Columna Itinerario Político | Ricardo Alemán
En la Corte las togas derrotan a las sotanas
Salvo un milagro —que no sería extraño en la Corte, donde parece que se han enfrentado togas contra sotanas—, la Suprema Corte dará un nuevo paso histórico —entre hoy y el jueves próximo—, en la garantía de libertades fundamentales.
Y es que para el venidero fin de semana, la Corte no sólo habrá aprobado los matrimonios entre personas del mismo sexo, sino ratificado el espíritu del artículo 121 constitucional —al validar la vigencia de los matrimonios gay en todo el territorio nacional—; confirmará que cualquier ciudadano mexicano adulto, en plenitud de derechos, es libre de ejercer el derecho de adopción, independientemente a su preferencia sexual.
En pocas palabras, que antes del fin de semana, en la Corte las togas habrán derrotado a las sotanas. Y lo anterior va más allá de una metáfora o un juego de palabras. No, lo cierto es que entorno al debate de matrimonios de personas del mismo sexo, lo que vimos fue un choque entre la poderosa Iglesia católica mexicana —a través de una ultraderecha que tiene en la propia Corte ministros con sotana, antes que Ministros del Máximo Tribunal—, y un Estado laico que está vigente —a pesar de todo—, y que fue defendido por la Corte.
Y ese, el de la vigencia del Estado laico, habrá sido el mayor logro de la Corte —y de sus ministros con toga, que derrotaron a los ministros con sotana—, en la controversia constitucional interpuesta por la PGR, y en general por la ultraderecha mexicana, contra el decreto emitido por la Asamblea Legislativa que aprobó los matrimonios de personas del mismo sexo en el Distrito Federal.
Así pues, es un hecho que el fin de semana venidero será constitucional el matrimonio gay en la capital del país, que por mandato constitucional del artículo 121 fracción IV, ese derecho valdrá para todo el territorio nacional y que, uno o dos cónyuges de matrimonios de personas del mismo sexo, podrán ejercer el derecho de adopción. Y fin de la historia.
Sin embargo, y a pesar de que la Iglesia católica sabe que tiene perdido el debate sobre el matrimonio de personas del mismo sexo, no dará “su brazo a torcer” fácilmente, y continuará con su lucha para negar la vigencia de esos derechos fundamentales. Y una prueba de ello es la reciente homilía —del pasado domingo en la catedral metropolitana—, en donde el Cardenal Norberto Rivera mandó decir a los católicos y al Poder Judicial, que esa ley “podrá ser legal, pero nunca será moral”. Además dijo que es “aberrante” el aval de la Corte a las bodas gay y que se trata de “un ataque a la familia, con intereses oscuros”.
A pesar de esa presión, los ministros de la Suprema Corte ya confirmaron la constitucionalidad de los matrimonios de personas del mismo sexo, y hoy podrían ratificar la vigencia de la fracción IV del artículo 121 constitucional, que a la letra dice: “Los actos del estado civil ajustados a las leyes de un Estado tendrán validez en los otros”. En pocas palabras, que entre los días de hoy y mañana, el pleno de la Corte votará la vigencia de ese artículo en el caso de los matrimonios gay. Y el voto será mayoritario, sea por siete votos a favor y cuatro en contra, u ocho votos a favor y tres en contra. En cualquiera de los casos, se validará que los matrimonios de personas del mismo sexo, serán constitucionales en todos los estados de la República mexicana.
De igual manera, entre el miércoles y jueves, el pleno de la Corte entrará al debate del derecho de adopción que tienen los homosexuales, sean parejas o matrimonios del mismo sexo. Esa, en realidad, es una discusión ficticia, si no es que estéril, ya que en el fondo no se trata de reforma alguna. Es decir, que cuando la Asamblea del Distrito Federal aprobó los matrimonios gay, sólo agregó a esa reforma una parte del articulado vigente en materia de adopción.
Por eso, ministros de la Corte, como el ponente, Sergio Valls, alegaron que no era materia de la controversia constitucional de los matrimonios gay, el tema de la adopción. ¿Por qué? Porque no se trataba de una reforma, sino de un derecho ya establecido. Aun así, el pleno de la Corte sometió a discusión el tema, que será debatido hacia el fin de semana. Todo indica que en la sesión del próximo jueves, con una votación estimada en siete ministros a favor, y cuatro en contra, se aprobará que los matrimonios de personas del mismo sexo tienen garantizado el derecho de adopción.
De esa manera, el Estado laico se habrá impuesto al pensamiento de una religión, la católica. ¿Y que es el laicismo? Todos lo saben; el método de convivencia de todas las ideologías, las filosofías y las religiones, bajo la premisa de que ninguna pretenda poseer más verdad que las otras. Así, la Corte determinó que por sobre la filosofía católica, en el caso de los matrimonios gay, están los derechos y las libertades de mujeres y hombres.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario