Hay un tango que me gusta, sobre todo la música, es de Edgardo Donato; más me gusta el como lo bailan los que saben, simplemente maravilloso..
Y es que cuando uno lo escucha se imagina aquella casa de citas, que supuestamente habría existido en la calle Corrientes 348, en el centro de Buenos Aires; la primera vez que fuí a B As. llegué feliz a ese ese lugar y me imaginé las noches de placer, seguramente habrían pasado hermosas mujeres; claro la clientela era de clase media alta, imposible que pudiera ir ahí un ganapan.
¡Ah, me la imagino! ¡Un lugar perfecto para el placer!
Carlos Cesar Lenzi la describe como una casa de citas elegante, de alta categoría, había muebles de la empresa decoradora Maple, teléfono - que sonaba insistentemente pidiendo citas- adornos de porcelana, como el gato para que no maúlle al amor.
Por cierto Botica Cocó es la expresión del lunfardo para aludir a la cocaína o sea en el lugar , había de todo.
El tango lo estrenó en 1925 la vedette uruguaya Lucy Clory en el Teatro Catalunya de Montevideo; después lo grabó Carlos Gardel quien era amigo del autor.
Pero acá entre nos, un reclamo al autor del tango. La verdad es que no había necesidad de poner un gato de porcelana en aquel lugar, bastaba uno de verdad o quizás mejor un perro.
El gato maúlla al amor y el perro es discreto.
El quid es que Lenzi lo inventó ese lugar no existió..
Hace años me pregunté -daba como un hecho que habia existido el lugar- ¿sería mejor que los que tuvo Graciela Olmos, “La Bandida” en México?
¡No!
En Corrientes 348 era fifí e incluso el tango se escuchaba en Victrola y con La Bandida era música viva; lo mismo cantaba José Alfredo Jiménez, que Agustín Lara y Marco Antonio Muñiz. Además, la clientela era muy variada. Eran clientes asiduos tanto la clase política de México, incluyendo poetas, escritores, toreros, quienes asistían a beber, bailar, cantar y etcétera;
Lo mismo a David Alfaro Siqueiros, o al poeta chileno Pablo Neruda bebiendo unos tragos con los jóvenes literatos Octavio Paz, Carlos Fuentes, o Carlos Monsiváis.
Con La Bandida no se discriminaba a nadie, podía asistir cualquier gente; había 50 meseros, 100 mujeres, y había de todo.
La última casa de citas estaba ubicada en la Colonia Roma de la Ciudad de México; ahí por avenida Durango y Salamanca; por cierto hoy es una sucursal bancaria..
Siempre he dicho Joaquín Sabina escribió su canción “ nos dieron las diez...” haciendo alusión a la casa de la Bandida; quiza su amiga Chavela Vargas le habló de ese lugar....
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