Crisis
de seguridad/Editorial, Noroeste, 22 de febrero de 2016…
La
violencia en Sinaloa no ha cesado desde que inició el año, y no sólo eso, se ha
incrementado, sobre todo en el sur.
El
12 de febrero ocurrió la masacre de 13 personas en la zona serrana de San
Ignacio, región que se ha convertido en tierra sin ley, pues desde 2002 a la
fecha han ocurrido al menos siete multihomicidios.
Esto
ha provocado el desplazamiento forzado de personas hacia el valle, quedando
solos pueblos enteros. En los últimos días han salido alrededor de 200 familias
más de 12 comunidades, derivado de los últimos hechos de sangre en esa zona.
Cuatro
días después sucedió otro caso, ahora en la sierra de Rosario, donde tres
personas fueron asesinadas durante un enfrentamiento entre grupos rivales.
La
violencia no ha cesado en ese municipio donde se han reportado varias
balaceras. Tan sólo ayer se informó de cuatro muertos más.
El
"turno" le tocó ayer a Elota donde fallecieron cinco personas en un
enfrentamiento suscitado en el estacionamiento de un bar, en La Cruz, donde se
presentaba un grupo norteño; entre las víctimas está un policía federal. En los
hechos también resultaron heridos dos individuos.
De
acuerdo con la información, la balacera se registró a las 2:30 horas de ayer,
luego de una discusión entre cuatro personas.
#
Malecón/Nororeste
Grave
irresponsabilidad
Si
bien, se sabe que la seguridad es una de las principales tareas del Estado,
¿por qué sexenio tras sexenio es el problema que menos resuelven?
En
el turno de Mario López Valdez como titular del Poder Ejecutivo el asunto se
torna aún más cuestionable, pues fue electo para llevar a cabo el cambio del
estado de las cosas.
En
el ocaso de su gestión, vemos que en seguridad pública, las cosas permanecen
igual, no hay cambio.
La
ola reciente de violencia en Sinaloa es la confirmación de esa irresponsabilidad.
Aunque
Malova y su gabinete insisten en el discurso de que los homicidios se redujeron
con relación a 2010, la verdad es que su sexenio no concluye y ya rebasamos la
cifra de 6 mil 626 asesinatos que se cometieron en todo el sexenio anterior (al
cierre de enero se contabilizaron 6 mil 638).
Eso,
más la alta impunidad arriba del 90 por ciento, pues es una clara prueba de que
todo fue marketing del candidato Malova para llegar al poder.
La
enésima ola
La
violencia tiene un comportamiento de ciclos. Eso se aprende viviendo en
Sinaloa.
Tan
es así, que ya es parte del argot llamar "ola" cuando registra un
repunte.
Una
de esas enésimas olas es la que recientemente estamos viviendo con las matanzas
en San Ignacio y Rosario, el asesinato de 16 mujeres en 50 días y, en general,
el homicidio "por goteo" de casi todos los días.
Y,
sin embargo, Moisés Melo García revela con sus palabras que a pesar de la
historia y de la ciencia, el Gobierno de Sinaloa trabaja con el método del
"ojo de buen cubero".
"Teníamos
la idea de que estaba relativamente tranquilo Culiacán, y se nos vino esta
situación y como le digo, estamos trabajando ahorita, tanto las fuerzas
federales, tanto el Estado y el Municipio para contrarrestarlo".
En
otras palabras, ni en luna llena prevén que la marea subirá.
Algo
de historia
El
combate a la inseguridad pública en el sexenio malovista se dio en dos
episodios.
El
primero fue de 2011 a 2013, con la creación de la Policía Élite (ha vuelto a
escuchar usted de ella).
La
inversión constante de gasto en infraestructura, equipo y otras cosas, y la
persecución constante del grupo conocido como "Los mazatlecos".
En
ese periodo, o detenían a integrantes de esta banda filial de los Beltrán Leyva
(la PGJE los presentaba a la prensa); o los "abatía", o como pasó con
los que sobrevivieron, los replegó hacia la sierra.
La
reacción contra este grupo fue virulenta: la masacre de policías estatales
sobre la carretera a altura de Guasave, las lonas amenazantes contra el
Gobernador, una de ellas colgada afuera de periódicos, junto a cadáveres
decapitados, y otros atentados contra jefes policiales.
Al
final, el Gobierno malovista cumplió el cometido de disminuir a los
Mazatlecos-Beltrán Leyva y en la segunda mitad de sexenio se dedicó a
administrar el discurso de la estadística y a trabajar con "ideas",
como reconoce Melo.
Para
Malova y el gabinete de Seguridad el origen de la violencia en Sinaloa radicaba
en los enemigos del Cártel de Sinaloa.
Una
visión hipercortoplacista, que ignoraba la historia, la probabilidad, la
estadística y la sociología,
Por
ello, ahora que "brota" desde otros orígenes los toma sin
preparación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario