Promulgación
de la Reforma Constitucional en Materia Educativa.
Discurso del Presidente Enrique Peña Nieto, 25 de febrero de 2013
Ciudadanos
Presidentes de las Mesas Directivas de la Cámara de Diputados y de la Cámara de
Senadores.
Muy
respetados señores Presidentes de los distintos partidos políticos que hoy aquí
concurren: del Partido Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la
Revolución Democrática, así como la presencia de la dirigencia del Partido
Verde.
Quiero
saludar, con respeto, a los integrantes del Consejo Rector del Pacto por
México. Este gran acuerdo que se ha dado entre las principales fuerzas
políticas del país, en el propósito ya claramente aquí señalado, de converger
en un esfuerzo compartido, junto con el Gobierno de la República, para impulsar
transformación y desarrollo de nuestro país.
Señores
Coordinadores Parlamentarios del Senado de la República y de la Cámara de
Diputados.
Señor
Gobernador, Presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores.
Respetadas
autoridades educativas del país.
Señor
Rector de la Máxima Casa de Estudios.
Señora
Directora del Instituto Politécnico Nacional.
Señores
Secretarios de Educación de todo el país.
Muy
respetados señores integrantes del Gabinete Legal y Ampliado del Gobierno de la
República.
Señoras
y señores:
Hoy,
con la Promulgación de la Reforma Constitucional en Materia Educativa, se da un
paso decisivo para hacer realidad el derecho humano a la educación de calidad
de los mexicanos.
Con
ello, avanzamos en la construcción de un marco legal moderno y eficaz, y
fortalecemos la rectoría del Estado mexicano en la educación, esencial para
superar los retos de este sector estratégico para el desarrollo nacional.
Sin
duda, éste es un cambio de fondo, que marcará para bien el rumbo de México en
las siguientes décadas. Así, inicia una transformación educativa largamente
esperada por la sociedad mexicana. De manera especial, por alumnos, padres de
familia y maestros de todo el país.
Celebro
que la primera Reforma Constitucional que promulgo como Presidente de la
República, tenga como objetivo mejorar la enseñanza que reciben nuestros niños
y jóvenes.
En
la era global, altamente competitiva y exigente, la formación de excelencia es
la puerta de entrada hacia una sociedad exitosa y plenamente desarrollada.
Además, es un instrumento indispensable para que los mexicanos podamos cumplir
los ideales de paz, libertad y justicia social que anhelamos y que todo México
merece.
Si
queremos caminar en sintonía con el mundo, no hay tiempo que perder.
Precisamente por ello, una de las cinco metas prioritarias que el Gobierno de
la República se ha trazado es lograr un México con educación de calidad para
todos.
Una
Reforma Educativa de fondo, como la que hoy se promulga, sólo podría prosperar
con el apoyo del Poder Legislativo, las entidades federativas, los partidos
políticos y, de manera especial, el de la sociedad mexicana.
Hoy,
podemos decir, con orgullo, que esta reforma es fruto del compromiso y la
determinación de todos, que nadie puede reivindicar para sí solo, el logro y
alcance de esta reforma tan trascendental. Es un acuerdo conjunto, compartido
y, que sin duda, habrá de depararle al país mejores condiciones para la
educación de los mexicanos.
En
especial, reconozco el trabajo corresponsable de las fuerzas políticas que
suscribieron el Pacto por México. Con su respaldo y colaboración fue posible
presentar al Constituyente Permanente, una iniciativa consensuada de Reforma
Educativa.
Como
toda reforma constitucional, el proceso exigió su aprobación por el Congreso de
la Unión y por la mayoría de los Congresos Locales.
En
otras circunstancias, este procedimiento habría sido largo y complejo. Pero
esta vez, gracias al ánimo constructivo que ha generado el Pacto por México, el
proceso se completó en sólo dos meses.
Reitero
mi reconocimiento público a los Legisladores Federales y estatales, por el
sentido de responsabilidad y urgencia con el que actuaron. El gran propósito de
la Reforma que hoy he promulgado es convertir a la educación en la fuerza
transformadora del país.
Para
ello, esta reforma, como aquí ya se ha explicado con toda amplitud, tiene tres
grandes ejes de acción:
Primero.
Lograr que nuestros alumnos sean educados por los mejores maestros. Nuestros
niños y jóvenes merecen profesores capacitados, responsables y cumplidos. Y con
ese fin, se habrá de crear el Servicio Profesional Docente.
La
reforma contiene reglas claras, para que el mérito profesional sea la única
forma de ingresar, permanecer y ascender como maestro, director o supervisor.
Éste
es un cambio de fondo para quienes forman parte del servicio educativo. Su
trayectoria no estará sujeta a criterios discrecionales, lo que le dará
certidumbre y garantía.
Desde
el Palacio Nacional, envío mi más sincero agradecimiento y reconocimiento a
todos los maestros de México, por haber abrazado la elevada misión de formar a
nuestros niños y jóvenes. En cada salón de clases, ustedes contribuyen a la
edificación de un mejor país. Y por eso, el alcance de esta Reforma Educativa
que hoy he promulgado.
Segundo
eje. Hacer de la evaluación un mecanismo eficiente para mejorar la calidad de
la enseñanza. Para ello, la reforma eleva a rango Constitucional al Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación, y le otorga plena autonomía.
Además,
ordena la creación de un Sistema Nacional de Evaluación Educativa, que tomará
en cuenta las condiciones y desafíos que enfrentan los maestros en su realidad
cotidiana.
Esto
es fundamental para contar con una evaluación objetiva, justa y técnicamente
elaborada en los niveles preescolar, primaria, secundaria y educación media
superior.
La
evaluación no pretende exhibir a nadie. Lo que se busca es conocer las
fortalezas y debilidades del Sistema Educativo Nacional para elevar el
desempeño de los maestros y revalorar la profesión docente.
Para
apoyar este esfuerzo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI,
realizará este año un censo de escuelas, maestros y alumnos, a fin de tener una
sólida plataforma de datos para la planeación educativa.
Y
tercero. Mejorar las condiciones para la formación integral de todos los
alumnos del país. Con este fin, la reforma fortalece la autonomía de gestión de
las escuelas.
Ahora,
la propia comunidad educativa, directivos, maestros, alumnos, padres de
familia, podrán tomar decisiones conjuntas para mejorar la educación, a partir
de las necesidades específicas que tenga cada plantel educativo.
Trabajando
juntos, podrán definir acciones para reparar o ampliar la escuela, promover la
calidad de la enseñanza, fomentar actividades culturales y cuidar la
alimentación de los alumnos, entre otras decisiones.
De
esta manera, la formación de las nuevas generaciones se convierte,
verdaderamente, en una responsabilidad de todos. En pocas palabras, es una
responsabilidad compartida.
Además
de estos avances, la reforma prevé aumentar sustantivamente el número de
escuelas de tiempo completo para brindar más oportunidades educativas,
culturales y de equilibrado desarrollo integral para todos los estudiantes del
país.
En
suma, con esta reforma constitucional, el Estado mexicano asume plenamente la
acción rectora y reguladora que le corresponde en esta materia, para que de
esta manera podamos acelerar la transformación educativa que el país demanda y
necesita.
Además,
se reafirma el carácter público, laico y gratuito de la educación que imparte
el Estado mexicano. Esta reforma es el primer paso para avanzar hacia una
educación incluyente y de calidad, a la altura de nuestros tiempos.
Desde
luego, su instrumentación nos impone tareas inmediatas a los poderes públicos.
Para el Congreso, lo que sigue, aquí ya se dijo, es adecuar la legislación secundaria,
particularmente, la Ley General de Educación y expedir la Ley del Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación.
Para
el Ejecutivo Federal a mi cargo, se establecen diversas obligaciones, y en este
contexto está el enviar al Senado de la República la propuesta de ternas para
que sean designados los integrantes de la Junta de Gobierno del Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación.
Para
las siguientes etapas de la reforma, confío que seguiremos cumpliendo nuestros
mandatos constitucionales en un clima de diálogo y entendimiento. Y, sobre
todo, en el gran ánimo y compromiso que tenemos todas y todos quienes tenemos y
ostentamos un cargo de responsabilidad pública de servir a todos los mexicanos.
Señoras
y señores:
La
Reforma Educativa es un buen ejemplo de que los actores políticos sabemos
dialogar y llegar a acuerdos en temas tan importantes y esenciales, como el que
hoy nos convoca, que es el de la educación para todos los mexicanos.
La
pluralidad y las legítimas diferencias ideológicas, no han sido obstáculo para
privilegiar nuestras coincidencias e impulsar los cambios que exigen los
mexicanos.
Reafirmo
mi decisión de ser un factor de encuentro y de unidad, de diálogo propositivo y
constructivo para seguir avanzando en la transformación de México.
El
interés superior de la República nos obliga a continuar construyendo los
acuerdos básicos que nos permitan convertir a nuestra Nación, en una sociedad
de derechos.
Si
logramos que todos los mexicanos gocen de los derechos consagrados en nuestra
Constitución, como la educación de calidad, México entrará en la ruta de los
países exitosos y desarrollados en este Siglo XXI.
Hoy,
se da un paso importante en esa dirección. Concretar la transformación
educativa en la vida diaria de nuestros planteles y aulas y, para ello, habrá
de requerirse la participación conjunta de la sociedad entera, de padres de
familia y muy señaladamente, del gran compromiso que invariablemente han tenido
maestras y maestros de todo el país.
Gracias
a todos ustedes por hacer posible que avancemos en esta ruta para la
transformación y desarrollo de nuestro país.
Estoy
convencido que el ánimo y el espíritu que, realmente está inmerso en el Pacto
por México, hará posible otras importantes reformas de carácter estructural,
que pongan a México en el camino de crecimiento y de mayor desarrollo.
***
***
Diversas
intervenciones durante la Promulgación de la Reforma Constitucional en Materia
Educativa.
El Secretario de Educación Pública, licenciado Emilio
Chuayffet Chemor: Ciudadano Presidente de la República:
Ciudadanos
Presidentes de las Mesas Directivas de las Cámaras de Diputados y Senadores del
Honorable Congreso de la Unión:
Señor
presidente y señores integrantes del Consejo Rector del Pacto por México:
Ciudadano
Presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores.
Señores
Coordinadores Parlamentarios.
Señores
Secretarios de Educación Pública del país.
Señor
Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, y señora Directora del
Instituto Politécnico Nacional.
Señores
Presidentes de los Partidos Políticos nacionales.
Señoras
y señores:
La
educación, decía Pablo Latapí, es un derecho clave. No se pueden ejercer
ninguno de los otros derechos civiles, políticos, sociales, económicos o
culturales, sin un mínimo de educación.
Así
lo hemos entendido siempre los mexicanos. La preocupación por el tema educativo
tuvo ya sus primeros barruntos en el Congreso del Anáhuac que, por cierto, este
año cumple doscientos de haber sido convocado e inaugurado por José María
Morelos y Pavón.
Sin
embargo, correspondió a la generación de los liberales, consolidar el avance
más significativo en nuestra concepción educativa. Fueron ellos los que
establecieron la gratuidad, la obligatoriedad y el laicismo las escuelas
públicas, principios a los que nunca vamos a renunciar.
En
1857, se incluyó por primera vez en la Constitución, dentro del título de los derechos
del hombre, un artículo dedicado específicamente a la educación. Consecuente
con esta declaración normativa, el Presidente Juárez escribiría luego: la
educación pública es el fundamento de la felicidad social, el principio en el
que descansan la libertad y el entendimiento de los pueblos.
En
las precarias condiciones de una Nación que invirtió su primer siglo de vida en
la defensa y afirmación de la soberanía, quedó plasmada la convicción de que la
educación, es la piedra angular del pueblo mexicano. Esa conciencia nacional
explica la pasión con la que el Congreso Constituyente de 1917, abordó y
discutió los alcances que debería tener la función educativa, ratificando la
concepción liberal y ampliando su alcance social.
Más
recientemente, en 1993 y en 2012, se han dado otros pasos trascendentes desde
su nacimiento, pues se ha establecido en nuestra Carta Magna el derecho de todo
individuo a recibir una instrucción básica, y la obligación del Estado a
impartir educación desde los niveles de preescolar, primaria, secundaria, hasta
recientemente, el de media superior.
En
esta dinámica de continuidad, la generación actual sienta las bases para
entregar un país más justo a sus hijos, convencida de que la educación es el
instrumento más igualitario y de mayor cohesión que tiene cualquier democracia
en su mano.
Señoras
y señores:
Hoy,
culmina un proceso de Reforma Constitucional en Materia Educativa, gracias a la
iniciativa del Presidente Enrique Peña y de la voluntad política demostrada por
los firmantes del Pacto por México.
La
reforma que hoy se promulga, hará posible lograr una educación de calidad.
Educar con calidad no es pensar en abstracto. La educación debe dar puntual
respuesta a las necesidades concretas del país; necesidades que se atienden con
la formación de competencias específicas y habilidades técnicas.
Por
eso, la reforma establece mecanismos para la evaluación educativa. Ello nos
permitirá conocer mejor las fallas, las carencias y las fortalezas del Sistema
Educativo, para que con base en ese diagnóstico, las autoridades podamos
articular soluciones urgentes y eficaces para que la educación mejore en su
calidad.
Por
otra parte, los cambios constitucionales establecen un sistema profesional con
incentivos y mejores procesos de capacitación a favor de los maestros. Ellos
son los protagonistas del proceso educativo y es obligación del Estado darles
certeza en su ingreso, certeza en su permanencia y certeza en la promoción del
servicio. El Sistema Profesional Docente permitirá a alumnos y padres de
familia, tener la confianza de que con mejores maestros habrá una mejor
educación.
A
pesar de ello, contra la reforma, se han propalado rumores falsos que se
acompañan por la ignorancia, cuando no, por la mala fe. Se dice que gracias a
la reforma, la escuela dejará de ser gratuita, y que, por virtud de ella, se
sacrificarán derechos adquiridos de los profesores.
Aquí,
en el centro de la República, en la sede del Poder Ejecutivo Federal,
afirmamos: nada es más falso. Frente a los nuevos vientos de la transparencia y
de la calidad que inspira la reforma, hay quienes izan por intereses
particulares las banderas de la confusión.
Que
les quede claro: ha sido el poder constituyente de la unión el que ha dado el
paso. No hay marcha atrás. La reforma se hará en favor de los maestros, de los
niños, de los padres de familia y de la patria toda; lo decía Vasconcelos: es
legítimamente maestro el que trata de aprender y se empeña en mejorarse a sí
mismo. Para la reglamentación legal de la reforma, la autoridad escuchará a
todos los individuos y a la sociedad involucrada en ella. No sólo a un grupo ni
a una persona.
Torres
Bodet, con razón, advertía: los talleres en los que se forma el alma del
pueblo, son los hogares y son las escuelas, pero también predicaba toda reforma
pedagógica demanda tiempo, humildad, paciencia y voluntad general de
cooperación.
Estamos
en tiempo. Vamos a perseverar y a seguir convocando a todos para que la
autoridad siga siendo la rectora en materia educativa, y que esa rectoría ni se
traicione, ni se empantane, ni sea motivo de chantaje, ni mucho menos, como lo
ha sido, de frivolidad.
México
se mueve con el Presidente Peña Nieto por una educación que promueva la
inclusión, la tolerancia y la paz.
Muchas
gracias.
**El Presidente del Consejo Rector del Pacto por México, licenciado
Gustavo Madero Muñoz.
Señor Licenciado Enrique Peña Nieto, Presidente
Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; Diputado Francisco Arroyo
Vieyra, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de los Diputados; Senador
Ernesto Cordero Arroyo, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de
Senadores; licenciado Miguel Osorio Chong, Secretario de Gobernación;
licenciado Emilio Chuayffet Chemor, Secretario de Educación Pública.
Presidentes
de los Partidos de la Revolución Democrática, Jesús Zambrano, y del
Revolucionario Institucional, César Camacho Quiroz; Coordinadores de los Grupos
Parlamentarios de las Cámaras de Diputados y de Senadores; integrantes del
Consejo Rector del Pacto por México; miembros del magisterio, de la sociedad
civil que hoy nos acompañan; amigas y amigos todos:
La
Promulgación de la Reforma al Artículo Tercero Constitucional, es una
promulgación emblemática, tanto por su contenido, como por su construcción. Su
contenido aborda uno de los temas más sensibles de todas las familias
mexicanas: la educación.
La
educación como oportunidad de desarrollo personal y de progreso material, y
emblemático, también, por su construcción, porque refleja uno de los más
delicados retos que enfrenta nuestro país: la generación de consensos de
reformas de gran calado dentro del acuerdo multipartidista para impulsar la
transición denominado Pacto por México.
Si
para un país la educación es la mayor fuente de progreso sostenible, para una
familia, la educación representa la mayor oportunidad de obtener un mejor
ingreso económico y un mayor desarrollo social.
Es
por eso que el Estado mexicano hoy invierte cuantiosos recursos para lograr un
acceso universal en la educación básica y ampliar la educación, el acceso a la
educación superior.
Por
eso, hemos alcanzado logros importantes en la última década como la cobertura
universal en la educación primaria, el 97 por ciento de la cobertura en la educación
secundaria y aumentar la graduación en la educación media y superior.
El
Estado mexicano, ha realizado estos esfuerzos de enorme importancia, para
atender los compromisos que le impone la Constitución en materia de cobertura
educativa.
No
obstante, la demanda social que ha sido creciente, la demanda que ha sido
objeto de múltiples exigencias y que requiere ser atendida de manera
contundente, es la demanda para elevar la calidad de la educación.
El
reto consiste, por eso, en conjugar, de manera eficaz, la demanda de cobertura
con la demanda de calidad, sin detrimento de la una o de la otra. Esto se
vuelve indispensable para que México pueda estar a la altura de los
requerimientos que imponen nuestro tiempo y que las familias mexicanas cuenten
con este poderoso recurso de movilidad y de progreso social.
Es
un gran avance la Promulgación de las Modificaciones y Adiciones al Artículo
Tercero de nuestra Constitución, porque permiten avanzar, de manera importante,
en la demanda de una mayor calidad de la educación en México, a través de la
indispensable y necesaria evaluación de la educación.
Por
eso, la reforma incorpora el Servicio Profesional Docente que garantiza el
acceso de los maestros al sistema público, y su promoción y su permanencia, que
se realicen a través de procedimientos claros y transparentes, que incentiven
la mejora constante y la elevación de la calidad de la enseñanza, mediante
concursos y en los que serán elegidos quienes mayores conocimientos y
capacidades demuestren.
Se
dota de autonomía al Instituto Nacional de Evaluación de nuestra educación, el
cual será el encargado de realizar una evaluación de la calidad, del desempeño
y de los resultados del Sistema Educativo Nacional en la educación preescolar,
primaria, secundaria y media superior.
Esta
evaluación será obligatoria para todos los maestros del país. Esta evaluación
será periódica y permitirá determinar, de manera medible, los criterios para el
ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia de los maestros, al
reconocer y premiar de mejor manera su esfuerzo para formar a nuestros alumnos.
El
Constituyente Permanente aprobó, así, una evaluación con consecuencias, una
evaluación que permita apoyar a los maestros a tener un mejor reconocimiento a
su dedicación y a su noble esfuerzo.
Se
fortalecerá la autonomía de gestión de las escuelas públicas, con lo que, bajo
el liderazgo de los directores y la partición de los alumnos, maestros y padres
de familia, podrán organizarse para mejorar la infraestructura del plantel,
comprar materiales educativos y resolver los problemas de operación básicos.
La
Secretaría de Educación Pública, por esta reforma, deberá tomar en cuenta la
opinión de los padres de familia para determinar los planes y programas de
estudio de la educación preescolar, primaria, secundaria y normal, y ampliar en
número y en forma paulatina y conforme a la suficiencia presupuestal lo
permita, el número de Escuelas de Tiempo Completo, con jornadas de entre seis y
ocho horas diarias.
Por
último. Es importante reconocer que esta Reforma que hoy se promulga, contempla
que el Estado impulse esquemas para el suministro de alimentos nutritivos y
prohíba la venta en planteles educativos de cualquier alimento que no favorezca
la salud de los alumnos.
Como
lo mencioné al inicio de esta promulgación, es emblemática por su contenido,
porque atiende a uno de los reclamos más amplios y más sentidos de la
población.
Pero
quiero, sin embargo, también, hacer mención a lo emblemático de esta reforma en
cuanto a su proceso de construcción, presentación y aprobación, como el primer
logro visible del esfuerzo político multipartidista, conocido como el Pacto por
México.
El
Pacto, sin duda, ha sido una señal positiva de que los partidos políticos que
competimos en las urnas, podemos construir acuerdos trascendentes en una agenda
de reformas identificadas por todos, como necesarias para mejorar las
condiciones de vida de los mexicanos.
Sin
embargo, debemos reconocer que este instrumento ha generado logros menores a
los anticipados y éste debe ser motivo de atención y pronta solución para no
arriesgar su viabilidad.
La
propia reforma que hoy se promulga, nos exigirá aprobar, en corto plazo, la
legislación secundaria que la haga vigente y operativa en la práctica, y no
sólo en el marco legal. Este es un reto que debemos encarar con la misma
vehemencia y compromiso con el que impulsamos esta Reforma Constitucional.
No
podemos bajar la guardia en este momento en que debemos lograr consolidar este
primer gran paso.
Enfrentaremos,
como siempre, resistencias que no tienen justificación fundada, sino temores
alimentados con desinformación o interés malintencionado.
La
reforma es noble, y no tiene enemigos declarados más allá de quienes se opongan
a la mejora de la calidad en la enseñanza y al apoyo a los maestros que
reclaman un justo reconocimiento y estímulo a su esfuerzo por mejorar su
desempeño.
El
Pacto por México, Presidente, permítame utilizar una figura coloquial: es como
una bicicleta que apenas comienza a andar. La falta de impulso, la falta de un
pedaleo, la falta de resultados, atentan contra su propia estabilidad y
desarrollo.
Por
eso, hago, también, un respetuoso pero enfático llamado a todos los actores
políticos en general. Y a los firmantes del Pacto, en lo particular, para que
logremos sacar adelante la siguiente gran reforma, la Reforma en materia de
Telecomunicaciones, que logrará dinamizar al sector, beneficiar ampliamente a
la población e imprimirle mayor fortaleza y dinamismo al Pacto.
Es
una reforma que afectará intereses poderosos, pero que no pueden estar por
encima del interés nacional o el interés social. Por eso, quiero referirme a un
párrafo muy elocuente que hicimos cuando firmamos el Pacto por México, y cito:
La
creciente influencia de poderes fácticos, frecuentemente, reta a la vida
institucional del país y se constituye en un obstáculo para el cumplimiento de
las funciones del Estado mexicano.
En
ocasiones, esos poderes obstruyen en la práctica el desarrollo nacional como
consecuencia de la concentración de riqueza y poder, que está en el núcleo de
nuestra desigualdad.
La
tarea del Estado y de sus instituciones en estas circunstancias de la vida
nacional; debe ser someter con los instrumentos de la ley y en un ambiente de
libertad, los intereses particulares que obstruyan el interés nacional. Termino
la cita.
Es
el momento de que todas las fuerzas políticas y el Gobierno Federal demos una
batalla unida por el interés nacional, rechazando todo tipo de presiones y
amagos; ya que estas oportunidades de transformar a México, de democratizar a
los medios de comunicación, de garantizar la competencia en materia de
telecomunicación, se presentan muy pocas veces en la vida política y puede
llegar a ser la mejor, puede llegar a ser la única oportunidad para hacerlo en
este sexenio que comienza a partir de diciembre del año pasado.
El
monopolio de la opinión pública, la concentración de la riqueza y la
desigualdad social que sufrimos en México, no tiene parangón, no se encuentra
en ningún otro país del mundo en los niveles de agravio que tenemos en México.
Está
en nuestras manos, está en nuestra capacidad y voluntad política agregada, la
posibilidad de solucionarlo. Hagámoslo juntos, hagámoslo ya.
Muchas
gracias.
-MODERADOR:
Enseguida, el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Enrique
Peña Nieto, procederá a firmar el Decreto por el que se Reforma y Adiciona la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en Materia Educativa.
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