Entrevista con
la esposa de El Chapo: Muerte, tortura y drogas, no es el hombre que ella
conoce, asegura la ex reina de belleza
Hoy Los
Angeles, 21 de febrero de 2016..
Wife
of 'El Chapo' recalls the day they met
Emma
Coronel Aispuro recounts how she met Joaquin Guzman at a dance – and how
authorities moved in to arrest him early one morning in 2014. (Credit:
Telemundo)
Este
artículo se publicó como una colaboración con el Programa de Periodismo de
Investigación de la Escuela de Periodismo de UC Berkeley, del cual participa
Anabel Hernández.
La entrevista también se transmitió por Telemundo, la noche del domingo 21 de febrero..
Entrevista
con la esposa de El Chapo: Muerte, tortura y drogas, no es el hombre que ella
conoce
Ella
entra al restaurante con un elegante vestido negro sin mangas, una blusa rosa y
con una mascada blanca en su cuello. Su bolsa es Prada. Y si trajera
guardaespaldas, muy probablemente estarían afuera esperando discretamente.
Como
esposa de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el notorio líder del cartel de
Sinaloa, Emma Coronel Aispuro se ve
ansiosa de no llamar demasiado la atención, mientras se dirige a un salón
privado dentro del concurrido restaurante, un popular lugar de mariscos en las
orillas del rio Tamazula. Ella sonríe suavemente y habla con tranquilidad.
“No
tengo experiencia alguna en este tipo de cosas”, dice.
La
ex reina de belleza de 26 años de edad, nunca ha hablado públicamente acerca de
sus ocho años de matrimonio con el hombre que ha encabezado una de las
organizaciones criminales más violentas del mundo, responsable de la mayoría de
la marihuana, metanfetaminas y asesinatos que se producen en México.
Ahora
dice, quiere salir públicamente y dar este mensaje urgente: La vida de su
esposo está en peligro. Ella teme que no va a sobrevivir a su encierro en la
cárcel de “El Altiplano”, la prisión donde ha estado en confinamiento solitario
desde el 8 de enero, cuando las autoridades mexicanas lo capturaron en la
ciudad de Los Mochis, Sinaloa, casi seis
meses después de su segunda fuga de una cárcel de alta seguridad mexicana.
“Ellos
quieren hacerle pagar por haberse fugado. Ellos han dicho que no lo están
castigando por eso, pero sus guardias están ahí, todo el día, mirándolo”, dice
Coronel. “Los guardias están ahí, todo el día, haciendo acto de presencia. No
lo dejan ni siquiera dormir, no tiene privacidad, ni siquiera para ir al baño”.
Las
increíbles fugas de Guzmán, la más reciente a través de un túnel de más de un
kilometro de longitud que se encontraba oculto en la regadera de su celda, ha
sido motivo de escarnio para las autoridades mexicanas, las que parecen
determinadas a evitar que se evada por tercera ocasión. Desde su último
encarcelamiento, su esposa ha tenido permiso de verlo tan solo por 15 minutos.
Ella asegura que su esposo “está siendo torturado lentamente” y que está
sufriendo de una peligrosamente elevada presión arterial.
“Temo
por su vida”, dijo.
Guzmán,
de 58 años, encara al menos media docena de delitos en los Estados Unidos. Se
le acusa de encabezar una organización criminal que ha introducido a Estados
Unidos y a numerosos países del mundo, 1.8 millones de libras de cocaína entre
el 2003 y el 2014. De acuerdo a la fiscalía federal sus sicarios han llevado a
cabo cientos de asesinatos, asaltos, secuestros y actos de tortura durante ese
periodo.
Ese
no es “El Chapo” que Coronel dice conocer. Ella describe a su esposo como un
hombre de familia, amoroso, a pesar de haber estado encarcelado la mayor parte
de sus ocho años de matrimonio. Ella asegura que conoce muy pocos detalles de
sus asuntos personales.
“El
es como cualquier otro hombre, y por supuesto, no es ni violento ni rudo”, asegura Coronel, quien insiste en
que nunca ha visto a su esposo actuar violentamente o utilizando drogas. “Nunca
lo escuché diciendo una mala palabra. Nunca lo he visto exaltarse por algo o
enojarse con alguien”.
Su
esposo, afirma, le dice “mi reina”.
Aunque
“El Chapo” se ha convertido en una de las figuras más reconocidas del mundo, su
esposa ha permanecido en el anonimato. Su nombre salió a la luz pública en
septiembre del 2007, cuando la revista Proceso, publicó un artículo acerca de
cómo una adolescente, al cumplir 18 años, se había casado con “El Chapo”, luego
de ganar un concurso local de belleza.
Cuatro
años después, Los Ángeles Times reportó que Coronel, quien nació en San
Francisco y tiene ciudadanía americana, había dado a luz a unas gemelas en
Lancaster, en las afueras de Los Ángeles.
Coronel
es la tercera esposa de Joaquín El Chapo Guzmán. Su hijo mayor tiene 32 años de
edad. Y sus hijas se encuentran entre los 19 hijos que se dice ha procreado el
capo. Ella asegura que todos los rumores de que El Chapo abusa de las mujeres,
son falsos.
“El
sería incapaz de tocar a una mujer con malas intenciones, de obligarla a hacer
algo que ella no quiera”, dice Coronel, mientras habla pausadamente, casi con
monotonía, al tiempo que describe la vida con él, la cual dio inicio en una
comunidad rural del estado de Durango, donde vivió lo que podría ser una
historia de amor, intriga y miedo –miedo por el hecho de que su esposo
constantemente tenía que salir huyendo, miedo por su familia, por los problemas
legales internacionales que encara en Estados Unidos.
“Ha
sido una vida, dice, siempre en el ojo de la tormenta”.
Pero
asegura que ha aceptado el hecho de que no tiene poder para cambiar las cosas.
“El hubiera no existe”, dice. Si su esposo es extraditado a Estados Unidos y
enfrenta un juicio en este país, donde probablemente no podrá escapar
nuevamente, ella estará presente, asegura.
“Lo
voy a seguir a cualquier sitio. Lo amo. El es el padre de mis hijos”.
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Como
muchas otras historias de amor, la suya empezó en un baile en La Angostura, uno
de los muchos ranchos del poblado de Canelas, Durango, ubicado en el llamado
Triángulo Dorado de México, en plena Sierra Madre occidental, una zona en la
que los cultivos de marihuana y amapola dominan la vida agrícola de esta región
controlada por el Cartel de Sinaloa.
“El
estaba bailando con otra muchacha. Y yo estaba bailando con mi novio – en ese
tiempo tenia novio- y entonces nos cruzamos en el centro de la pista de baile.
El me sonrió con toda galanura. Un poco después una persona me dijo que ‘el
hombre que me había sonreído quería bailar conmigo’, y yo dije sí, porque en
los ranchos, aunque tengas novio, uno baila con cualquier persona que te pida
bailar con él, y yo dije, claro que si’”.
El
encuentro fue breve, dijo Coronel, y no volvió a ver a Guzmán hasta varios
meses después. “Amor a primera vista no fue”,
asegura.
Coronel
nació el 2 de julio de 1989 en San Francisco, donde su mama, Blanca Estela
Aispuro se encontraba visitando a unos familiares. Su mamá era ama de casa y su
papá, un campesino que se dedicaba a la siembra de frijol y maíz. Cuando tenía
11 años de edad, sus padres la enviaron a California, pero después de algunos
años, regresó a casa, ya que extrañaba la vida en el campo y a su familia.
Meses
después de su primer encuentro con Guzmán, decidió entrar al concurso anual de
belleza de la Feria del Café y la Guayaba en Canelas, Durango. Ella comenta
orgullosa que ganó por los votos que
obtuvo esa noche y no, como la prensa mexicana lo ha dicho, porque El Chapo
hubiera dado dinero para que ella resultara ganadora.
Al
mismo tiempo, Guzmán se encontraba en su acostumbrado papel de fugitivo. En
enero del 2001, se había fugado de la prisión de alta seguridad de Puente
Grande, Jalisco. A pesar de encontrarse fugitivo, El Chapo hizo numerosas
visitas a la casa de Coronel, algunas veces durante las fiestas locales.
Coronel asegura que nunca le dio regalos ostentosos.
“Podría
decir que lo que me enamoró de él fue su forma de hablar, la forma de tratarme,
la forma en que nos empezamos a tratar, primero llegó la amistad y después todo
lo demás”, dice Coronel, mientras se sonroja un poco por sus recuerdos. “El
tiende a ganarse a la gente por su forma de ser, por la forma en que trata a la
gente en general”.
Un
sacerdote en Canelas casó a la pareja en la casa de la familia el 2 de julio
del 2007, cuando ella estaba cumpliendo 18 años. Ella vistió un vestido blanco,
y parecía una princesa. Hubo algunos cuantos invitados entre familiares
cercanos y amistades. No hubo ningún invitado de parte del novio. Sus padres
habían tratado de evitar la boda”, dice Coronel.
Durante
años se informó que la boda no había sido sólo una unión entre un poderoso
hombre de 50 años de edad y una adolescente que se había enamorado de él, sino
de dos facciones influyentes de la compleja jerarquía de producción de drogas
de Sinaloa. Ignacio ‘Nacho’ Coronel Villareal, un miembro de alto rango del cártel
de Sinaloa que murió en un tiroteo con las autoridades en 2010, era
frecuentemente identificado como el tío de Emma Coronel (algo que nunca fue
oficialmente declarado por el gobierno mexicano, y Coronel insiste en que no es
cierto).
En
2013, el Departamento del Tesoro de los EE.UU. identificó al padre de Emma
Coronel, Inés Coronel Barreras, un importante traficante de drogas –y uno de
los principales lugartenientes de Guzmán- bajo la Ley de Designación de
Cabecillas Extranjeros, lo cual permitió al país bloquear sus activos. Coronel
Barreras, de 48 años, y su hijo, Inés Omar Coronel Aispuro, fueron detenidos
por tráfico de drogas en 2013, en base a alegatos de que Coronel Barreras
–popularmente conocido en el cártel como ‘El suegro’- coordinaba envíos de drogas
desde México hacia Arizona para el cártel de Sinaloa.
Emma
Coronel ha dicho que, tanto su padre como su hermano son inocentes de los
cargos, que se creen fueron un intento del gobierno para tomar el control de
los activos de la familia. Su hermano menor, Edgar, fue arrestado en agosto
pasado por haber ayudado a Guzmán a escapar de prisión el mes anterior.
Coronel
sostiene que su vida ha transcurrido entre observar y esperar.
Una
vez casados, la mujer se trasladó a Culiacán, base de operaciones de Guzmán;
terminó la escuela secundaria( Prepa, dijo) e ingresó a la universidad para estudiar
periodismo. Vio a su esposo fugitivo sólo esporádicamente; a veces era cada fin
de semana, otras debía esperar meses antes de ser convocada para un encuentro.
Aunque
la revista Forbes nombró a su esposo como uno de los hombres más ricos del
mundo, Coronel afirma que nunca llevó una vida de opulencia y que su marido
descreía de esta lista, a menudo preguntándose: “Uno debe preguntarle a la
revista: ‘¿Dónde está todo este dinero? ¿Ustedes saben? Porque yo no sé dónde
está’”.
Del
mismo modo, Coronel dice que nunca vio a su marido con drogas o armas. “Me fui
cuando él ya se encontraba en un lugar establecido y muy tranquilo”, recuerda
Coronel.
Ella
comenzó a ver con otros ojos esa inusual dinámica familiar en agosto de 2011,
cuando nacieron sus gemelas, en un hospital en Lancaster. “Cuando uno tiene
hijos, la forma de pensar y de ver la vida cambia”, explica. “Para mí, fue
entonces cuando empecé a pensar acerca de la situación, de que todo era un poco
complicado”.
Emma
comenzó a preguntarse si sus hijas, ahora de cuatro años de edad, pasarían sus
vidas pagando el precio de todo lo que había sucedido. “Me apena profundamente
pensar eso en esos momentos en los que no pueden ver a su padre; pensar que
podrían ser juzgadas cuando sean mayores, que alguien podría señalarlas por
hechos de los que ellas no tienen idea”.
En
cuanto a su esposo, Coronel afirma que nunca le ha visto temeroso o agitado, ni
siquiera en momentos de gran tensión. “Él no muestra en ningún momento que está
preocupado por algo”, dice la mujer, quien describió a su marido como “muy
inteligente” pese a carecer de educación formal. Lo que sí le molesta a él,
dijo, fue su creciente estatus de ‘narco-leyenda’ y su imposibilidad de contar
su propia historia.
Guzmán
había deseado por mucho tiempo colaborar en una película acerca de su vida, en
parte para contrarrestar lo que él entendía como falsedades y sensacionalismo.
“Para poner las cosas exactamente como son, y mostrar todo lo que ha ocurrido
hasta ahora, contado por él”, explica.
La
actriz mexicana Kate del Castillo, conocida por su papel como capo femenina de
la droga en una popular telenovela, exploraba la posibilidad de realizar el
film luego de que Guzmán, un admirador, se contactara con ella. Fue Del
Castillo quien se asoció con Sean Penn, el actor y director de Hollywood, para
realizar una visita clandestina a Guzmán el año último, mientras el
narcotraficante estaba aún desaparecido. Penn escribió un colorido artículo
para la revista Rolling Stone acerca de este encuentro.
Lo
que despertó la ira de Coronel –y la de su esposo, según cree- es un video
publicado con este artículo, en el cual Guzmán, sentado frente a una valla en
un entorno campestre, reconoce que ha trabajado en el tráfico de drogas desde
sus 15 años de edad, atraído a ello por la gran pobreza de las zonas rurales de
montaña.
Coronel
afirmó que publicar ese video, cuyos derechos fueron cedidos no por Penn sino
por la compañía productora de Del Castillo, fue “una traición”. Su marido,
afirmó, creyó que el material sería utilizado únicamente como información de
base para el artículo escrito.
El
abogado de Del Castillo, el abogado Harland Braun, de Los Ángeles, afirmó que
el capo de la droga había entendido claramente que la actriz estaba allí para
hablar de una película, un proyecto en el cual todavía está involucrada: “Él
admite [en el video] ser un narcotraficante. Y el hecho de estar en el negocio
de la droga, ¿es eso lo que lo avergüenza? El objetivo mismo de la película es
que él está en el negocio de la droga. Lo que dice ahora no tiene ningún
sentido”, expresó.
Además,
había un afectuoso intercambio de mensajes entre su esposo y Del Castillo, que
se filtró en la publicación mexicana Milenio luego del arresto de Guzmán. “Eres
tan hermosa, amiga mía, en todo sentido”, decía ‘El Chapo’ a la actriz en uno
de ellos. “Te cuidaré más que a mis propios ojos”.
Coronel
afirmó que ese intercambio de mensajes no le resultó problemático. “Creo que
era la primera vez que se veían. ¿Cómo podría ser una relación personal?”, se
preguntó. “En ningún momento me sentí celosa de Kate”.
Joaquín
‘El Chapo’ Guzmán, uno de los mayores capos de la droga mundiales, ganó ese
estatus durante los más de diez años que transcurrió prófugo de la justicia,
evadiendo a las autoridades gracias a su habilidad para construir túneles
secretos en sus muchos escondites de montaña, casas urbanas seguras y
apartamentos costeros, así como su habilidad para sobornar, persuadir y matar.
::
El
final de su temprana vida juntos comenzó en febrero de 2014, cuando fue
súbitamente llevada al encuentro de su marido en la Torre Miramar, en el puerto
de Mazatlán, Sinaloa.
Era
temprano en la mañana del 22 de febrero cuando las autoridades llegaron. “A las
6 de la mañana oímos unos ruidos, como si estuvieran golpeando la puerta”,
recuerda Coronel. Hombres armados ingresaron en el cuarto gritando: “¿Dónde
está ‘El Chapo’?”. Su esposo salió del baño y les dijo: “Cálmense. Aquí estoy”.
Coronel cree haber escuchado a agentes de control de drogas de los Estados Unidos
en esa escena.
No
fue hasta un mes después que ella y sus hijas pudieron visitar a Guzmán en El
Altiplano. Irónicamente, lo vio más seguido durante ese período que nunca
antes. Luego, el 11 de julio de 2015, escuchó la noticia de su nuevo escape,
esta vez a través de un complejo túnel.
Según
Coronel, entre julio de 2015 y enero de 2016 tuvieron sólo dos encuentros con
su esposo, ahora de nuevo en su familiar papel de fugitivo. “Él sólo quería
pasar un lindo momento con sus hijas”, dice la mujer. “Estar en paz”.
Luego,
el 8 de enero, escuchó informaciones de que su esposo había sido recapturado en Los Mochis, mientras escapaba
en un automóvil robado. Coronel volvió a viajar hasta la prisión El Altiplano.
Esperó tres días antes de recibir un permiso de 15 minutos con su esposo. Esta
vez, estaba claro, los guardias no correrían ningún riesgo.
“Estaba
completamente encadenado, esposado; los guardias se quedaron allí con nosotros
todo el tiempo, a pocos centímetros de distancia”, dice Coronel, quien aseguró que
rompió en lágrimas al ver el estado de su marido. “Estaban armados y
encapuchados. Tenían cascos con cámaras y estaban siempre grabando”.
Al
salir de la prisión, recuerda, su esposo tuvo unas pocas palabras de aliento.
“No te preocupes”, le dijo. “Todo estará bien”.
ACERCA
DE ESTE REPORTE
Este
artículo se publicó como una colaboración con el Programa de Periodismo de
Investigación de la Escuela de Periodismo de UC Berkeley, del cual participa
Anabel Hernández. La entrevista también se transmite por Telemundo.
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