"Tenía ganas de denunciarlo, pero usted goza de impunidad" AMLO al abogado de García Luna:
López Obrador dio a conocer la carta que le envió a César de Castro, abogado de Genaro García Luna, para confesarle que tenía muchas ganas de denunciarlo pero al consultar las leyes de EU llegó a la conclusión de que goza de impunidad.
Le pregunta la reportera Janet Galindo, de Grupo Transmedia, La Chispa Señor presidente, usted nos había comentado, bueno, al no poder hacer una demanda de parte de usted hacia el abogado César de Castro, abogado de García Luna, ya que las leyes estadounidenses lo han protegido, independientemente de que él lo ha difamado, nos había comentado usted que iba a enviar una carta hacia al abogado haciéndole sentir su malestar. No sé si esta carta ya se envió y si nos puede dar a conocer el contenido.
PRESIDENTE: Sí. Lo que no sé es si ya la envió Laura. A ver, pregúntale. Y que, si no la ha enviado, pues…
INTERLOCUTORA: ¿No se puede?
PRESIDENTE No, yo creo que sí, porque es lo mismo, o sea, es hacer público lo público. Se la iba a enviar al abogado a través de Esteban (Moctezuma).
JESÚS RAMÍREZ CUEVAS: Ya la tiene Esteban. Ya la tiene la embajada.
PRESIDENTE: ¿Ya la tiene Esteban? Ah.
Vamos a ponerla aquí de una vez. Porque me comprometí a eso, ¿no?, a hacer una carta para este abogado. Adelanto de que no se puede hacer nada legalmente contra estos abogados porque hay criterios, tesis, jurisprudencia en Estados Unidos en donde no procede ninguna denuncia de estos abogados defensores desde hace algún tiempo.
Pedí la opinión de abogados amigos y coincidieron en que no era viable presentar una denuncia en contra de este abogado que, de manera malintencionada, cuando está interrogando a uno de los testigos en el juicio de García Luna, le dice que si él había sostenido en otro tiempo —durante su proceso— de que había entregado dinero él al gobierno de la ciudad que yo encabezaba para la campaña en donde competí o participé contra Fox. Que, la verdad nunca fuimos candidatos, o sea, opositores o rivales o adversarios, como se le diga; pero él le preguntó eso a este señor Zambada y el señor Zambada dijo que no, y él volvió a quererlo involucrar y desde luego afectarme a mí, con esa intención política de involucrarme; entonces, Zambada actuando con más rectitud que él, que ese abogado, le dijo: ‘Ya le comenté que no, y que es no porque no es cierto’.
Pero resulta que estos abogados no pueden ser denunciados, están protegidos.
Y, además, y esto puede ser una simulación que deberían de revisar en el gobierno de Estados Unidos, estos abogados son como de oficio, que supuestamente no cobran. Entonces, tienen la fama de que no son abogados poderosos de despachos que cobran mucho dinero por defender a presuntos delincuentes, sino que son abogados modestos, ¿no?, como abogados de oficio y que la corte o las fiscalías los invitan a participar mediante un procedimiento que tienen para seleccionarlos y no cobran.
Pero ¿cómo se constata que no cobran, cuando él tiene una actitud de defensa a ultranza de García Luna?
Y que, además, no creo que no supiera que nosotros tenemos, pues diferencias con García Luna y con el jefe de García Luna, el jefe político de García Luna, Felipe Calderón. Ni modo que esté ajeno a todo esto. Y el propósito era dañarme.
Entonces esta es la carta que le envío
Esta fechado el 27 de julio
‘Por este medio le expreso que he tomado la decisión de no presentar denuncia alguna en su contra por haberme difamado en el juicio de su cliente Genaro García Luna en la Corte Distrito del estado de Nueva York.
‘Consulté a varios abogados y resulta que usted, de conformidad con las leyes vigentes en su país, goza de impunidad; es decir, no hay sustento legal para interponer una demanda a quien, de hecho, calumnia y difama, pero se encuentra protegido de acuerdo al criterio —y aquí encomillo, porque así establece esa resolución— está protegido de acuerdo al criterio de que las —abro comillas— las declaraciones pertinentes realizadas en procedimientos judiciales o cuasi judiciales gozan de protección absoluta para quienes desempeñan una función pública puedan hablar libremente —para que quienes desempeñan una función pública puedan hablar libremente— para representar comprometidamente a sus clientes sin temor a represalias o riesgos financieros’. Esto es lo que prevalece.
‘No omito confesarle que tenía muchas ganas de denunciarlo, no sólo por cuestiones personales, sino por su actuación alevosa y arrogante de poner en duda la dignidad del presidente de México. No obstante, como este asunto no sólo es de carácter jurídico, sino político y fundamentalmente moral, decidí escribirle esta carta para exhortarlo a que nunca olvide que el fin no justifica los medios; que la mentira jamás podrá prevalecer por encima de la verdad y que lo más importante en la vida no es ni el poder, ni el dinero, sino la honestidad.’
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