Presume Trump nota sobre temor dentro de Cártel de Sinaloa.
Nota de José Díaz Briseño / Corresponsal Washington DC, REFORMA .-09:14 hrs:
El Presidente Donald Trump presumió un reportaje del diario The New York Times desde Culiacán en el que se cita un creciente temor entre operadores del Cártel de Sinaloa por sus amenazas de ataques con drones estadounidenses y por renovados operativos del Gobierno mexicano… (abajo)
Originalmente publicado el 2 de marzo de este año, el reportaje del diario estadounidense cita testimonios de como algunos operadores de dicho cártel del narcotráfico han comprado equipo para detectar aeronaves no tripulados así como la contratación de personal que los pueda operar como medida preventivo.
" '¡TRUMP SIEMPRE TIENE LA RAZÓN!' ¡Y esto lo dice el New York Times!", dijo Trump en mensaje en la red social Truth Social la mañana del viernes al que anexo una imagen con un extracto del reportaje del rotativo titulado "Las amenazas de Trump y los ataques de México golpean al cártel mexicano".
Desde su campaña a la Presidencia, Trump ha jugado con la posibilidad de ataques unilaterales en territorio mexicano contra posiciones de los cárteles del narcotráfico dentro de México y varios de sus funcionarios incluyendo al jefe del Pentágono y al nominado a Embajador de EU en México no lo han descártado.
En febrero, la cadena de noticias CNN dio a conocer que funcionarios que la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) desplegó sobre territorio mexicano el dron MQ-9 Reaper que cuenta con capacidades de reconocimiento y ataque y que ha sido usado en Afganistán contra terroristas de Al Qaeda.
Después de que se diera a conocer la noticia, la Secretaría de la Defensa Nacional aseguró que dichos vuelos ocurrían a partir bajo coordinación binacional y que la inteligencia era compartida con México.
En las últimas dos semanas, el Comando Norte de EU también confirmó el despliegue de dos buques destructores de la Armada equipados con misiles Tomahawk tanto en el Golfo de México como en el Océano Pacífico -y cuya misión más reciente en 2024 fueron ataques contra rebeldes hutíes en Yem Ver menos
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Las amenazas de Trump y la ofensiva de México golpean al Cártel de Sinaloa
Varios operativos del cártel dijeron que, por primera vez en años, realmente temían ser detenidos o morir a manos de las autoridades.
Por Natalie Kitroeff y Paulina Villegas, fotos de Daniele Volpe
Reportando desde Culiacán, México
The New York Times, 2 de marzo de 2025
Un líder del cártel dice que está intentando averiguar cómo proteger a su familia en caso de que el ejército estadounidense ataque dentro de México. Otro dice que ya está escondido y que rara vez sale de su casa. Dos jóvenes que producen fentanilo para el cártel dicen que han cerrado todos sus laboratorios de drogas.
Un aluvión de detenciones, incautaciones de drogas y redadas en laboratorios por parte de las autoridades mexicanas en los últimos meses ha golpeado al gigantesco Cártel de Sinaloa, según funcionarios mexicanos y entrevistas con seis operativos del cártel, obligando al menos a algunos de sus líderes a reducir la producción de fentanilo en el estado de Sinaloa, su bastión.
Los cárteles han sembrado el terror en todo México y han causado daños incalculables en Estados Unidos. Pero aquí, en Culiacán, la capital del estado, la dinámica está empezando a cambiar, al menos por ahora. Los operativos de los cárteles dicen que han tenido que trasladar los laboratorios a otras zonas del país o interrumpir temporalmente la producción.
“No puede estar tranquilo uno, no puede uno ni dormir porque no sabes cuando te van a agarrar”, dijo un miembro de alto rango del Cártel de Sinaloa quien, al igual que otros operativos del cártel, habló bajo condición de anonimato por miedo a ser capturado.
“Ahorita lo importante es sobrevivir”, añadió, con las manos temblorosas.
La ofensiva gubernamental contra el crimen organizado se intensificó después de que el gobierno de Trump amenazara con represalias a menos que México detuviera el suministro de fentanilo a Estados Unidos, prometiendo aranceles elevados si continuaba el flujo de migrantes y drogas.
El presidente Trump empezó a plantear la posibilidad de imponer aranceles poco después de su elección en noviembre, pero el mes pasado anunció gravámenes del 25 por ciento sobre los productos mexicanos si el país no actuaba en materia de seguridad fronteriza y narcotráfico. El presidente dio a México un mes para obtener resultados, amenazando con promulgar los aranceles el 4 de marzo si no quedaba satisfecho.
Ante la posibilidad del caos económico, el gobierno mexicano pasó a la ofensiva. La presidenta Claudia Sheinbaum envió 10.000 soldados de la Guardia Nacional a la frontera y cientos de soldados más al estado de Sinaloa, un importante centro de tráfico de fentanilo donde una guerra entre cárteles ha causado agitación durante meses.
“Ha habido de octubre a la fecha muchísimos aseguramientos, detenciones”, dijo Omar Harfuch, secretario de Seguridad de México, en una reciente conferencia de prensa tras regresar de varios días en Sinaloa. Las detenciones han llevado a un “debilitamiento constante” del cártel, dijo.
Las fuerzas de seguridad del país incautaron en los últimos cinco meses casi la misma cantidad de fentanilo que en el año anterior. El gobierno de Sheinbaum afirma que ha realizado casi 900 detenciones desde octubre tan solo en Sinaloa.
Luego, la semana pasada, el gobierno mexicano dijo que había empezado a enviar a Estados Unidos a más de dos decenas de operativos de los cárteles buscados por las autoridades estadounidenses, una clara señal al gobierno de Trump de que estaba dispuesto a luchar contra los cárteles, aunque Trump dijo la semana pasada que aún no estaba satisfecho con los esfuerzos del gobierno y que los aranceles entrarían en vigor el 4 de marzo.
“Los grupos del crimen organizado no habían sentido este tipo de presión en muchísimo tiempo”, dijo Jaime López, analista de seguridad radicado en Ciudad de México.
En las entrevistas, los operativos del cártel estuvieron de acuerdo. Algunos dijeron que estaban vendiendo propiedades y despidiendo a personal innecesario para compensar la pérdida de ingresos por el descenso del comercio de fentanilo. Otros dijeron que estaban invirtiendo dinero en equipos avanzados para detectar los drones del gobierno estadounidense, que Estados Unidos voló a México también durante los gobiernos de Biden y Obama.
Las organizaciones delictivas de México tienen un largo historial de supervivencia a los esfuerzos por desmantelarlas, o simplemente se dividen en nuevos grupos. Pero varios operativos dijeron que, por primera vez en años, realmente temían ser detenidos o morir a manos de las autoridades.
Los expertos señalaron que un descenso de la producción en Culiacán no afectaría necesariamente al flujo de fentanilo hacia el norte, ya que la droga es fácil de fabricar y el cártel puede trasladar sus laboratorios a otros lugares. Y no está claro cuánto duraría cualquier interrupción en Culiacán. Cocineros y expertos dijeron que esperaban que el cártel volviera a poner en marcha laboratorios en la ciudad si la presión disminuía o si el grupo necesitaba una afluencia de dinero en efectivo.
Pero las fuertes medidas han tenido un impacto inmediato, dijeron, y algunos citaron la nueva presión de Trump.
“Trump estableció un deadline, estamos viendo todo lo que se podía haber visto y hecho en años, en un mes”, dijo López. “El gobierno está mandando un mensaje de que cuando realmente quiere puede ejercer este tipo de presión”.
Pero incluso antes de que se intensificaran las amenazas arancelarias, Sheinbaum había mostrado su voluntad de enfrentarse a los cárteles en cuanto tomó posesión el 1 de octubre.
Su predecesor y aliado político, el expresidente Andrés Manuel López Obrador, había seguido una estrategia que denominó “abrazos, no balazos”, centrándose en las causas profundas de la delincuencia y, en general, evitando los enfrentamientos violentos con los delincuentes.
Aunque prometió lealtad a la visión de su mentor, Sheinbaum saltó a los titulares por una serie de enfrentamientos entre soldados y pistoleros de los cárteles que dejaron decenas de muertos a principios de su presidencia.
Los miembros del cártel dijeron que estaban haciendo sus propios preparativos para el aumento de la presión bajo Trump. Funcionarios estadounidenses afirman que Estados Unidos ha comenzado recientemente a ampliar los vuelos de drones en México para detectar laboratorios de drogas, y la semana pasada el gobierno designó a varios cárteles como organizaciones terroristas.
En entrevistas, los operativos del cártel dijeron que estaban importando escáneres para detectar drones y contratando a más personas con experiencia en el manejo y seguimiento de este tipo de aeronaves. También dijeron que habían aumentado los envíos de armas desde Estados Unidos, origen de la mayoría de las armas ilegales utilizadas por los delincuentes en México.
Dentro del gobierno de Trump sigue habiendo cierta división sobre si Estados Unidos debe emprender acciones militares unilaterales dentro de México contra los cárteles, o si debe colaborar más estrechamente con el gobierno mexicano en la lucha contra el narcotráfico.
Los cárteles mexicanos son conocidos por amasar armas de grado militar, incluidos artefactos explosivos improvisados (IED por su sigla en inglés) y minas terrestres, aunque los operativos reconocieron en entrevistas que difícilmente podrían competir con el arsenal del ejército estadounidense. Aun así, un operativo de alto nivel dijo que el cártel estaría preparado para responder si se llevaran a cabo redadas o ataques.
“Si viene un helicóptero con 20 o 30 soldados de ellos”, dijo el operativo, “ni modo que nos quedemos con los brazos cruzados”.
Un cocinero de fentanilo del cártel, hablando desde la cárcel, dijo que en realidad estaba a favor de que el gobierno mexicano intensificara la aplicación de la ley, porque creía que frenar la violencia de los cárteles podría evitar la muerte de personas inocentes.
La semana pasada, las fuerzas mexicanas detuvieron a dos jefes del Cártel de Sinaloa, quienes eran íntimos socios de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, el hijo más poderoso del narcotraficante conocido como el “Chapo”. Tras difundirse la noticia de las capturas, el ejército mexicano desplegó una oleada de soldados por toda la ciudad, estableciendo puestos de control y bloqueando manzanas enteras.
A pesar de las detenciones, la violencia en Culiacán sigue cobrando vidas. Un miércoles por la mañana reciente, el cadáver de un hombre apareció boca abajo en medio de una calle, en un cruce muy transitado, con las manos atadas y la cabeza ensangrentada.
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Al día siguiente, se encontró el cadáver de otro hombre en un barrio residencial cercano, con los pies atados y una bolsa de plástico en la cabeza. Los agentes presentes en el lugar dijeron que parecía que la víctima había muerto de un disparo en el lugar.
Sheinbaum ha defendido su historial de lucha contra los cárteles y ha respondido con dureza a la acusación de la Casa Blanca de Trump de que el gobierno mexicano mantiene “una alianza intolerable” con los narcotraficantes.
“Todos estamos combatiendo a los grupos de la delincuencia organizada, entonces no puede quedar duda”, dijo en una conferencia de prensa este mes, y añadió: “Estamos actuando contra la delincuencia organizada”.
Pero pocos discuten que la corrupción es rampante en México. La última gran ofensiva contra la delincuencia organizada fue dirigida por un jefe de seguridad que posteriormente fue condenado en un tribunal federal estadounidense por aceptar sobornos del Cártel de Sinaloa.
Los miembros del cártel dijeron que la única razón por la que el gobierno no había luchado realmente contra ellos hasta hace poco era porque habían comprado a suficientes funcionarios. Un líder de una célula del cártel dijo que dudaba de que este nuevo esfuerzo perjudicara seriamente al cártel porque el grupo podía asegurar su supervivencia comprando a funcionarios clave.
“Siempre hay cabos flacos”, dijo, “siempre hay cabos sueltos a los que se les puede llegar”.
Cuando se les preguntó qué sentían al ser calificados de terroristas, las respuestas de los agentes del cártel oscilaron entre la apatía y la indignación.
El cocinero de fentanilo encarcelado argumentó que los verdaderos terroristas eran los consumidores de Estados Unidos, cuyo insaciable apetito por la droga alimenta el comercio. Los otros dos jóvenes cocineros coincidieron en que los peores actores estaban al norte de la frontera: los traficantes de armas que obtienen enormes ganancias introduciendo en México armas que matan a tanta gente.
El operativo de alto nivel dijo que se consideraba un hombre de negocios, no un terrorista.
“Estamos hablando de oferta y demanda”, dijo, “no de AK-47s y mucho menos de poner bombas en Times Square”.
Incluso si el gobierno bombardea todos los laboratorios de droga de México, dijo, no hará a los estadounidenses menos dependientes de la droga, que es uno de los opioides sintéticos más adictivos que existen. Dijo que, con los ingredientes adecuados, el fentanilo puede sintetizarse casi en cualquier parte —en cocinas diminutas o rudimentarios laboratorios de montaña— y que mientras los estadounidenses quieran fentanilo, se fabricará.
“La demanda nunca se va a acabar, el producto sigue consumiéndose”, dijo el operativo. “La adicción hace que la demanda no se acabe”.
Natalie Kitroeff es la jefa de la corresponsalía del Times para México, Centroamérica y el Caribe. Más de Natalie Kitroeff
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