29 may 2012

Contra la Delincuencia Organizada trasnacional


Este lunes 28 de mayo  el Presidente Calderón estuvo en Benito Juárez, Q Roo., en la Primera consulta técnica para desarrollar el Esquema Hemisférico contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Fue nuestro país quien propuso diseñar este nuevo Esquema de Cooperación para la consideración de los Jefes de Estado y de Gobierno de los países participantes de la VI Cumbre de las Américas, que tuvo lugar el 14 y 15 de abril pasados, en Cartagena de Indias, Colombia. Y con el objeto de desarrollar este esquema, se instruyó llevar a cabo consultas de carácter técnico, siendo México sede de esta Primera Consulta Técnica.
En ese sentido estuvieron en la reunión representantes de las instituciones encargadas del combate a la delincuencia organizada de los países del hemisferio. Así como funcionarios expertos en el tema y organismos internacionales
Habló en la reunión el general Óscar Adolfo Naranjo Trujillo, Director General de la Policía Nacional de la República de Colombia
Por cierto el Presidente calderón le agredció muy especialmente al general colombiano: "Muchas gracias por sus palabras, pero sobre todo, General, muchísimas gracias por lo que usted hace y ha hecho, no sólo por los colombianos, sino por todos los que habitamos este Continente Americano. Muchas gracias por su ejemplo, General.

El Presidente dijo Señaló que “Al mismo tiempo, hemos emprendido una profunda reforma a nuestro Sistema Judicial para ofrecer a los mexicanos una justicia más transparente, eficaz y expedita…
Subrayó que México necesita “policías, Ministerios Públicos, y jueces, a la altura del nuevo desafío del crimen organizado transnacional. Eso nos obliga a todos a una actualización constante y a un escalamiento a niveles superiores de la fortaleza, la confiabilidad y la eficacia de las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia en nuestros países.
Discurso completos:
Presidente Calderón en la Primera consulta técnica para desarrollar el Esquema Hemisférico contra la Delincuencia Organizada Transnacional
Muy buenos días.
Señor licenciado Roberto Borge, Gobernador del Estado de Quintana Roo.
Señor  General Óscar Adolfo Naranjo, Director General de la Policía Nacional de Colombia. Muchas gracias por sus palabras, pero sobre todo, General, muchísimas gracias por lo que usted hace y ha hecho, no sólo por los colombianos, sino por todos los que habitamos este Continente Americano. Muchas gracias por su ejemplo, General.
Estimados Procuradora General y Secretarios integrantes del Gabinete de Seguridad Nacional.
Magistrado Fidel Villanueva, Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
Licenciado Roberto Borge, Gobernador del Estado de Quintana Roo.
Diputado  José de la Peña Ruiz de Chávez, Presidente de la Comisión de Seguridad Pública y Protección Civil del Congreso del Estado.
Licenciado Julián Javier Ricalde, Presidente Municipal de Benito Juárez, de Cancún.
Señoras y señores Ministros y Fiscales Generales que hoy nos acompañan, de todo el Continente.
Apreciadas, apreciados Procuradores Generales de Justicia de las entidades federativas.
Estimados académicos y especialistas invitados.
Distinguidos invitados especiales.
Señoras y señores.
Para México es un honor que hoy se inicien los trabajos de esta Consulta Técnica para Desarrollar el Esquema Hemisférico contra la Delincuencia Organizada Transnacional.
Quiero dar la bienvenida a todas y a todos ustedes a este bello rincón de México, por honrarnos con su visita y, sobre todo, porque sé que están trabajando arduamente, y lo harán este par de días, para impulsar, en estas jornadas, una América mucho más segura, una coordinación mucho más eficaz y mucho más estrecha en nuestros objetivos comunes, entre los cuales está, destacadamente, la seguridad  de los ciudadanos. La seguridad democrática de quienes día con día reclaman, con todo derecho, a los gobiernos hacer nuestra  parte.
En marzo pasado se inició un camino para consolidar un mecanismo común, que permite a nuestros países hacer frente a la amenaza común del crimen organizado.
Necesitamos encontrar la manera de coordinarnos mejor, de hacer mucho más funcional el trabajo de las distintas agencias nacionales e internacionales abocadas, todas, a la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, que actúa internacionalmente y de manera organizada.
El objetivo de esta reunión es, precisamente, ese: encontrar la mejor manera para actuar nosotros, también, internacionalmente, y también de manera organizada y superior en la organización y fuerza de lo que la desarrollan los criminales.
México, en coordinación con la Organización de Estados Americanos, que también saludamos, invitó a funcionarios y expertos de la región a reunirse para discutir y debatir sobre este tema  que a todos nos ocupa.
Como resultado de tal reunión, se propuso la creación de un sistema de cooperación para enfrentar a la delincuencia organizada a nivel continental. Esta propuesta, además, fue aceptada por los Jefes de Estado y de Gobierno que asistimos a la VI Cumbre de las Américas, en Cartagena de Indias.
En dicha Cumbre de las Américas, llegamos a este importante acuerdo: el desarrollar un Esquema Hemisférico contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Asimismo, acordamos realizar un estudio, también, apoyados por la OEA, orientado a explorar todas las alternativas que nos permitan avanzar en la resolución de la problemática continental del crimen organizado y, particularmente, de las drogas y la violencia, generada y asociada por las mismas en esta región. Es un esfuerzo que México apoya decididamente.
Sin embargo, bien sabemos que más allá de los resultados que pudiera arrojar un estudio como ese, es un hecho que necesitamos organizarnos mucho mejor, tanto entre países, como entre agencias nacionales e internacionales, porque frente a la delincuencia organizada, no queda más que operar, también, organizadamente a nivel internacional.
Hoy, con esta reunión, damos los primeros pasos para cristalizar la propuesta y crear este Esquema Hemisférico contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Se trata, sin lugar a dudas, de un paso muy importante para que podamos hacer un frente común a este fenómeno que tanto daño hace a nuestras sociedades.
No podemos enfrentar a la delincuencia organizada desorganizadamente a nivel internacional. El crimen organizado y, especialmente, el narcotráfico, se han convertido en uno de los desafíos más grandes para nuestros países.
Los tiempos han cambiado y los delincuentes, también, han ido escalando los mecanismos de acción y de coordinación transfronterizo.
En el mundo globalizado, los delincuentes están tejiendo redes para que las fronteras sean simplemente líneas en el mapa, por un lado; y por otro, como ha dicho el General Naranjo acertadamente, verdaderas trincheras para su propia defensa e impunidad.
Tenemos que hacer que las fronteras nos unan en el objetivo común de lograr seguridad y, a la vez, que la coordinación y el apoyo internacional recíproco nos permita fortalecer la verdadera soberanía de cada pueblo, que es la autodeterminación, frente a cualquier poder fáctico, como lo es el propio crimen organizado.
Este fenómeno de organización transnacional de la criminalidad es, particularmente, notorio en nuestra América. Los criminales, que producen y transportan droga hacia los mercados de consumo, señaladamente el mercado de consumo más grande del mundo, que son los Estados Unidos de América, están estrechamente vinculados entre ellos.
Lo mismo secuestran migrantes que tratan personas, extorsionan negocios, dañan a ciudadanos que, por supuesto, producen o trafican cocaína o marihuana, u otros estupefacientes.
Es el crimen organizado un mal que debe ser vencido por el bien, que tiene que ser vencido por la fuerza del Estado, orientada y comprometida con el bien común nacional y continental.
El crimen organizado es un mal que no reconoce nacionalidades y que lastima a nuestras sociedades.
Se ha convertido, también, y eso hay que refrendarlo, en la principal amenaza contra nuestras democracias, por la razón que ha aludido aquí el General Naranjo, de que está trastocando los valores de nuestras sociedades y mutando lo que son valores de bien, en valores o antivalores, precisamente, a través de su propia acción, de sus propios impulsos y de sus propios criterios.
En su afán por controlar territorios y por controlar rutas para sus actividades delictivas, buscan corromper o intimidar a las autoridades para, finalmente, someterlas de una manera u otra a su arbitrio y a su interés; minan la fortaleza de nuestras instituciones, y de permitirles avanzar acabarían erosionando por completo la vida institucional y democrática de nuestros países.
Por eso, el crimen organizado deber ser visto también así. No sólo como una amenaza a la seguridad, sino como una amenaza a la democracia, la más peligrosa, quizá, en nuestros días, en nuestro Continente.
Se trata, también, el crimen organizado, de una amenaza al crecimiento y al desarrollo. Un obstáculo, precisamente, para la prosperidad, pues ataca, agrade a empresas, a negocios, a grandes y pequeños comerciantes y con ello vulnera la impostergable necesidad de generar empleos y prosperidad para nuestra gente.
Es, qué duda cabe, una fuente de dolor para nuestros pueblos, más allá de la mascarada que algunas organizaciones pretenden, de ser benefactoras de comunidades.
Con hechos están demostrando que son la peor amenaza al desarrollo, la peor amenaza a la democracia, la peor amenaza a la seguridad y, por ello, debemos redoblar esfuerzos para combatirla y exterminar la amenaza que esto representa a la vida de nuestros pueblos.
Está claramente demostrado de que los criminales rebasan cualquier límite y cualquier criterio, incluso, no reparan en proteger o en preservar, o no agredir la vida de inocentes; a costa de cualquier cosa buscan hacerse de las rentas de una sociedad.
Las familias de nuestros países merecen vivir en paz y merecen vivir con libertad. Vivir con libertad, hoy por hoy, significa vivir sin la amenaza que los delincuentes generan sobre la libertad de las personas.
Por eso, en México, hemos decidido hacerle frente a esa delincuencia con toda determinación y sin titubeos. Con toda la fuerza de la ley, porque hacer cumplir la ley y cumplirla a la vez, proteger a la ciudadanía, es la principal responsabilidad de cualquier gobernante. Eso está antes que hacer casas u hospitales, es proteger la seguridad de los ciudadanos.
Eso no implica que no se hagan, también, escuelas, hospitales y viviendas. Eso no implica que no se desarrolle infraestructura. Por el contrario, tiene que hacerse para poner en práctica una perspectiva integral que permita enfrentar la criminalidad.
Pero lo que no es admisible es que los gobiernos desistan por temor, por corrupción, o por lo que sea, de su obligación de defender a los ciudadanos.
Y por eso, enfrentamos al crimen con una estrategia integral, porque es un imperativo categórico: debe hacerse, debe hacerse el combate a la criminalidad y a los delincuentes.
Una estrategia integral, como la que hemos puesto en marcha, tiene, fundamentalmente, tres componentes principales.
El primer eje es combatir de frente a los delincuentes, con toda la fuerza del Estado, y debo destacarlo, además, que lo hemos hecho con las herramientas de la democracia y no del autoritarismo; es decir, con la ley en la mano y con apego a los derechos humanos, y en los casos que así no haya sido o de carácter excepcional, esos casos están siendo, no sólo investigados sino castigados.
Las Fuerzas Federales, además, han acudido en apoyo de la ciudadanía en aquellas regiones que se han visto más afectadas por los criminales, y a solicitud expresa y explícita de las autoridades locales, que se han visto rebasadas, precisamente, por la fuerza criminal.
En tres años se han capturado o han fallecido algunos, ya 22 de los 37 criminales más peligrosos y más buscados del país, y un número ya incontable de cabecillas regionales; y se han realizado decomisos históricos de armas, de drogas, de vehículos, de aviones y de recursos, con los cuales se mina la capacidad de fuego y operación de la delincuencia.
El segundo eje, sin embargo, es todavía más importante que el primero. Más importante que enfrentar a los criminales, que es, quizá, lo más vistoso y lo más difundido, estamos reconstruyendo las instituciones de seguridad y justicia.
Para combatir la inseguridad de manera efectiva se requiere de instituciones fuertes, no puede pretenderse tener sociedades seguras mientras haya policías vulnerables o francamente corruptas al servicio de la criminalidad.
Por eso, es fundamental reconstruir las policías, no sólo a nivel nacional, como lo estamos haciendo en la Secretaría de Seguridad Pública y en la Procuraduría General de la República, sino, también, estatal y municipal, y debe entenderse que mientras este esfuerzo no se haga al ritmo que establece la ley y la urgencia nacional de reconstrucción institucional, no puede aspirarse, verdaderamente, a tranquilidad en las ciudades y pueblos hoy amenazados por la delincuencia organizada o la delincuencia común, incluso.
Por esta razón, también, hemos hecho un esfuerzo de transformación institucional.
En la Administración, hemos pasado de tener seis mil elementos, la mayoría vigilantes de carreteras, Policías de Caminos, a una Policía Federal con más de 36 mil integrantes, que se seleccionan cada vez más, con más estrictas evaluaciones de control de confianza.
Sabemos que en ello, sin embargo, no hay que bajar la guardia y permanentemente estamos y debemos estar supervisando la confiabilidad de los integrantes de este nuevo cuerpo policiaco, para garantizar que permanentemente puedan servir a la ciudadanía.
Además, estamos renovando, también, y haciendo un esfuerzo de depuración y fortalecimiento decidido en la Procuraduría General de la República. En ambas instituciones, estamos fortaleciendo sus capacidades de investigación, con más personal y con tecnología de vanguardia.
En las Fuerzas Armadas se realiza un trabajo constante de depuración y de control de confianza, y quien traiciona, precisamente, la confianza del pueblo y a sus propios compañeros, es castigado conforme a la ley.
Al mismo tiempo, hemos emprendido una profunda reforma a nuestro Sistema Judicial para ofrecer a los mexicanos una justicia más transparente, eficaz y expedita.
La reconstrucción institucional, segundo eje de la Estrategia Integral, avanza a nivel Federal, y se requiere que a nivel estatal acelere el paso para que el ritmo de reconstrucción institucional sea acorde con las necesidades expresas, y las carencias que tiene la gente.
El tercer eje de la Estrategia Integral es, finalmente, la reconstrucción del tejido social, la restitución de los espacios de oportunidad social, particularmente, para los jóvenes y los niños de nuestro país.
El tejido social se ha visto severamente dañado, precisamente, por la acción de la delincuencia, y porque durante mucho tiempo, el Estado no fue capaz de generar oportunidades de educación, de salud y de trabajo al ritmo en que fueron creciendo las generaciones de los mexicanos.
Por esa razón, estamos empeñados y hemos acelerado el paso en la construcción de escuelas y espacios públicos. Particularmente, a nivel bachillerato, donde se han creado más de mil en los últimos años, y a nivel universitario, donde se han creado 105 universidades nuevas y se han construido campus para más de 50 adicionales existentes.
Se ha multiplicado el otorgamiento de las becas hasta alcanzar casi ocho millones de becas en el año curso a otro tanto número de jóvenes, porque tenemos una premisa fundamental, queremos entre los jóvenes más becarios y no sicarios. Queremos que verdaderamente sea la escuela oportunidad de desarrollo, y no sean las mafias quienes enganchen a los jóvenes, primero en las adicciones y luego en el sicariato, hasta llevarlos a una muerte temprana e injusta.
México está haciendo su parte. Por eso avanzamos, también, en prevención y tratamiento de adicciones, porque sabemos que las adicciones a las drogas son la esclavitud del Siglo XXI, porque sabemos que son cadenas cuyos grilletes aprietan desde tempranísima edad a los jóvenes y no sueltan a sus víctimas hasta su muerte.
Por esa razón, es fundamental que sigamos tratando de manera agresiva la prevención de adicciones. Por eso, es fundamental que sigamos orientando como padres de familia a nuestros jóvenes. Por eso es fundamental que los gobiernos aboquemos recursos y atención a la prevención adictiva.
México, amigas y amigos, está haciendo su parte, pero es claro que no se puede combatir, insisto, al crimen organizado transnacional a partir de esfuerzos aislados o desorganizados.
Los delincuentes sacan provecho de sus redes y de sus conexiones a nivel internacional. Nosotros debemos sacar provecho de nuestra superioridad como gobiernos y establecer vínculos, intercambios y mecanismos de coordinación eficaces.
Esto es lo que nos ha convocado a todos el día de hoy. Y esto es lo que debemos proponernos obtener en los días de trabajo en curso.
Debemos ser capaces de generar este organismo continental, estos instrumentos que nos permitan coordinarnos mejor.
Actuar en todos los frentes, sí, ser muy incisivos en atacar el mercado de drogas y el narcotráfico, así como el narcomenudeo, pero también, ser capaces de neutralizar las redes de lavado de dinero criminal; terminar con las principales fuentes de ingreso de los criminales a partir de las cuales incrementan su capacidad de daño a la sociedad.
Fortalecer, también, la regulación y los controles para la venta y tráfico de armas y exigir que cese en los Estados Unidos la indiscriminada venta al público, sin el control debido, de armas que, sabemos bien, vienen a parar a las manos asesinas de los criminales en nuestros países.
Hoy, desafortunadamente, existe un flujo constante de armas, del Norte hacia el Sur, y cuya única razón de ser, la única razón de que prevalezca este régimen absurdo de comercio letal es el lucro de la industria armamentista que los fabrica y que está sembrando la muerte entre nuestros países. Nuestra obligación es insistir para que se detenga  ese mercado despiadado.
Cada una y cada uno de nosotros, como países y como personas, debemos asumir nuestra responsabilidad en estas tareas. Por eso, es de vital importancia que consolidemos un esquema hemisférico contra la delincuencia organizada transnacional.
Ustedes tienen la experiencia que queremos conocer, la voluntad que queremos fortalecer y respaldar, las ideas que nos permitan diseñar un esquema que funcione, que sea ágil, que sea operativo y que sea, precisamente, merecedor del apoyo político que los gobiernos estamos decididos a darle, para que sea una historia de éxito.
Un esquema que permita que los Estados de América podamos actuar como Estados organizados, frente a la delincuencia organizada.
Podemos, desde luego, hacer exhaustivos los análisis para el debate, y de eso se trata: buscar, dentro de todas las alternativas disponibles, la que sea la mejor.
Particularmente, yo sugeriría trabajar en algunos aspectos, que pueden ser fundamentales:
Primero. Es encontrar la forma de una entidad coordinadora de dicho mecanismo. Es decir, diseñar el mecanismo y la forma de hacer que ese mecanismo funcione.
Es necesario contar con un  mecanismo sólido, que facilite la coordinación, no sólo entre nuestros países, sino entre las agencias internacionales existentes, que haga, precisamente, que todos los esfuerzos vayan exactamente en la misma dirección y multipliquen  su velocidad y su eficacia.
Una coordinación que pueda delinear puntualmente estrategias, resumir o asumir experiencias exitosas en los países que integramos esta comunidad, aprender de las estrategias o de los errores que se hayan puesto en su implementación y, desde luego, replantear siempre las acciones conjuntas que deben seguirse frente al crimen organizado transnacional.
El segundo tema que hay que explorar es: Cuáles son los instrumentos más eficaces para el intercambio de información; cómo generar, cuidar y preservar, fortalecer la confianza entre quienes participan en estos mecanismos de un lado y de otro del Continente; cómo realizar la labor de intercambio de información de manera efectiva y oportuna, sin dilaciones y, también, sin fugas informativas que puedan dañar nuestros esfuerzos.
Cómo detectar con precisión los flujos de dinero, cómo detectar y neutralizar el tráfico de migrantes o la inhumana trata de personas. Cómo detectar, desde luego, el tráfico de droga y neutralizarlo. Cómo entender los nuevos mecanismos de operación del crimen organizado y cuáles son las estrategias que permiten o que han permitido enfrentarlo de manera más eficaz.
Todo ello reclama instrumentos eficaces para el intercambio de información a nivel continental.
Cuáles son los puntos débiles de la delincuencia, y cuál es la mejor manera de atacar sus estructuras.
Y, finalmente, el tercero. Es el fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia en nuestras naciones.
Necesitamos policías, Ministerios Públicos, y jueces, a la altura del nuevo desafío del crimen organizado transnacional. Eso nos obliga a todos a una actualización constante y a un escalamiento a niveles superiores de la fortaleza, la confiabilidad y la eficacia de las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia en nuestros países.
La debilidad institucional, la vulnerabilidad de policías, Ministerios Públicos y jueces, es la fisura por la cual puede penetrar la ilegalidad y a partir de la cual las organizaciones delincuenciales imponen su voluntad arbitraria y violenta.
Es, precisamente, la debilidad institucional el eslabón que reiteradamente se quiebra en nuestro Continente y hace, precisamente, vulnerables, y pone en situación de indefensión a nuestras familias.
Por eso, es vital abocarnos en cada uno de nuestros países a construir una nueva institucionalidad, que tenga capacidad humana y operativa para responder a la delincuencia; cuerpos de seguridad y justicia confiables y eficaces, que transformen sus estrategias y las lleven al éxito. Que se desarrollen, además, en el seno de mecanismos, acciones puntuales y efectivas a nivel continental contra la delincuencia.
Señoras y señores:
Tenemos frente a nosotros la enorme oportunidad de construir un mecanismo que nos permita enfrentar al crimen organizado transnacional de manera más efectiva y más coordinada.
Hoy, su presencia aquí es un paso fundamental, que celebramos, un paso más hacia el ideal de vivir en una región libre del flagelo de la delincuencia, del crimen organizado, del narcotráfico, y de la violencia asociada a estas actividades ilícitas.
Yo quiero agradecer a todas y a todos ustedes su confianza en México, y los invito a poner toda su experiencia, toda su sabiduría, todo su conocimiento, toda su capacidad y su imaginación para concretar mecanismos que nos ayuden a ofrecer a nuestros ciudadanos la paz y la tranquilidad que anhelan, y con toda justicia demandan.
Y que, a la vez, y esperemos que al menos el tiempo les permita un espacio, a la vez puedan disfrutar de nuestro México, de este lugar maravilloso y, también, de la hospitalidad de nuestra gente.

Enhorabuena.
Bienvenidas y bienvenidos todos.


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