Palabras
del Presidente durante la Promulgación de las Reformas en materia Político-Electoral;
31 de enero
Señoras
y señores.
Muy
buenas tardes a todas y a todos ustedes.
Saludo
la presencia del Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y de
la Comisión Permanente del Congreso.
Del
Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.
De
los señores dirigentes de partidos políticos que concurren el día de hoy a este
acto.
De
igual forma, quiero saludar a los señores Coordinadores Parlamentarios de
diferentes partidos políticos que están hoy, aquí, entre nosotros.
A
los señores Magistrados del Tribunal Federal Electoral que gentilmente nos
acompañan.
A
los señores Consejeros del Instituto Federal Electoral que están presentes
entre nosotros.
A
expresidentes del Instituto Federal Electoral que gentilmente nos acompañan.
A
Senadoras y Senadores de la República.
A
Diputadas y a Diputados Federales.
A
miembros de los Comités Ejecutivos de los diferentes partidos políticos que
están hoy, aquí, presentes entre nosotros.
A
servidores públicos.
A
representantes de la sociedad mexicana.
Académicos.
Intelectuales,
entre otros hoy, aquí, presentes.
Señores
representantes de los medios de comunicación.
En
uso de las facultades que me otorga la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
En
unos momentos más promulgaré la Reforma Constitucional en materia
Político-Electoral, aprobada por el Congreso de la Unión y la mayoría de las
Legislaturas estatales.
Ocasión,
también, ésta, para saludar a representantes de los distintos Congresos
Estatales que están aquí, presentes.
Con
la Reforma Político-Electoral, México avanza de forma decidida hacia la
consolidación de su democracia.
A
partir de 1977, el país emprendió una serie de reformas que alentó y dio cauce
institucional a su pluralidad, que amplió y fortaleció los derechos políticos
de los ciudadanos, y que creó instituciones electorales sólidas, garantes del
voto libre y secreto de los mexicanos.
Gracias
a estos cambios, al andamiaje legal, la Nación pudo vivir momentos emblemáticos
en su acontecer político.
Me
refiero a las primeras alternancias de partido en los gobiernos locales, a un
Ejecutivo Federal sin mayoría en el Congreso de la Unión, a partir de 1997,
incluso, a una alternancia partidista en la Presidencia de la República en el
año 2000.
Finalmente,
en 2012, el país vivió una nueva alternancia en democracia.
Sin
embargo, junto a este prometedor escenario, nuestro país también vivía una
aguda parálisis legislativa, en la que se dejaron de aprobar reformas
necesarias e importantes para elevar la calidad de vida de las familias
mexicanas.
México
contaba con una efectiva democracia electoral, pero que no necesariamente se
traducía en mayores resultados para la población.
Las
reglas electorales vigentes durante la transición democrática, no siempre
favorecían al diálogo ni a los acuerdos entre las distintas fuerzas políticas.
Ante
este escenario, los actores políticos coincidimos en la necesidad de
transformar a México, de asumir compromisos concretos para darle un renovado
impulso al desarrollo nacional.
Y
fue así, como en este lugar, precisamente, signamos lo que diera lugar al Pacto
por México.
Gracias
a la agenda común que permitió definir este gran acuerdo nacional, y a la
madurez política de los legisladores, hicimos de 2013 el año de las reformas.
Entre
todos, colocamos los cimientos para transformar a México.
La
actitud y conducta republicana de Diputados y Senadores, y dirigentes
políticos, demostraron que sí es posible mover a México, que sí es posible
alcanzar reformas de fondo.
Sin
embargo, no obstante lo mucho que se había logrado, era evidente la necesidad
de institucionalizar las condiciones que hacen posibles los acuerdos.
Era
necesario enriquecer las reglas de nuestra democracia para incentivar a los
partidos políticos al diálogo, y a la unión de esfuerzos.
Con
la Reforma Político-Electoral que hoy promulgo, México contará con nuevos
instrumentos institucionales para facilitar los cambios de fondo que requiera
el país en los siguientes años.
Además,
al dar mayor certidumbre a los procesos electorales, tanto Federales, como
locales, la reforma evitará que la natural competencia electoral erosione el
diálogo político.
Quiero
reiterar los principales elementos de esta reforma:
Primero.
Permite establecer gobiernos de coalición. Figura que alienta la
corresponsabilidad entre los poderes Legislativo y Ejecutivo.
La
fuerza política triunfante en las elecciones presidenciales y otras fuerzas
políticas, podrán impulsar un programa de Gobierno conjunto, que será
respaldado por una mayoría legislativa estable.
En
este modelo, el Senado de la República ratificará los nombramientos que el
Ejecutivo haga de la mayoría de los Secretarios de Estado.
El
gobierno de coalición es un gran avance en el sistema democrático de nuestro
país que incentiva el diálogo, el acuerdo y la eficacia.
Segundo.
La reforma da un paso fundamental hacia la equidad de género, al reconocer el
papel central que deben tener las mujeres en la toma de decisiones de nuestro
país.
Los
partidos políticos tendrán que garantizar que las mujeres ocupen el 50 por
ciento de las candidaturas a legisladores Federales y locales, y esta decisión
de los legisladores es un gran avance para que las mujeres ejerzan el papel que
les corresponde en nuestra vida política.
Tercero.
Se aprobó también la reelección legislativa consecutiva hasta por 12 años.
Por
su parte los congresos locales estarán facultados para establecer la reelección
consecutiva para los cargos de presidente municipal, regidor o síndico por un
periodo adicional.
Cuarto.
Se logra la autonomía de dos importantes instituciones.
En
este marco, la Procuraduría se convierte en la Fiscalía General de la
República.
La
autonomía de esta institución le permitirá desplegar una política de
procuración de justicia más eficaz y de largo plazo, así como profundizar en su
profesionalización; además, contará con fiscalías especializadas, una, para
delitos electorales y, otra, para combatir la corrupción en todos los órdenes
de Gobierno.
A
su vez, el Consejo Nacional de Evaluación de la política de desarrollo social,
el CONEVAL, también será autónomo, garantizando la imparcialidad en el
cumplimiento de sus funciones.
Quinto.
La reforma también fomenta una relación más equilibrada entre poderes. Aún en
el caso de que no se opte por un gobierno de coalición, el Secretario de
Relaciones Exteriores deberá ser ratificado por el Senado, mientras que el
Secretario de Hacienda y Crédito Público lo deberá ser por la Cámara de
Diputados.
Como
se puede apreciar, la reforma en su aspecto político rompe paradigmas para
consolidar una Presidencia democrática y un Poder Legislativo más dinámico y
con mayor corresponsabilidad.
Y
sexto punto. Los legisladores han establecido nuevas reglas electorales más
justas, eficientes y transparentes, en beneficio de nuestra democracia y los
ciudadanos.
De
esta forma, se crea el Instituto Nacional Electoral, el cual ejercerá las
facultades del actual Instituto Federal Electoral y, además, realizará otras
que fortalecen su participación en la organización de elecciones locales y su
relación con los organismos electorales estatales.
El
Consejo General del INE, conformado por 11 Consejeros, será imparcial,
objetivo, autónomo y ciudadano, y tendrá facultad para atraer asuntos de la
competencia de los órganos electorales locales, incluso la organización total
de las elecciones en los casos que establezca la ley reglamentaria respectiva.
Sin
duda, el INE tiene un reto muy alto y un compromiso superior con todos los
ciudadanos, que es continuar con los buenos resultados que el IFE le ha
brindado a México.
Aprovecho
esta ocasión para hacer un reconocimiento especial a los actuales Consejeros
del IFE que, en condiciones adversas, están cumpliendo cabalmente con su
responsabilidad institucional.
Señoras
y señores:
En
este marco, quiero compartir con ustedes tres determinaciones políticas, que son
las siguientes:
Primero.
Como Presidente de la República, reitero mi decidido respaldo a la Iniciativa
de Reforma Política del Distrito Federal, que ya se discute en el Senado, y que
forma parte de este renovado impulso que queremos darle a nuestra democracia.
Asimismo,
hago votos para que el Congreso de la Unión pueda llegar a un acuerdo a la
brevedad y aprobar esta importante reforma para la capital de todos los
mexicanos.
Segunda
determinación. Para fortalecer más nuestro régimen democrático y sistema
electoral, firmaré una iniciativa de reforma para precisar el Artículo 41 Base
Sexta de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que se
inscribe dentro de la Reforma Política que hoy estoy promulgando.
El
objetivo es aclarar que la nulidad de elecciones se puede producir, no sólo
ante la compra, sino ante cualquier tipo de adquisición de cobertura
informativa o tiempos de radio y televisión fuera de los supuestos previstos en
la ley.
Y
tercera determinación. En los primeros días de febrero, enviaré al Congreso de
la Unión las iniciativas de reformas y Leyes Secundarias en Materia de
Telecomunicaciones, Competencia Económica y Energética.
Sin
embargo, no haré ejercicio de la facultad de presentarlas para trámite
preferente, a fin de que sea el propio Congreso de la Unión quien determine los
tiempos para su análisis, discusión y eventual aprobación.
He
tomado esta decisión, porque si algo han acreditado los integrantes de la 62
Legislatura, es su elevada responsabilidad y compromiso con México.
Ejemplo
de ello, es la aprobación de la reforma que hoy nos convoca.
Y
una evidencia aún mayor a esto, sin duda, es haber hecho del año 2013 un año,
como aquí se ha expresado y como aquí se ha testimoniado en distintas voces que
me han antecedido en el uso de la palabra; el haber logrado una agenda de
reformas muy ambiciosa, de cambios transformadores para el país, sin que para
ello hubiese sido necesario hacer uso de la facultad de Iniciativa Preferente,
sino, más bien, atendiendo a la responsabilidad y al gran compromiso que han
acreditado los legisladores de la 62 Legislatura.
El
Gobierno de la República celebra la Reforma Político-Electoral que han
concretado los legisladores, ya que consolida nuestra vida democrática y
fortalece la capacidad del Estado para alcanzar acuerdos transformadores.
Con
la Reforma Político-Electoral ganan los ciudadanos.
La
certidumbre en las elecciones regirá en todos los órdenes de Gobierno. Habrá
mejor rendición de cuentas y equilibrio entre Poderes y, sobre todo, habrá más
gobiernos que den resultado a los mexicanos, al contar con instrumentos
constitucionales que faciliten el diálogo y los acuerdos.
La
Reforma Político-Electoral es un paso importante y trascendental hacia la
consolidación de la democracia en México.
Muchas
gracias, y muchas felicidades a todos.
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