricadas que no despuntan, renuente a abrir las puertas para votos externos, horadada por corruptelas de sus dirigentes y enfrascada en una sorda guerra por descarrilar al que tienen al lado, los miembros de la nomenclatura panista se han convertido en el principal obstáculo en la definición democrática de su candidatura presidencial.
La jerarquía panista repasó el viernes 15 y sábado 16 de julio la adversa circunstancia en la que está inmersa: votaciones a la baja en comicios locales, calificaciones reprobatorias de sus gobiernos, divisiones partidistas internas, carencia de liderazgos. El staff de Los Pinos, el secretario de Gobernación, el CEN panista, gobernadores, candidatos externos y figurones y figurines (Diego Fernández, Carlos Medina, Fernando Canales, entre otros) tuvieron una encerrona con el presidente Felipe Calderón de la que derivaron tareas rumbo a la sucesión del 2012.
La Presidencia de la República lleva las riendas del proceso. Su pretensión por llegar con una tercia de contendientes hacia octubre próximo ha tensado el ambiente partidista. Los finalistas anhelados son Ernesto Cordero, Alonso Lujambio y Josefina Vázquez Mota. Por ello, Javier Lozano y Heriberto Félix ya dieron paso atrás y Emilio González se mantiene como carta de negociación de los grupos extremistas. A Santiago Creel no parecen tomarlo en serio.
Durante la cena del viernes 15 en la terraza de la sede nacional panista, según versiones de presentes, Fernando Canales encaró a Calderón y le espetó: dicen que impulsas a un candidato pero no creo que seas capaz de hacer eso. Tú no eres así. Calderón dijo que él no tenía un solo candidato y estaría a favor del que sea electo. Habló elogiosamente de tres (Ernesto Cordero, Alonso Lujambio y Josefina Vázquez) y mal de uno, Heriberto Félix, de quien dijo: "le di un Ferrari y ni siquiera lo sacó a pasear" en alusión a su mediocre desempeño en Sedesol. Sobre Lujambio comentó que sería el candidato equiparable en imagen a Peña, en una simplista referencia a que los panistas coloquen un galán azul contra el copete de Peña.
El sábado 16, Carlos Medina dijo que si la fortaleza de Peña era su imagen, había que confrontarlo con un contraste no con un supuesto símil. Su comentario apoyaba la posibilidad de lanzar a Josefina Vázquez Mota.
Canales Clariond disparó en favor de candidatos ciudadanos y nombró a dos no panistas ahí presentes: Xóchitl Gálvez y Gabino Cué. Hubo murmullos en la sala.
Juan Molinar propuso debatir sobre la alianza con Elba Esther Gordillo y el Panal, asunto que no fue festejado, y también colocó en la mesa el tema de la alianza con el PRD. Luis Felipe Bravo reparó y pidió no cometer el mismo error que, en su opinión, provocó la debacle en el Estado de México: despertar una expectativa de alianza y al final frustrarla para generar desencanto entre sus propios votantes.
Ocupó también la atención el debate sobre el método para definir al candidato blanquiazul a la Presidencia. Xóchitl Gálvez expuso que si el PAN no abría sus puertas a ciudadanos independientes, difícilmente ganaría una elección y fue secundado por varios panistas que incluso descalificaron la posibilidad de una contienda interna debido a la desconfianza por el padrón partidista, que no solo está inflado sino integra a grupos corporativos de taxistas, ambulantes y colonos que descarrilarían un proceso interno.
En la reunión, el dirigente blanquiazul Gustavo Madero expuso en gráficas las razones del arrasamiento priista en Coahuila y Estado de México. Según sus dibujos hubo una clara correlación entre la buena calificación a gobernadores (Moreira y Peña) con voto favorable al priismo, frente a una reprobación a la gestión de Calderón correlacionada con bajo voto panista. Al ver eso, el presidente de la República arqueó la ceja y tomó el punto para señalar que si eso daba pie a la redefinición de la relación gobierno-partido, estaba dispuesto a encararlo. Si quieren deslíndese de mí, emplazó.
El momento fue tenso, según refieren distintos testigos. Diego Fernández de Cevallos terció para señalar que "lo mejor" que tiene el PAN es su gobierno y que sería un craso error hacer un deslinde.
La apretada relatoría de la reunión panista indica que en el procesamiento de su sucesión presidencial, Felipe Calderón ha decidido oxigenar el debate antes de inclinar la balanza. Le quedan dos candidatos oficiales, Cordero y Lujambio, ambos empantanados: el primero con la obligación de definir el proyecto presupuestal del 2012 (sería pésimo legado que lo entregue y se vaya sin defenderlo. Es decir, tiene que renunciar ya); y el segundo, pataleando en el hoyo de Lieja, donde iban a construir una Estela y les salió un chiquero.
Por algo, Calderón habló recientemente en público de las candidaturas ciudadanas. No porque tenga una baraja amplia. Es una elegante manera de colgar un anuncio en las rejas del panismo: se busca candidato con referencias.
¿Abrir o cerrar al PAN? /Germán Martínez Cázares
Publicado en Reforma, 25 de julio de 2011;
"La democracia está en crisis... Se está produciendo una involución neoabsolutista", advierte el jurista italiano Luigi Ferrajoli en su más reciente y monumental obra: Principia iuris.
Detalla esa crisis de la democracia constitucional por una "discordancia entre normatividad y efectividad". También por una falta de "capacidad regulativa del derecho provocada por el aumento de su complejidad y, a la vez, por la creciente intolerancia de los poderes, tanto públicos como privados, hacia límites y controles...".
El maestro de la Universidad de Roma enumera dos factores estructurales para debilitar a la democracia: primero, ausencia de garantías por incumplimiento de los preceptos constitucionales ("defecto de legalidad") y, segundo, violaciones sistemáticas a las garantías existentes ("desarrollo de la ilegalidad"). (Principia iuris. Tomo II. Trotta. 2011. p. 76).
Algunas recientes elecciones evidenciaron "defectos de legalidad" porque, por ejemplo, no hay garantías para la libertad de expresión. Se limitan los debates y se calla la voz de gobernantes. La deliberación democrática naufraga en un mar complejo de reglas electorales que acaban por anular esa y otras garantías democráticas.
También sufragamos con "desarrollo de la ilegalidad". Los controles al dinero son ineficientes. Existe, en ese tema, como dice Ferrajoli, "discordancia" entre norma y realidad. Y así, la democracia es un juego inauténtico, ajeno al ciudadano, donde sólo se reciclan los mismos intereses. La democracia pierde credibilidad.
En ese marco de dificultad para el sistema democrático y, además, de descrédito de todo partido político, el PAN parece insistir en una peligrosa ruta de "intimismo electoral" para definir a su candidato o candidata presidencial.
No es buen camino un proceso "interno" con un padrón electoral panista con "dueños", engrosado en no pocos casos de manera clientelar.
Esa ruta doméstica no entusiasmará a los jóvenes. Basta ver los movimientos europeos contra toda la clase política, o las revoluciones árabes que derrocaron algunos de sus regímenes autoritarios. Apostar por el "establishment" político es suicida.
En el PAN la misma receta de siempre no va a funcionar. Además se hace tarde. Casi cualquier decisión sobre la forma de elegir al candidato presidencial tendrá dedicatoria. El camino elegido cargará dados y suerte a favor de alguno de los aspirantes.
¿Adelantar los tiempos? Más allá de la dudosa legalidad de la medida, puede favorecer a Santiago Creel, Josefina Vázquez Mota o Emilio González. ¿Retrasar los tiempos? Podría jugar a favor de Ernesto Cordero o Alonso Lujambio, quienes a toda prisa arman una agrupación en el país y visitan los comités del PAN.
Convocar a una elección abierta indiscriminadamente inclinará la balanza a favor de quien tenga acceso a medios de comunicación y capacidad para movilizar estructuras corporativas, sean panistas o no. Habría riesgo de infiltración del PRI o PRD en un asunto exclusivamente panista.
¿En verdad el PAN busca a José Woldenberg, Alejandro Martí, Mario López Valdez, Juan Sabines o Juan Ramón de la Fuente?
¿Por qué no, en lugar de pensar en un "candidato ciudadano", se organiza un "proceso ciudadano" para elegir al candidato o candidata panista?
La tarea debe ser afiliar a partir de cero a todo ciudadano que quiera participar en la justa electoral en febrero próximo. Limpiar la mesa del viejo y viciado padrón panista y promover la participación ciudadana.
Los aspirantes convocarían a apuntarse como simpatizantes del PAN a cualquier ciudadano. Ésos serían los votantes. Quien más ciudadanos congregue, lógicamente, tiene más oportunidad de ganar. La medida abrirá las puertas del PAN, dinamizaría su vida interna, emparejaría el piso de la carrera, respetaría la ley, y recobraría el extraviado sentido la democracia panista.
Repetir lo mismo. Mirar el espejo. Aplaudirse solo. Será un frenesí blanquiazul, pero llevará al PAN al tercer lugar, como dice, y dice bien, Diego Fernández de Cevallos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario