26 nov 2018

Las columnas políticas, hoy, lunes 26 de noviembre de 2018...

Salvador García Soto @SGarciaSoto
Así hoy la presencia de @lopezobrador_ presidente electo hoy mostrando el apoyo de las Fuerzas Armadas del país en Campo Militar No. 1 ¿Para quién o quienes el mensaje?
@fredalvarez Retwitteó..
EPN ya a abdicó !  NO debe ir a ja Cumbre de Argentina
Pero que necesidad!.., decía Juan Gabriel.. .
@fredalvarez
Por qué AMLO hizo uso - ilegal, debido a que aún no es jefe de las  Fuerzas Armadas - del Campo Militar con miles de soldados que le aplaudieron una y otra vez?
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Orale con el arzobispo Primado de México...!
"Oremos por el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador y por todos los encargados del Poder Ejecutivo federal que toman cargo el próximo 1 de diciembre, para que el Señor los ilumine y acompañe a todos en su cargo al frente del País", pidió.
El llamado lo hizo en misa dominical  la cual celebró en la Catedral y no en la Basílica de Guadalupe como ha sido su costumbre.
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Por cierto, el presidente electo, sigue con una buena aprobación, más de la mitad de la población mexicana lo apoya., pero....dicho apoyo disminuyó entre agosto y noviembre de este año; la calificación que le otorgan los ciudadanos a su labor como presidente electo pasó de 7.4 a 6.8, de acuerdo con la más reciente encuesta nacional realizada por EL UNIVERSAL.
En agosto pasado, AMLO tenía 64% de aprobación a su labor como presidente electo; en el ejercicio recientemente realizado obtuvo 55%, una disminución de nueve puntos porcentuales en los últimos tres meses. 
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Las columnas políticas, hoy, lunes 26 de noviembre de 2018...
Templo Mayor/ Reforma...

EN LA ÚLTIMA semana del sexenio de Enrique Peña Nieto muchos funcionarios de alto nivel buscan espacios para emplearse en la academia o la iniciativa privada, unos con mejor suerte que otros.
Y QUIEN parece ya tener resuelto su futuro inmediato es el vocero presidencial Eduardo Sánchez, pues se da por hecho que regresará a trabajar con Joaquín Vargas y su familia, grupo empresarial en el que, por muchos años, colaboró como abogado general de sus negocios de telecomunicaciones.
ESO SÍ, Sánchez cambiará de giro pues cuentan que ahora será vicepresidente en su conglomerado restaurantero. Bon appétit!
TRAS LA nominación de Jonathan Heath como subgobernador del Banco de México, cuentan que el próximo gobierno anda buscando un candidato más para incorporarlo a la Junta de Gobierno.
Y DICEN que los requisitos son dos: haber sido parte del propio Banxico y que no sea egresado del ITAM. De ahí que, quienes conocen el mundo de las finanzas, dicen que son pocos los que reúnen esas características y que, hasta ahora, hay tres nombres que destacan.
EL PRIMERO es Gabriel Lozano, actual economista en jefe de JP Morgan para México; Carlos Pérez Verdia, coordinador de asesores de Enrique Peña Nieto, y Gabriel Casillas, de Grupo Banorte.
LOS TRES tienen el sello de la casa, dado que se formaron en las filas del Banco de México, los tres son doctores en Economía y ninguno pasó por el ITAM. El detalle está en que tanto Pérez Verdia como Casillas son identificados como cercanos al PRI, mientras que Lozano es un reconocido técnico apartidista.
CLARO QUE habrá que ver si Carlos Hank González le da un empujoncito a Casillas, ahora que ya tan bien se lleva con Andrés Manuel López Obrador.
EN MEDIO del relajo que se traen en los tribunales electorales con la elección extraordinaria en Monterrey, parece que la cordura empieza a asomarse.
SE COMENTA que en la Sala Superior del Tribunal electoral federal -la última instancia- ven con buenos ojos que la elección se realice el domingo 16 de diciembre y no el 23 como está programado.
LA IDEA es que los magistrados de la Sala Superior agilicen el desahogo de las impugnaciones pendientes con el fin de despejar el panorama y adelantar una semana los comicios para bajarle a los asegunes y sospechosismos de que la elección se movió al 23 para favorecer al PRI.
AL FINAL de lo que se trata es de permitir que los regiomontanos puedan festejar la Navidad con certezas y no con más conflictos y dudas...
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¿Será?/ 24 Horas...
Completa mudanza
A cinco días del cambio de Gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto y su familia terminaron la mudanza y dejaron la casa Miguel Alemán. Mientras, EPN está listo para afrontar sus últimas horas al frente del Ejecutivo. Se prevé que de aquí al miércoles combine el trabajo desde su oficina en la Residencia Oficial de Los Pinos y giras a Morelos, Sinaloa y Sonora. El jueves viajará a Argentina para la firma del T-MEC, con el fin de regresar el viernes a México y entregar el poder.
Omisión en consulta
Nos cuentan que hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que preside Luis Raúl González, llegaron ya varias quejas en contra de la consulta sobre la construcción del Tren Maya, pues a los organizadores se les olvidó un pequeño detalle: traducir el cuestionario a las principales lenguas indígenas que se hablan en las comunidades por donde pasará la vía. A dichos reclamos se sumarán esta misma semana diversos recursos legales para que el ejercicio sea declarado ilegal. ¿Será?
El respaldo a la cuarta transformación
“La actual dirigencia del SNTE fue electa para concluir su mandato hasta febrero de 2024”, expresó Alfonso Cepeda Salas, quien asumió el liderazgo del organismo en sustitución de Juan Díaz de la Torre. Interrogado sobre el posible regreso de Elba Esther Gordillo a la dirección del SNTE, Cepeda Salas aseguró que los maestros lo eligieron con la encomienda de concluir el mandato y dejar un gremio unido y fortalecido, con suficiente capacidad de gestión para lograr la mejora del sector educativo nacional y del gremio magisterial. Eso sí, aclaró que en esta nueva etapa será fundamental el respaldo del próximo Presidente y recordó que, en breve, ratificarán el compromiso del gremio con la cuarta transformación y continuarán trabajando para seguir elevando el nivel educativo del país, sin cacicazgos o intentos reeleccionistas. ¿Será?
Sigue investigación en ASF
Tras el despido de Muna Dora Buchahin, quien fuera directora general de Auditoría Forense de la Auditoría Superior de la Federación, han comenzado a ventilarse supuestas irregularidades por parte de ella, como la presunta promoción, en días laborales de una AC que ella misma fundó. Según los programas de al menos tres congresos y foros sobre delitos en seguros, transparencia y responsabilidad, y sistema nacional anticorrupción, Buchahin viajó en días de trabajo a Colombia, Campeche y Puebla para impartir conferencias ostentándose como vicepresidenta de la Asociación de Examinadores de Fraude Certificados, ACFE-Capítulo México, AC, y no así como directora general de la ASF. No obstante, a pesar de estos registros, ella alega que hay persecución en su contra, y pone por delante el hecho de que ella efectuó la investigación en la cual se basó el reportaje que terminó en el libro de La estafa maestra. ¿Será?
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El amor y odio de Andrés Manuel/Raymundo Riva Palacio
Estrictamente Personal
El Financiero...
La relación del presidente electo Andrés Manuel López Obrador con las Fuerzas Armadas es esquizofrénica. Las llama asesinas y las reconoce como una institución del pueblo. Las denuesta y acude a ellas para abatir la inseguridad. Quería el retiro paulatino de los militares de las calles mexicanas y ahora dice que eso no es posible. Les tiene confianza, pero en realidad no. López Obrador lleva tiempo tensionando las estructuras militares y no parece importarle mucho. En los altos mandos de las Fuerzas Armadas, lo único que ha generado es resentimiento y desconfianza. Mal inicio de gobierno para una administración que aún no arranca.
Este domingo se reunió en el Campo Militar 1 con soldados, marinos y sus familiares y explicó que propuso la Guardia Nacional “porque le tengo confianza al Ejército y la Marina, porque el Ejército es el pueblo uniformado”. Es cuestionable. El pensamiento más claro sobre ellas lo externó en febrero de 2017, cuando tras un operativo de la Marina en Nayarit donde se abatieron a 12 miembros del cártel de los Beltrán Leyva, el entonces aspirante a la presidencia afirmó: “¿Por qué los aniquilaron? ¿Por qué si ellos investigan y supuestamente tienen asesoría del extranjero en materia de inteligencia, los masacraron?”
La presencia de militares en las calles para combatir la seguridad pública no es algo que lo convenza. Desde hace casi dos años ha sido su crítico sistemático. “Tiene que cambiar la política de masacrar, torturas que desde (el presidente Felipe) Calderón no ha dado resultado; al contrario, trae más sufrimiento”, dijo en Nayarit. Dos meses antes le pidió al general Salvador Cienfuegos y al almirante Vidal Soberón “no continuar con la política coercitiva, pues no resuelve nada con el uso del Ejército, Marina, policías, cárceles, amenazas de mano dura, con leyes más severas, dado que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia”.
López Obrador sabía lo que quería. El Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024 que dio a conocer en diciembre, incluía el regreso paulatino y programado de los militares a los cuarteles, porque la seguridad pública era responsabilidad del ámbito civil. No tardó mucho en rectificar. Un mes después de ganar la presidencia, con el apoyo de decenas de organizaciones de derechos humanos que respaldaban su propuesta, cambió el discurso. Ni soldados ni marinos regresarían a los cuarteles, y seguirían trabajando en tareas de seguridad pública.
Es decir, lo que hizo el presidente Calderón, que tanto cuestionó el presidente electo, será la ruta que mantendrá. Lo que tanto criticó del presidente Peña Nieto, será continuado por él. La forma como los mantendría en las calles sería mediante la creación de una Guardia Nacional, que es algo similar a lo que hizo el presidente Ernesto Zedillo en 1999, cuando creó la Policía Federal Preventiva, pero al revés. Retoma de tres gobiernos el modelo, pero modifica el diseño institucional que viola la Constitución, pues un reciente fallo de la Suprema Corte de Justicia impide que realicen esas tareas por no considerar los tratados y la legislación que en materia de derechos humanos limitan su actuación en casos excepcionales. Para hacer lo mismo, había mejores formas.
La Policía Federal (en un principio se le añadió Preventiva) se integró con la Tercera Brigada de la Policía Militar al mando de Genaro García Luna, que fue trasladado del Cisen para construir una fuerza policial civil. Trasladar del ámbito militar a los soldados para integrarlos al ámbito civil, no requirió de modificaciones constitucionales ni violó la ley. La Guardia Nacional es un galimatías que en lugar de construir una policía que permita el retiro gradual de los militares de las calles, la destruye y provocará que soldados y marinos se queden permanentemente a cargo de la seguridad pública, como policía nacional que, otra ironía de este enredo, la propuso García Luna, y la clase política, incluidos los cercanos a López Obrador, la bloquearon.
López Obrador dijo en Campo Militar 1 cosas imprecisas o falsas. La justificación de la Guardia Nacional es para atacar unidos la inseguridad, porque “en la actualidad cada autoridad trabaja en forma separada, por lo que deben estar unidos”. La cooperación entre soldados, marinos y policías federales no está rota, como sugiere el presidente electo. Lo que sí rompió en los últimos días es la participación de los gobiernos estatales, que provocó la reacción de los gobernadores, quejándose de la exclusión.
López Obrador provoca el divisionismo, no al revés. En el caso de las Fuerzas Armadas, tuvo oportunidad de enmendar las cosas con el nombramiento de los titulares de la Defensa y la Marina, pero ignoró las recomendaciones del general Cienfuegos, y del almirante Soberón. El general Cienfuegos le propuso para sustituirlo al subsecretario, al general Roble Arturo Granados Gallardo, o al general Alejandro Saavedra Hernández, jefe del Estado Mayor, pero escogió al general Luis Crescencio Sandoval, el número 22 de los 23 generales en la lista. El almirante Soberón propuso al almirante José Luis Vergara, oficial mayor de la Marina, pero se inclinó por el almirante José Rafael Ojeda, a quien sus pares no le ven suficiente experiencia para el reto.
Las tensiones con las Fuerzas Armadas no cejarán. En este espacio se reportó que cuando el presidente electo le detalló al secretario de la Defensa lo que haría la Guardia Nacional y el general Cienfuegos le replicó que era anticonstitucional, López Obrador le respondió: “Pues modificamos la Constitución”. Eso es lo que va a hacer a través de su brazo legislativo en el Congreso, que es Morena, sin importar el sentir y el pensar de las Fuerzas Armadas.
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La purga de Gobernadores/Ricardo Alemán
24 Horas...
Seguramente alguno de los gobernadores que despacha en la comodidad de su virreinato leyó la historia del último siglo de mandatarios estatales en México.
Y luego de visitar esa “historia negra”, el gobernador decidió dar la voz de alarma que habrían escuchado 13 de sus pares; 12 gobernadores del PAN y el de Jalisco, por Movimiento Ciudadano, Enrique Alfaro.
¿Por qué la voz de alarma?
Por el regreso del centralismo priista en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien amenaza con los “superdelegados” que serán los mandones en cada entidad federativa y los verdugos de los mandatarios revoltosos.
¿Y qué pasará con esos inconformes…?
Poca cosa, la purga de todos aquellos mandatarios estatales que no se plieguen al nuevo régimen y al centralismo del nuevo Presidente.
Es decir, ay de aquel gobernador que se oponga porque perderá la cabeza. Y si dudan, basta revisar la respuesta del electo López Obrador a la “rebelión de los 13”.
Dijo: “No aceptaré chantajes”, en respuesta a los gobernadores que acudirán a la Corte.
Pero no es nueva la persecución de gobernadores. En 70 años –1929-1999-, de Calles a Zedillo-, el poder presidencial derribó a 91 gobernadores, por distintas razones y diversos métodos; un promedio sexenal de 13 gobernadores retirados y/o presionados para renunciar.
Los Presidentes que más gobernadores tiraron son Calles, con 21, seguido por Carlos Salinas, quien dejó 17 entidades sin gobernador.
En los gobiernos de Calles, Cárdenas, Ruiz Cortines y Alemán, el instrumento para tirar gobernadores fue el Senado de la República, que junto con el Ejecutivo inventaba conflictos contra el mandatario estatal en rebeldía.
Con Echeverría, López Portillo y Miguel de la Madrid, el instrumento fue la Secretaría de Hacienda, al cerrar la llave del presupuesto.
Con Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, el instrumento para derrocar gobernadores fueron los medios: Televisa y Azteca. Hoy la guadaña serán los medios y las redes.
Curiosamente, cuando el electo Obrador intenta regresar al poder absoluto de los últimos 70 años –para someter a los gobernadores de la oposición-, algunos de sus “hombres de confianza” dieron ejemplo de dignidad, en su tiempo de gobernadores-, y no se dejaron mangonear.
¿Qué dirían hoy de los “superdelegados” los ex gobernadores Manuel Bartlett y Ricardo Monreal, quienes en sus Gobiernos estatales enfrentaron y derrotaron al poder central, por sus excesos? ¿Aplaudirían hoy esos excesos?
¿Qué dirá Esteban Moctezuma, quien estuvo en los dos bandos; la Secretaría de Gobernación que en el gobierno de Ernesto Zedillo operó la caída de gobernadores, pero que al final fue echado luego que no pudo con el gobernador Roberto Madrazo?
Por lo pronto, parece que los 13 gobernadores en rebeldía -ninguno del PRI, curiosamente- estarían dispuestos a llegar al final de un choque con el Presidente, que podría crear una severa crisis de gobernabilidad. ¿Cuántos de los 13 gobernadores aguantarán la presión?
Al tiempo.
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Año Cero/Antonio_navalon 
El Financiero...
Cuando Donald Trump estaba haciendo su campaña explicaba, una y otra vez, que había que mandar a alguien a la Casa Blanca, una persona que no tuviera nada que ver con el pantano en el que, por corrupción, favoritismo e incapacidad, los políticos habían convertido a Washington.
Una vez llegado allí, o bien sintió que era una casa flotante o bien se dio cuenta, como en tantas otras cosas, que la información no era correcta.
El todavía electo, pero ya casi presidente de México, ha hecho una serie de declaraciones en distintos programas de radio y televisión que considero básicas para entender la evolución de los siguientes meses y, posiblemente, años sobre el comportamiento del poder político en nuestro país: sólo es fuerte y poderoso de verdad quien puede perdonar.
Desde que fue jefe de Gobierno, siempre me asombró su capacidad de marcarle la agenda al país. Sus conferencias de prensa, tan tempranas y junto a su 'dedito', fueron como la batuta que marcaba el diapasón durante el gobierno de Fox.
Ahora la situación es diferente porque, en función de todos los errores cometidos en el viejo régimen, ya no se trata de que pase lo que tenía que pasar.
Ya se llegó al poder y la agenda ha cambiado. Hemos pasado a hablar de conservar, con palabras huecas la coherencia institucional, a señalar claramente el cambio de todas las instituciones. En democracia eso se puede si tienes las ideas y el poder, porque para eso sirve la fuerza popular del voto.
Pero cuando se tiene esa fuerza, no tiene ningún sentido vulnerar o alterar, aunque sólo sea por una cuestión de coyuntura o para marcar cuanto antes quién manda aquí, ni el espíritu ni la letra de ninguna ley.
Democracia participativa y perdón; el discurso político, social y democrático se ha convertido en evangelizador y evangelizante.
Perdón, dice López Obrador, apoyado una vez más por su 'dedito'. No tendríamos cárceles suficientes para meter a todos los corruptos y, para hacerlo bien, tendríamos que empezar por arriba.
No está dispuesto a lavar la sangre derramada por la corrupción y la impunidad, ni unas cuantas cabezas de turco.
El presidente electo elige, como hizo Nelson Mandela en Sudáfrica, la representatividad de la condena moral de todo un régimen. Pero en pos de la gobernabilidad, de momento y hasta que las cosas no cambien, perdonará.
Hay dos opciones, primera, se renuncia hasta aquí y se declara una amnistía universal para uno de los males endémicos que ha tenido este país desde la conquista: la corrupción. O, por el contrario, se comienza por las escaleras, juzgando al régimen en los últimos cien años y pase lo que pase y caiga quien caiga.
López Obrador está tratando de establecer un nuevo régimen y lo está haciendo con el poder y la confianza que le otorgaron los mexicanos.
Lo que resulta más difícil de entender por todos los demás es el empeño en seguir manteniendo lo que fue. En seguir manteniendo, por respeto a la Constitución que, sin duda alguna, va a ser cambiada de arriba abajo, unas formas que más corresponden a todas las formas que fueron enterradas el primero de julio que a las que triunfaron ese mismo día.
Esto es lo que hay. Y esto es lo que ofrece el presidente: el perdón.
Tengo mis dudas de si los perdones sin castigo sirven. Pero, en cualquier caso, no seré incoherente conmigo mismo y seguiré apostando, porque es mejor un México integrado que un México separado.
Pero, al mismo tiempo, soy consciente de que uno de los problemas más graves que tiene el mundo es que, desde la crisis de 2008, asistimos a un espectáculo de codicia tan indecente que puso al mundo a temblar de rodillas e hizo que, al final, los más pobres pagáramos todos los excesos de los más ricos y se decretara otro perdón y amnistía hacia los que ya nos hundieron una vez.
No obstante, con un país en una semiguerra civil como la que tenemos, disfrazada de guerra contra el narco y con un país llegado al fin de las desigualdades y de la capacidad de la tolerancia, esa política evangelista aplicada por el presidente López Obrador puede ser, en este momento, la más oportuna.
En Brasil, fueron claves para que Jair Bolsonaro ganara su elección. En México, el Partido Encuentro Social no fue clave, pero el movimiento evangelista sí fue uno de los engranajes para que el éxito de Andrés Manuel López Obrador fuera tan importante como ha sido.
Para todos los que prefieren seguir instalados en el shock, en la sorpresa y enfocados en lo sucedido, me permito llamar su atención sobre el verdadero fenómeno que trasciende, y que no solamente está ocurriendo en México sino también en Brasil, de lo que son las nuevas aportaciones no de quién gana las elecciones sino de con quién las gana y para qué las gana.
Tanto Brasil como México, los dos países más importantes de la América que no habla inglés, se han convertido en países evangelizadores.
Su conversión a países evangélicos, y el impacto, se producirá para bien, como espero. Pero me preocupa mucho saber dónde están los límites del perdón y de la enseñanza porque, a fin de cuentas, para los creyentes fue el propio Dios quien inventó los castigos y los perdones.
Naturalmente, López Obrador, que no quiere ser como el Dios del Viejo Testamento, no busca una venganza hacia su pueblo, sino la sabiduría de este, para, de esta manera, juzgar a quien tenga que ser juzgado bajo el sabio consejo de quienes lo eligieron.
Pero no se engañen, las cosas no paran ahí. No es casual que los dos colosos económicos de la América que no habla inglés, México y Brasil, hayan cambiado simultáneamente en unos giros con independencia de derechas o izquierdas tan radicales como los que ha habido.
En medio de esos dos cambios, están los evangélicos. Está la guerra de las distintas iglesias. Estamos asistiendo, cuando se habla de democracia participativa, a lo que es la sustitución del poder absoluto del Papa de los católicos por la asamblea del perdón que practican muchos evangelistas.
A modo de postdata, todos los pueblos del mundo tienen una tendencia extrema. Someter a consulta popular si se debe seguir y perseguir el pasado de las anteriores administraciones es asegurarse que así va a ser. El problema, es que eso choca con el discurso de no empantanarse.
Mandela siempre decía lo mismo: ustedes me han elegido para que los dirija. Déjense dirigir.
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Campo Militar 1: AMLO, seis claves del nuevo poder/SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS
24 Horas...
El inédito acto en que un Presidente electo, antes de asumir el poder nacional, convoca y reúne a las Fuerzas Armadas del país para incluirlas en su plan para la seguridad, el cual se formalizará con la aprobación de la Guardia Nacional, revela seis claves acerca del tiempo nuevo que vivimos:
Uno. La élite política saliente, encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto, está de acuerdo en que el nuevo Gobierno reestructure al Ejército y la Marina y, aun en el caso de que no lo estuviera un segmento de ella, carece de la capacidad política, la disposición anímica y de la operatividad estratégica para oponerse a la completa toma del poder del nuevo Gobierno, dado que incluso aceptó que, sin ser Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, Andrés Manuel López Obrador se reuniera con la base de ambos cuerpos.
Dos. La confianza que existe en las Fuerzas Armadas, número uno en el ranking de reputación social asociada a una institución mexicana, aunada a la confianza electoral depositada en Morena y su candidato presidencial ganador pueden generar una gigantesca fuerza cuya percepción de unidad será recibida tanto por los civiles, los criminales armados y el conjunto de actores económicos y políticos, nacionales y extranjeros. Hoy subirá el IPC de la Bolsa Mexicana de Valores. (Mmm.)
Tres. Las bases de las Fuerzas Armadas recibieron bien el mensaje de AMLO -con risas y aplausos a juzgar, por lo que ocurrió este domingo al menos en tres ocasiones- más los compromisos relacionados con el diálogo con ellas, la incorporación del adulto mayor militar al esquema de la pensión universal, así como el proyecto social y de obra pública para recomponer las oportunidades para muchos en sus propias familias.
Cuatro. La nueva dirección política nacional dará un viraje al esquema de globalización a rajatabla del proyecto económico impulsado especialmente desde 1982 con base en la evidencia de que solamente hizo crecer el PIB en 2% anual, generó una clausura de oportunidades para miles de campesinos, obreros, clasemedieros y jóvenes que emigraron, se integraron a la economía informal e incluso a las “conductas antisociales” que comenzaron a crear las condiciones para la propagación de la inseguridad y la violencia.
Cinco. La Guardia Nacional es la única opción que reúne consenso dentro de Morena, siempre y cuando se respalde en la comprensión plena del respeto a los Derechos Humanos y el conocimiento pleno de los protocolos de uso de la fuerza. La clave es no solamente su constitucionalidad, sino que de 20 mil elementos a disposición del Presidente para el cuidado de la seguridad pública, la cifra se elevará a 60 mil antes de seis meses.
Seis. Al reunir a más de 30 mil soldados y marinos en el Campo Militar Número 1, hay un mensaje de AMLO a favor de la reconciliación. En dos sentidos. Por la anuencia de que soldados, marinos y policías reunidos y coordinados sí pueden enfrentar la inseguridad y por el hecho de que hay un mensaje para las izquierdas. Respecto de este último: pasaron de ser víctimas en esas mismas instalaciones de tortura y eventualmente muerte a una nueva historia de unidad con legalidad y legitimidad plena.
Algunos que padecieron represión a sus padres, conocidos y ellos mismos hoy saben que tienen la oportunidad de mandar y comandar.
@guerrerochipres
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Respuesta a Salvador....
No bajó la bolsa ni el IPC, al revés.... Subió dólar a $20.90; y cae 2.9% BMV
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Agotamiento/Manuel J. Jáuregui
Reforma,, 26 Nov. 2018
Se nos olvida que el nuevo Gobierno aún no inicia, mas ello no impide que aun antes de arrancar ya nos trae fatigados a los ciudadanos.
Sobre las "consultas" seguramente dirá hoy el futuro Gobierno que "fueron un éxito": ellos miden, ellos dicen.
Sin embargo, lo que se vio el fin de semana, por lo menos en nuestra comunidad, deja claro que a pocos les interesa en un sentido o en otro el Tren Maya, y otros productos que ofrece la futura Administración.
De seguir esto así, dentro de poco nos estarán consultando si nos parece o no que el señor cene camarones con romeritos o tacos de salpicón de jaiba.
Hasta donde podemos palpar, a la ciudadanía no le interesan los pleitos, los retruecos, la grilla, las descalificaciones, la estridencia ni las jactancias que empiezan con un "YO".
Sentimos que inicia ya un periodo de fatiga colectiva, pues con los inmensos retos de sobrellevar la vida cotidiana no le resta tiempo al ciudadano para interesarse/seguir o participar en los nuevos capítulos de la telenovela política en curso: "Nosotros los Nobles de Morena".
En la última entrega para el año de su segmento de comentario satírico político "Last Week Tonight" (La Semana Pasada Esta Noche), el incisivo y genial John Oliver postuló que en el movimiento autoritario que está viendo el mundo (Putin, Trump, Bolsonaro, Duterte, Erdogan y otros) existen tres elementos comunes que señalan las tendencias que amenazan a nuestra civilización:
 1. Exhibiciones de poder (desfiles, movimientos militares, etc., como Trump mandando tropas a la frontera "con órdenes de matar" para frenar la "invasión" de la caravana).
2. Demonización de los oponentes, críticos o rivales (Trump: en la caravana que busca "invadir" a Estados Unidos vienen terroristas del Medio Oriente infiltrados).
3. Debilitamiento de las instituciones (de nuevo Trump, gobernar por "ordenamientos ejecutivos" que pisotean el equilibrio de poderes).
Bajo esta lupa resulta interesante analizar los actos de cualquier Gobierno, esto en todo el mundo, menos en México.
¿Por qué?
Porque tenemos un Gobierno de jure y otro de facto, que aun sin facultades parece gobernar ya en los hechos.
¿A quién atribuirle los actos de Gobierno o las decisiones de Gobierno?, ¿a quienes abdicaron antes de tiempo o a quienes tomaron el poder de manera anticipada?
Seamos generosos al expresarnos: digamos sólo que en los momentos actuales México no es un ejemplo ni para sus vecinos ni para el mundo.
¿Cómo hacerlo si no respeta ni los tiempos ni los modos?
Convencidos estamos que mucho contribuye a la fatiga colectiva que nos sobreviene como simples ciudadanos el que al desempeñar nuestros oficios respectivos para darle sustento a nuestras familias nos ABRUMAN por completo la suma y cantidad increíble de actos objetables que atestiguamos y que generan desaprobación en el segmento pensante de la población que, de pasada -les guste o no a los "liberales"- es el que más aporta al erario, porque paga impuestos en base a la riqueza que genera con su esfuerzo y talento.
A estos ciudadanos no los mantiene el Gobierno, sino que mantienen al Gobierno, y entre muchas otras cosas, para ellos es el desprecio.
Preocupa -y no poco- el fenómeno del desgaste: la que viene quizá sea la única Administración del Poder Ejecutivo que ANTES de asumir el poder ya muestra signos de desgaste.
Imposible nos es imaginar cómo estará la rebaba para cuando lleguen el cuarto y quinto años.
Nadie nos ha preguntado, pero como quiera ahí les va nuestro granito de arena: ¡por favor, bájenle varios grados al tono del diálogo!
A cualquier Gobierno le caen críticas, vivir en el desacuerdo es el juego de la democracia: ¡hay que saber jugarlo!
Hay que sembrar concordia, no discordia; para gobernar bien no es necesario estar en pleito constante.
No se requieren muestras de fuerza, no es redituable en el esquema democrático demonizar a los rivales.
Y a las instituciones hay que preservarlas y fortalecerlas tal cual como las contempla nuestra Constitución, antes de buscar la opción de cambiarlas por otras de dudoso espíritu republicano.
Por lo demás, sólo pedimos: déjennos trabajar, ya no nos atosiguen con adicionales deberes cívicos como ir a consultas improvisadas marca patito un día sí y otro también.
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Viene un presidente, no un Dios/Pablo Hiriart
El Financiero...
Uso de Razón
Por más que el sacerdote Alejandro Solalinde diga que Andrés Manuel López Obrador “tiene mucho de Dios”, lo cierto es que a partir de este sábado nos va a gobernar un hombre de carne y hueso, con defectos y virtudes.
El peor favor que le podrían hacer sus seguidores es endiosarlo, porque puede perder el piso y cometer errores garrafales, como creer que con su sola palabra se doblega a los mercados y se convence a Donald Trump de que ya no sea antimexicano.
La vanidad es el tendón de Aquiles de casi todos los políticos y López Obrador no es la excepción.
Los finales de sexenio trágicos de presidentes vanidosos, como José López Portillo, nos han dejado en la calle y embarcados por décadas con deudas impagables.
Al presidente electo le hace mella la adulación. Y el que le contradice corre el riesgo de ser objeto de su ira.
Los que no están con él, están contra él.
¿Alguien de su gabinete se atreverá a decirle que no al presidente López Obrador?
Seguramente se lo podrán decir una vez, pero no dos.
A comienzos de mes visitó por primera vez la base aérea de Santa Lucía. La recorrió e hizo unos dibujos en un papel. Un par de rectángulos alargados. Eran las pistas de lo que será el aeropuerto internacional.
Le dio una vuelta a los terrenos y ya puso en el papel las pistas que tiene en mente.
¿Ya ven como sí se puede?
Ninguno de sus asesores tuvo el valor de decirle que eso es un error. Que quienes saben de aeronáutica civil en el mundo recomiendan terminar el aeropuerto en Texcoco, que lleva 37 por ciento de avance y más de cien mil millones de pesos invertidos.
Absolutamente nadie de su entorno le dijo que esos dibujitos son fantasía, no tienen sustento técnico, y que en estos casos es mejor hacerle caso a los que saben.
Brillante. Magnífico. Claro que sí. Dio en el clavo, señor presidente electo.
Tiene como fijación construir una refinería en su tierra natal. Un absurdo económico que ha provocado el temor de las calificadoras y éstas nos tienen en la mira.
De entrada se van a destinar más de 50 mil millones de pesos a una refinería que va a costar mucho más, va a tardar varios años en estar lista, y será para producir gasolinas.
Es decir, se desvía a Pemex de su negocio central y se invierte en una fábrica de derivados (gasolina) que no van a hacer que baje el precio del combustible a los consumidores, pues estos los fija el mercado internacional.
El resultado es, hasta ahora, que Pemex esté a un paso de que sus bonos caigan a la categoría de basura. Eso obliga a venderlos y nos quedamos con una deuda de 106 mil millones de dólares, similar a la deuda externa del país.
¿Nadie es capaz de explicarle que está equivocado?
¿Nadie le dice que si le quitan el grado de inversión a Pemex va a destruir a la empresa que quiere defender como nadie?
¿Por qué le adulan un error y hacen que persista en él?
Saben que es vanidoso, y nadie lo intenta ubicar con objetividad.
En la próxima Feria Internacional del Libro, en Guadalajara, se va a presentar un libro de Gina Jaramillo que está dirigido a los niños.
Se trata de la infancia de Andrés Manuel López Obrador, cuando se acostaba en la hierba, respetaba a las mariposas, contaba las estrellas, descubría figuras en el horizonte, disfrutaba las guayabas, jugaba beisbol y amaba a su familia.
Puro culto a la personalidad. Lo endiosan, como el padre Solalinde.
La emprendió contra la revista Proceso porque sacó una foto suya en que “aparezco demacrado, casi chocheando”. Y la insultó con singular virulencia.
Eso es vanidad. Y la vanidad es veneno para todos los gobernantes de la historia.
En la Cámara de Diputados, los legisladores de Morena le cantaron Las Mañanitas el día de su cumpleaños, sin siquiera estar él presente. Y se supone que es otro poder, autónomo, un contrapeso del Ejecutivo.
Durante una reunión de capacitación para los nuevos funcionarios de Pemex en el área de Administración Corporativa, que estará a cargo del exsecretario Finanzas del GDF, Marcos Herrerías, los directivos que llegarán se pusieron a gritar ¡Es un honor, estar con Obrador!
Eso no es mística, es fanatismo.
Nada de lo anterior ayuda al próximo presidente. Ni a México.
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Confiscar pensiones
JAQUE MATE / Sergio Sarmiento
Reforma, 26 Nov. 2018
"Se necesitan 20 años
para construir una reputación
y cinco minutos
para arruinarla”. Warren Buffett
 PUERTO MORELOS, QR- Pero qué necesidad de seguir atentando contra la estabilidad financiera en un momento de transición. La última de las ocurrencias de los legisladores de la Cuarta Transformación es confiscar las pensiones de los trabajadores.
"Para resolver la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones en México se requiere terminar con el sistema de cuentas individualizadas de capitalización -reza la iniciativa presentada por los diputados del Partido del Trabajo-, y que el Estado regrese a un sistema de pensiones único, donde una institución pública administre todos los fondos de pensión, invirtiéndolos en el sector industrial, con el objetivo doble de propiciar el crecimiento y la capitalización de la industria nacional, la generación de empleos y la garantía de mejores rendimientos para los trabajadores a la hora de concluir su vida laboral".
Sobre los fondos de pensiones de los empleados de organismos, empresas y universidades públicas, la iniciativa señala: "Si bien es cierto que estamos a favor del derecho de los trabajadores, en el caso que nos ocupa no debe pasar desapercibido que constituyen un exceso porque fueron pactados con representantes del Estado que no tuvieron en cuenta la prevalencia del interés superior de la mayoría de los mexicanos".
Es indudable que se requiere una nueva reforma del sistema de pensiones. Los montos que se están acumulando en las Afores no son suficientes para otorgar un ingreso razonable a los jubilados. Pero la solución no radica en que el gobierno confisque el dinero de los trabajadores y lo maneje en régimen de monopolio, sino en aumentar las aportaciones y la competencia entre las Afores.
Los partidos aliados con Andrés Manuel López Obrador están lanzando iniciativas que debilitan a los mercados. Lo hacen en aras de una supuesta independencia del Poder Legislativo ante la Presidencia, pero el resultado es acercar al país a una crisis financiera.
El Presidente electo no puede fingir inocencia. Si bien los inversionistas no se preocuparon ante sus propuestas de campaña, porque prometía respetar la economía de mercado y no incurrir en un mayor déficit de presupuesto, la cancelación del aeropuerto de Texcoco fue la primera señal de que gobernaría como populista. Las acciones de la Bolsa y el peso empezaron entonces su caída.
Después vinieron los legisladores. Benjamín Robles Montoya, del Partido del Trabajo, propuso tomar las reservas internacionales del Banco de México para financiar gasto público. La iniciativa fue descalificada como un "absurdo" por el próximo secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, pero igual afectó a los mercados. Después Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena, presentó una iniciativa para prohibir las comisiones bancarias, también descartada por el nuevo gobierno, pese a lo cual Monreal insistió en mantenerla. Paco Ignacio Taibo II, futuro director del Fondo de Cultura Económica, propuso expropiar minas y generó un desplome de las acciones mineras. Ahora tenemos la iniciativa de confiscar el dinero de las Afores.
López Obrador y su equipo económico pueden seguir declarando que estas iniciativas no representan su agenda legislativa, que no quieren llevar al país por el camino de Venezuela; pero la insistencia en presentar propuestas destructivas está debilitando a los mercados nacionales. Parecería que los políticos de la Cuarta Transformación quieren provocar una crisis financiera.
· LINCHAMIENTOS
Dice López Obrador que someterá a consulta popular si somete a juicio a los ex presidentes por "impulsar las políticas neoliberales". Pero ¿es ilegal aplicar políticas liberales? Y ¿debe la justicia aplicarse por consulta popular, como en los linchamientos?
@SergioSarmiento
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 A la vista, revuelta de rectores…/De naturaleza política
ENRIQUE ARANDA..
Excelsior...
A la vista, revuelta de rectores…
El rector Enrique Graue Wiechers, de la UNAM, solicitó ampliar el presupuesto que ahora reciben “para poder cumplir con su misión de impartir docencia, realizar investigación y difundir la cultura”
Apenas para comenzar diciembre, a juzgar por los acuerdos asumidos en el marco de la última reunión de ANUIES, entre miércoles y viernes en Sinaloa, las universidades públicas —“con apoyo de las privadas, se entiende”— podrían  abrir un nuevo frente de confrontación al gobierno entrante, en demanda de recursos suficientes que, dicen, les fueron ofrecidos por el ahora Presidente electo —“un aumento en términos reales respecto del actual…”— y, con información aún preliminar, prevén no se verá reflejado en el Presupuesto de Egresos 2019.
Merced a ello, es que rectores de las principales instituciones oficiales de educación superior —“media docena de ellas ya en franca situación de quiebra económica…”— harán acto de presencia en el Palacio de San Lázaro para reunirse con Adela Piña Bernal y Alfonso Ramírez Cuéllar, morenos ambos, presidentes de las comisiones de Educación y Presupuesto de la Cámara de Diputados, con la explícita intención de tratar de revertir lo que, estiman, es una decisión tomada: imponer a sus instituciones programas de austeridad que, en un momento determinado, podrían representar una baja en los aportes que reciben del Estado de entre 25 y 30%... lo que les obligaría a suspender actividades.
En el marco del referido encuentro de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, efectivamente, los titulares de las más connotadas instituciones públicas, el rector Enrique Graue Wiechers, de la UNAM, solicitó ampliar el presupuesto que ahora reciben “para poder cumplir con su misión de impartir docencia, realizar investigación y difundir la cultura”. La explícita o implícita adhesión de titulares de instancias diversas, confirmó la preocupación que en muchos alienta la previsible situación de estrechez económica en que podría estar dando inicio a su gestión Andrés Manuel López Obrador.
Vale destacar que si bien la consecución de un mejor presupuesto para el año próximo constituye el objetivo primario del encuentro organizado para celebrarse la tarde del 5 de diciembre, éste no es su único propósito en virtud de que, a decir de alguno de los directos implicados, concurrirán a la reunión con la documentación necesaria para transparentar sus respectivas cuentas y, apoyados en las mismas, solicitar a la Auditoría Superior de la Federación, cese el acoso de que les ha hecho objeto por la supuesta comisión de ilícitos, de su presunto involucramiento en la llamada Estafa Maestra en particular…
Cinco días exactos pues, previo el formal relevo del Jefe del Ejecutivo, las exigencias de apoyo en múltiples sectores y, en consecuencia, el previsible estallido de problemas y la consecuente confrontación, cual es el caso que nos ocupa, no dejan de surgir.
ASTERISCOS
* Explícita condena del titular del sindicato patronal (Coparmex), Gustavo De Hoyos Walther, de la supuesta pretensión del Presidente electo de “iniciar la ideologización de las Fuerzas Armadas”. A los soldados, planteó vía Twitter, un Jefe Supremo les llama al amor a la Patria, la defensa de la soberanía y la lealtad. No al desprecio de la “política neoliberal”.
* Tal como se previó, por cierto, Alan Daniel Ávila Magos fue reelecto ayer para un nuevo período trianual como titular del sector juvenil de Acción Nacional, tras imponerse en una elección disputada (52.6%-47.4%) y con una (reveladoramente) escasa participación de votantes, a Jesús Ernesto Aguiar Tostado…
* En el marco del Consejo Directivo de Fonacot, el secretario de Trabajo Roberto Campa, reveló que él mismo otorgó algo más de 6 millones de créditos por más de 84,000 millones en el sexenio, en beneficio de más de 23 millones de trabajadores, al tiempo que su titular César Alberto Martínez Baranda destacó la afiliación de empresas que, ya hoy, suman 334,775.
Veámonos el miércoles, con otro asunto De naturaleza política.
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 Toma de posesión
Bitácora del director/PASCAL BELTRÁN DEL RÍO...;
Excelsior
“Estoy consciente de que la nave del Estado ha de surcar un mar tempestuoso y difícil; que la vigilancia y las fuerzas del piloto no alcanzan a contener el ímpetu de los vientos; que existen averías en el casco y el norte es desconocido… Mi limitación e inexperiencia habrán de producir errores y desaciertos que nunca, nunca serán efecto de la voluntad. Yo imploro, pues, vuestra indulgencia. Éstos son, Señor, los votos de mi corazón; éstos, mis principios. ¡Perezca mil veces si mis promesas fuesen desmedidas o burlada la esperanza de la Patria!”.
Con esas palabras tomó posesión Guadalupe Victoria como primer Presidente de la República, el 10 de octubre de 1824. Aquella ceremonia fue sencilla. Se dispuso que el Presidente y el vicepresidente (Nicolás Bravo), elegidos por el Congreso, de conformidad con lo dispuesto por la Constitución recién promulgada, entraran en el salón de sesiones acompañados de dos diputados secretarios, se acercaran a la mesa y prestaran el juramento de su investidura.
Enseguida, que el Presidente de la República subiera al solio y tomara asiento a la izquierda del presidente del Congreso (Lorenzo de Zavala) y desde ahí pronunciara un discurso.
Al terminar, que el Presidente y el vicepresidente se encaminaran a la Catedral, acompañados por una comisión de diputados, para escuchar el Te Deum.
Así comenzó México su vida republicana, que entraría en caos durante las siguientes décadas, empujada por una serie de asonadas, traiciones, guerras civiles e intervenciones.
En los 194 años que han pasado desde la toma de posesión de Guadalupe Victoria, el Ejecutivo ha sido detentado por 65 hombres distintos, aunque once de ellos fueron titulares de ese Poder más de una vez, con lo que ha cambiado de manos más de 90 veces a lo largo de ese lapso.
Hasta 1904, el periodo presidencial duró cuatro años. Ese año, durante el régimen de Porfirio Díaz, una reforma lo amplió a seis. Con la promulgación de la Constitución de 1917, volvió a ser de cuatro. Y a partir de 1928, regresó a seis.
Ese año, Álvaro Obregón fue elegido Presidente de la República —cargo que ya había ocupado entre 1920 y 1924—, pero fue asesinado antes de asumir el poder. Pascual Ortiz Rubio, ganador de la elección extraordinaria de 1929, sólo duró 30 meses en el cargo antes de renunciar a éste. Así que en ese primer “sexenio” hubo tres mandatarios.
La estabilidad en los periodos presidenciales llegó con Lázaro Cárdenas. Desde 1934, catorce titulares del Ejecutivo han terminado su sexenio.
Pocos países del mundo pueden presumir de 14 periodos presidenciales completos de forma consecutiva en un lapso de 84 años. Por ejemplo, Estados Unidos sólo tiene diez, de 1977 a la fecha.
Se trata de un logro que da testimonio de la fortaleza de las instituciones del país, con frecuencia vilipendiadas.
Es verdad que durante buena parte de esos 84 años, la democracia no fue la mejor característica de México, sin embargo, debe reconocerse que en ese tiempo, la estabilidad en la Presidencia de la República ha permitido a nuestro país conseguir avances de los que carecen naciones cuyos procesos políticos han sido interrumpidos por golpes de Estados y conflictos armados internos.
Desde la promulgación de la Constitución de 1917, México ha celebrado sus elecciones presidenciales y legislativas de la manera en que lo marca la Carta Magna, un hecho difícil de igualar en el entorno internacional.
En cambio, en los primeros 84 años de su historia republicana, el país tuvo 35 presidentes distintos, más del doble de los que ha tenido de 1934 para acá.
Por eso es de celebrarse la ceremonia que tendrá lugar el próximo sábado 1 de diciembre.
Más allá de que los resultados de la elección presidencial de julio pasado lo hayan dejado a usted, estimado lector, contento o apesadumbrado —es fácil encontrar a mexicanos que piensan de una manera o de otra—, todos debemos valorar el hecho del relevo institucional del poder, que se dará por tercera vez desde 2000 entre hombres de distinta filiación partidista.
La tradición ha marcado que el Presidente entrante tiene algunas palabras de encomio para su predecesor, ahí presente.
También prevé que la banda tricolor, el símbolo del poder presidencial, no pase de uno a otro de forma directa, sino que sea el presidente de la Cámara de Diputados quien la reciba del Ejecutivo que termina su encargo y la ponga en manos de quien lo inicia.
Se trata de símbolos y actos ceremoniales que debemos cuidar, pues sirven para recordar que el ejercicio del poder es temporal y deriva de la soberanía del pueblo.
Quizá la razón por la que Guadalupe Victoria es recordado indulgentemente por la historia es porque asumió la Presidencia de la República con humildad y consciente de la fragilidad que puede tener el timón.

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La Quinta
TOLVANERA / Roberto Zamarripa
Reforma 26 Nov. 2018
Implacable, pragmático, terco, estudioso (¡?), Andrés Manuel López Obrador consuma su larga marcha e inicia la ambicionada Presidencia con altas expectativas.
Lo hace confiado en extremo en el respaldo popular obtenido en las urnas y que, en su consideración, se ha acrecentado durante el espinoso y estridente proceso de transición ocurrido entre julio y diciembre.
No obstante ser el político más expuesto y visto, más hostilizado, y el líder político y social más importante del país en este siglo, AMLO despierta, en muchos, temores profundos sobre su gobierno, como si no supieran a qué atenerse a pesar de que por dos décadas ha pregonado esencialmente lo mismo; y en muchos otros despierta esperanzas que rayan en la fe, en el dogma.
AMLO no es un personaje típico de la izquierda. Ni el marxista clásico de academia ni el militante acostumbrado a una disciplina partidista de debate y acuerdo; no fue un activista que vivió en la clandestinidad, encarcelado o reprimido, como tantos de la izquierda tradicional mexicana.
No es parecido a quienes han sido presidentes de sus países tras militar en partidos de la izquierda tradicional. Mújica de Uruguay fue un guerrillero tupamaro; Evo Morales de Bolivia fue un dirigente sindical e indígena siempre vinculado a partidos socialistas.
AMLO inició su vida política hace 40 años con una creencia: "el PRI era para mí un pacto de revolucionarios... Consideraba que como partido mayoritario, el PRI tenía que estar a la vanguardia de la reforma política y ser el principal agente modernizador de todo el sistema" (escribió en Tabasco, víctima del fraude electoral).
Ha cursado quizás por sus cuatro transformaciones: la primera, su activismo priista y de funcionario gubernamental atendiendo a los chontales entre 1977 y 1982 y que concluye en 1988 tras haber sido excluido del gobierno de Tabasco. La segunda al romper con el PRI y lanzarse como candidato del Frente Democrático Nacional a la gubernatura de Tabasco en 1988. Contiende en dos ocasiones, encabeza protestas por fraudes electorales y realiza el Éxodo de la Democracia. Esa segunda etapa lo catapulta como el sucesor de Cuauhtémoc Cárdenas en la égida perredista. Es presidente del PRD y gana elecciones claves como la del DF con Cárdenas de candidato. Una docena de años como figura de partido (1988-2000).
En el 2000, decide ir por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México que gana para gobernar con un programa similar al de sus ofrecimientos de su última campaña presidencial. Esta etapa de gobernante lo convierte en el aspirante sólido a la Presidencia que pierde en 2006.
Desde entonces no cesa de caminar por el país. Inicia su larga marcha que le rinde frutos y lo convierte, doce años después, en el candidato presidencial más votado.
Una carrera política siempre dentro de los rieles del sistema aunque aparentara ser el radical de la subversión.
AMLO ha perdido en su peregrinaje mucho de lo suyo, de lo entrañable. Nabor Cornelio, un abogado de indios chontales a quien consideraba su hermano, asesinado en Teapa por caciques de la región.
Desde luego que Rocío Beltrán, su primera esposa, fallecida por el lupus en el esplendor de la carrera política del dirigente tabasqueño. Y un puñado de compañeros extremadamente leales y extremadamente enteros que murieron en las angustias de la batalla que López Obrador encabezaba tras la derrota del 2006. Dos Josés y Jaime entre ellos. Pérdidas, además de físicas y afectivas, de los contrapesos y las reflexiones.
La quinta transformación de AMLO será su Presidencia. Se apresta a consumar un proyecto definido desde hace 15 años.
AMLO sabe lo que quiere y sabe a lo que llega. Zedillo se encontró con la Presidencia por un infausto crimen; Fox tuvo su mayor mérito en tumbar al PRI no en el ejercicio de la Presidencia. Calderón llegó a administrar la inmensidad de compromisos adquiridos en el afán único de evitar la llegada de López Obrador. Peña fue el globo que pinchó la realidad.
Con el inmenso apoyo popular López Obrador, implacable, pragmático, terco, estudioso, por ahora, no tiene freno.
robertozamarripa2017@gmail.com
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 Superdelegados, los gobernadores y AMLO
Razones/JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ..
Excelsior...
                Para mi amigo Jorge Sandoval,
                con un abrazo solidario.
Si con el tema de aeropuerto y de las comisiones bancarias, el próximo gobierno había abierto dos frentes de confrontación con los sectores empresariales (paliados con los encuentros posteriores del propio presidente electo con muchos empresarios, notable en ese sentido la reciente visita a Azteca), con el tema de los superdelegados se ha abierto la primera confrontación política abierta con los gobernadores, no sólo de oposición, sino también con los surgidos de Morena.
La reacción de los gobernadores panistas y, sobre todo, de Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, ha sido dura y se ha centrado en dos cosas en las que, hay que decirlo, tienen razón: primero, los superdelegados no pueden tener la coordinación de la fuerza pública en los estados, tampoco de las federales, esa intención lisa y llanamente viola la letra y el espíritu de la Constitución. Pero también se viola el sentido político cuando los superdelegados, designados desde el centro, son personajes nacidos del mismo estado y aspiran a gobernarlo.
La idea de concentrar delegaciones federales en un solo funcionario no es mala, porque además continuarán como subdelegados todos aquellos que tengan alguna responsabilidad de atención al público (desde Relaciones Exteriores donde se expiden los pasaportes hasta el SAT, para ver cuestiones fiscales), pero se ahorrá, en promedio, unas 70 posiciones federales por cada estado. También es una forma de concentrar los recursos y evitar que se vayan “dispersando” por el camino antes de llegar a los verdaderos destinatarios. Pero lo que genera la reacción es que sean personajes de su mismo estado. Es verdad que antes había delegados, y muchos, pero primero no tenían el poder concentrado, incluso de manejo presupuestal, que tendrán los llamados superdelegados, pero además, no eran en general originarios de su estado, precisamente para evitar conflictos con el gobernador en funciones.
Una situación que se vuelve crítica en los estados, muchos, donde los gobernadores no tienen mayoría propia en el Congreso y, sobre todo, si ese congreso local tiene mayoría de Morena. En el estado de México, el gobernador podrá ser Alfredo del Mazo, pero si Delfina Gómez, quien fue su rival en las pasadas elecciones y aspira a ganar el gobierno en la próxima, es la superdelegada, trae el control de los recursos federales, se le quiere dar también control sobre las fuerzas de seguridad federales en la entidad y, además, Morena tiene mayoría en Congreso local y los municipios ¿quién cree usted que detentará el poder y será en los hechos la gobernadora, mucho antes de volver a ser candidata?
Pero el problema, actual hoy con los gobernadores surgidos de todos los partidos de oposición, se amplía a los que provienen también de Morena. En Chiapas ya existe un fuerte conflicto con el gobernador electo, Rutilio Escandón, y el superedelegado José Antonio Aguilar Castillejos, los dos de Morena, pero compitiendo ya por el poder real en el estado. Y esas diferencias se ampliarán notoriamente cuando inicie el nuevo gobierno local el 8 de diciembre próximo. Hoy Morena gobierna pocos estados, pero es previsible que con el paso de los meses tenga muchos más gobernadores que tendrán que sufrir la presencia de superdelegados de su propio partido que le competirán por el poder desde el día uno.
La solución no requiere más que una decisión política del presidente electo, y desde el sábado constitucional: mantener la figura porque es parte de su diseño de gobierno, pero designar personajes que no sean originarios de ese mismo estado. Si Aguilar Castillejos fuera delegado en Tabasco, por ejemplo, sería muy diferente a que si lo es en Chiapas; si Delfina fuera delegada en Jalisco el efecto sería diferente a que si lo es en el Estado de México. ¿Cómo pretenden que Enrique Alfaro, quien sí tiene control del Congreso local, pueda aceptar a quien fue su rival en las elecciones de julio, Carlos Lomelí, como superdelegado? Lo debe entender como una agresión política.
En muchos sectores de Morena, abrumados ante su propia victoria electoral, parecen pensar que no se necesita más que esa legitimidad otorgada por los votos para evitar cualquier control o contrapeso. Se equivocan. El presidente López Obrador tendrá que trabajar con gobernadores y presidentes municipales, tendrá que tener no sólo una relación institucional, sino también política y operativa, en muchos temas. Los superdelgados pueden ser muy útiles, pero no debe darles la coordinación de la seguridad y tampoco pueden ser oriundos de un estado que, sin tener el voto popular, desde esa posición, piensan gobernar.
AMLO CON MILITARES
Creo que, con su encuentro ayer con soldados y marinos, el presidente electo ha descubierto plenamente la institucionalidad y lealtad de las Fuerzas Armadas con su comandante en jefe. Y, que en esas instituciones es en donde podrá encontrará mayores equilibrios y capacidad de operación. Por algo les pidió que “se hicieran cargo de la defensa nacional, de la seguridad nacional e interior y también de la seguridad pública, para todo eso los necesitamos los mexicanos”.
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Elogio (al ministro Cossío).
Jesús Silva-Herzog Márquez
Reforma, 26 Nov. 2018
La crítica de la política suele dar la espalda a uno de los placeres de la crítica literaria o de la crítica de arte. No se ejercita en el elogio. Es infrecuente en nuestro medio que se festeje la trayectoria de un personaje público. Conocemos, sí, el cebollazo: ese enaltecimiento desmedido e interesado de los personajes poderosos. Alabanzas desde la pleitesía, no desde el juicio independiente. Hoy, cuando está por concluir el encargo del ministro José Ramón Cossío, es debido intentarlo porque no solamente representa una carrera judicial ejemplar sino porque encarna una tradición de digno servicio público que solamente ignoraríamos en nuestro perjuicio.
Muchas vocaciones coinciden en la de José Ramón Cossío. Un jurista que llega a la cumbre del Estado. Un maestro empeñado en rehacer el entendimiento y la enseñanza del derecho. Un tutor de generaciones. Un hombre de la transición: el protagonista discreto de un cambio histórico. Un atentísimo observador del mundo que no se entrega a las cegueras profesionales. Un curioso que se adentra en todas las disciplinas y que, de cada una de ellas, obtiene aprendizajes. Un intelectual que razona en público sobre los mil asuntos que nos conciernen. Un inagotable germinador de proyectos intelectuales.
Cossío debe ser reconocido como uno de los arquitectos del pluralismo democrático que, con todos sus defectos, se asentó en el país. Lo es por razón doble. Primero porque hizo la crítica del fundamento constitucional del autoritarismo y porque abrió espacio, desde la Suprema Corte de Justicia, a una nueva convivencia política. Su aporte debe ser aquilatado porque encarna otra transición. No la visible de las elecciones y la representación política. No la ruidosa transición de la alternancia, sino la transición que da asiento al pluralismo, que fortifica y ensancha derechos a través de la intervención judicial.
Antes de ocupar silla en la Suprema Corte de Justicia, José Ramón Cossío examinaba una faceta ignorada del autoritarismo. Conocíamos de los trucos electorales, se hablaba del hiperpresidencialismo y de la manipulación corporativa. Se denunciaba el fraude electoral, los abusos del Ejecutivo, la ausencia de libertades. Cossío nos abrió los ojos al advertir que la retórica constitucional no era irrelevante para el funcionamiento de esta maquinaria de arbitrariedades. Su juicio era severo: los abogados mexicanos habían contribuido, con su ciencia y su mansedumbre, a la legitimación del autoritarismo. Trivializaron esa ley que decían idolatrar. Con su crítica, Cossío encabezaba una subversión intelectual al exigir lo obvio: que el poder se sujete a la norma.
El juez siguió la pista abierta por el académico. En 2003 se integró a un tribunal que se aprestaba al cambio. La argumentación de Cossío en ese espacio (muchas veces solitaria) fue un extraordinario aporte de lucidez. Nadie puede poner en duda su contribución a una lectura liberal e igualitaria de la Constitución mexicana. El juez constitucional es un equilibrista que ha de plantarse frente a un mundo marcado por el conflicto. Cuidar el orden constitucional es ejercitarse en ponderaciones. Así lo entendía desde que asumió la responsabilidad como ministro. Se trataba, ni más ni menos, que de ir redefiniendo los contornos del poder y los derechos. Escabroso trazo. La convivencia pluralista es una travesía en el conflicto porque nuestros ideales no son armónicos sino, con frecuencia, rivales. Toca al juez ponderar, en cada caso, normas y valores.
En la conversación democrática deben participar distintas voces, distintos tiempos, distintas representaciones. En ese intercambio, la palabra de la Corte no puede disolverse en un coro, así sea el más popular. La suya no es la voz de la plaza o del parlamento, esa voz que apela a la mayoría. Tampoco es la voz de la técnica que pretende dictar la única solución correcta. La voz que emerge del último tribunal es la voz de los derechos, la voz de las cautelas. Una voz, como la de Cossío, a un tiempo audaz y prudente. Creativa y memoriosa.
Al terminar el encargo de José Ramón Cossío en la Suprema Corte es justo celebrar su contribución al entendimiento del derecho, al asentamiento de la democracia constitucional, a la expansión de los derechos y al debate público. Y es justo celebrar que su cátedra continuará sin toga.
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