EEUU y México afinan su estrategia antinarcos
México activa un programa piloto para rehabilitar a delincuentes drogadictos
Ambos países revisan también la estrategia contra el tráfico ilegal de armas
Mario Valle México D.F.
Actualizado martes 28/07/2009 04:39 horas
Con apenas dos meses en el cargo, el zar antidrogas estadounidense Gil Kerlikowske ha querido conocer el terreno sobre el que se asienta la cooperación con México con una gira de cuatro días por el país, iniciada el lunes, para sondear a sus pares del otro lado de la frontera y refrendar el compromiso de su Gobierno en materia de control de estupefacientes.
"Nuestras agencias federales y estatales están trabajando muchísimo para mejorar la inteligencia, para compartir esa información y apoyar los esfuerzos contra los narcotraficantes, especialmente en la región fronteriza", indicó en rueda de prensa Kerlikowske, sentado con gesto adusto junto al fiscal general mexicano, Eduardo Medina Mora.
El estadounidense calificó la reunión mantenida con su par como "muy productiva" y enfatizó durante su intervención la necesidad de combatir al narcotráfico no solo con las fuerzas policiales, sino también con programas de rehabilitación para adictos que reduzcan la demanda de estupefacientes.
Precisamente en eso hizo hincapié el mexicano Medina Mora: el Gobierno de Felipe Calderón pondrá en marcha una experiencia piloto para que jueces especializados dicten sentencia sobre los drogadictos que hayan incurrido en delitos de orden común, quienes podrán cumplir su pena en un centro de rehabilitación. La iniciativa es similar a una que se ya se lleva a cabo en EEUU.
"Estados Unidos le está dando mayor énfasis al tratamiento y la prevención, con la meta de reducir el número de estadounidenses que utilizan drogas", complementó Kerlikowske. La idea es "secar los mercados" del narcotráfico.
En este sentido se manifestó, igualmente, en su reunión con el presidente mexicano, Felipe Calderón, con la que cerró la agenda de la jornada.
México ya consume su propia droga
Anteriormente, México era sólo un país de tránsito para la droga que fluía hacia el primer consumidor de estupefacientes mundial, Estados Unidos, pero en los últimos años las cifras muestran un preocupante ascenso del número de adictos: de 2002 a 2008 aumentó en un millón, para totalizar cuatro millones y medio. México es ya un país consumidor de su propia droga, principalmente marihuana y cocaína.
Para frenar esta tendencia, un tercio del dinero que México incauta a los cárteles de la droga ha servido para poner en marcha 380 centros de rehabilitación, uno de los cuales fue visitado por el zar antidrogas de EEUU.
La reunión de los dos pesos pesados en la cooperación bilateral contra el narcotráfico no ha dejado pasar los dos grandes temas que ambos países mantienen en esta materia: el flujo ilegal de armas desde la frontera estadounidense y la Iniciativa Mérida.
En su visita a México el pasado abril, el presidente estadounidense Barack Obama ya reconoció que el levantamiento de la prohibición sobre la venta de armas de asalto y semiautomáticas en 2004 en su país suponía uno de los factores que echaba más leña al fuego del narcotráfico mexicano, y dejó entrever que cerrar esa puerta por vía legislativa no iba a ser fácil. Ahora, los cárteles disponen de un supermercado de la violencia al otro lado de una valla que no tienen problema en franquear, y las fuerzas de seguridad de México ven como enfrente tienen a un ejército mejor armado que ellas. Igual que no hay narco sin apodo, tampoco hay narco sin AK-47 o similar.
Entre diciembre de 2006 y abril de 2009, México ha decomisado más de 16.000 armas de estas características, el 90% vendidas en Estados Unidos. La violencia se ha disparado desde Tijuana hasta Cancún: cerca de 14.000 muertos por causa del crimen organizado en poco más de dos años y medio en todo México.
En lo relativo a la Iniciativa Mérida –una transfusión de 1.400 millones de dólares en tres años en equipo y capacitación desde EE.UU. a México, de los que ya ha se ha aprobado la mitad- Kerlikowske manifestó su intención de que el apoyo se materialice "tan rápido y efectivamente como sea posible".
Ambos países continuarán pronto su diálogo sobre seguridad, con Canadá como tercer invitado a la mesa, dado que todos ellos forman parte de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (Aspan), a celebrarse en Guadalajara (oeste de México) los días nueve y diez de agosto. En la anterior, celebrada el año pasado en Nueva Orleans (EEUU), un funcionario de la Presidencia mexicana fue señalado como presunto autor del hurto de varios teléfonos Blackberry de sus anfitriones. Los teléfonos pudieron volver con sus dueños y el funcionario, que se acogió a la inmunidad diplomática cuando se le interceptó de camino al aeropuerto, fue despedido.
México activa un programa piloto para rehabilitar a delincuentes drogadictos
Ambos países revisan también la estrategia contra el tráfico ilegal de armas
Mario Valle México D.F.
Actualizado martes 28/07/2009 04:39 horas
Con apenas dos meses en el cargo, el zar antidrogas estadounidense Gil Kerlikowske ha querido conocer el terreno sobre el que se asienta la cooperación con México con una gira de cuatro días por el país, iniciada el lunes, para sondear a sus pares del otro lado de la frontera y refrendar el compromiso de su Gobierno en materia de control de estupefacientes.
"Nuestras agencias federales y estatales están trabajando muchísimo para mejorar la inteligencia, para compartir esa información y apoyar los esfuerzos contra los narcotraficantes, especialmente en la región fronteriza", indicó en rueda de prensa Kerlikowske, sentado con gesto adusto junto al fiscal general mexicano, Eduardo Medina Mora.
El estadounidense calificó la reunión mantenida con su par como "muy productiva" y enfatizó durante su intervención la necesidad de combatir al narcotráfico no solo con las fuerzas policiales, sino también con programas de rehabilitación para adictos que reduzcan la demanda de estupefacientes.
Precisamente en eso hizo hincapié el mexicano Medina Mora: el Gobierno de Felipe Calderón pondrá en marcha una experiencia piloto para que jueces especializados dicten sentencia sobre los drogadictos que hayan incurrido en delitos de orden común, quienes podrán cumplir su pena en un centro de rehabilitación. La iniciativa es similar a una que se ya se lleva a cabo en EEUU.
"Estados Unidos le está dando mayor énfasis al tratamiento y la prevención, con la meta de reducir el número de estadounidenses que utilizan drogas", complementó Kerlikowske. La idea es "secar los mercados" del narcotráfico.
En este sentido se manifestó, igualmente, en su reunión con el presidente mexicano, Felipe Calderón, con la que cerró la agenda de la jornada.
México ya consume su propia droga
Anteriormente, México era sólo un país de tránsito para la droga que fluía hacia el primer consumidor de estupefacientes mundial, Estados Unidos, pero en los últimos años las cifras muestran un preocupante ascenso del número de adictos: de 2002 a 2008 aumentó en un millón, para totalizar cuatro millones y medio. México es ya un país consumidor de su propia droga, principalmente marihuana y cocaína.
Para frenar esta tendencia, un tercio del dinero que México incauta a los cárteles de la droga ha servido para poner en marcha 380 centros de rehabilitación, uno de los cuales fue visitado por el zar antidrogas de EEUU.
La reunión de los dos pesos pesados en la cooperación bilateral contra el narcotráfico no ha dejado pasar los dos grandes temas que ambos países mantienen en esta materia: el flujo ilegal de armas desde la frontera estadounidense y la Iniciativa Mérida.
En su visita a México el pasado abril, el presidente estadounidense Barack Obama ya reconoció que el levantamiento de la prohibición sobre la venta de armas de asalto y semiautomáticas en 2004 en su país suponía uno de los factores que echaba más leña al fuego del narcotráfico mexicano, y dejó entrever que cerrar esa puerta por vía legislativa no iba a ser fácil. Ahora, los cárteles disponen de un supermercado de la violencia al otro lado de una valla que no tienen problema en franquear, y las fuerzas de seguridad de México ven como enfrente tienen a un ejército mejor armado que ellas. Igual que no hay narco sin apodo, tampoco hay narco sin AK-47 o similar.
Entre diciembre de 2006 y abril de 2009, México ha decomisado más de 16.000 armas de estas características, el 90% vendidas en Estados Unidos. La violencia se ha disparado desde Tijuana hasta Cancún: cerca de 14.000 muertos por causa del crimen organizado en poco más de dos años y medio en todo México.
En lo relativo a la Iniciativa Mérida –una transfusión de 1.400 millones de dólares en tres años en equipo y capacitación desde EE.UU. a México, de los que ya ha se ha aprobado la mitad- Kerlikowske manifestó su intención de que el apoyo se materialice "tan rápido y efectivamente como sea posible".
Ambos países continuarán pronto su diálogo sobre seguridad, con Canadá como tercer invitado a la mesa, dado que todos ellos forman parte de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (Aspan), a celebrarse en Guadalajara (oeste de México) los días nueve y diez de agosto. En la anterior, celebrada el año pasado en Nueva Orleans (EEUU), un funcionario de la Presidencia mexicana fue señalado como presunto autor del hurto de varios teléfonos Blackberry de sus anfitriones. Los teléfonos pudieron volver con sus dueños y el funcionario, que se acogió a la inmunidad diplomática cuando se le interceptó de camino al aeropuerto, fue despedido.
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Perfil:
Gil Kerlikowske, es el nuevo encargado del Gabinete de Política Nacional de Fiscalización de Drogas (ONDCP, por sus siglas en inglés).
Es un militar veterano en los organismos de ejecución de la ley, con una experiencia de 36 años.
Fue jefe de la policía de Seattle desde 2000, donde se le acredita haber reducido la tasa de delincuencia a un mínimo sin precedente.
Antes, trabajó como subsecretario de la Secretaría de Justicia, donde supervisó el programa de subvenciones Servicios de Vigilancia Policíaca Orientada hacia la Comunidad (COPS, por sus siglas en inglés), que promueve la participación de la comunidad en las labores de vigilancia.
Antes, trabajó como subsecretario de la Secretaría de Justicia, donde supervisó el programa de subvenciones Servicios de Vigilancia Policíaca Orientada hacia la Comunidad (COPS, por sus siglas en inglés), que promueve la participación de la comunidad en las labores de vigilancia.
También pasó cuatro años como comisionado de policía de Búfalo y durante su carrera se ha ganado una reputación de ser progresista.
Trabajó en posiciones policiales de alto nivel en las ciudades de Florida y Nueva York.
Prestó servicio durante el gobierno del presidente Bill Clinton como subdirector del Departamento de Justicia.
Trabajó en posiciones policiales de alto nivel en las ciudades de Florida y Nueva York.
Prestó servicio durante el gobierno del presidente Bill Clinton como subdirector del Departamento de Justicia.
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