Jueves, 06 de Agosto de 2009
Mensaje de Mons. Miguel Patiño Velázquez con ocasión de los acontecimientos ocurridos en el templo del Perpetuo Socorro el pasado primero de Agosto
Mi saludo a los Sacerdotes, Religiosas (os) y Fieles del Pueblo de Dios:
Como Obispo de la diócesis de Apatzingán, y en unión con mi Presbiterio, me dirijo a todos los fieles de esta Diócesis para expresar mi más enérgica protesta por los abusos cometidos por la Policía Federal, el pasado día primero, en el templo del Perpetuo Socorro de ésta ciudad, cuando sin ninguna orden de cateo, irrumpieron en el recinto sagrado, en el momento preciso de la celebración de la Santa Misa.
Entendemos que en la persecución de los delincuentes suele comprometerse también la tranquilidad de las personas de bien, por lo que, con todo respeto pero con firmeza, exigimos a las fuerzas de seguridad pública, que sus operativos se realicen de tal modo que eviten a la ciudadanía sufrimientos innecesarios e injustos. Deseamos una policía eficiente, pero la capacidad de ésta para cumplir bien su función implica la necesidad de respetar y salvaguardar el trato justo y los derechos de todos.
En su lucha contra la delincuencia el Gobierno necesita contar con el respaldo del pueblo al que pretende y debe servir. Tiene ya la fuerza de la Ley y de las armas, pero si no tiene la autoridad moral que la aprobación del pueblo le otorga, sus acciones parecerán arbitrarias y prepotentes. No debemos llegar a sentir que “es peor el remedio que la enfermedad”.
No queremos que la imagen de nuestras autoridades gubernamentales se deteriore, ni mucho menos que su credibilidad se debilite, pues es precisamente en el descrédito del Gobierno civil en el que algunos grupos del crimen organizado pretenden legitimar sus actividades delictivas.
Expresamos nuestro reconocimiento y apoyo al esfuerzo que el Gobierno y las fuerzas del orden público realizan para llevar al pueblo tranquilidad y la seguridad perdidas; aceptamos sus disculpas, pero exigimos como ciudadanos y como pastores, que en la planeación y realización de sus operativos, las fuerzas policiacas respeten la dignidad, los derechos y la libertad de las personas, y que tengan cuidado de no agraviar más la sensibilidad religiosa de este pueblo que en su fe, en su culto y sobre todo en la celebración de la Santa Misa, en sus templos, encuentran un tiempo y un espacio de seguridad, esperanza y paz.
Con la oración de la Iglesia imploramos:
“Señor, tú que guías al universo con sabiduría y amor, escucha las oraciones que te dirigimos por nuestra patria, a fin de que la prudencia de sus gobernantes y la honestidad de los ciudadanos, mantengan la concordia, la justicia y se alcancen el verdadero progreso y la paz.”
Servidor en Jesucristo:
+ Miguel Patiño Velázquez
Obispo de Apatzingán
Mensaje de Mons. Miguel Patiño Velázquez con ocasión de los acontecimientos ocurridos en el templo del Perpetuo Socorro el pasado primero de Agosto
Mi saludo a los Sacerdotes, Religiosas (os) y Fieles del Pueblo de Dios:
Como Obispo de la diócesis de Apatzingán, y en unión con mi Presbiterio, me dirijo a todos los fieles de esta Diócesis para expresar mi más enérgica protesta por los abusos cometidos por la Policía Federal, el pasado día primero, en el templo del Perpetuo Socorro de ésta ciudad, cuando sin ninguna orden de cateo, irrumpieron en el recinto sagrado, en el momento preciso de la celebración de la Santa Misa.
Entendemos que en la persecución de los delincuentes suele comprometerse también la tranquilidad de las personas de bien, por lo que, con todo respeto pero con firmeza, exigimos a las fuerzas de seguridad pública, que sus operativos se realicen de tal modo que eviten a la ciudadanía sufrimientos innecesarios e injustos. Deseamos una policía eficiente, pero la capacidad de ésta para cumplir bien su función implica la necesidad de respetar y salvaguardar el trato justo y los derechos de todos.
En su lucha contra la delincuencia el Gobierno necesita contar con el respaldo del pueblo al que pretende y debe servir. Tiene ya la fuerza de la Ley y de las armas, pero si no tiene la autoridad moral que la aprobación del pueblo le otorga, sus acciones parecerán arbitrarias y prepotentes. No debemos llegar a sentir que “es peor el remedio que la enfermedad”.
No queremos que la imagen de nuestras autoridades gubernamentales se deteriore, ni mucho menos que su credibilidad se debilite, pues es precisamente en el descrédito del Gobierno civil en el que algunos grupos del crimen organizado pretenden legitimar sus actividades delictivas.
Expresamos nuestro reconocimiento y apoyo al esfuerzo que el Gobierno y las fuerzas del orden público realizan para llevar al pueblo tranquilidad y la seguridad perdidas; aceptamos sus disculpas, pero exigimos como ciudadanos y como pastores, que en la planeación y realización de sus operativos, las fuerzas policiacas respeten la dignidad, los derechos y la libertad de las personas, y que tengan cuidado de no agraviar más la sensibilidad religiosa de este pueblo que en su fe, en su culto y sobre todo en la celebración de la Santa Misa, en sus templos, encuentran un tiempo y un espacio de seguridad, esperanza y paz.
Con la oración de la Iglesia imploramos:
“Señor, tú que guías al universo con sabiduría y amor, escucha las oraciones que te dirigimos por nuestra patria, a fin de que la prudencia de sus gobernantes y la honestidad de los ciudadanos, mantengan la concordia, la justicia y se alcancen el verdadero progreso y la paz.”
Servidor en Jesucristo:
+ Miguel Patiño Velázquez
Obispo de Apatzingán
Nota: A los ocho días de este acontecimiento tendremos en el templo del Perpetuo Socorro, adoración al Santísimo Sacramento, de 7:00 p.m. a 2:00 a.m. para pedir al Señor por la paz.
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S.E. Mons. Miguel Patiño Velázquez
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S.E. Mons. Miguel Patiño Velázquez
Obispo de la Diócesis de Apatzingán
Nació en la Piedad, Mich., Arquidiócesis de Morelia, el 30 de noviembre de 1938.
Realizó sus estudios de Humanidades, la Filosofía y Teología en el Seminario de la Congregación de Misioneros de la Sagrada Familia.
Nació en la Piedad, Mich., Arquidiócesis de Morelia, el 30 de noviembre de 1938.
Realizó sus estudios de Humanidades, la Filosofía y Teología en el Seminario de la Congregación de Misioneros de la Sagrada Familia.
En enero de 1960 hizo la profesión religiosa en esta misma Congregación.
Fue ordenado Sacerdote el 16 de junio de 1963 en el Iglesia parroquial de la Santa Familia de Zamora, Michoacán.
Ha desempeñado los siguientes cargos:
Maestro de Novicios, enero de 1964;
Párroco de la Concordia, Chiapas, Diócesis de Tuxtla Gutiérrez, enero 1966;
Maestro de Novicios, septiembre de 1966;
Párroco de Sagrada Familia en Uruapan, Mich., enero de 1969;
Vicario Cooperador de la Mira, Mich, Diócesis de Apatzingán, septiembre de 1974;
Maestro de Novicios, septiembre de 1975;
Prefecto de Filósofos, septiembre de 1977;
Párroco de La Mira, Mich, desde septiembre de 1978 al 1981;
Miembro del consejo General de la Congregación de Misioneros de la Sagrada Familia desde 1967;
Ha sido Secretario General de su Congregación durante 7 años.
Su Santidad el Papa Juan Pablo II, lo nombrado Obispo de Apatzingán, el 14 de Abril de 1981 y es Consagrado el 21 de mayo del mismo año.
En la CEM ha sido Suplente del Representante de la Región Pastoral Don Vasco y Vocal de la Comisión Episcopal para los Institutos de Vida Consagrada, en el trienio 1983-1985; en los trienio 1985-1988 y 1988-1990 es elegido Representante de a Región Pastoral Don Vasco; para el trienio 1992-1994 es elegido Suplente del Representante de la Región Don Vasco y Vocal de la Comisión Episcopal para los Institutos de Vida Consagrada; repitiendo los cargos para el trienio 1994-1997; para el trienio 1997-2000 sólo repite como Suplente de la Región Pastoral Don Vasco.
Fue Vocal del Departamento de Previsión Social del Clero de la CEM para el Trienio 2004 - 2006.
Fue ordenado Sacerdote el 16 de junio de 1963 en el Iglesia parroquial de la Santa Familia de Zamora, Michoacán.
Ha desempeñado los siguientes cargos:
Maestro de Novicios, enero de 1964;
Párroco de la Concordia, Chiapas, Diócesis de Tuxtla Gutiérrez, enero 1966;
Maestro de Novicios, septiembre de 1966;
Párroco de Sagrada Familia en Uruapan, Mich., enero de 1969;
Vicario Cooperador de la Mira, Mich, Diócesis de Apatzingán, septiembre de 1974;
Maestro de Novicios, septiembre de 1975;
Prefecto de Filósofos, septiembre de 1977;
Párroco de La Mira, Mich, desde septiembre de 1978 al 1981;
Miembro del consejo General de la Congregación de Misioneros de la Sagrada Familia desde 1967;
Ha sido Secretario General de su Congregación durante 7 años.
Su Santidad el Papa Juan Pablo II, lo nombrado Obispo de Apatzingán, el 14 de Abril de 1981 y es Consagrado el 21 de mayo del mismo año.
En la CEM ha sido Suplente del Representante de la Región Pastoral Don Vasco y Vocal de la Comisión Episcopal para los Institutos de Vida Consagrada, en el trienio 1983-1985; en los trienio 1985-1988 y 1988-1990 es elegido Representante de a Región Pastoral Don Vasco; para el trienio 1992-1994 es elegido Suplente del Representante de la Región Don Vasco y Vocal de la Comisión Episcopal para los Institutos de Vida Consagrada; repitiendo los cargos para el trienio 1994-1997; para el trienio 1997-2000 sólo repite como Suplente de la Región Pastoral Don Vasco.
Fue Vocal del Departamento de Previsión Social del Clero de la CEM para el Trienio 2004 - 2006.
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