Excélsior, 21 de agosto de 2012
El gobierno le pedía 27 mil millones de pesos a MVS por quedarse con la banda 2.5 gigahertz a fin de explotar el negocio de internet de banda ancha en México. La empresa, que contaba con la concesión de estas frecuencias, ofrecía 104 millones de pesos, es decir, estaba dispuesta a pagar sólo 0.38% de lo que estaba demandando el gobierno por el espectro radioeléctrico en cuestión. Ante la falta de acuerdo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) decidió rescatar la banda 2.5, lo cual generó un conflicto con MVS donde se han dicho cosas muy graves. Pero, al margen de los dimes y diretes, la pregunta es qué sigue para resolver el problema.
Hay que decir, para empezar, que la SCT anunció su intención de rescatar la banda 2.5. MVS y las otras empresas involucradas tendrán derecho de audiencia frente a la Secretaría. Queda, por tanto, la posibilidad de que las partes se pongan de acuerdo y termine el conflicto.
Sin embargo, se ve poco probable que esto suceda. De no ponerse de acuerdo el gobierno y MVS, es previsible que venga un largo litigio que podría durar años. Mientras tanto, la banda 2.5 seguiría sin usarse, lo cual sería una pena para los consumidores que quieren acceso a internet de banda ancha a buen precio. De prevalecer el statu quo, con dilaciones judiciales, habría un beneficiario: las empresas de Carlos Slim, que son las que actualmente dominan el mercado de la banda ancha en México. Sin más competencia, Telmex/Telcel continuarían dominando este mercado con precios relativamente altos en comparación con otros países.
Si lo que se quiere es una mayor competencia, la banda 2.5 tendría que ponerse a funcionar pronto, lo cual implicaría asignar rápidamente el espectro para que entren nuevos jugadores a proveer internet de banda ancha. La pregunta es cómo otorgar las nuevas concesiones una vez que queden las frecuencias legalmente liberadas.
Lo primero es tener claros los objetivos que buscaría el gobierno al asignar el espectro radioeléctrico. Al respecto encontré un documento muy didáctico —A Comparison of the Different Methods for Assigning Radio-Electric Spectrum firmado por la consultora londinense Frontier Economics— que detalla los posibles objetivos gubernamentales al asignar espectro. Están la eficiencia económica (“darle las concesiones a los que puedan generar más valor con ellas”), la promoción de la competencia, la imparcialidad en el proceso de asignación y la maximización de ingreso para el erario. La consultora también reconoce como objetivos “la cobertura geográfica, obligaciones relacionadas con la velocidad y el costo de la expansión de la red, así como la calidad del servicio”. Otra meta puede ser la promoción de la “innovación e inversión en el sector telecomunicaciones”. Dependiendo de estos objetivos, el documento explica que hay dos posibles soluciones para asignar el espectro: subasta o “desfile de belleza”.
En la subasta, los interesados ofrecen una cantidad por el derecho de explotar las frecuencias con las obligaciones impuestas por la autoridad. La empresa que ofrece más dinero es la que gana la subasta. En los “desfiles de belleza”, el gobierno invita a las empresas a presentar un plan de negocios donde se plasme la información financiera y técnica de lo que harían para promover los distintos objetivos fijados por la autoridad, por ejemplo qué tan rápido desplegarían la red, su cobertura geográfica o la calidad del servicio. En este caso, el gobierno asigna el espectro al competidor que, de acuerdo con sus criterios, presente el mejor plan de negocios.
De acuerdo a Frontier Economics, una subasta es la que asegura una mayor eficiencia y transparencia, amén de maximizar el ingreso para el erario. El “desfile de moda”, en cambio, sirve para lograr objetivos de calidad y servicio, pero tiene una menor transparencia y por lo general recauda menos ingresos para el gobierno.
En vista de lo ocurrido con MVS y la banda 2.5, creo que lo que más conviene sería una subasta. De esta forma, el mercado revelaría el precio de la banda 2.5. Veríamos si está más cerca de lo que dice el gobierno que cuesta o lo que argumenta MVS que es su valor real. Es importante decir que MVS podría participar en dicha subasta junto con las otras empresas interesadas en ofrecer servicios de internet de banda ancha, todas sujetas, desde luego, a las autorizaciones de las comisiones de Competencia y de Telecomunicaciones a fin de impedir una mayor concentración en este mercado (tendría que verse si Telmex-Telcel podrían participar tomando en cuenta la dominancia que estas empresas tienen en el mercado de internet de banda ancha).
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