@fredalvarez
Revista Código Topo de Excelsior, 6 de agosto de 2018
Cuando Jorge Mario Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires conoció a través de los medios el caso del mexicano Marcial Maciel Degollado ((1920-2008) al que Benedicto XVI invitó en 2006 a que se abstuviera de ejercer su ministerio públicamente y llevará "una vida de oración y penitencia", por sus pecados cometidos.
A Maciel nunca se le llevó a un juicio canónico debido a su avanzada edad, dijeron entonces, y murió el 30 de enero de 2008 a los 87 años de edad.
Pensó el hoy papa argentino que eso había sido lo peor, y por ello cuando asumió el pontificado aquella tarde del miércoles 13 de marzo de 2013, jamas imaginó que en apenas 5 años debería enfrentar numerosos escándalos sexuales de curas, obispos y hasta cardenales, y que el caso Maciel era un asunto menor..
En los últimos días henos sido testigos de muchas renuncias obligadas, retiros anticipados y otros altos prelados están siendo imputados por la justicia penal por delitos vinculados a la pederastia; desde Australia a Chile, pasando por EU, son varios cardenales y obispo colocados en el ojo del huracán. Atrás muy atrás quedó el padre Marcial Maciel Degollado, fundador de Los Legionarios de Cristo que comprándolo con los de hoy, nos resultará ser un niño de pecho...
La política de cero tolerancia del papa Francisco es un asunto serio.
El caso más grave por el cargo que tiene es la renuncia del arzobispo emérito de Washngton DC, Monseñor Theodore McCarrick como miembro del Colegio Cardenalicio; tiene un proceso penal por abusos sexuales de hechos ocurridos hace casi cinco décadas.
La tarde del sábado 28 de julio nos sorprendimos con el comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede que nos informó que el Papa Francisco aceptaba la renuncia del cardenal emérito y dispuso la suspensión "del ejercicio de cualquier ministerio público, junto con la obligación de permanecer en una casa que se le indicará, para una vida de oración y penitencia, hasta que las acusaciones a él dirigidas sean aclaradas por el proceso canónico regular."
Días antes de la destitución del cardenal Mac Carrick, el arzobispo de Boston y presidente de la Comisión Pontificia para la Tutela de los Menores y Sean Patrick O’Malle dio a conocer en ea web oficial de la diócesis un duro posicionamiento del tema, por lo que pedía a gritos el retiro del cardenal Theodore McCarrick del Colegio Cardenalicio con las consecuencias que ello implica.
Se percibe que el mensaje estaba dirigida al mismísimo papa Francisco para que tomara la decisión de retirar al cardenal pecador...
El comunicado fechado el 24 de julio y colocado en inglés en la web oficial de Diócesis de Boston se dicen muchas cosas; de entrada O'Malley expresa su gran preocupación ante los informes que “han traumatizado a muchos católicos y miembros de la comunidad en general”, asegurando que se necesitan “protocolos transparentes y consistentes” para proporcionar justicia a las víctimas y para responder adecuadamente a la indignación legítima de la comunidad.
Dice el el comunicado del cardenal:
“Durante los últimos días, artículos en los medios de comunicación nacionales han reportado acusaciones de mala conducta sexual del cardenal Theodore McCarrick con varios adultos y de sus violaciones criminales de abuso sexual de menores. Estas supuestas acciones, cuando son cometidas por cualquier persona, son moralmente inaceptables e incompatibles con el papel de un sacerdote, obispo o cardenal.”
Dice estar "profundamente preocupado por estos informes que han traumatizado a muchos católicos y miembros de la comunidad en general...."
Agrega que "cada nuevo informe de abuso clerical en cualquier nivel crea dudas en la mente de muchos de que estemos abordando efectivamente esta catástrofe en la Iglesia." Por lo que "estos casos y otros requieren más que disculpas, dice O' Malley...
Además señala que si bien es cierto, se ha adoptado una política de tolerancia cero con respecto al abuso sexual de menores por parte de sacerdotes, debemos tener procedimientos más claros para los casos que involucren obispos ( hasta cardenales)...
Por lo que dice O'Malley "la Iglesia necesita una política fuerte e integral para abordar las violaciones de los obispos de los votos de celibato en casos de abuso criminal de menores y en casos que involucran a adultos.
Mi experiencia en varias diócesis y mi trabajo con los miembros de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores me ha llevado a esta conclusión.
El cardenal de Boston habla de las victimas, dice que la principal preocupación de la Iglesias "debe ser por la víctima, por su familia y por sus seres queridos.".
Y habla de la necesidad de hacer tres cciones específicas, a saber:
i) Primero, una adjudicación justa y rápida de estas acusaciones;
ii) Segundo, una evaluación de la adecuación de nuestros estándares y políticas en la Iglesia en todos los niveles, y especialmente en el caso de los obispos, y;
iii) Tercero, comunicar con mayor claridad a los fieles católicos y a todas las víctimas el proceso para denunciar las acusaciones contra obispos y cardenales.
Concluye diciendo que "Si se falla en tomar estas medidas, se amenazará y pondrá en peligro la ya debilitada autoridad moral de la Iglesia y se puede destruir la confianza requerida para que la Iglesia ministre a los católicos y tenga un papel significativo en la sociedad civil en general.
En este momento no hay mayor imperativo para la Iglesia que responsabilizarse por estos asuntos, los cuales presentaré con gran urgencia y preocupación en mis próximas reuniones con la Santa Sede.".
No sabemos si Omalley tuvo una reunión con el papa Francisco pero no había necesidad, el mensaje es duro, cuatro días después vino la renuncia de Monseñor Theodore McCarrick.
McCarrick, había sido suspendido un mes antes del cargo del ministerio sacerdotal después de haber sido acusado de violar a un adolescente hace 45 años, mientras era sacerdote en Nueva Jersey.
El 20 de junio pasado, Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, hizo pública una nota de prensa e informó que McCarrick “ya no volverá a ejercer públicamente su ministerio sacerdotal”.
Una de las víctimas rompió un silencio después de más de 40 años y aseguró al periódico The New York Times que McCarrick, que se hacía llamar entre los muchachos de su parroquia uncle Ted (tío Ted), había abusado de él cuando tenía 11 años. El entonces sacerdote tenía 39 años y había continuado abusando durante dos decenios más. (Nota de EL País)
Monseñor Dolan aclaró que la acusación ha sido hallada “creíble y fundada” por la junta encargada de examinar el caso”.
Entonces, la Secretaría de Estado del Vaticano, a cargo del cardenal Pietro Parolín, tuvo conocimiento del caso y aprobó de inmediato el retiro de McCarrick.
En aquel comunicado no se indicó el año ni la naturaleza del presunto abuso, ni la edad o sexo de la persona acusadora; el vocero de la arquidiócesis de Nueva York, Joseph Zwilling, señaló que no estaba siendo más específica “por respeto a la privacidad de la víctima”, lo cual es correcto, hay que cuidar a las victimas.
McCarrick es -hasta ese momento-, el segundo cardenal que el papa Francisco suspende por abusos sexuales; el primero fue el arzobispo de Edimburgo, Kevin Patrick O’Brien en 2013. Dos años después renunció a todas sus prerrogativas cardenalicias; falleció lamentablemente en 2018.
El caso de McCarrick es un duro golpe a la credibilidad de la Iglesia Católica, hay otros cardenales que se encuentran el en ojo del huracán, todos los casos son distintos.
Otros casos...
En este momento son varios prelados que están siendo juzgados, me refiero al arzobispo de Santiago, de Chile, Ricardo Ezzati, quien ha sido convocado para el día 21 de agosto por la fiscalía chilena en calidad de imputado; también está el caso del cardenal australiano George Pell que se encuentran sujetos a proceso penal en su país; Pell; es miembro de la Curia Vaticana -secretario de Economía- en excedencia (con permiso papal) desde junio de 2017, y por ultimo el caso de Philip Edward Wilson, arzobispo de Adelaide, Australia, quien el lunes 30 de julio el papa Francisco de plano le aceptó la renuncia al cargo, semanas antes había dejado el cargo de manera temporal..
Y los que se sumen...
Veamos brevemente de que se trata cada caso.
El caso de Ezati, arzobispo De Santiago de Chile.
El 30 de enero, a muy pocos días de su regreso a Roma del viaje número 22 de su pontificado – Chile y Perú – el papa Francisco dispuso que Monseñor Charles J. Scicluna, arzobispo de Malta y Presidente del Colegio para el examen de los recursos (en materia de delicta graviora) en la Sesión Ordinaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, viajara a EU y a Chile para escuchar a las víctimas del caso Karadima que aseguraba tener pruebas de presunto encubrimiento de abusos sexuales por parte de altos prelados (Vease El caso de Barros y el fiscal Scicluna/ Fred Álvarez, Código Topo del 5 marzo, 2018).
¡Y los fiscales enviados del vaticano encontraron un cochinero!
Al grado de que el papa se sorprendió del estado de la situación den Chile al grado de que 31 jerarcas católicos de aquel país ofrecieron su dimisión al Sumo Pontífice por el escándalo de abusos sexuales sólo en el caso del sacerdote Fernando Karadima.
Senas después el papa acepto las renuncias de Juan Barros, obispo de Osorno; Cristián Caro, obispo de Puerto Montt, y Gonzalo Duarte, obispo de Valparaíso; además de las renuncias de Alejandro Goić Karmelić, obispo de la diócesis de Rancagua, y Horacio del Carmen Valenzuela Abarca, obispo de la diócesis de Talca.
De todas las dimisiones, la que más llamó la atención fue la de Juan Barros, quien ha sido señalado por las víctimas chilenas de encubrir los abusos del sacerdote Fernando Karadima.
El caso Karadima fue el pretexto, quedó muy atrás...
La Fiscalía Nacional de Chile empezó desde hace tiempo una gran investigación y el 24 de julio dio a conocer el informe sobre los abusos sexuales relacionados con integrantes de la iglesia Católica. El informe establece que las víctimas de abuso por parte de la Iglesia son 266, y de ellos 178 son menores de edad. En este conteo se incluyen sacerdotes, monjas frailes o religiosos, y también laicos que ejercían gestiones en el ámbito eclesial.
En ese sentido, el eminentísimo cardenal y arzobispo de Santiago, de Chile, Ricardo Ezzati, fue convocado por la fiscalía regional de O’Higgins, en calidad de imputado para responder sobre acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales perpetrados por el clero chileno.
El rumor que se desató hace semanas fue confirmado mediante un comunicado por la oficina de la arquidiócesis de Santiago.
“Reitero mi compromiso y el de la Iglesia de Santiago con las víctimas, con la búsqueda de la verdad y con el respeto a la justicia civil. Tengo la convicción de que nunca he encubierto ni he obstruido a la justicia, y como ciudadano cumpliré con mi deber de aportar todos los antecedentes que contribuyan a esclarecer los hechos”, afirmó el arzobispo de Santiago, quien se prepara para la cita con el fiscal Emiliano Arias el próximo 21 de agosto.
Por lo menos son dos caso de los que se le acusa, uno de ellos provocó que el arzobispo Alejandro Goic destituyera a 15 de los 68 sacerdotes de la diócesis. Entonces el fiscal ordenó una investigación en las residencias de las arquidiócesis de Santiago y Rancagua, y con ella se pudo obtener una gran cantidad de documentación.
La noticia de la imputación del cardenal Ezzati llegó el 25 de julio un día después de la publicación de un reporte de la Fiscalía Nacional chilena.
Según el informe de Luis Torres, director de la Unidad Especializada en Derechos Humanos, Violencia de Género y Delitos Sexuales de la Fiscalía Nacional, son 37 causas las que se encuentran abiertas a nivel nacional y 68 personas investigadas: 36 son clérigos (tres obispos, 31 sacerdotes y dos diáconos), 22 pertenecen a órdenes o congregaciones sin ser clérigos (hermanos, por ejemplo), ocho son laicos (profesores o líderes de algún grupo espiritual) y en dos casos aún no se logra determinar su vínculo con la institución.
Agrega el fiscal Torres que los 37 casos vigentes involucran a 104 víctimas: 52 eran menores de edad al momento de los hechos, nueve eran adultos y el resto aún debe determinarse.
Este es un informe inédito. ¿Cuál es la importancia de darlo a conocer ahora?-, pregunta Rocío Montés, del periódico El País al fiscal Luis Torres (24 de julio).
—Desde la visita del Papa y del conocimiento de los abusos de la Iglesia por parte de los clérigos existe un clima social que facilita la apertura. La fiscalía no puede estar ajena a lo que el Papa (Francisco) en su carta al pueblo de Chile menciona como una cultura del encubrimiento del abuso sexual y del abuso de conciencia. Tenemos la obligación de empatizar con las víctimas y facilitarles la denuncia.
¿Qué datos le llaman mayormente la atención del informe?
—Que en prácticamente todas las regiones de Chile hay casos. Otro hallazgo interesante es la alta cifra de víctimas involucradas, 266, de las cuales dos tercios son niños, niñas y adolescentes. Esa cifra no nos resulta indiferente. Del total de casos que se cerraron, la mayor parte fueron terminados por archivo provisional o por no perseverar. Esto obedece a la falta de información, que reflejan las dificultades de la fiscalía en años anteriores para poder conocer este tipo de casos.
¿Existe algún patrón común en todas esas causas judiciales?
-La relación de las víctimas con sus victimarios: existía una relación de confianza en el contexto de la fe y de la fidelidad con la Iglesia que propició los abusos.
Dice el fiscal que tuvieron problemas por acceso a la información debido al hermetismo de la iglesia chilena, y señaló también que pedirán al Vaticano el informe elaborado por los enviados especiales a Chile del Papa Francisco, Charles Scicluna y Jordi Bertomeu....
No cabe duda de que todo cambió después de la visita del papa a Chile y, sobre todo, por el ruido que hicieron las víctimas del ex sacerdote Fernando Karadima...
El caso de Philip Edward Wilson, arzobispo de Adelaide, Australia,El 30 de julio el papa Francisco le aceptó la renuncia a quien semanas antes había dejado el cargo de manera temporal....
La Santa Sede sólo emitió una línea dando a conocer la renuncia al cargo....
Monseñor Wilson tiene apenas 67 años y le faltaban 8 para su retiro de acuerdo a la legislación eclesiástica, pero se le abrió un un proceso penal por el delito de encubrimiento, y un juez -Robert Stone-determinó hace unos semanas que encubrió los abusos sexuales perpetrados por el fallecido sacerdote James Fletcher en la década de los 70, al no haber trasladado las denuncias de las víctimas a la policía.
Por ello fue declarado culpable por un Tribunal australiano de Newcastle y condenado a 12 meses de prisión.
Como era de esperarse, Wilson se apartó temporalmente del cargo desde el pasado 23 de mayo.
Días después el 3 de junio el Papa Francisco nombró al jesuita Gregory O’Kelly para ocupar su puesto, en calidad de administrador apostólico “sede plena”.
La legislación eclesiástica señala que el Papa, por causas particularmente graves o importantes, como es el caso, puede de manera extraordinaria disponer que en una diócesis sea nombrado un administrador apostólico “sede plena”.
La renuncia del prelado era de esperarse, fue el "bien de la iglesia Australiana".
De hecho fue obligada; se comenta que le fue solicitada mismísimo papa Francisco por el premier australiano, Malcolm Turnbull, el jefe de la oposición laborista, Bill Shorten, y el National Council of Priests of Australia. “por el bien de la Iglesia australiana”.
“A pesar de que mi dimisión no había sido solicitada, he tomado esta decisión porque estoy preocupado por el aumento del nivel de sufrimiento que mi reciente condena ha causado en el interior de la comunidad”, explica el mismo arzobispo en una carta publicada en el sitio de la diócesis.
Y agrega “esperaba atrasar esta decisión hasta el final del proceso de apelación. Sin embargo hay demasiada angustia en el mantenimiento de mi papel de arzobispo de Adelaide, sobre todo por las víctimas”.
Concluye diciendo “debo poner fin a todo esto y por eso considero que mi dimisión es el único paso apropiado en esta situación”.
¿Qué paso?
A finales de los años setenta y principios de los noventa el sacerdote Jim Fletcher abusó de dos niños monaguillos en la región de Hunter, años después fue condenado, sin embargo, el cura murió en prisión en el año de 2006, apenas un año después de ser condenado.
Empero, Fletcher también violó a cuatro monaguillos -“altar boys”- que servían la diócesis de Maitland, donde Wilson desarrollaba su ministerio sacerdotal mucho antes que el hoy santo Juan Pablo II lo nombrase obispo de Wollongong en 1996 y, cinco años después, en 2001, obispo de Adelaide.
Como era de esperarse el prelado dimitido ha manifestado ser inocente del cargo que se le imputa, pero se comprometió a que en caso de no verse favorecido con la justicia presentaría su renuncia inmediatamente a la Santa Sede, cosa que hizo el pasado lunes 30 de julio.
Su abogado defensor a manifestado en el tribunal que Wilson nunca había sido condenado por delitos sexuales ni había indicaciones que hubiera estado relacionado en alguno de los delitos cometidos por Fletcher, además el abogado advirtió el riesgo de “ser visto en la población carcelaria como pederasta y por tanto expuesto a agresiones por parte de los otros detenidos”.
La defensa presentó informes médicos con detalles de las condiciones de salud del obispo en los que, además del Alzheimer, diabetes y problemas de corazón, se afirmaba que la cárcel pondría en riesgo su salud.
En unos días más -14 de agosto- el juez se decidirá si el prelado podrá obtener el arresto domiciliario, y cumplir sólo seis meses de prisión..
Hay reacciones
Mediante un comunicado, los obispos de Australia han declarado que esperan que esta condena pueda dar "una sensación de paz y curación a los abusados por el sacerdote fallecido" y reconocen que los efectos del abuso sexual “pueden durar toda la vida".
"Se necesita un gran coraje para que los sobrevivientes se acerquen a contar sus historias” dicen los obispos y aseguran que gracias a ellos han podido aprender la lección de su “vergonzosa historia de abuso y ocultamiento”.
En tanto, el obispo Greg O'Kelly, administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Adelaida también ha dicho que “debemos ser conscientes del impacto en los sobrevivientes, en sus familias y en todos aquellos que los aman”.
“Fui testigo de la angustia y el dolor de las víctimas” - dice – y pide que la Iglesia continúe haciendo todo lo posible para escuchar y apoyar a las víctimas, pues es fundamental “nuestro compromiso con la seguridad de cada niño en nuestra Iglesia y en nuestras escuelas", concluye.
Es evidente que el papa Francisco no tolerará ya esos pecados de encubrimiento...
El caso de George Pell
Hay otro cardenal más que se encuentran sujetos a proceso penal pero el caso es diferente, se trata del australiano George Pell quien es miembro de la Curia Vaticana -secretario de Economía- en excedencia desde junio de 2017.
Pell fue el principal líder católico de Australia primero como arzobispo de Melbourne y luego de Sidney. En 2014, Francisco lo nombró tesorero del Vaticano
Aunque no se han dado a conocer detalles sobre los cargos, en mayo pasado un tribunal de Melbourne resolvió que hay suficientes pruebas para enjuiciar al cardenal por presuntos abusos cometidos entre 1976 y 1980, cuando se desempeñaba como sacerdote, y luego cuando fue arzobispo de esa ciudad de Australia (1996-2001).
Pell siempre ha dicho que es inocente, durante la lectura del dictamen judicial en su contra, con voz firme se declaró “no culpable” de los cargos que se le imputan.
Por ley, no se han revelado exactamente los hechos que se le imputan que se remontan a décadas atrás, aunque las autoridades indicaron que implicaban a “múltiples denunciantes” por “delitos sexuales históricos”.
Actualmente Pell vive en un seminario en Sidney y se encuentra libre bajo fianza. Tiene prohibido salir de Australia y ha entregado su pasaporte a las autoridades, según el tribunal.
En junio del año pasado, el Papa Francisco otorgó a Pell un periodo de excedencia del cargo de prefecto de la Secretaría de Economía para que se pudiera defender. Incluso, el cardenal renunció a la inmunidad de la que podría gozar por ser ciudadano del Vaticano y dejó momentáneamente su cargo.
Pell no es cualquier cardenal, es cercano a papa Francisco e incluso fue considerado posible sucesor de Benedicto XVI.
Su cargo en la Curia lo convirtió desde 2014 en la tercera persona más poderosa del catolicismo.
El proceso en su contra es parte de una larga investigación en Australia iniciada en 2012 sobre la respuesta de las instituciones del país a las denuncias de abuso sexual infantil del pasado.
Veremos su desenlace....
¿McCarrick?
Hoy tienen 87 años y sirvió como obispo Auxiliar de Nueva York, obispo de Metuchen, arzobispo de Newark y arzobispo de Washington DC..
Fue creado cardenal por el hoy santo Juan Pablo II y participó en el cónclave de abril de 2005 en el que fue elegido pontífice Benedicto XVI, pero no participo en el que eligió a Francisco porque superaba la edad permitida para los purpurados electores: 80 años.
Mc Carrick siempre ha mantenido su inocencia frente a todas las acusaciones, pero acata la decisión papal...
Dejar el cargo en el Colegio Cardenalio es duro golpe a un alto prelado..No hay precedentes recientes....Es la primera vez que un purpurado deja de serlo por esta causa. Dice una nota de Lorena Pacho de El País que "en 1927 el papa Pío XI también aceptó la renuncia del francés Louis Billot, quien dimitió después de un conflicto con trasfondo ideológico con el Pontífice. Mientras este se oponía y condenaba al movimiento de derecha Action française del polémico Charles Maurras, el cardenal no ocultaba su simpatía por el ideario ultraderechista"
¿Qué sigue?
Un proceso canónico, por lo protón deberá dedicarse a una "vida de oración y penitencia, hasta que las acusaciones a él dirigidas sean aclaradas..."
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