17 dic 2015

La medalla de Honor Gilberto Rincón Gallardo | La Silla Rota

La medalla de Honor Gilberto Rincón Gallardo | La Silla Rota

 La medalla de Honor Gilberto Rincón Gallardo
Publicado en La Silla Rota, 17 de diciembre de 2015

Para Lídice Rincón Gallardo y los amigos de Democracia Social, también para mi hijo Fred Alberto por sus 31 años.

La tarde noche del lunes 14 de diciembre recibí en cuenta de Facebook un mensaje que decía que Gilberto Rincón Gallardo recibiría una medalla de Honor. Así lo entendí de entrada, y me asombré. La verdad no tenía ninguna información del tema, además me encontraba metido en otras cosas y no le di mucha importancia. Un día después, abrí la web de la Cámara de Diputados y me dispuse a ver la Gaceta Parlamentaria para saber de qué se trataba.

En efecto, leí el dictamen y lo que se dijo en el pleno, y no era como lo pensé originalmente, que Rincón recibiría un premio post morten, sino que la Cámara de Diputados había instituido la “Medalla de Honor Gilberto Rincón Gallardo”, y para eso había modificado la legislación correspondiente.

Fue una agradable sorpresa enterarme de tal noticia y sobre todo que la propuesta no vino de viejas camaradas de la izquierda, donde militó Rincón muchos años e incluso fue su dirigente (PRD), sino del diputado Gustavo Enrique Madero Muñoz dirigente y viejo militante del Partido Acción Nacional, al que se sumaron varios legisladores de todos los partidos políticos.

No es casual que el dictamen haya sido aprobado por unanimidad; 369 votos, cero en contra, cero abstenciones.

Fue un proceso legislativo rápido y discreto; la iniciativa había sido presentada apenas el 3 de diciembre y la comisión dictaminadora de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias puso el documento en la Mesa Directiva, fue presentada ante el Pleno prácticamente al cierre de la Legislatura: “Se informa a la asamblea que se encuentran publicados en la Gaceta Parlamentaria y disponibles en los monitores de sus curules los siguientes dictámenes, con proyecto de decreto por el que se adiciona un numeral 2 al artículo 261 del Reglamento de la Cámara de Diputados para instituir la medalla de honor Gilberto Rincón Gallardo, de la Honorable Cámara de Diputados”, dijo al inicio de la sesión del lunes 14 de diciembre el secretario Ramón Bañales Arámbula.


¡Fue un excelente trabajo de la Comisión y sobre todo muy rápido!

Ojala así fueran todas las iniciativas.

De inmediato me fui al diario de los debates para saber que habían dicho los legisladores de Rincón, nada que no supiera. 

El primero en hablar fue Jorge Triana Tena (PAN), quién reprodujo las palabras que dijo Rincón en mayo de 2008 con motivo de la entrada en vigor de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en el seno de la ONU “tendremos que luchar sin tregua para que las personas con discapacidad participen íntegramente en las decisiones que les atañen, formen parte del desarrollo, rompan el pernicioso ciclo pobreza/discapacidad, estén plenamente incluidas y logren que se deje de enfocar el respeto a sus derechos como una concesión o una dádiva”.

Agregó que a Gilberto se le recuerda por “su pluralidad y apertura de ideas, cuya esencia fundamental le permitió desde siempre identificarse con las luchas políticas por la igualdad desde sus inicios. El joven Rincón Gallardo se le recuerda apoyando la candidatura presidencial de Luis H. Álvarez, en la década de los 50, al igual que su incorporación a las luchas obreras encabezadas por la izquierda mexicana”.

El diputado Abdies Pienda Morín, del PES, dijo de entrada que Rincón “construyó desde la calle Romita, en el Distrito Federal, los gérmenes que ampliaron la visión de los derechos humanos incluyendo el principio de no discriminación... Señaló que honrar su nombre “nos honra a quienes acordemos instituir la condecoración”.

En tanto, Víctor Manuel Sánchez Orozco, del partido Movimiento Ciudadano, señaló que Rincón “fue un político y luchador que contribuyó para erradicar la discriminación y garantizar la inclusión y los derechos de las personas con discapacidad en México y a nivel internacional”.

Francisco Martínez Neri (PRD) dijo que Rincón fue “un político moderno, tenaz y pacifista que tuvo una larga carrera política y que militó en el PCM, el PSUM, el PMS y el PRD”. Nos recordó que fue encarcelado en muchas ocasiones, pero la represión de la que fue objeto jamás quebrantó sus ideales, sus principios y su fortaleza, etcétera.

Y por último Gustavo Enrique Madero Muñoz, autor de la iniciativa señaló que “No como dádivas, no como un gesto misericordioso, sino como el reconocimiento pleno a los derechos de las personas, por eso en este agradecimiento me siento orgulloso que ésta Cámara haya aprobado la iniciativa.

De inmediato se puso a votación, y se aprobó sin más. Falta que se publique en el Diario Oficial de la Federación.

Por cierto, y lo digo con todo respeto, ninguno de los legisladores citó la frase preferida de Gilberto, plasmada en la carta de renuncia del PRD dirigida a Andrés Manuel López Obrador en septiembre de 2007:

“La política es conflicto, pero también cooperación; es competencia y corresponsabilidad a la vez; es confrontación, al tiempo que es conciliación; es reparto y construcción; es compromiso con la realidad y la verdad; es racionalidad del argumento y rechazo a la búsqueda artificial de exclusión y derrota como finalidad óptima. Ésta es la visión que ha guiado mi desempeño durante los largos años en que he tenido responsabilidades de dirección partidista, y fue también la visión que me impulsó, siendo secretario general del Partido Mexicano Socialista (PMS), a encabezar la propuesta de unidad que dio origen al PRD”.

Y agregó entonces: “Ya no encuentro reflejada esa visión en el PRD. Por eso he decidido retirarme; ejerzo así un legítimo derecho. Persistiré en intento de congruencia para contribuir, desde una posición progresista consecuente, al desarrollo institucional del país y a la certeza en su rumbo democrático”.

Dice Ramón Sosamontes que los comisionaron a él, a Jesús Ortega y Alejandro Encinas para convencerlo de que retirara su renuncia. “Nos reunimos en el restaurante Lincoln de las calles de Revillagigedo, en la ciudad de México y no pudimos”, nos dijo él. “¿Creen necesario quele diga por qué?, no, porque le dimos la razón”.

Quizá tampoco dijo nada Jesús Zambrano, hoy flamante presidente de la Cámara de Diputados y ex compañero de Rincón durante muchos años. Lástima.


¿Qué dice el dictamen?

Simplemente que la medalla se instituye por el valioso legado de Gilberto en favor de los derechos de las personas con discapacidad. Por lo que la medalla se otorgará “para reconocer el trabajo de personas u organizaciones que promuevan activamente la inclusión de las personas con discapacidad, en la política, el desarrollo, la erradicación de la pobreza y del ciclo pobreza/discapacidad y el respeto a los derechos humanos de las personas con discapacidad“.

Click sobre la imagen para leer la gaceta.
Click sobre la imagen para leer la gaceta.


Su pasado panista: Éramos catequistas.

El dictamen de la Comisión aporta datos de la vida de Gilberto pero me llamó la atención que se resalte su pasado panista, y sobre todo su simpatía por la candidatura de Luis H. Álvarez en el proceso electoral de 1958 cuando apenas tenía 17 años…

Mi amigo Gerardo Galarza entrevistó a Gilberto en 1987 (Proceso #578, 30 de noviembre de 1987), cuando era secretario general del PMS, y así lo describió:

“Se ruboriza, se agacha, mueve la cabeza, se ríe para sí mismo. Casi simultáneamente se repone”.

“Pues sí, así fue. Pero donde nunca he participado es en el PRI”, revierte Gilberto Rincón. Y agrega que “sí pertenecí a las juventudes del PAN. Estaba en la preparatoria del Instituto Patria; ahí estudié desde la primaria”.

Más: “No, nunca tuve un cargo directivo. Teníamos a nuestro cargo, éramos un grupo, la organización de la zona de Santa Julia, donde por cierto, no tengo por qué no decirlo, dábamos catecismo e igual en la zona de Xochimilco. Allá íbamos al Hospital de Incurables de Tepepan. No falté ningún sábado durante siete años. Éramos catequistas”.

– ¿Es creyente?, le pregunta Gerardo.

– No, responde Rincón.

Quizá debería haber dicho a Gerardo que ya no lo era. En una ocasión íbamos en la camioneta y charlamos de los obispos de México, acabábamos de reunirnos con el obispo de Aguascalientes Ramón Godínez  y me dijo “oye, ¿cuándo me presentas al Obispo de Ecatepec?”, que entonces era Onésimo Cepeda Silva. En cuanto se pueda, le respondí.

Y de inmediato soltó la risa pícara; “No, me dijo, es broma, a Onésimo lo conozco desde chamaco, fuimos juntos a la escuela”.

En instituto Patria Rincón conoció a muchos sacerdotes de los que siempre fueron amigos… pero insisto, era un buen lector de la Biblia, así se lo dijo a Galarza. “El Quijote y La Biblia. Son obras de las que nada nuevo se puede decir, pero a mí me marcaron”.

– ¿Más que las obras de Marx?, le inquiere el reportero.
– Tanto como las obras de Marx, respondió categórico.


¿Quién fue Rincón?

Una persona sencilla con quien se podía discutir de política, literatura, religión –con un café o un trago en la mesa de la cantina o de su casa en la colonia Anzures–, con pasión pero con mesura.

Era generoso y sobre todo respetuoso, tenía un trato amable, caballeroso, y a veces –casi siempre– hasta cariñoso en sus manifestaciones de afecto.

Era una de esas rara avis que no se dan tan fácil en el mundo de hoy.

Era como varios hombres y mujeres que no estamos conformes con la situación del país, y convencidos que debemos hacer algo para cambiarlas. Él había aprendido que la forma para cambiar las cosas era la política, por eso estuvo metido toda su vida en ella.

Dice su amigo Fito Sánchez que Rincón era prudente y mesurado, "cultivó una rebeldía sin estridencias, una voluntad incansable que le permitió resistir con estoicismo las pruebas más severas de la vida y abrirse camino. Hombre de causas, fue una buena persona, no un santón; un militante con aciertos y equivocaciones, un político por vocación, capaz de no perderse los buenos ratos con la familia, los amigos, los camaradas" (La Jornada 4 de septiembre de 2008).

Gilberto estuvo en la cárcel más de 30 veces entre los años 1968 a 1971. El tiempo más largo fue por haber lanzado una bomba molotov. El juez que llevo la causa así lo determinó.

Siempre me he preguntado cómo Gilberto podía haber lanzado una Molotov.

¡Estaba imposibilitado físicamente para hacerlo!

Pero así lo determino aquel juez de consigna que no recuerdo su nombre.

¡Gilberto lanzaba ideas no bombas!

Fue legislador dos veces; en la LII Legislatura (1977-1981) por el Partido Comunista Mexicano y en la LV (1991-1994) por el PRD.

Y aunque estudió derecho en la UNAM nunca se tituló (igual que Renato Leduc), por eso no le gustaba que le dijeran licenciado, no lo era, pero aún sin título fue profesor en la UNAM; impartió Teoría del Estado en la Facultad de Ciencias Políticas.

Militó en varios partidos políticos y organizaciones sociales, desde finales los años cincuentas cuando participó activamente –como lo mencionamos arriba– apoyando la candidatura a la presidencia de don Luis H. Álvarez. Después le dio una vuelta y se fue a la izquierda socialista. En ese sentido fue compañero de Heberto Castillo de los líderes ferrocarrileros Valentín Campa y Demetrio Vallejo.

Meses después fue miembro fundador del Movimiento de Liberación Nacional (1961) y en el mismo año asesor de la Central Campesina Independiente; secretario de Organización del Frente Electoral del Pueblo, que postuló a Ramón Danzós Palomino como candidato independiente a la presidencia de la República en la elecciones de 1964; entonces, fue candidato testimonial a diputado por un distrito del Distrito Federal, sin posibilidades de éxito; entonces también se inscribieron en la contienda entre otros, el pintor David Alfaro Siqueiros y lo acompañaba de fórmula el poeta y periodista Renato Leduc.

Es hasta 1965 cuando ingresa al Partido Comunista Mexicano (PCM), años después fue integrante del Comité Central: ¡El temible Comité Central!

En los años setenta le tocó participar en las negociaciones y conversaciones sostenidas con don Jesús Reyes Heroles, entonces secretario de Gobernación para legalizar el Partido Comunista Mexicano, que culminaron con la Reforma Política de 1977.

El Comité Central encabezado por Arnoldo Martínez lo propuso como uno de los legisladores “de partido” en aquélla LII Legislatura (1977-1981), iba de fórmula Jorge Meléndez Preciado (en su casa había un poster alusivo).

En 1986 participa como fundador del Partido Mexicano Socialista (PMS), donde fungió como secretario general hasta la disolución de ese instituto político que años después (1989) se convirtió en el PRD; todo mundo sabe que el PRD nació gracias al registro y los cimientos de del PMS.

Entre 1991 y 1994 fue miembro del CEN del PRD, al que renunció en 1996 para fundar el Centro de Estudios para la Reforma del Estado; y de ahí pasó a formar parte de un grupo que discutía la conformación de un nuevo partido político, proyecto que se concreta en 1999 con el registro de Democracia Social (1999), entonces fue nombrado presidente.

Meses después Gilberto fue el candidato a la presidencia de la República en una dura disputa democrática entre él y Patricia Mercado, hoy secretaria de Gobierno de la ciudad. La votación fue cerrada, la diferencia fue de seis votos a favor de Rincón. Patricia era muy buena opción, pero nos fuimos con Rincón, y no nos equivocamos.

Cuando murió Rincón varios escribimos textos alusivos, por ejemplo, Sergio Ramírez escribió en el periódico El Centro (ya no existe) que “Rincón nos ganó esa vez no sólo en los votos, también en el discurso y en el liderazgo. Perdimos por tres, pero el peso de su figura los hacía parecer tres mil. Una vez más Rincón logró, involuntariamente, que dos mundos se conocieran y se relacionaran tendiendo otro puente hacia el futuro entre socialdemócratas y el mundo de la diversidad”.

¡Me pudo encantar ese posicionamiento de Sergio!

Y no se diga de lo que escribió Nicolás Alvarado, que también formaba parte del partido y que estuvo entonces en contra de Gilberto...

“Después vinieron los años en que milité a su lado. No fueron fáciles, en gran medida por causa del grupo de Democracia Social al que yo pertenecía. Y es que, inexpertos, comenzamos por oponernos a su candidatura, temerosos de que la imagen de un hombre discapacitado, no demasiado joven y de personalidad encantadora pero nunca arrolladora nos restara atractivo a los ojos de un electorado polarizado y, suponíamos, frívolo. Nos equivocamos”.

En 2000 aún con una fuerte campaña se perdió el registro por poco menos de 20 mil votos; el voto útil para Vicente Fox nos quito el sueño. Semanas después de la elección El de las Botas invitó a Rincón a conformar un grupo de trabajo plural que se dedicara a la producción del estudio. “La discriminación en México: Por una Nueva Cultura de la Igualdad (México, 2001) y del Anteproyecto de Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación”. El estudio lo coordinó Ricardo Raphael, y se pudo entregar al gobierno finales de 2001, participamos muchos en el proyecto.

Ese mismo año, en septiembre, Gilberto asistió como presidente de la Delegación Oficial de México en la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en Durban, Sudáfrica.

En 2002 varios de los que estuvimos en Democracia Social insistimos en conformar un nuevo partido político que se denominó Partido de la Rosa; se hicieron reuniones, discusiones, luego vinieron las asambleas; se juntaron las firmas y demás requisitos que exige el IFE pero no se pudo obtener el registro.

La resolución del IFE encabezado entonces por José Woldemberg dijo: No.

El Conapred:

En 2003 y gracias al estudio presentado a Fox al Congreso y a la voluntad de legisladores de todos los partidos políticos se logra concretar una ley en la materia y es así como nace el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación: El Conapred.

Rincón fue su presidente, por casi dos periodos, hasta su muerte...

Gilberto murió un sábado 30 de agosto de 2008 cuando el reloj marcaba las 12:30 horas.

Tenía 69 años de edad, y apenas semanas antes había sido nombrado en un cargo en Naciones Unidas y se preparaba para dar su mejor papel.

Que bueno que hoy habrá en México un nuevo galardón que llevé el nombre de Gilberto; felicidades a los legisladores y sobre todo el diputado Madero.

Hoy existen varios premios con su nombre, además por ahí anda la fundación con su nombre; su hija Lídice vive felizmente en Querétaro, y se acaba de incorporar al PRD con Agustín Basave. ¡Enhorabuena!

Los demás amigos de Rincón andamos por muchas partes, muchos de ellos en la política, otros en la academia y también en los medios.

Aprovecho la oportunidad para recordar que por ahí anda una propuesta de llevar a Gilberto a la Rotonda de las Personas Ilustres.

En aquel desplegado de Excélsior firmado por varias gentes entre ellos, Héctor Aguilar Camín, Emilio Álvarez Icaza, Cuauhtémoc Cárdenas, Santiago Creel, Alejandro Encinas, Jorge Fernández Menéndez, Enrique Krauze, Humberto Musacchio y Elena Poniatowska, decía:

“Poseedor de firmes convicciones políticas, nunca dejó de luchar por lo que creía que era de elemental justicia humana: libertad, democracia, tolerancia, igualdad”.

“Mantuvo un combate irrestricto a la discriminación de cualquier índole. Por ello, por sus contribuciones políticas, por su militancia activa, por su civilidad a toda prueba, por su compromiso inquebrantable con los valores democráticos, por su gran talento, por su coherencia personal, por su infranqueable integridad, porque siempre se echará de menos a voluntades como la suya, hacemos pública nuestra propuesta de que sus restos sean depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres, en los términos de la reglamentación vigente”.

“Este acto constituiría un digno homenaje para su memoria y un magnífico ejemplo para las nuevas generaciones de mexicanos”.

El asunto no ha prosperado, nadie dijo nada.

¡Hay que insistir, me sumo!

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