México
en Wikileaks
- Assange: La Jornada, ejemplo de periodismo sin miedo
Hay
un mar de verdad escondida que no conocemos
Apoyo
a grupos como #YoSoy132
Periódico
La Jornada
Lunes
25 de febrero de 2013, p. 2
Los
cables publicados en México en Wikileaks, Wikileaks en La Jornada y los relatos
producidos por esta casa editorial son parte de lo que era una historia
suprimida de México, expresó ayer Julian Assange –responsable del polémico
proyecto– desde su asilo en la embajada de Ecuador en Londres, en un
videoenlace durante la presentación del volumen como parte de la 34 Feria
Internacional del Libro el Palacio de Minería, sesión que fue transmitida en
vivo por el portal de La Jornada, aparte de las redes sociales.
Dirigiéndose
a las 250 personas que alcanzaron a ingresar al salón de actos, y a los muchos
que quedaron afuera, Assange aventuró: “imaginen si nuestras fuentes no
hubieran actuado, si Wikileaks no hubiera publicado y La Jornada no lo hubiera
retomado. Sería desconocida esa parte de la estructura de poder de las
relaciones México-Estados Unidos, que es revelada como resultado de la ruptura
que provocó Washington”.
Ya
que aún queda un mar de verdad escondida que todavía no conocemos, Assange
afirmó que la prensa tiene la tarea de “revelar esa verdad, como lo ha hecho La
Jornada en ese libro, una y otra vez, hasta que alcancemos los cimientos de
nuestra civilización. Tengo confianza en que eso se puede lograr. Demuestra que
eso es alcanzable con el surgimiento de Internet, que ha potenciado grupos como
Wikileaks y permitido que La Jornada incremente su extensión”.
Mientras
que hace cuatro años Internet era un espacio opaco en lo político, ahora es el
lugar número uno en que las personas se educan, y domina la habilidad de la
nueva generación de entender el mundo, comparada con 20 años atrás. Por eso
vemos el surgimiento, por ejemplo, de un movimiento como #YoSoy132, un movimiento
en favor de la verdad en México y no de la corrupción a cargo de los medios.
Assange
pidió a los oyentes “seguir en el camino de educarse los unos a los otros con
la verdad, de mantener el coraje, de aprender de los ejemplos de los demás, de
apoyar organizaciones como La Jornada y #YoSoy132”. Al final de su locución el
periodista alzó un letrero con la frase #YoSoy132.
El
muy esperado videoenlace de hecho prolongó la presentación, que empezó 15
minutos antes de la hora señalada, cuando Pedro Miguel, coordinador del volumen
y moderador, comenzó a introducir a los ponentes, entre gritos de frustración
de abran, abran desde el pasillo, que sólo se calmaron cuando se colocó una
bocina fuera del salón. A Carmen Lira Saade, directora general de La Jornada, agradeció
todo el apoyo recibido para este proyecto. Ofreció una disculpa a la embajada
de Estados Unidos por no haberlos invitado.
Al
dirigirse a Assange, Pedro Miguel le aseguró que “todos los presentes
compartimos tu compromiso con la verdad y la transparencia, y tu rechazo al
poder despótico. Todos estamos indignados por la persecución de que han sido
víctimas Wikileaks, Bradley Manning y tú, en particular”.
Tras
un hola, México, Assange señaló que La Jornada es “una de las mejores
organizaciones con las que hemos publicado los cables diplomáticos. Tenemos más
de 110 socios mediáticos en el mundo; sin embargo, La Jornada, en México, y The
Hindu, en la India, han dado el mejor ejemplo de periodismo sin miedo y mayor
compromiso para respetar nuestros acuerdos. ¿La razón? En el caso de La Jornada
no estoy seguro; claro, tiene algo que ver con América Latina y la posición de
México al comprender que tiene al norte una superpotencia con la que ha tenido
que tratar a lo largo de los años.
“Pero
también tiene que ver con la estructura fundacional y administrativa de La
Jornada, al asociarse con la Universidad (Nacional Autónoma de México). Me
complace ver que en mi propio país, Australia, el modelo de La Jornada ahora es
seguido por una nueva publicación llamada The Conversation, que es financiada
por las universidades australianas”.
Enseguida,
Assange recordó su primer contacto directo con el diario en el invierno de
2010, cuando Pedro Miguel viajó a Gran Bretaña, donde el periodista australiano
estaba en un sitio secreto bajo arresto domiciliario. Relató cómo en dos años y
medio una relación de desconfianza extrema se convirtió en este abrazo amoroso,
resultado de ver “esta obra de primera clase, hecha por La Jornada, y la
acogida recibida por el público mexicano”, que no siempre es el caso.
Si
bien hemos tenido muchos buenos socios mediáticos alrededor del mundo, también
los hemos tenido muy malos. Assange explicó que no sólo se trata de entender al
Departamento de Estado o los asuntos que resultan de los cables, sino en qué
medida varios establecimientos, en especial los gubernamentales, involucrados
en los medios, han sido una de las grandes revelaciones de nuestra lucha. Eso
es algo de lo que los mexicanos empiezan a darse cuenta demasiado bien, con una
televisión que opera al controlar lo que ve la mayoría en el país.
En
las cables de Wikileaks en el libro de La Jornada, no sólo hay discusiones
sobre el terrorismo o la corrupción, sino también acerca de los medios en
México. Cuando un ejército se prepara para invadir otro país, tiene tres
blancos principales: las fuerzas de seguridad, las fuentes de energía y los
medios. En vista de que los medios son uno de los tres pilares principales del
Estado, debemos controlarlos, no que nos controlen a nosotros.
Kristin
Hrafnsson, vocero de Wikileaks, quien viajó desde Londres para estar presente y
dar unas conferencias, agradeció a este diario que estuviera aquí. La Jornada
fue el primer medio, fuera de Europa y Estados Unidos, con el que empezamos a
trabajar con la liberación de los cables. Se nos dijo que tenían el corazón
bien puesto cuando se trataba de la integridad periodística. No nos
defraudamos.
Juzgó
la experiencia aquí “similar a otros lugares donde muchas de las historias y
grandes temas han sido evitados por los medios principales, con sus notables
excepciones. Esa es una de las revelaciones de Wikileaks: mostrar lo débiles
que son los medios populares en realizar su trabajo y hablar con la verdad ante
las fuerzas del poder. Pero, por fortuna, ahora se lleva a cabo una nueva
revolución en el periodismo, que está en Internet, una plataforma que es
compartida por los activistas de la información que, cuando se unen fuerzas,
son capaces de lograr un importante cambio social y político. En México sería
el movimiento #YoSoy132, al que brindo mi apoyo”.
El
periodista Kristin Hrafnsson, vocero de Wikileaks, durante la presentación del
libro en el Palacio de MineríaFoto : Cristina Rodríguez
Eso
significa, continuó Hrafnsson, que “las fuerzas corruptas en las empresas, la
política y los medios le tienen miedo a las posibilidades que esas plataformas
puedan lograr en términos de cambios y la eliminación de poderes. Por supuesto,
que se han unido para atacar y contratacar a los activistas de la información y
a los periodistas honestos. El poder más grande en Norteamérica ha lanzado una
guerra en contra de Wikileaks y los informantes”.
El
periodista irlandés pidió a los presentes pensar en Bradley Manning, quien
lleva mil días en prisión en Estados Unidos, sin derecho a juicio. También les
pidió que “unieran fuerzas con los periodistas honestos que entienden el
verdadero significado del periodismo, y apoyar a Wikileaks, a los activistas de
la información y a todos aquellos que saben que la esencia de la auténtica democracia
es la libertad de la información, de la expresión y de la prensa”. Acotó: nos
enfrentamos a unas fuerzas muy fuertes, pero ha habido un cambio en la marea y
la victoria será nuestra.
Jorge
Carrillo Olea, general, político, analista y articulista de La Jornada, dijo
que en el siglo XX Estados Unidos ha recibido varios golpes tremendos a su
moral: el ataque a Columbus por Francisco Villa, el ataque a Pearl Harbor,
Vietnam, Yemen y el ataque a las Torres Gemelas. Todo eso, sin embargo, “no
tiene dos características que tiene Wikileaks. Por un lado, éste no ha
producido un solo muerto y, por el otro, ha venido a abrir al mundo entero las
razones, las acciones, las definiciones y los límites, que no son ningunos, de
una política por demás sucia, proterva, aniquilante, siempre en defensa del
interés personal interior”.
¿Cómo
se construye un Wikileaks?, preguntó el ponente, y contestó: “En México, como
en muchos otros países, hay toda una colectividad representativa de los cuerpos
de inteligencia y de seguridad de EU. Los calculo entre unos ocho o 12
representantes de departamentos de la organización gubernamental estadunidense.
“El
camino por el que van las cosas es una vergüenza: es el colaboracionismo. Hay
muchos mexicanos que sienten una satisfacción enfermiza, inexcusable, de
transmitir información a un agente de segunda o tercera. No puedo decir qué
suceda el día de hoy, aunque no me sorprendería; es el propio Estado mexicano
el que está nutriendo de información a las agencias estadunidenses.
“Es
así como la embajada de Estados Unidos se surte de sus noticias. Eso es más o
menos como se construyeron los Wikileaks. Quisiera que hoy hubiera cambiado
radicalmente este situación, pero creo que lamentablemente no estamos muy lejos
de aquel pasado de hace 30 años”.
Carmen
Aristegui, al tomar el micrófono, pidió una señal de los que están afuera para
saber si siguen allí. Se dejó escuchar un estruendo de voces. La periodista y
conductora de programas de radio y televisión, señaló Pedro Miguel en su
momento, fue “de los poquísimos colegas externos a La Jornada que se interesó
en el material de Wikileaks, que nos dio espacio fuera de las páginas estrictas
del periódico, para que aquello resonara”.
La
Jornada, anotó Aristegui, se convirtió en el sexto diario que recibió los
cables junto con el New York Times, The Guardian, Le Monde, Der Spiegel y El
País. De enorme importancia juzgó que hoy México tenga compilados en este libro
todos estos cables, todas esas informaciones que se publicaron durante 18
meses.
Reiteró
que fueron “pocos los medios de comunicación mexicanos que reprodujeron lo
publicado por La Jornada o que hurgaron por cuenta propia lo que quedaba
liberado para su exploración. La memoria que hoy circula es una nueva
oportunidad para aquilatar periodísticamente lo que ha sido publicado”.
Blanche
Petrich, reportera de esta casa editorial, aseguró que “a dos años de esta
apasionante experiencia periodística, puede decirse que la información de
Wikileaks significó para La Jornada mayor presencia y autoridad en el universo
mediático nacional e internacional. También puso de relieve el aislamiento en
que se desenvuelve un diario con estas características de crítica e
independencia”.
Asimismo,
seguió Petrich, se esperaba que las revelaciones de Wikileaks significaran un
cambio rotundo en la transparencia para los medios de comunicación. “Pensamos
que después de Wikileaks sabemos mucho más sobre la forma en que EU maneja sus
hilos en el mundo. Entendemos mejor el estado real de esta relación eternamente
asimétrica. Y comprendemos bajo esta nueva luz los mexicanos, quizá en general
algunos latinoamericanos, que necesitaremos nuevas visiones y herramientas para
alcanzar una interlocución más digna y equitativa frente a Washington”.
También
reportero de esta casa editorial, Arturo Cano recordó que en la introducción de
este volumen de 612 páginas, y casi igual número de autores, Pedro Miguel
repasa las consecuencias abiertas y veladas, nacionales e internacionales, de
la divulgación de los cables enviados por las embajadas y los consulados a la
señora Clinton o sus antecesores. Como sabemos, la actitud del gobierno de EU
frente a estas filtraciones fue no validar ni desmentir la información,
condenándola, iniciando esta persecución que mantiene a Julian Assange refugiado
en la embajada de Ecuador en Londres.
Al
mismo tiempo, en lo que se refiere al caso mexicano, puso en acción a una parte
de los tres mil empleados que tiene su embajada aquí y con ellos echó a andar
una operación de control de daños.
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