29 ene 2013

Homenaje a Gilberto Bosques Saldivar en el Senado

El Secretario General Ban Ki-Moon declaró en 2006 que “negar hechos históricos, especialmente en un tema tan importante como el Holocausto, no es aceptable. Tampoco es aceptable promover la eliminación de un Estado o un pueblo. Quisiera que este principio se respetara en la retórica y en la práctica por todos los miembros de la comunidad internacional”.
La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, adoptada por la Asamblea General en 1948 y puesta en vigor en 1951, fue creada para evitar la repetición de genocidios en el mundo, como el cometido por el régimen Nazi.
Por medio de la Resolución 60/7, aprobada por la Asamblea General el 21 de noviembre de 2005, la comunidad internacional decidió recordar las tragedias humanas para no repetirlas en el futuro.
Gilberto Bosques Saldívar (1892- 1995) Periodista, político y diplomático mexicano.
Originario de Chiautla de Tapia, Puebla.
Fue cónsul general de México en Francia de 1939 a 1944, posición desde la que ayudó a huir del régimen franquista y nazi a refugiados españoles republicanos, judíos franceses, libaneses y otros perseguidos, entre ellos líderes políticos europeos de oposición y miembros de la resistencia antifascista, ofreciéndoles residencia y nacionalidad mexicana.
Es conocido como el Schindler mexicano en alusión al empresario alemán Oskar Schindler que salvó a cientos de judíos del Holocausto nazi.
En 1939, cuando la República Española cayó y la guerra se cernía sobre el resto de Europa, el presidente Cárdenas lo nombró cónsul general en París. Su misión real era convertirse en un enviado personal del presidente de México en Europa. Hizo bien su trabajo
Bosques regresó a México en abril de 1944. Miles de refugiados españoles y judíos lo esperaban en la estación de ferrocarril de la capital para recibirlo; dentro de la lista de las mujeres y hombres salvados por el maestro Bosques, entre otros incluye a María Zambrano, Carl Aylwin, Manuel Altolaguirre, Wolfgang Paalen, Max Aub, Marietta Blau, Egon Erwin Kisch, Ernst Röemer y Walter Gruen.
Tras la guerra, Bosques fue designado embajador de México en Portugal, Finlandia, Suecia y, de 1953 a 1964, en Cuba, etapa ésta de la que se muestran fotografías del embajador mexicano con personajes como Fidel Castro, Raúl Castro y Ernesto "Che" Guevara.
Su nombre se encuentra grabado en los muros del recinto del Congreso del estado de Puebla, México desde el año 2000.
 El 4 de junio de 2003 el gobierno austriaco impuso a una de sus calles, en el Distrito 22 de Viena, llamado Donaustadt o Ciudad del Danubio, el nombre de Paseo Gilberto Bosques, avenida que hace esquina con la calle Leonard Bernstein.
En 2010 la cineasta Lillian Lieberman realiza el documental Visa al paraíso el cual fue producido en México.
El 14 de diciembre de 2011 el Senado de la República aprueba la creación del Centro de Estudios Internacionales, que lleva el nombre de Gilberto Bosques.
Hoy en Senado de la República le hecieron un homenaje.
Martes, 29 de Enero de 2013
PALABRAS DE RODICA RADIAN GORON, EMBAJADORA DEL ESTADO DE ISRAEL EN MÉXICO, EN LA CONMEMORACIÓN ANUAL EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DEL HOLOCAUSTO Y EN HOMENAJE A DON GILBERTO BOSQUES SALDÍVAR, EN LA NUEVA SEDE DEL SENADO.
Senador Ernesto Cordero Arroyo, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República;
Senador Enrique Burgos García, vicepresidente de la Mesa Directiva del Senado de la República;
Muy distinguidos miembros del presídium;
Muy distinguidos familiares del embajador Gilberto Bosques;
Muy distinguidos todos:
Estamos reunidos hoy para conmemorar el Día Internacional de Memoria del Holocausto establecido por las Naciones Unidas en el 2005, en la fecha de la liberación del campo de exterminio nazi Auschwitz, el 27 de enero de 1945.

La memoria colectiva asocia a Auschwitz tal vez más que a otros campos de exterminio con el holocausto de los judíos de Europa, la Shoá, La Conferencia de Wannsee el 20 de enero de 1942 en que Hitler presentó explícitamente a sus oficiales de más alto rango los planes para el asesinato industrializado y en gran escala de los judíos fue el evento que enfatiza la singularidad del Holocausto, en comparación con otros casos de genocidios que se han dado antes y después de este.
En las palabras del presidente alemán Christian Wulff, el nombre de Wannsee, se ha convertido en el símbolo de la decisión burocrática que definió entre aquellos que merecieron vivir y aquellos que merecieron morir, adoptada por la política de Estado para el exterminio organizado, planificado y sistemático de los judíos europeos.
El Holocausto fue la culminación del antisemitismo que existió en Europa durante todo el segundo milenio.
Al instaurar el principio de la desigualdad natural de la condición humana y arroparlo de su profundo anti semitismo, el régimen nazi destinó su capacidad de organización y su poder burocrático así como su avance tecnológico, su economía y su propaganda, logrando convertir a uno de los grupos de ciudadanos más prominentes por sus aportes a las diferentes esferas de la sociedad y la cultura europea en un grupo ilegítimo que se podía y se debía exterminar.
La teoría racial que fue una pieza angular de la ideología nazi estaba basada en los así llamados criterios científicos de la inferioridad de la raza judía, recuperando viejos mitos antisemitas y formulando nuevos.
Estos criterios operaron como justificación de la exclusión, primero y de la deslegitimación y deshumanización del judío, después.
El exterminio de los judíos como individuos y como comunidades ocupó un lugar central y esencial en la concepción nazi del mundo, a diferencia de otros grupos perseguidos como los gitanos, los comunistas y los homosexuales; ésta es la esencia de la singularidad del Holocausto.
De igual modo, no es posible comprender la participación activa de los colaboracionistas o el silencio inexplicable de los observadores, quienes formaron la gran mayoría de las poblaciones en los países donde ocurrió el Holocausto sino al margen de los refugios y sentimientos antisemitas que han existido a los largo de los siglos en Europa.
Entre los temas más investigados del Holocausto, están la resistencia de la sociedad judía y el rescate. Hay que destacar que nuevas fuentes de documentación siguen apareciendo aún hasta el día de hoy; por ejemplo, estas semanas el Instituto Yad Vashem publica nuevos documentos sobre la vida cotidiana en algunos guetos que se encontraban en territorio soviético y que en 1942 fueron exterminados por los nazis.
La contribución de la mujer judía en general a la supervivencia de su familia y su comunidad parece ser primordial.
Las mujeres judías no solamente tuvieron que salir de la esfera privada de la casa a la esfera pública de la comunidad sino también tuvieron que luchar por su vida y las vidas de sus familiares. Además, a pesar de los grandes peligros existentes, las mujeres judías jugaron un rol importante en los esfuerzos para conectar al gueto con el mundo exterior incluso contrabandeando víveres y participando en los diferentes movimientos de resistencia.
El rescate durante el Holocausto, que es el tema elegido por la ONU este año, fue la historia de una pequeña minoría de personas; las investigaciones sugieren que más mujeres que hombres estuvieron involucradas en el rescate de los judíos, quizá por un mayor nivel de empatía hacia el cruel destino de éstos.
Cuando los judíos tocaban puertas para pedir ayuda, los observadores tuvieron que decidir de modo inmediato si apoyar o no. En general la decisión estaba basada en un instintivo gesto humano que quizá después se transformó en una decisión de tipo moral.
En algunos casos, quienes rescataron ofrecieron mayor apoyo a medida que pasaba el tiempo, hubo casos que de brindar protección inmediata por algunos días, la ayuda se prolongó por meses, años e incluso hasta el término de la guerra. El riesgo fue enorme y variaba según el país. En Europa del este los rescatadores arriesgaban no solamente sus propias vidas sino las de sus familiares; en Europa occidental el castigo nazi fue un poco menos severo aunque algunos de los rescatadores fueron enviados a campos de concentración donde murieron.
Pero tanto, rescatadores como rescatados vivieron siempre con el temor de ser descubiertos y, por ello, todos tuvieron que mantener un modo de vida alterno a las normas aceptadas de la sociedades donde vivían; la mayoría de los rescatadores eran gente común y corriente que igual actuaban con determinadas políticas ideológicas o religiosas, o eran gente simple conmovida por el cruel destino de los otros.
El apoyo podría ser tan solo en abastecer algo de comida o conducirlos con personas que podían ofrecer resguardo, solamente unos cuantos tomaron responsabilidad total de la sobrevivencia de los judíos y ellos son los que han sido reconocidos por el Estado de Israel como los Justos entre las Naciones.
El pueblo judío, a través del Instituto Yad Vashem, centro mundial para la investigación, documentación y enseñanza del Holocausto, se empeña en realizar la labor de documentación puntual de todos los casos excepcionales. Hasta hoy en día cerca de 20 mil personas cristianos y musulmanes de varias nacionalidades recibieron la medalla y el título de Justos entre las Naciones, aunque es muy probable que este número sea mayor.
Una categoría especial entre los justos, son aquellos muy pocos diplomáticos que eligieron apoyar a los judíos solamente por el hecho de ser judíos; en todos los casos reconocidos, dichos diplomáticos actuaron desafiando las políticas de sus gobiernos y las órdenes de sus superiores, conscientes del precio personal que tuvieron que pagar por sus decisiones que fueron en contra de políticas oficiales insensibles.
Así es el caso de Raoul Wallenberg, diplomático en la delegación sueca en Budapest, del cónsul japonés Sugihara y el representante holandés (…) en Kunas, Lituania, el cónsul portugués Aristides de Sousa Mendes en Burdeos, el embajador brasileño Luis de Souza Dantas, el cónsul Chino Feng Shan Ho, en Viena y el recientemente reconocido como justo, el cónsul de Ecuador Manuel Antonio Muñoz Borrero.
El 27 de enero es también la fecha establecida en México para conmemorar al embajador Gilberto Bosques. Gilberto Bosques, un hombre valiente y con un coraje extraordinario también fue uno de los muy pocos diplomáticos que no se mostraron indiferentes hacia el destino de los perseguidos por los fascistas y por los nazis.
Afortunadamente para las personas que logró salvar, Bosques actuó bajo el consentimiento del Gobierno Mexicano que decidió rescatar a refugiados políticos sin distinciones religiosas, entre ellos a judíos.
Los judíos que llegaron a México gracias a las visas de Bosques fueron aceptados en igual medida que los demás, de hecho el gran drama para los judíos en los tiempos en que la única opción de supervivencia era el abandono del continente europeo, era que la política migratoria fue recientemente restrictiva y como judíos no fueron considerados exiliados políticos. Quienes gozaron de la opción de salvataje, su suerte fue determinada por su militancia política y, claro está, su condición judía no fue objeto de discriminación.
El gran papel libertario de México se vio entonces fundamentalmente ejemplificado en la apertura de puertas al exilio español, de ahí que las políticas mexicanas en comparación con las de la mayoría de otros países, aunque no fue de una apertura hacia los judíos, sí permitieron en momentos dados el ingreso de pequeños grupos de personas de origen judío.
La memoria del Holocausto y su estudio sistemático y riguroso se hacen cada vez más imperiosos en la medida en la que nos alejamos de los acontecimientos y la memoria se construye como narrativa.
Aprender de la historia significa para cada cultura, pueblo o nación, que el gran desafío no es matizar u ocultar el pasado sino modificarlo con un compromiso con el presente, con la acción solidaria, con la tolerancia, con la sensibilidad hacia el otro necesitado de apoyo.
De ahí la importancia de la enseñanza de este acontecimiento histórico como un evento singular que tiene significados universales y la necesidad de combatir sistemáticamente el antisemitismo en todas sus manifestaciones, así como ciertamente todos los tipos de racismo, discriminación, xenofobia y todo genocidio dirigido específicamente en contra de un determinado grupo político, étnico u otro.
La designación del 27 de enero como Día Internacional del Holocausto es una contribución de suma importancia de las Naciones Unidas a este esfuerzo.
Muchas gracias.
PALABRAS DE LA SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO, PRESIDENTA DE LA COMISIÓN PARA LA IGUALDAD DE GÉNERO, EN LA CONMEMORACIÓN ANUAL EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DEL HOLOCAUSTO Y EN HOMENAJE A DON GILBERTO BOSQUES SALDÍVAR, EN LA NUEVA SEDE DEL SENADO.
Muy buenos días a todas a todas, a todos.
Señor Presidente muchas gracias, señor Vicepresidente, gracias por estar en una actividad tan noble, tan sensible como esta.
A los integrantes de la Comunidad judía, a mi amigo Leo Zuckermann, muchas gracias a todos ustedes.
Alguien decía hace unos días que el racismo es una de las enfermedades más modernas que tenemos, nada más alejado de la verdad. Desde el principio de la humanidad, el racismo ha sido un punto distintivo en la manera de relacionarnos, pero creo que este evento nos debe llamar a una reflexión muy clara:
Primero hay que decir que el pueblo judío es un pueblo escogido y de eso ellos no son culpables, alguien lo escogió porque es un pueblo real, de un real sacerdocio y así se dice, un pueblo santo, que no tienen la culpa ni los jóvenes ni los antepasados sino que es una decisión que va más allá de las leyes terrenales que no tiene nada que ver con la politiquería que a veces desarrollamos.
Por eso yo me felicito por estar en un evento tan sensible, tan doloroso, pero que de algo debe de servir; debe de servir para llamar a una reflexión clara y seria.
Cuando el racismo se adentra como una adicción, hoy las minorías padecen de ese racismo, por sexo, por religión, por color, por el lugar donde viven, en donde no somos responsables, seguramente, según mi creencia hay una decisión clara ¿en dónde naces? y ¿cómo naces? y ¿quién eres?
Pero hoy quisiera yo llamar la atención a un punto más sensible que el propio Holocausto, el tema de las mujeres judías, que es un tema muy doloroso que como toda la historia de las mujeres, se ha querido borrar pero no lo lograrán porque la mano de la mujer ha estado ahí pendiente de las judías que hicieron una gran hazaña heroica, así lo dice el Secretario General de las Naciones Unidas: “Su tarea silenciosa, su tarea de trabajo, su tarea de salir adelante aún con hambre, del cuidado de sus hijos, de los que fueron víctimas de asesinatos, de golpes, de maltrato, ahí está la mano de las mujeres”.
Por eso yo quisiera hacer una invitación al Senado de la República, al presidente de la Mesa Directiva para escribir la real historia de este Holocausto, que lo escribieron las mujeres judías, grandes mujeres heroínas que sin ellas esto no se hubiera podido dar; la huida, la salida de sus pueblos, fue emblemática la presencia de las mujeres; fueron vigilantes, espías, se pudieron confundir que era difícil para saber cuál eran las artimañas del enemigo y poner a salvo su familia y poner a salvo una raza que es orgullo de este mundo.
Por eso yo llamo la atención y ojalá la Comisión de Igualdad que tenemos un gran propósito de poder levantar la voz por las mujeres que han hecho una gran tarea globalmente hablando y en donde las judías tienen un lugar especial, ojalá el Senado de la República el próximo año pudiéramos entregar una investigación muy seria de los desafíos, de los retos, pero sobre todo del heroísmo de las mujeres judías de ese tiempo y del tiempo actual.
Y quiero terminar felicitándome por pertenecer al Senado de la República y por tener en el Senado de la República la memoria de un gran hombre, un héroe como así se ha descrito a Gilberto Bosques, por la visión que tuvo más allá de dejar amarguras, de dejar racismos y de luchar claramente por poner a salvo una raza, una clase, un pueblo, como es el pueblo judío.
Una memoria que va a latir siempre, permanentemente en este Senado de la República porque hombres como él necesitamos y mujeres como las judías también las queremos.
Muy buenos días.
*
Palabras del maestro David Dichi Abadi, representante de la comunidad judía en México.
Senador Ernesto Cordero Arroyo, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República;
Senador Enrique Burgos García, vicepresidente de la Mesa Directiva del Senado de la República;
Senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género;
Excelentísima señora Rodica Radian Gordon, embajadora del Estado de Israel en México;
Embajador Alejandro Negrín Muñoz, director general de Derechos Humanos y Democracia de la Secretaría de Relaciones Exteriores;
Nuestro querido amigo, doctor Leo Zuckermann;
Queridos sobrevivientes del Holocausto que nos acompañan este día;
Señoras y señores;
Estimados alumnos, amigos todos:
Nuevamente nos reunimos para recordar y honrar a las víctimas del Holocausto, tal como lo estableció las Naciones Unidas en el año 2005, este día en el que conmemoramos la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau hace 68 años, donde más de un millón y medio de judíos fueron eliminados brutalmente como resultado de la política sistemática de genocidio implementada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Queremos agradecer, en nombre de la comunidad judía en México, al Senado de la República el que a través de un punto de acuerdo cada año tomen la iniciativa para hacer esta ceremonia en la que recordamos a las víctimas del Holocausto, pero también a una gran figura de la diplomacia mexicana como lo fue don Gilberto Bosques, quien, a pesar de los riesgos que implicaba, otorgó visas a refugiados tanto españoles como judíos para que pudieran huir de las amenazas del fascismo y del nazismo en aquellos años aciagos previos y durante la Segunda Guerra Mundial.
Nuestro más profundo reconocimiento eterno a don Gilberto por haber salvado tantas vidas de judíos, cuyas familias han logrado tener una vida digna y feliz en este bendito país, México.
Este evento es muy importante porque lamentablemente sigue habiendo individuos, grupos e incluso naciones que siguen promoviendo la ideología del nazismo y del fascismo, de la discriminación y la intolerancia. Sus manifestaciones pueden ser a través de estereotipos religiosos, económicos, raciales o políticos, pero se siguen difundiendo.
Con la modernidad de las comunicaciones y el advenimiento de las redes sociales nos encontramos mejor y más rápidamente comunicados para bien y para mal. Los correos electrónicos, las aplicaciones en los celulares, las redes sociales como Facebook y Twitter sin duda han traído beneficios enormes al mundo: nos permiten comunicarnos de forma instantánea y enterarnos de situaciones que hace décadas podríamos tardar semanas en que llegaran.
Pero con todo lo positivo, lamentablemente siempre hay grupo de personas que lo aprovechan para mal. La difusión de ideas racistas y discriminatorias e ideologías intolerantes son hoy muy comunes y en estas redes aparecen en cada momento. El anonimato, a través del cual pueden escudarse, les facilita el difundir propaganda falsa sin temor a ser descubiertos.
México cuenta con leyes muy avanzadas que explícitamente prohíben las expresiones de incitación al odio y violencia, pero cuando los autores se saben protegidos por el anonimato, no se pueden aplicar.
Cuando recordamos los eventos que llevaron a la Shoa, al Holocausto, hay varias que debieron haber sido la alarma del momento, por ejemplo las Leyes de Núremberg que aislaron y deshumanizaron a los judíos de Alemania y los países que ésta iba conquistando, la quema de los libros de autores judíos, comunistas o enemigos del régimen nazi y la Noche de los Cristales Rotos del 9 al 10 de noviembre de 1938, junto con toda la propaganda de Goebbels, que hizo ver a los judíos como subhumanos y por lo tanto sujetos de poder ser exterminados.
Apenas, hace unos días, en una mesa redonda en una universidad de la Ciudad de México una ponente expresó: “El Holocausto fue una gran mentira. Si hubieran matado a seis millones de judíos ya tendríamos la suerte de que no hubiera judíos en este planeta”. Esto no sucedió hace 70 años, esto sucedió hace seis días en esta ciudad.
Hoy empezamos a ver ataques similares a través del Twiiter que muy pronto de convierten en trending topics con incitación al odio y a la violencia, tan agresivos como los de los años treinta, muchos antisemitas, pero otros también en contra de grupos vulnerables como los indígenas, los homosexuales y las mujeres.
Y nosotros nos preguntamos, con todos los sucesos del Siglo XX, con experiencias como el Holocausto, ¿cómo podemos seguir permitiendo que este tipo de expresiones continúen?
Por supuesto que somos defensores y promotores de la libertad de expresión. Cada individuo puede, porque así lo consagra nuestra Constitución, expresar sus puntos de vista libremente y sin cortapisas, pero sin duda ese derecho termina cuando amenaza los derechos de terceros.
Las redes sociales deben ser más conscientes de este peligro y actuar consecuentemente contra las personas que incitan abiertamente al odio  y a la violencia y se debe buscar la forma de eliminar el anonimato, sin el cual seguramente la mayoría ya no se atrevería a expresar opiniones agresivas, denigrantes y discriminatorias.
Aquí, en este evento tan solemne de recordación de las víctimas del Holocausto, que sumaron más de seis millones, nos manifestamos por buscar la solución y frenar la diseminación de odio que se hace escudado en el anonimato.
Juntos, sociedad civil con los tres poderes de la Unión, podemos evitar que vuelva a suceder lo que hoy recordamos. Nunca jamás.
Muchas Gracias.
*
Palabras de Leo Zuckermann, en la conmemoración anual a las víctimas del holocausto.
Muchas gracias, muy buenos días embajadora Rodica Radian, señor presidente del Senado de la República, Ernesto Cordero, senador Enrique Burgos, senadora Diva Gastélum, el vicepresidente del Comité Central, David Dichi, muchas gracias.
Quisiera comenzar mi intervención con una historia que alguna vez escuché, si mal no recuerdo, en el Museo del Holocausto en Jerusalén.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en una barraca miserable de un campo de concentración, un judío religioso se paraba todas las mañanas a rezar. Un día, otro de los presos judíos se acercó  y le preguntó: ¿Por qué rezas?; el religioso le contentó: Para darle gracias a Dios.
El preso famélico, desesperado, le reclamó: ¿Para dar gracias a Dios, de qué? ¿Acaso no te das cuenta de la situación en la que estamos, de cómo  los nazis nos tienen encarcelados, de cómo han ultrajado a nuestras mujeres, de cómo han matado a nuestros hijos y parientes en las cámaras de gas? No entiendo, ¿qué hay que agradecerle a Dios en esta situación tan desdichada? El religioso tranquilo, le contestó: Que nosotros no somos ellos.
Si no mal recuerdo, como les digo, escuché esta historia del Holocausto en Jerusalén y me pareció fantástica porque sintetiza creo el tema de la moral, de las acciones de las personas desde el punto de vista de la bondad o de la malicia. Nosotros, la gente que nos pensamos de bien, efectivamente no somos como ellos, como la gente de mal. Somos mejores que ellos y lo tenemos que demostrar día con día.
Daniela Blaiser, quien es investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana ha escrito un libro muy recomendable que se llama: México y los refugiados judíos, un libro  académico muy cuidado en su investigación y ahí  están las historias de lo que fue la locura del nazismo, de cómo fueron  acorralando a los judíos en Europa, de México y de sus respuestas institucionales frente a este tema y de la también respuesta de la comunidad judía mexicana.
Para los judíos, hay que decirlo, México no fue un país de puertas abiertas; lo fue con los españoles republicanos y con los perseguidos de las dictaduras sudamericanas y qué bueno que así haya sido, pero en el caso de los judíos se impusieron  los prejuicios que evitaron que el Gobierno les diera el estatus de refugiados y de perseguidos, el resultado es que no  se pudieron salvar más vidas.
De acuerdo a la investigación de Daniela Blaiser fueron 2 mil los judíos que fueron salvados por México, desde luego qué bueno que se salvaron estas vidas, pero me parece que es muy poco para un país del tamaño de México y aquí entra la historia importante del día de hoy, la historia de un verdadero héroe mexicano, de Gilberto Bosques.
Don Gilberto nació en 1892 y murió a los 103 años en 1995. De joven, todavía en la adolescencia, se unió al movimiento revolucionario, de acuerdo al gran historiador Friedrich Katz, que también por cierto, su familia fue salvada por don Gilberto Bosques. De acuerdo a Friedrich Katz, don Gilberto peleó en las filas de Venustiano  Carranza, fue diputado en la convención constituyente por su nativo estado de Puebla en 1916 y organizó uno de los primeros congresos sobre educación que llevó a cabo el nuevo gobierno revolucionario.
Fue uno de los partidarios más fervientes del presidente Lázaro Cárdenas; Bosques tuvo siempre convicciones políticas contrarias al fascismo, que en aquellos años era una opción política bastante popular en el mundo y también aquí en México, en varios segmentos de la sociedad mexicana.
El presidente Cárdenas lo nombró su cónsul en Francia con sede en el puerto de Marcella, Bosques llegó ahí en 1939 y desde su posición diplomática se dedicó a salvar la vida de miles de refugiados.
Por un lado, expidió miles de visas para que viajaran a México integrantes del derrotado Ejército Republicano Español y algunos luchadores internacionalistas que también habían peleado en España en contra del Franquismo.
Por el otro, el Cónsul también libró visas a judíos que se habían internado al sur de Francia huyendo del nascismo, incluso contraviniendo la política migratoria restrictiva que México  tenía con los judíos perseguidos y este es un punto  muy importante. En ese momento, la política del Estado Mexicano no era una política de puertas abiertas sino era una política migratoria restrictiva y, en ese sentido, Gilberto Bosques contravino esa política migratoria.
No sólo otorgó visas sino que se encargó de mejorar también las condiciones de los presos del campo de concentración de la Gestapo en Vernet, además de canalizar el dinero para comprar los boletos de barco a los emigrantes. En total, decía Bosques, ayudamos a aproximadamente seis mil refugiados en Francia a llegar a México. Ciertamente,  otros 4 mil recibieron visa mexicana, pero se quedaron en Estados Unidos o en otras partes.
Algunos utilizaron nuestros papeles para salir de los campos y unirse a la resistencia. Necesitaban los documentos para legalizarse. En un solo día, decía Bosques, proveímos de pasaportes a 50 italianos, después  no se dejaron ver más y se incorporaron al movimiento  de resistencia.
Don Gilberto Bosques y su equipo de trabajo se dedicaron a hacer realidad su lema de salvar vidas y más vidas. Al respecto, recordaba: “Mis colaboradores no repararon en esfuerzos, a veces trabajaban día y noche sobre todo cuando salía un barco, acompañaban a los que iban a ser puestos a salvo porque queríamos tener un panorama de quiénes realmente iban en el barco. Algunos eran arrestados poco antes y entonces se trataba de ayudarlos para que fueran liberados nuevamente. Cuando se vio repentinamente que aquellos a favor  de quienes expedíamos documentos, no tenían fotografías para pasaporte y que rehuían dejarse fotografiar en cualquier lugar, pero también para ahorrar tiempo, instalamos incluso un estudio de fotografía en el Consulado”, ese fue don Gilberto Bosques.
En la tradición judía, un Justo entre las Naciones es aquel no judío, aquella persona que no profesa la religión judía, cuya conducta moral es tan alta que se merece una recompensa divina. El Museo del Holocausto Yad Vashem, ubicado en Jerusalén utilizó este concepto para homenajear a aquellos gentiles que ayudaron a salvar la vida de algún judío durante la persecución nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Dice el citado museo: “En un mundo de debacle moral generalizada, hubo una pequeña minoría que supo desplegar un extraordinario coraje para mantener los valores humanos en pie, ellos fueron los justos entre las naciones, que remaron contra la corriente general de indiferencia  y hostilidad que prevaleció durante el  Holocausto, contrariamente a la tendencia generalizada, estos salvadores veían  a los judíos como seres humanos comunes y corrientes, imbuidos dentro de su universo de obligaciones“.
Y ofrece el Museo del Holocausto de Justo entre las Naciones durante el Holocausto: ocultamiento de judíos en los hogares de los rescatadores o en sus propiedades, falsificación de documentos o identidades; traslado clandestino y asistencia para la fuga o el rescate de niños.
Yad Vashem tiene identificados un total de 24 mil 356 Justos entre las Naciones, de los cuales sólo seis son latinoamericanos: dos brasileños, un chileno, un cubano, un ecuatoriano y un salvadoreño. Es lógico, la mayoría de los homenajeados son de países europeos donde se llevó a cabo la persecución antisemita. No hay ningún mexicano, lo cual me parece en lo personal una injusticia y así lo he dicho una y otra vez, porque por lo menos en esa lista debería haber uno que claramente se lo merece y que se llama Gilberto Bosques, es una verdadera pena que Yad Vashem no lo haya reconocido como un Justo entre las Naciones.  Se trata de un pendiente que la comunidad judía le debemos a este mexicano heroico.
Y termino tomando la historia con la que comencé. Lo que nos decía aquel judío religioso de que nosotros no somos ellos y que le daba  gracias a Dios es que hay mujeres y hombres con una estatura moral más alta que la de los demás. Tenemos que darle gracias a Dios precisamente que existen esos seres humanos. Yo en lo personal le doy gracias a Dios de que don Gilberto Bosques existió porque demostró ser mejor, mucho mejor, que muchísimos que en esa época estuvieron dispuestos a voltear la vista para el otro lado frente al sufrimiento humano.
Muchas gracias.

*
Palabras de Enrique Burgos García, vicepresidente de la Mesa Directiva, en acto sobre holocausto.
Señor senador Ernesto Cordero Arroyo, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República;
Senadora Diva Hadamira Gastélum, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género del Senado de la República;
Señora Rodica Radian Gordon, embajadora del Estado de Israel en México;
Señor embajador Alejandro Negrín Muñoz, director general de Derechos Humanos y Democracia de la Secretaría de Relaciones Exteriores;
Maestro David Dichi Abadi, vicepresidente del Comité Central de la Comunidad Judía en México;
Doctor Leo Zuckermann, profesor del CIDE y comentarista;
Muy estimados familiares de don Gilberto Bosques;
Compañeras y compañeros senadores;
Muy distinguidos asistentes:
En septiembre de 2010 el pleno del Senado mexicano acordó que el 27 de enero de cada año se efectuara una ceremonia con motivo del Día Internacional de conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto y en recuerdo de don Gilberto Bosques Saldívar.
Es la memoria la que nos dice que probablemente el pueblo judío es el que más persecuciones ha sufrido, aún desde antes de la bíblica salida de Egipto y hasta ya muy entrado el Siglo XX de nuestra era, con el brutal exterminio por el régimen nazista, sin duda la más oscura caída en el abismo de la misantropía.
En el Senado mexicano hay consciencia plena de la necesidad de preservar la memoria de los acontecimientos terribles de aquel Holocausto, con dos fines muy importantes:
Recordar y tener presente en todo momento las condiciones que dieron origen y a quienes fueron sus víctimas directas, y actuar en consecuencia y permanentemente tanto en lo interno como en lo internacional para cerrar las puertas a factores sociales históricos que llevaron a semejante barbarie. Nunca más, en ningún lugar, ningún Holocausto. 
En la expresión de Paul Valéry el problema de nuestro tiempo es que el futuro ya no es lo que era, y más aún, yo agregaría aquel, su grito desgarrador: Respeto, respeto al hombre.
El Senado de la República por su vinculación constitucional al análisis de la política exterior, por su esencia humanista en el Estado mexicano, por su vocación pacifista y de respeto hacia las naciones democráticas reitera esta mañana su compromiso con la convocatoria de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en noviembre de 2005, para dar pleno significado y vigencia a ese valor y a ese recuerdo en memoria de las víctimas del Holocausto y también en homenaje a la determinante tarea diplomática de don Gilberto Bosques, que desde Paris ayudó a salvar a españoles republicanos y a judíos de Europa y de Medio Oriente.
Don Gilberto Bosques, su acción y pensamiento, representa el valor de un compromiso personal con la vida y la justicia, pero también --y esto deber subrayarse y decirse claramente-- don Gilberto Bosques supo representar en su momento, más allá de sus responsabilidades como funcionario, la dignidad de todo un pueblo y de toda una nación entera que se negó a guardar silencio cómplice ante los graves acontecimientos de Europa.
Hoy, junto a la memoria de los millones de seres humanos que cayeron víctimas de aquel Holocausto, en el Senado mexicano destacamos la acción de aquellos minoritarios en número que respondieron con solidaridad humana en defensa de los perseguidos y en contra de la intolerancia y la discriminación.
Es muy honroso para este Senado mexicano tener entre nosotros a muchos amigos de la comunidad judía en México, a muchos jóvenes estudiantes, a miembros de la familia de don Gilberto Bosques, así como a miembros de la comunidad republicana española.
Decía Goethe que la lucha entre lo que caduca y lo que innova, lo que concluye y lo que empieza, lo que se petrifica y lo que se transforma, la lucha entre lo que debe concluirse y cerrarse y lo que debe proyectarse ha sido siempre la misma lucha.
Aquí, en donde damos a ustedes la más cordial bienvenida a nombre del Senado, se libra y se librará esa lucha por la dignidad de todos los pueblos.
Sean bienvenidos.
Muchas Gracias.

*
Versión del discurso del Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Ernesto Cordero Arroyo,
Estimados familiares de Don Gilberto Bosques, invitados especiales, querido Leo, compañeras y compañeros senadores, senador Burgos, senadora Diva Gastélum. Saludo con mucho entusiasmo a todos los jóvenes que nos acompañan el día de hoy, eso es motivo de dicha para este Senado de la República que nos acompañen, y saludo a todos los que en su casa, en su oficina nos están viendo a través del Canal del Congreso.
Señoras y señores: agradezco una vez más a todos ustedes por acompañarnos en este acto en homenaje a las víctimas del holocausto y en recuerdo de un destacado mexicano, Don Gilberto Robles Saldívar, cuya labor dio luz a miles de personas en esos momentos de obscuridad.
Quiero agradecer también de manera especial a los que me acompañaron en esta mesa, cuyas intervenciones han dado a esta conmemoración una perspectiva diferente sobre los acontecimientos del holocausto y el desempeño humanista de Don Gilberto Bosques.
Saludo y doy la bienvenida al Senado de la República a la embajadora Radian Gordon, al maestro David Dichi y a todos nuestros invitados de la comunicad judía, una de las que tienen mayor respeto en nuestro país, sin duda el México moderno no se entendería sin las aportaciones de los integrantes de esta vibrante comunidad, en las ciencias, en las artes, la cultura, la industria y las empresas, y en lo personal tengo la dicha de contar con el cariño de amigas y amigos judíos, bienvenidos sean a esta su casa, estimados amigos.
Quienes me antecedieron en el uso de la palabra ya han comentado sobre los hechos que hoy nos reúnen, en especial se ha hablado sobre la labor de Don Gilberto Bosques, un mexicano universal que fue en su larga y fructífera vida lo mismo revolucionario que diplomático, educador, legislador, periodista y, sobre todo, libre pensador.
La naturaleza de esta conmemoración reafirma nuestra convicción de que vivimos aún bajo los efectos de la experiencia histórica del siglo pasado, los caminos que llevaron ayer hacia el genocidio de la Segunda Guerra y hacia otros muchos otros genocidios que han ocurrido desde entonces, siguen abiertos en mayor o en menor medida en distintas regiones del planeta y reclaman nuestra acción y nuestro compromiso para cerrarlos de manera efectiva.
La intolerancia es uno de ellos, frente a la intolerancia debemos promover la construcción de una cultura democrática de la convivencia sobre bases de respeto, no sólo a la voluntad mayoritaria sino a los derechos de las minorías, así lo ha comprendido esta Soberanía al aprobar las reformas a la Constitución Política en materia de derechos humanos y promover su plena observancia.
La indiferencia, la indiferencia ha sido también una de las grandes causales del holocausto, la indiferencia de muchos individuos y de muchas naciones ante las advertencias de quienes habían empezado a sufrir en carne propia los efectos de la intolerancia, el abuso, la discriminación, la represión y la violencia física. Los mexicanos conocimos esta experiencia en el Foro de la Sociedad de Naciones, ante la invasión de Abisinia como ante la anexión de Austria por el nazismo, México elevó su enérgica condena. Todos sabemos lo que ocurrió después.
Frente a la indiferencia resulta fundamental comentar las relaciones internacionales sobre bases de respeto pleno al derecho internacional y a los principios fundamentales de convivencia entre las naciones, así como promover la participación ciudadana de manera informada y comprometida.
Distinguidos amigos, sin duda los mexicanos de hoy tenemos mucho que aprender de la vida y la labor de Don Gilberto Bosques, hoy nuestro país requiere que unamos valores y convicciones para construir una sociedad más igualitaria, una sociedad más incluyente y tolerante, una sociedad en la que todos tengamos los mismos derechos, para Don Gilberto Bosques la indiferencia y la intolerancia eran términos que no tenían cabida, sus principios llevados a la práctica desde la representación diplomática de México en Marsella, significó la vida para más de 10 mil personas de diversos credos políticos y religiosos, de diversas nacionalidades y grupos étnicos, de diversas culturas.
El pueblo judío como ya ha sido mencionado tiene una denominación y un reconocimiento a quienes siendo miembros de otras comunidades religiosas o perteneciendo a otros pueblos, acudieron en auxilio de los judíos perseguidos aún a costa de su propia vida, los han llamado: Justo entre las Naciones; estamos convencidos que esta denominación con su profundo significado se aplica sin duda a Don Gilberto Bosques, estamos convencidos de que algún día se le dará esta distinción a Don Gilberto Bosques, como Justo entre las Naciones, por parte de la organización Yad Vashem, la cual tiene esta alta responsabilidad.
Don Gilberto Bosques fue un diplomático que cumplió con las instrucciones que le fueron asignadas por el gobierno de México, pero también estamos convencido, como ya lo señaló Leo Zuckermann, y así lo comprueban muchos de los que salvaron su vida, que en algunas circunstancias prevalecientes sobre el terreno en que actuaba lo llevaron en varias ocasiones a tener que elegir entre limitarse a cumplir la instrucción y abandonar a muchas personas a su suerte o asumir una mayor responsabilidad personal y salvar otras muchas vidas, y Don Gilberto eligió esta segunda opción.
Don Gilberto merece un reconocimiento público y permanente, porque una de las formas básicas de compartir la indiferencia es mediante el ejemplo, para todas y todos los mexicanos, de compatriotas que tuvieron el valor de reafirmar el principio de solidaridad internacional.
Para concluir quiero subrayar la importancia de seguir edificando instituciones democráticas sólidas, para garantizar las libertades y los derechos de los ciudadanos, de las comunidades religiosas, de los grupos éticos y de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, pero sobre todo para garantizar la paz social, la convivencia entre todos y el respeto a la palabra libre.
 A nombre del Senado les agradezco nuevamente su asistencia a esta conmemoración, invito a los jóvenes a que conozcan el Senado de la República, el Senado de su país, y también los invito a que me acompañen a la inauguración de la exhibición fotográfica “Retorno a la Vida”.
Muchísimas gracias.
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