FEDERICO ARREOLA
@FedericoArreola
SDP, 13 feb 2018..,
“Patria ingrata, ni siquiera tienes mis huesos”, dijo Escipión en el exilio. Le faltó al héroe romano habilidad —tal vez le sobró vanidad— para construir un final de su vida y su carrera menos amargo
“Patria ingrata, ni siquiera tienes mis huesos”, dijo Escipión en el exilio. Le faltó al héroe romano habilidad —tal vez le sobró vanidad— para construir un final de su vida y su carrera menos amargo
¿Qué significa “matar” al padre?
José Luis Cano Gil, psicoterapeuta, hace dos años publicó un artículo acerca de la necesidad de “matar” a los padres.
En “la gran epopeya humana que es nuestro crecimiento personal”, es fundamental “acabar” con los padres.
El autor se refiere a los “padres maltratadores”, pero en cierto sentido todos los que tenemos hijos los maltratamos cuando les imponemos autoridad, especialmente después de que los pequeños dejan de serlo y empiezan a ser capaces de tomar sus propias decisiones.
Cito al psicoterapeuta:
√ “¿Que significa ‘matar’ a los padres?”.
√ “Significa destetarnos para siempre de ellos”.
√ “Renunciar a todo esfuerzo por mendigar su amor imposible”.
√ “Abandonar cualquier esperanza de ser queridos”.
√ “Significa despertarnos del sueño de que aún nos quieren o que algún día cambiarán”.
√ “Arrancárnoslos del corazón como nos extraeríamos un aguijón venenoso”.
√ “Afrontar el miedo, la culpa y el desamparo de nuestra orfandad secreta”.
√ “Significa, en fin, soportar la soledad suprema de los héroes...”.
√ “Y seguir adelante sin volver la cabeza. Como hacen los héroes”.
√ “Es imposible, en efecto, madurar sin confrontarnos, tarde o temprano, con la familia”.
√ “No importa cuántas terapias hagas si, en última instancia, no asumes tu duelo final, si no tienes las agallas de ‘matar’ a tus padres”.
√ “O sea que, en el fondo, el verdadero enemigo del héroe no son sus padres maltratadores, sino sus propios miedos”.
¿Es Peña Nieto un padre maltrador?
Desde luego que no en relación a sus hijos biológicos, por así llamarlos. Se sabe que EPN, en su circulo familiar, es un padre amoroso.
Pero, por elemental necesidad de hacerse respetar en un ambiente lleno de ambiciones y traiciones como el de la lucha por el poder, Enrique Peña Nieto, sin dejar de amarlos, ha tenido que ser exigente hasta el extremo del maltrato con sus hijos políticos.
La forma en que manejó el proceso que llevó a la candidatura presidencial de José Antonio Meade, dejó golpeados en términos emocionales a todos los participantes que pensaron tenían al derecho de aspirar a la Presidencia de México.
Aunque se han medianamente disciplinado, no ocultan su frustración personajes fundamentales del PRI como José Narro Robles, Miguel Ángel Osorio Chong y Manlio Fabio Beltrones.
El único que tuvo la capacidad de aceptar la dura decisión de EPN —durísima para él mismo, ya que contaba con méritos de sobra para ser candidato presidencial— fue Aurelio Nuño.
¿Debe “matar” Meade a Peña Nieto? Sí, debe hacerlo
No se ha atrevido José Antonio Meade —por miedo al padre que posee una enorme autoridad sobre todos sus hijos— a hacer lo que más le conviene al candidato del PRI, al propio PRI y aun al presidente Peña Nieto: “matar”, políticamente hablando, al actual inquilino de Los Pinos.
Si aspira a tener una mínima posibilidad de victoria, Meade debe “acabar”, ya desde el periodo de intercampañas, con el gobierno de Peña Nieto.
Por hacer lo correcto —algo que la historia algún día le reconocerá—, por haber actuado como un estadista que renunció a cuidar su imagen para lograr las reformas que México necesitaba, el presidente Enrique Peña Nieto terminó con una bajísima popularidad.
Uno de los mejores gobiernos en la historia de México —las reformas estructurales no dejan lugar a dudas—, se convirtió en un pasivo para su partido y para su candidato.
Las encuestas
Hasta los analistas más inteligentes, como Leopoldo Gómez, que publica sus artículos en Milenio, se han creído la versión de las encuestas tradicionales —que han fallado tantas veces en los últimos años— de que es Ricardo Anaya el que va en segundo lugar en la contienda presidencial.
Lamento la negativa de un personaje talentoso como pocos de acercarse a una encuesta diferente, que no se ha equivocado: la de México Elige aplicada en Facebook y publicada mes a mes en SDP Noticias.
Si Leopoldo viera nuestra encuesta, se daría cuenta de que es Meade, no Anaya, el que ocupa la segunda posición.
Pero, ni hablar, sobre todo en nuestra encuesta se ve dificilísimo para Meade pelear con el líder, Andrés Manuel López Obrador.
La encuesta de México Elige es la que más ventaja le da a AMLO. Otras encuestas empiezan a admitir que la delantera del candidato de Morena es muy grande, pero hace pocos meses no daban ese dato.
Es decir, las encuestas tradicionales son tan cambiantes por problemas metodológicos —e inclusive por problemas comerciales: se ponen en el aparador para que se les compre—, son tan inconsistentes que, como aquella comediante de la TV, como dicen una cosa, dicen otra.
Para competir con AMLO, “matar” y “matar” a Peña Nieto
A Meade no le servirá de nada su imagen de honesto, su trayectoria intachable en el servicio público, su preparación y su prestigio de hombre de bien si no se desteta.
Si Meade —por respeto, por temor a la reacción de Peña Nieto— no se lanza contra el gobierno al que sirvió durante casi todo el sexenio, no crecerá lo suficiente como para retar de verdad a López Obrador.
Peña y su decisión: si no lo “mata” Meade, lo triturará el próximo gobierno no priista
El presidente Peña Nieto, por simple instinto de supervivencia, tiene que aceptar de buena gana que Meade lo haga pedazos en términos que, en el caso del candidato del PRI, solo serán verbales.
Los otros candidatos, que tienen mucho tiempo descalificando en sus declaraciones a Enrique Peña Nieto, en cuanto gobiernen y sientan la necesidad de justificar los pobres resultados de sus administraciones —es imposible, en México, que el gobernante no se meta en serios problemas: el país en más de un sentido se ha vuelto ingobernable—, entonces recurrirán al expediente fácil de culpar al anterior presidente.
Y, cuando lo culpen, la voracidad de la opinión pública exigirá castigos duros, no solo de palabra, para EPN.
Escipión
Hace tiempo, el presidente Peña Nieto recommenó a Ciro Gómez Leyva leer una novela sobre ´Publio Cornelio Escipión, El Africano.
EPN debe leerla de nuevo. Nadie hizo más por Roma que ese general, pero la ciudad a la que tanto sirvió le dio el peor trato posible.
“Patria ingrata, ni siquiera tienes mis huesos”, dijo Escipión en el exilio. Le faltó al héroe romano habilidad —tal vez le sobró vanidad— para construir un final de su vida y su carrera menos amargo.
El presidente de México debe enviar señales al cuarto de guerra de Meade de que, adelante, se vale destruir ahora a EPN para que, en el futuro, las cosas no se pongan todavía más complicadas.
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