El Universal,5 5 enero, 2013
Un mes antes de que terminara el sexenio, el gabinete de seguridad del entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa tuvo una reunión con Hillary Clinton, la secretaria de Estado estadounidense.
Los funcionarios mexicanos entraron al salón como si no se odiaran entre ellos. Se extendieron los brazos abiertos, se palmearon las espaldas, se saludaron cariñosamente como amigos a quienes les daba gusto verse. En Los Pinos ya no era así. En Los Pinos ya se gritaban y descalificaban durante las juntas de trabajo (ver http://carlosloret.com/a-gritos-en-el-gabinete-2/#more-1344, publicado el 13 de noviembre de 2012). Pero algún protocolo debían de guardar frente al equipo de la señora Clinton.
Llegó enemistada la procuradora Marisela Morales con el secretario de Seguridad, Genaro García Luna. Éste con el de Marina, el almirante Mariano Saynez que a su vez estaba en disputa con el secretario de Defensa, general Guillermo Galván.
El asunto había trascendido tanto los edificios oficiales en México que ya en el Departamento de Estado norteamericano no sólo sabían de las agrias relaciones en el gabinete de seguridad de Calderón sino que habían escuchado de voz de algunos de sus integrantes, descalificaciones y acusaciones de lo más serias con respecto de sus compañeros de gobierno y tarea (el combate al crimen organizado).
Cuando se inició la reunión, sorprendió a los presentes —varios de ellos me lo relataron— que Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, tomó la palabra para ofrecer sentidas disculpas a la canciller Clinton por la balacera de policías federales contra agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en la carretera federal de Tres Marías, Morelos.
“Fue un error, un lamentable error, por el que le ofrezco una disculpa”, sintetizó García Luna. El tema fue incómodo entre los participantes mexicanos, pues la emboscada en Tres Marías fue objeto de la disputa entre Marisela Morales, Mariano Saynez y el propio García Luna.
Y porque buena parte de esa disputa tenía que ver con las declaraciones e informaciones emanadas desde la dependencia de García Luna, que fueron de franco enfrentamiento con la PGR por las conclusiones de su indagatoria (inculpó a la Policía Federal) y de ataque a la Marina cuestionando que en la camioneta agujereada a tiros viajaba uno de sus elementos al servicio de agentes extranjeros.
La disculpa encendió aún más la furia entre los colaboradores de Felipe Calderón. Ya estaba terminando el sexenio.
SACIAMORBOS
Una red de casinos, una fundación del mismo nombre, una caja del tamaño de un banco, un equipo de futbol de primera división, una gran amistad con un exalcalde, un nombre que está por darle a la arista queretana un rol más protagónico en el embrollo de los permisos para centros de apuestas en el sexenio de Calderón que tiene a varios de sus cercanos en el ojo del huracán.
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