Y si muero quiero que sea junto a ti,
para que el mar toque mis pies y pueda
sentir de nuevo que estoy vivo.
En los silencios oscuros de la madrugada,
junto al ropero descansa el olvido,
la suave brisa del invierno despierta
el recuerdo y
lo hace volar sobre las calles transitadas por los ecos de la noche.
Y todo lo que éramos y ya no somos nada, quedamos atrapados en los minutos que encierra el reloj y sólo volvemos la mirada para dedicarnos un hasta luego.
Saber lo que fuimos tú y yo cuando pretendimos ser alguien y hoy no somos ni una sombra, ni una mirada llena de nostalgia, ni los dulces extendidos sobre la mesa en el invierno.
Sólo somos las llamadas en espera y los teléfonos colgados, los apuntes inconclusos y los libros entregados, los descansos sin cansancio y las fatigas terminadas.
Gritamos hasta hartarnos más nunca pudimos escucharnos, hoy sólo queda ese susurro que dice te quiero y que si muero quiero que sea junto a ti, para que el frío de la noche me aparte de tus manos tibias y pueda sentir que ya no estoy vivo.
Es autor del blog:
http://elblogdealexalvarez.blogspot.mx
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