Diversas
intervenciones durante la Promulgación de la Reforma Político-Electoral
Intervenciones de César Camacho (PRI); Gustavo Madero (PAN)
31 de enero de 2014
-MODERADORA:
Escuchemos las palabras del Presidente de Comité Ejecutivo Nacional del Partido
Revolucionario Institucional, Doctor en Derecho, César Camacho Quiroz.
-DR.
CÉSAR CAMACHO QUIROZ: Señor Presidente de la República; señoras, señores
legisladores; señora, señores Consejeros; señores Magistrados; señores
Secretarios; dirigentes y militantes de los partidos políticos.
Señoras
y señores:
En
el Siglo 20, fue necesaria una revolución social para alcanzar la democracia.
En el 21, es indispensable la democracia para lograr la evolución social.
Para
quienes creemos en la República, la democracia es tránsito y destino. Con esa
creencia, evolucionar es pasar de un estado de cosas a otro mejor. Es avanzar
en el perfeccionamiento de las normas e instituciones para mejorar la calidad
de vida de las personas.
Hace
500 años, Maquiavelo escribió que los hombres más enaltecidos por sus actos,
son los que, con instituciones y leyes, reforman las Repúblicas.
Eso
es justamente lo que han hecho los políticos de esta generación; Senadores,
Diputados Federales y locales, y dirigencias de todos los partidos, en un
contexto en el que ha sido determinante el talento político y el talante
democrático que ha demostrado el Presidente republicano Enrique Peña Nieto.
Congruente
con sus convicciones, fiel a sus compromisos y atento a las demandas de una
sociedad enterada, exigente y participativa, como la mexicana, el Ejecutivo
promulga hoy, más que una Reforma Política, la reforma de la política.
Reforma
de la política, porque otorga poder al ciudadano, sin detrimento de la
capacidad de las instituciones. Fortalece a la voluntad popular como única
fuente de poder público. Traslada facultades del Gobierno a otros elementos del
Estado.
Se
trata, advertirán los académicos, del cumplimiento de los requisitos que según
Gianfranco Pasquino, debe cumplir la democracia: la promoción del pluralismo
político para incentivar la competencia; la garantía de independencia respecto
del poder económico para asegurar la libertad, y la obstinación ética para
procurar siempre el mejoramiento de las condiciones de vida de la gente.
Si
bien esta reforma surgió de la necesidad de robustecer el sistema electoral,
pronto exorbitó esa inquietud, y se orientó hacia el perfeccionamiento de la
vida pública en su conjunto.
Constituye
el cambio de régimen político y de Gobierno más importante de las últimas
décadas.
En
eso estaba pensando, seguramente, Colosio hace 20 años, cuando nos propuso la
reforma del poder.
Es
una reforma que a los priistas nos entusiasma, porque imprime mayor calidad a
la democracia. Otorga más poder al ciudadano para premiar o sancionar a sus
representantes populares en el ámbito municipal y a los legisladores en los dos
órdenes de Gobierno.
Los
Senadores podrán ser electos hasta por dos periodos consecutivos, y los
Diputados Federales hasta por cuatro.
Las
Constituciones de los Estados posibilitarán la elección consecutiva para
Presidentes Municipales, Regidores y Síndicos, hasta por seis años. Y de los
Diputados Locales, hasta por cuatro periodos.
Esto
contribuirá a profesionalizar la función legislativa y el servicio público,
reduciendo el costo de aprendizaje en beneficio de la comunidad.
Como
un acicate para los partidos políticos, sólo tendremos derecho para la
asignación de Diputados Plurinominales si alcanzamos al menos 3 por ciento de
la votación válida emitida.
Un
paso singular y trascendente, consiste en la garantía de la igualdad sustantiva
entre mujeres y hombres en la letra de la ley, pero más aún, en los hechos, en el
cambio de la cultura política.
Igualdad
sustantiva que, garantizada por la norma, obliga a mover los obstáculos,
cualesquiera que estos sean, para que ocupen con entrega y dignidad la mitad de
los espacios de representación popular en la Cámara de Diputados.
A
seis décadas de aprobado el voto femenino, con esta medida se completa el
régimen político que nos hace efectivamente iguales a mujeres y hombres.
Para
mi partido, ésta es causa de vida institucional.
Adicionalmente,
la reforma prescribe que, como en toda democracia avanzada, se fijen límites a
las erogaciones de los partidos políticos, tanto en sus procesos internos de
elección de dirigentes, como de selección de candidatos.
Impide,
también, que en las campañas electorales se incurra en excesos. Se busca,
sintéticamente, que la política electoral cueste menos de lo que vale.
Se
ha decidido, también, que el órgano rector de las elecciones entre a una fase
superior.
El
Instituto Nacional Electoral tendrá como base firme la fortaleza institucional,
y el prestigio construido por el IFE a lo largo de más de dos décadas, con la
participación comprometida de los 16 mil servidores públicos que en él laboran
y el muy destacado desempeño de sus consejeros electorales.
También,
abrevará de las ricas experiencias acumuladas en los institutos electorales
locales, aprovechando el profesionalismo de quienes hacen posible esta especie
de democracia de primer piso.
En
la integración del Consejo General de esa nueva instancia, participarán
diversos entes en un proceso ciertamente complejo, pero que en contrapartida
garantiza su oportuna y su completa integración.
Para
mantener un equilibrio federalista, los institutos de las entidades se
transformarán en organismos públicos electorales locales, cuyos consejeros
serán designados por el IFE, encargados desde la preparación de la jornada
electoral, hasta el otorgamiento de constancias en las elecciones locales.
A
partir de ahora, el nombramiento de consejeros locales por el INE, y de
magistrados electorales de las entidades federativas por la Cámara de
Senadores, elimina cualquier suspicacia sobre los comicios y sobre sus
resultados.
En
otro orden de ideas, sostengo que nunca más un Gobierno dividido debe ser un
Gobierno detenido.
Para
ello, el Presidente de la República podrá formar gobiernos de coalición con
otros partidos políticos, imprimiéndole funcionalidad a la Administración
Pública y a la política por medio de un convenio y un programa aprobados por
los Senadores, que aporte certidumbre y eficacia a la acción gubernamental.
La
posibilidad de coaligarse para gobernar acredita la madurez de nuestra
democracia, pues sin dejar de lado el debate de las ideas, ni que los partidos
coaligados tengan que arriar banderas, debe ser posible construir un espacio en
el que todos podamos contribuir.
Algo
más, como lo sugirió al país Luigi Ferrajoli, una de las voces más acreditadas
de la ciencia jurídica penal en el mundo, con suficiente audacia, este
legislador extraordinario ha decidido otorgar autonomía plena al Ministerio
Público, creando un organismo autónomo llamado Fiscalía General de la
República.
Se
redondea, así, el marco jurídico de la Reforma al Sistema de Justicia Penal
Acusatorio, Adversarial y Oral, con cuya pronta y cabal implementación está
comprometido el Ejecutivo Federal.
Así
también, en relación con el combate a la pobreza y el desarrollo, se otorga
autonomía constitucional al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social, integrado por expertos sin filiación política, nombrados por
mayoría calificada en la Cámara de Diputados. La política social debe estar
blindada de sesgos políticos.
En
síntesis, esta reforma interactúa con otras; la de transparencia, la del
sistema de justicia penal y la de derechos humanos cuando menos. Su armónica
concreción demostrará todavía mayor utilidad para los ciudadanos.
La
reforma atiende una necesidad de todos: la estabilidad, que es necesaria para
provocar confianza; confianza que significa certidumbre; certidumbre que
facilite las inversiones y, por ende, el desarrollo que genere igualdad y más
justicia.
Se
trata, entonces, de un gran trabajo del poder revisor de la Constitución,
integrado por mexicanas y mexicanos que sabedores de que la historia describe
lo que ocurrió, la ley lo que debe suceder. Esos legisladores están redactando
leyes y escribiendo historia.
Con
ese mismo ánimo, Senadores y Diputados priistas están preparados, entusiasmados
para acometer el análisis, la discusión y aprobar a la brevedad la legislación
que sólo es secundaria en el nombre, pues resulta de primerísima importancia
para que las disposiciones constitucionales, todas, sean palpables en la vida
cotidiana.
Esta
Reforma Política no sólo es otro buen resultado del Pacto por México, sino de
la democracia; de la democracia transformadora que esperan los mexicanos y que
está tomando forma durante el actual Gobierno, la que ha sido puesta en
movimiento por quien enraíza su liderazgo dando resultados; el Presidente de la
República, Enrique Peña Nieto.
Hoy,
nuestro Estado de Derecho se fortalece en la constitución, que no sólo posee
normas jurídicas, sino principios y valores que conforman un proyecto de
Nación. Este documento que, además de Carta Magna, es la forma jurídica de la
democracia.
Esa
democracia que ha logrado, sin que nadie sacrifique libertad, que sea posible
la fraternidad con la que se aviva la esperanza de los mexicanos. La esperanza.
Esa flecha que viene del pasado, atraviesa el corazón de nuestro presente y se
clava en el futuro de la Patria.
Enhorabuena.
-MODERADOR:
Interviene enseguida, el Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido
Acción Nacional, licenciado Gustavo Madero Muñoz.
-LIC.
GUSTAVO MADERO MUÑOZ: Señor Presidente Constitucional de la República Mexicana;
señores Presidentes de las Cámaras de Senadores, de la Cámara de Diputados;
señores Secretarios; Coordinadores Parlamentarios; estimados Magistrados;
Consejeros Electorales.
Amigos
todos.
Nuestro
país tiene mucho mayor potencial de crecimiento y de desarrollo del que hemos
podido alcanzar.
Esto
se debe en mucho a que no hemos logrado consolidar nuestra transición
democrática, y a que no hemos logrado contar con un sistema político que genere
los acuerdos a la velocidad, a la profundidad de los retos que enfrentamos, de
los retos que nos exigen el tiempo contemporáneo.
El
paso de un Estado autoritario a un Estado democrático no ha concluido, y no
hemos consolidado aún un entramado institucional que supere la impunidad, los
privilegios, la desigualdad y la injusticia en nuestro país.
Luego
de 15 años de gobiernos divididos, sin mayorías legislativas, se ha venido
acumulando un preocupante rezago de cambios institucionales que permitan
superar nuestros desequilibrios, nuestros lastres y, al mismo tiempo,
aprovechar nuestras oportunidades y nuestro potencial al máximo posible.
Hace
18 meses iniciamos un proceso inédito, incierto, temerario y, sobre todo, audaz
para la política mexicana: Intentar cambiar la dinámica tortuosa, lenta e
ineficaz de negociar parcial y casuísticamente la agenda de las reformas
legislativas para consolidar la transición democrática.
Hace
18 meses, inició un proceso inédito en nuestro país para hacer política y
construir acuerdos dentro de un Pacto por México entre las tres principales
fuerzas políticas y el Gobierno Federal.
El
espíritu de fondo tenía que ver con el reconocimiento general y amplio del
envejecimiento del Estado mexicano. Deterioro que se traducía en fallas de
funcionamiento y, por ende, en el aprovechamiento por parte de poderes fácticos
de estas lagunas o deficiencias para empoderarse, generando dinámicas de
privilegios, de impunidad y la incapacidad de generar y garantizar el imperio
de la ley del Estado de Derecho que los mexicanos demandamos.
Con
inexplicable complacencia, en unos casos, y en otros con absurda connivencia,
fuimos testigos de la manera en que estos poderes fácticos fueron sustituyendo
o remplazando los poderes formales del Estado en perjuicio de la Nación, bajo
una dinámica en la que reciclaban sus lealtades, según el partido en turno.
En
realidad, nos debilitábamos todos.
A
la conciencia crítica y autocrítica y al reconocimiento de este deterioro sistémico,
el Pacto por México agregó un ingrediente fundamental, un ingrediente
indispensable; el de la interlocución confiable entre los actores de las tres
principales fuerzas políticas y el Gobierno Federal.
Este
ejercicio de política nueva generó de arranque un conjunto de posicionamientos
y acuerdos que reconfiguraron inmediatamente el contexto político nacional,
generando al mismo tiempo, sorpresa, admiración, en algunos casos oposición y,
en otros, escepticismo.
Han
transcurrido 13 meses desde su firma.
Muchos
podrán argumentar que no se han logrado cumplir los 95 compromisos iniciales,
ni los 11 del Adéndum. Pero nadie podrá negar que este espacio propició el
mayor impulso reformador en muchas generaciones.
Nunca
las reformas habían avanzado tanto, y como en ninguna época de México un
Presidente de la República ha logrado contar con tanta disposición y
colaboración de la oposición, como el Presidente Enrique Peña Nieto.
Esta
disposición y esta colaboración lo obligan a honrar su palabra y el espíritu de
las reformas constitucionales en las leyes secundarias que están por venir.
El
conjunto de las reformas aprobadas aún no ha sido debidamente aquilatado y
dimensionado en su impacto amplio, en su impacto profundo en nuestro país.
De
este conjunto de reformas, distinguimos tres que son reconfiguradoras radicales
de la manera en que atienden completamente el juego, los jugadores, la cancha,
las reglas y los árbitros.
Estas
tres son: la Reforma en Telecomunicaciones, la Reforma Energética y la Reforma
Política.
Ya
ha sido ampliamente difundido el impacto potencial de la Reforma Energética,
pero la de Telecomunicaciones y la Política aún están muy subvaloradas, y una
de ellas estigmatizada.
La
Reforma Política que hoy se promulga no consiste en desaparecer al IFE, como
mayormente se ha dado entender. Al contrario, es un verdadero reconocimiento a
su desarrollo, porque el IFE será el corazón del nuevo INE.
Se
trata de reconocer que nuestra democracia tiene dos desempeños, dos
velocidades: la dinámica de la política de las elecciones Federales, por un
lado; y la política y las elecciones locales, por el otro.
El
estándar de nuestra democracia en lo Federal, si bien, es aún perfectible, es
infinitamente mejor a nuestra democracia en lo local, y esto es absoluta y
rotundamente injustificable.
Muchos,
dolosamente han criticado que esta reforma era una moneda de cambio frente a la
Reforma Energética, que era un quid pro quo, esto es falso. El PAN propuso y
apoyó ambas reformas por nuestro auténtico convencimiento de que ambas son
indispensables para nuestro país.
A
partir de hoy, con la conformación del INE, le daremos un segundo aire a
nuestra democracia, preservando lo que el IFE ha logrado durante muchos años y
reformando todos los aspectos que no se han acabado de consolidar.
Una
sola instancia con más independencia y más atribuciones. Una sola instancia que
cuide y haga crecer a sus cuadros en el servicio profesional electoral
nacional. Una sola instancia que pueda intervenir y hasta organizar elecciones
estatales cuando no existan las condiciones o la autonomía necesaria.
El
INE, para Acción Nacional, es la institución que necesita hoy México, y que
debemos de cuidar todos los partidos y todos los mexicanos. Sin duda, su mayor
reto está en su integración democrática, su integración transparente e
imparcial.
Conformarlo
por hombres y mujeres que no sólo tengan un prestigio que construir, sino un
prestigio, más bien, que preservar; dotados de una biografía, de una historia
que cuidar, y en ella, un claro compromiso con la democracia.
Un
INE que con su constitución, no reitere o repita el principal vicio que
buscamos combatir con la reforma constitucional, los órganos a modo del
gobernante en turno, o de los estrictos intereses partidistas.
Pasamos
de la defensa IFE céntrica, a la revisión, la crítica y el mejoramiento de la
democracia nacional en su conjunto. La creación del INE no es para sustituir al
IFE, sino para construir un nuevo sistema electoral nacional.
Con
esta reforma, además, se abren muchas posibilidades que hasta hoy han estado
cerradas en nuestro país.
Estamos
ante la mayor reforma constitucional realizada en nuestro país en materia del
fortalecimiento del Poder Legislativo; la reelección consecutiva de
legisladores Federales y locales es su mayor ancla.
Victoria
programática del PAN, triunfo histórico de los mexicanos para que el Poder
Legislativo sea fuerte y profesional, para que sean los ciudadanos los que
juzguen el trabajo de cada diputado, de cada alcalde, y que tengan el poder de
decidir su remoción o su permanencia en el cargo.
Frente
a la pluralidad que llegó para quedarse, se incorpora ahora la figura de los
gobiernos de coalición, para que sea el interés de México el que apunte el
rumbo de las decisiones políticas.
La
autonomía del CONEVAL, para que los resultados se midan con independencia sin
que puedan ser manipulados; y la paridad de género, para que alcancemos una
verdadera era de igualdad. Las candidaturas independientes, para acabar con el
monopolio de los partidos políticos.
También,
estamos cambiando las pautas para los tiempos en radio y televisión, porque es
evidente que el actual sistema no es funcional.
Establece
claramente también como causales de nulidad exceder el gasto de campaña,
adquirir cobertura mediática de forma ilegal y la utilización de recursos
públicos en procesos electorales.
El
duelo entre los que centran su atención en la desaparición del IFE, es
ampliamente superado por el entusiasmo de quienes hasta ahora han padecido el
atraso político en lo local.
La
capacidad del nuevo INE de establecer mejores estándares de desempeño
democrático en lo local, sus facultades fiscalizadoras en los procesos locales,
el nuevo Código General Electoral para desarticular las legislaciones a modo,
los nombramientos obsecuentes y la sobrerrepresentación artificial, son logros
muy alentadores para quienes contienden en las elecciones locales.
Con
árbitros, con reglas y con cancha, mucho más dispareja en lo local que en las contiendas
Federales. Éstas, entre otras muchas otras modificaciones, serán la pauta para
elegir gobernantes y tener mejores gobiernos.
La
reforma soluciona muchos de los problemas que denunciamos en los procesos
electorales recientes.
En
un régimen presidencialista, sin embargo, la cultura del vértigo por el vértice
arroja todos los créditos y se concentran en un solo actor; el Presidente de la
República.
Sin
embargo, no sólo sería injusto, sino altamente inconveniente para poder valorar
el modelo de colaboración, el no llegar a reconocer que estas reformas no sólo
fueron posibles gracias a los votos de los partidos de oposición, sino
fundamentalmente gracias a sus ideas, sus demandas y sus propuestas.
Debo
agradecer a los órganos de mi partido, al Comité Ejecutivo Nacional y al
Consejo Nacional, por apoyarnos en la decisión de participar en estos acuerdos
y reformas dentro del Pacto por México.
Con
sus resolutivos, el Consejo Nacional nos instruyó no sólo a participar en él,
sino a hacerlo, distinguiéndonos con la capacidad de propuestas de mayor calado
reformador y democratizador.
Viene
una etapa de grandes oportunidades, pero también de riesgos.
Son
reformas vivas. Están en marcha. Y no debemos descartar que ahora que vamos a
la legislación secundaria, volverán las resistencias de los agentes económicos
y políticos afectados por las reformas, en un escenario ahora de aprobaciones
bajo la fórmula de mayorías simples.
Es
deber cuidar y honrar lo pactado, inscrito en la Constitución.
Las
reformas secundarias deben ensanchar la idea del Estado democrático y no
regresarle ni una coma a los intereses que se le han opuesto, o a quienes
quieren reducir su capacidad regulatoria.
En
este esfuerzo democratizador y reformador, es indispensable la participación de
la ciudadanía para acompañar, para vigilar, para exigir la transparencia y
rendición de cuentas en las leyes secundarias que se desprendan de estas
reformas.
De
esto dependerá que consolidemos nuestra transición democrática, y que terminemos
de desmantelar el sistema autoritario y de privilegios que tanto daño continúa
causando a nuestro país.
Ésta
es una tarea de todos, y nuestro partido refrenda hoy su compromiso en esta
agenda.
Muchas
gracias.
(A
CONTINUACIÓN, HIZO USO DE LA PALABRA EL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS, LICENCIADO ENRIQUE PEÑA NIETO. SU DISCURSO SE TRANSCRIBE POR
SEPARADO)
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