“... De entonces a la fecha han corrido 16 años, cuatro meses y 19 días..“
Columna EN PRIVADO /Joaquín
López-Dóriga
Milenio, 19 de agosto de 2016
Esta
noche…
Los
que duermen juntos tienen los mismos sueños. Florestán
La
noche del miércoles 29 de marzo de 2000 recibí una llamada de Bernardo Gómez,
que estaba en Nueva York con Emilio Azcárraga, y me dijo: Nos vemos mañana a
las nueve en la oficina de Emilio.
Días
antes habíamos quedado que a la salida de Guillermo Ortega, que había sucedido
a Jacobo Zabludovsky en el noticiario nocturno de Televisa, yo seguiría en
Primero Noticias, que había iniciado siete meses antes, el 6 de septiembre de
1999, espacio que se construyó de la nada en dos semanas, con el respaldo de
Emilio, Bernardo y la operación fundamental de Leopoldo Gómez, que unos meses
antes había asumido la vicepresidencia de Noticieros Televisa en relevo de
Félix Cortés.
Como
quedamos, el jueves 30 de marzo, al terminar la emisión de Primero Noticias,
fui a la oficina de Emilio, donde estaba Bernardo, y me dijo que iba a conducir
el noticiario de la noche, lo que me sorprendió, yo no quería dejar el
matutino. En muy poco tiempo se había colocado en la audiencia con lances como
el memorable debate entre Diego Fernández de Cevallos y Andrés Manuel López
Obrador. Finalmente dije que sí, y pedí tiempo antes de que lo anunciaran para
hablar con mi familia porque eso, sabía, como fue, les iba a cambiar la vida de
un modo radical, como sería a lo largo de los últimos 16 años.
La
mañana del viernes 1 de abril Emilio Azcárraga llegó al estudio de Primero
Noticias y allí, al aire, hizo el anuncio de que a partir del lunes 3 iniciaba
el noticiario nocturno.
De
entonces a la fecha han corrido 16 años, cuatro meses y 19 días, en los que
noche a noche, a lo largo de 4 mil 276, he conducido el noticiario más visto de
México sin faltar a una sola emisión, ni por motivos de salud, solo en mis
necesarias, mas no merecidas vacaciones.
Y
ha sido una travesía apasionante, extraordinaria, única, de altas y bajas, de
buenas y regulares que me ha permitido ser cronista de privilegio de la
historia diaria de un país que de aquel 3 de abril de 2000 a este 19 de agosto
de 2016 es otro. Entre otras muchas cosas, como testigo de primera fila, que
nunca protagonista, de las dos transiciones democráticas y narrar los hechos
que han cambiado a este país, sus éxitos y fracasos, sus auges y sus crisis,
sus hazañas y sus tragedias, las mías, los míos.
Días
y noches en las que no hubo descanso, lo que nunca fue un sacrificio, he hecho,
y seguiré haciendo, lo que me gusta, lo único que sé: ser reportero y, desde
esa base, contar, narrar, documentar los últimos 16 años de este país.
Esta
noche termino este largo e intenso ciclo de mi vida y quiero dar las gracias a
Emilio, a Bernardo, a Leopoldo y a todos mis compañeros: Vega, Lola, Ana
Bertha, Oscar, Dianita, Raúl. A Amador y a los señores, como les digo, Arvizu y
Lugo, a Carlitos. A todos los reporteros, camarógrafos, equipos de producción y
técnico.
Y
al mirar atrás, ver que mi familia fue la gran damnificada de todos estos años
que les sustraje y que me comprometo no a reponer, pero sí a recuperar, porque
así soy yo.
Esta
noche termina una etapa inolvidable y el lunes inicia otra.
Gracias
a todos.
Nos
vemos el martes, pero en privado
lopezdoriga@milenio.com
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