¡No hay un solo tablao en México! ¡Caray!
Se cerró hace años Gitanerías, El Mesón de Triana, Parranderías, etcétera. ¿qué vamos hacer? Se acabaron los “tablaos” flamencos
Se cerró hace años Gitanerías, El Mesón de Triana, Parranderías, etcétera. ¿qué vamos hacer? Se acabaron los “tablaos” flamencos
Rosario Manzanos
Revista Proceso # 1816, 21 de agosto de 2011
Adiós a las noches de curda, baile, tapas y palmas: en la Ciudad de México no hay un solo tablao más. Sin ninguna razón clara, los espacios para el flamenco vivo y desbordante han ido desapareciendo: Gitanerías, El Mesón de Triana, Parranderías, entre otros.
Bailaores, cantantes y guitarristas lo lamentan y han tenido que modificar el giro de su trabajo para refugiarse en academias y shows eventuales, y los menos en las escasas temporadas que se dan en los teatros del INBA o la UNAM.
En cuanto a los shows, de llegar a presentarse los artistas de los tablaos lo hacen en restaurantes circundantes a la Plaza de Toros México, en negocios de comida española o muy esporádicamente en teatros oficiales. El flamenco en México parece agonizar.
Intérpretes de este arte venido de Andalucía y que durante medio siglo tuvo una enorme popularidad en el Distrito Federal explican a Proceso su sentir sobre la extinción de los populares espacios:
Bailaor del mítico Gitanerías antes de su cierre hace dos años, Alejandro Tena, codirector de la compañía Arcai Danza Flamenca junto con Domingo Gracilazo, dice:
“Bailé 10 años en el tablao. Era algo más que emocionante porque había un público especializado que iba a buscar una buena interpretación y la pasión del flamenco. Ser parte del elenco y compartir con todos los solistas me hizo crecer mucho en el foro. En el montaje teníamos una estructura, pero ésta se modificaba a partir del espectador, si estaba eufórico uno podía crear y alargar su participación. Es la gran diferencia con el teatro, uno siempre mantiene una relación visual con los músicos y cantaores y puedes pedir más y más. En el teatro no.
“El tablao para mí era la mejor experiencia para que apareciera ‘el duende’, cada noche era especial y a mí me encendía tener al público a unos cuantos centímetros. Además; por toda la gente que había pasado por ahí yo sentía una enorme responsabilidad, mi público no era de aficionado sino de conocedores que llegaban a tomar su tragos, comer sus tapitas y en una de esas, por qué no, se ponían a bailar por sevillanas.
“Ahora siguen habiendo espectáculos de flamenco pero son shows de temporada corta, comidas o cenas con un espacio acondicionado. Yo estoy bailando ahora en la Casa Ávila, que es un restaurante. Bailo en otros lugares donde la gente al llegar a cenar se entera que hay un show.”
El guitarrista Gerardo Negrete, con 35 años tocando, ha trabajado con todos los artistas del flamenco de México:
“Me inicié como profesional en un tablao que se llamaba El corral de la Morería cuando tenía 18 años. Toqué en Parranderías, Gitanerías, El mesón de Triana, el Olé Sevilla, Andalucía de noche, La cueva del rey gitano, siempre había tablaos de lunes a sábado, cerraban sólo los domingos. Ahora no queda ninguno, ni uno solo.
“Yo creo que los fueron quitando por la crisis, por la inseguridad, así que si no fuera por academias o las funciones eventuales en foros yo no sé de qué viviríamos los músicos y cantaores.”
La renombrada bailarina Pilar Rioja confiesa su pesar:
“En su última etapa Gitanerías era también una discoteca. Los tiempos cambian, no tengo claro qué pasó, tal vez a las nuevas generaciones no les interesa ya ir a lugares de ese tipo. Yo bailé mucho tiempo en El rincón de Goya y en Gitanerías, fueron experiencias muy grandes porque el público no va a estar seriecito, el tablao te enseñaba a lidiar con la gente, a saber cómo dominar al público. Así que cuando llegas a un teatro ya tienes las tablas para saber cómo apresarlo y llevarlo hacia donde tú quieres.
“Ahora sólo bailo en teatros cuando hay temporadas y cada año desde hace 38 viajo a Nueva York a bailar en el Teatro de Repertorio Español y hago temporadas en México, pero ahora es peligroso viajar por el país, así que ya no puedes trabajar como los cómicos de la legua, que es algo que a mí me gusta muchísimo.”
Con el espectáculo especial Amaya Linaje, Mercedes Amaya, La Winy regresó a bailar el sábado 16 y domingo 17 de julio en el Teatro de la Ciudad en homenaje a Carmen Amaya. La acompañaron sus hijos, su esposo y su hermana, La Chuny.
Dedicada a la docencia de tiempo completo después de haber sido estrella durante más de 20 años de prácticamente los tablaos más importantes de México, apunta:
“Yo misma me pregunto qué fue lo que pasó con los tablaos aquí. Creo que su desaparición se debe a la crisis económica, la inseguridad. Los flamencos nos mantenemos ahora de las clases. Yo por suerte tengo invitaciones a bailar, pero fuera, en Francia, Japón y Estados Unidos. Los tablaos eran una tradición en México, siempre se tuvo a un público ávido por estar en ellos.
“En el tablao la conexión con la gente es diferente, no cuidas tanto ciertos aspectos como en un teatro, las cosas no son tan elaboradas y tienes un gran fogueo. La energía la diriges de otra manera. Yo disfruto ampliamente el tablao como disfruto el teatro.”
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