En la homilía de la Misa que
presidió este viernes 5 de abril de 2013, en la Casa Santa Marta en el Vaticano, el papa Francisco
explicó que ni en las brujas, el tarot o nosotros mismos está la salvación,
sino solamente en Jesús.
En
la Eucaristía en la que participaron algunos empleados de la Santa Sede y
dependientes de la farmacia vaticana, el papa meditó sobre las lecturas de este
viernes de la Octava de Pascua y recordó que, como dijo San Pedro, solo Jesús
salva: "en ningún otro hay salvación".
En efecto, el Evangelio recuerda a Pedro que había renegado a Jesús, y que en la prisión dió su testimonio delante de los jefes judíos, explicando que gracias a la invocación del nombre de Jesús un cojo fue milagrosamente curado.
El Primer papa, explica Francisco, es capaz de hacer esa afirmación porque "está colmado del Espíritu Santo". "No podemos confesar a Jesús, no podemos hablar de Jesús, no podemos decir alguna cosa de Jesús sin el Espíritu Santo. Es el Espíritu que nos hace confesar o hablar de Jesús o tener confianza en Él. Jesús que está en el camino de la vida, siempre".
Muchos para resolver sus problemas hoy día recurren, a brujos, magos y videntes. Pero solamente Jesús nos salva “ ¡y debemos dar testimonio de esto! Él es el único”.
Y recordó a los presentes que “la Virgen siempre nos lleva a Jesús como cuando dijo en Caná: 'Hagan lo que Él les dirá'. Así confiémonos en el nombre de Jesús, dejando que el Espíritu Santo nos empuje a realizar esta oración llena de confianza en el nombre de Jesus… ¡Nos va a hacer bien!”
El papa contó una pequeña anécdota sobre un humilde trabajador de la curia de Buenos Aires, con más de 30 años de servicio, padre de 8 hijos, que siempre que iniciaba un trabajo o salía para hacer uno cualquier servicio decía: ¡Jesus!
“Y yo le pregunté -dijo el papa- porqué siempre decía Jesús. Y el respondió: ¡Porque cuando digo Jesús me siento fuerte, y con más capacidad para trabajar, y porque sé que él está a mi lado y me protege”.
“Este hombre -prosiguió- no ha estudiado teología, tiene solamente la gracia del bautismo y la fuerza del Espíritu y a mi me hizo tanto bien: porque nos recordó que en este mundo que nos ofrece a tantos salvadores es solamente el nombre de Jesús que nos salva.
Son
muchos, prosiguió Francisco, que para resolver sus problemas recurren a los
magos o al tarot, pero sólo Jesús salva "¡y debemos dar testimonio de
esto! Él es el único".
Tras
alentar a dejarse acompañar por María, que les dice a los siervos en Caná que
"¡hagan lo que Él les diga!", el papa concluyó exhortando a
"confiarnos en el nombre de Jesús. Invoquemos su nombre, dejando que el
Espíritu Santo nos mueva a hacer esta oración confiada en el nombre de Jesús
que ¡nos hará bien!"
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