27 jun 2021

“Sé que tengo una voz que se oye y estoy usándola para contar el horror de Nicaragua”

Susana Reinoso entrevista a:

Gioconda Belli: “Sé que tengo una voz que se oye y estoy usándola para contar el horror de Nicaragua”

La escritora y poeta dialogó con Clarín sobre la situación de su país, al que no puede volver por cuestiones políticas.

La escritora nicaragüense Gioconda Belli. Foto AP Photo/Zoe Selsky



Clarín.com Cultura,  27/06/2021 8:01

Irse casi con lo puesto. Una valija pequeña como quien tiene pasaje de ida y vuelta. En mitad de ese ir y volver, la dictadura de Daniel Ortega arremete furiosamente contra la oposición política y todas las voces críticas que encuentra a su paso. Objetivo: ganar como sea las elecciones de noviembre próximo.

Represión e incertidumbre. Hasta aquí nada nuevo. Todo copiado de Venezuela y Cuba. Pero el cerco se estrecha ahora contra intelectuales, entre ellos, escritores y poetas. Varios de quienes fueron parte de aquella epopeya revolucionaria sandinista que acabó mal.

Dos de las figuras más reconocidas del pequeño país que se resquebraja política, económica y culturalmente, desde que en 2018 los estudiantes salieron a las calles y fueron violentamente reprimidos por el régimen, son el Premio Cervantes Sergio Ramírez y la escritora Gioconda Belli​.

Ambos están ahora fuera de Nicaragua sin fecha de regreso. Y están tensos, preocupados, porque salieron del país por motivos personales, pero ahora no pueden regresar por razones políticas.

Los arrestos más recientes de opositores, congelamiento de cuentas bancarias y amenazas de confiscación de bienes los pone en una situación muy delicada.

Por precaución, Clarín no revelará dónde se encuentran ambos escritores. Gioconda Belli viajó para visitar a sus nietos: “Salí en mayo, llevaba más de un año sin ver a mi familia. Y también lo hice para vacunarme contra la Covid. Porque en Nicaragua si quieres hacerlo tienes que rendirle pleitesía al comandante (Ortega) y su compañera (Rosario Murillo). Y en el momento te toman fotos para reírse de los opositores, que supuestamente se benefician del régimen vacunándose contra una enfermedad”.

Belli prensaba regresar en julio. “Porque yo no me voy a exiliar y voy a regresar después de las elecciones. Mi situación actual es incierta porque ni siquiera tengo conmigo ropa de invierno. Mucha gente piensa que vivo en el exterior, porque lo hice en Estados Unidos un año. Mi marido es extranjero. Pero no es así. Mi casa, mis cosas, mis libros, mi lugar es Nicaragua”.

No pierde su vena literaria ni en el peor momento. La autora de El país de las mujeres, cuenta a Clarín: “Mi esposo es mitad europeo y mitad norteamericano. El nuestro fue un romance muy lindo. Yo era vocera del Frente Sandinista (hace muchos años) y él trabajaba para la National Public Broadcasting. Me entrevistó entonces y aún me sigue entrevistando”.

–¿Ha recibido intimidaciones o amenazas personales?

–Me han sacado en varios videos como parte de los terroristas que estuvieron involucrados en las manifestaciones de abril de 2018, pero no me han hecho nada personalmente. Sí a mi hermano y fue de terrible. Humberto es miembro de una ONG de think tanks -Funides- que está formado por profesionales, empresarios privados y él es parte de la parte directiva. Además integra el directorio del periódico La Prensa.

Cuando lo citó la Fiscalía como parte de Funides, mi hermano salió clandestinamente de Nicaragua. Llegó a buscarlo un grupo de 30 policías, revolvieron su casa de arriba abajo, volaron los portones de la casa y aterraron a mi cuñada y a su hija.

Mi hermano tenía ya restricción migratoria porque habían encarcelado a varios miembros de la ONG. En esa requisa hubo mucha violencia. Estuvieron de las 6 de la mañana a las 22. La noche siguiente unos diez tipos con pasamontañas volvieron, uno llevaba un fusil Aka y los demás, cuchillos.

Amarraron a la hija y a la esposa de mi hermano. Amenazaron con violarla y a punto estuvieron, hasta que uno de ellos que parecía ser el jefe lo detuvo. Las amenazaron de muerte y las obligaron a darles todo lo que tenían en la casa. Dinero y objetos de valor. Todo el tiempo preguntaron por mi hermano. Ambas ya salieron de Nicaragua.

–¿No existe ningún estado de derecho, entonces?

–Lo que están usando es una ley 1055 de diciembre de 2020 a la que llaman “ley de los derechos del pueblo a la soberanía, la independencia y la autodeterminación”. Con eso criminalizan y condenan cualquier acción que el régimen condene lesiva para Nicaragua, y la denuncia es “traición a la patria”. Con esa ley están condenando a políticos y periodistas. ¡Acaban de detener a un periodista deportivo por un tuit que subió a su cuenta!

–¿Cuál es la situación de la cultura hoy?

–En 14 años Daniel Ortega no dio una sola conferencia de prensa. No ocupa ni la casa presidencial ni la de gobierno porque su compañera, Rosario Murillo, dice que hay malos espíritus. Ortega usa en los mítines políticos el cancionero revolucionario de Carlos Mejía Godoy, que tuvo que exiliarse en 2018. [N. de la R.: Mejía Godoy es el creador del himno revolucionario Hay Nicaragua, Nicaragüita. Se exilió en EE.UU. por temor a represalias del régimen. Al abandonar su país dijo: “Este es el Apocalipsis”].

Ortega ya no tienen artistas para sus mítines políticos. Ningún artista de la revolución está con ellos. Hacen actos tipos Corea del Norte. Muchachos con camisetas llenas de colorines psicodélicos que dicen “amor y paz”. Y esa es la marca de Rosario Murillo.

–¿Y cómo sobreviven los espacios culturales? ¿Qué pasa con los escritores?

–Managua, una ciudad llena de árboles bellísimos, fue llenada de árboles de lata pintados de rosa, amarillo, azul, tomado del árbol de la vida de Klimt. Durante la rebelión de abril de 2018, los muchachos universitarios los botaron. Fue una acción simbólica como cuando durante la revolución se botó la estatua de Somoza.

Rosario Murillo habla todos los mediodías por radio. En sus charlas mezcla cosas pseudorreligiosas con poesía, y además da un reporte de gobierno. Aprovecha y da una lista de nombres para atacar a la oposición. Los llama vampiros, parásitos, satánicos. Es increíble.

Cuando comenzó la pandemia organizó una procesión carnavalesca que llamó “El amor en los tiempos de Covid”, con carrozas y todo. Es una mujer estrafalaria. Y en cuanto a nuestra situación hemos tenido que suspender el Festival Internacional de Poesía y cerrar la sede del PEN Internacional, que yo presidía.

Es que el régimen ha dictado una ley de agentes extranjeros, por la que cualquier ONG tiene que declarar los fondos que recibe de cooperación internacional.

Y si los aceptas, pierdes todos tus derechos políticos. Por eso se suspendió toda la cooperación que llegaba de Noruega, Suiza, España, Dinamarca. Todo eso murió. Debido a eso creamos el Club de las Letras pero también tuvimos que cerrarlo. Eso afecta mucho la cultura porque no podemos reunirnos e intercambiar ideas.

–Sin embargo, ¿el régimen sí realiza actos monumentales como ocurre en las autocracias y las dictaduras?

–¡Claro! Nosotros no tenemos dinero para pagar una transmisión, estamos asfixiados. Pero Laureano, el hijo de Murillo y Ortega, que es cantante de ópera, lleva todos los años a Nicaragua a una compañía italiana y se hace una gran gala. El otro hijo, Juan Carlos, es músico de rock y maneja el Canal 8 de televisión. Y la hija Camina coordina todo el sector de la moda y realiza un evento que se llama “Nicaragua diseña”. Toda la familia maneja los canales de TV en Nicaragua. Aparte una nuera está a cargo de la Cinemateca Nacional.

–¿Qué imagina para el futuro, Gioconda?

–Ahora todos estamos desconcertados y no sabemos hasta dónde va a llegar el régimen. Tenemos miedo por nuestras familias y nuestras casas. Tengo que pensar muy bien qué voy a hacer. Por ahora sé que tengo una voz que se oye y estoy usándola al máximo para contar el horror de Nicaragua.

Es una situación horrorosamente opresiva y castradora de toda posibilidad de manifestarse. Incluso, las universidades está tomadas. Expulsaron a todos los estudiantes involucrados en las protestas de 2018. Muchos tuvieron que exiliarse y eso es muy dramático. Hay muchachos que estaban en el último año de sus carreras y no pudieron terminar.

La Universidad Centroamericana, que es privada y muy combativa, ha perdido financiamiento como una forma de escarmiento del régimen. Sergio Ramírez está haciendo un gran trabajo con el Festival Centroamérica Cuenta que ahora no puede ser presencial. Y en el caso del Festival Internacional de Poesía de Granada, que dirijo, lo hemos suspendido por razones de seguridad. Rosario Murillo ha inventado una versión propia. Todo el mundo de la cultura está amenazado.

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