9 jun 2013

Cuatro veces nepotista/ANABEL HERNÁNDEZ


  • Cuatro veces nepotista/ANABEL HERNÁNDEZ

 Revista Proceso #1910, 9 de junio de 2013;
Armando Espinosa de Benito, exjefe de la Unidad de Inteligencia de la Policía Federal (PF), no sólo se enriqueció inexplicablemente sino que además aprovechó su cargo público para meter a cuatro familiares dentro de la corporación.
 Los beneficiados son su yerno Rafael Navarro Hernández, casado con su hija mayor, Nora Espinosa Ibarra; su otro yerno, Erick Friedman Zúñiga, casado con su hija menor, Rebeca; un primo de su esposa Rebeca Ibarra Panszi, Alfredo Renaum Panszi, quien entró junto con su exesposa, Adriana Ramírez Arzoz.
 Los puestos para sus yernos, solía decir, se los daba para que pudieran mantener el tren de vida de sus hijas.
 Friedman Zúñiga ingresó a la PF en octubre de 2012, un mes antes de terminar el sexenio de Calderón –y de que a Espinosa de Benito se le acabara la posibilidad de meter a sus allegados en el gobierno.

 Le dieron el cargo de subdirector de Presupuesto y Análisis de la Información de la PF (plaza número PF015), con un sueldo neto de 25 mil pesos, equiparables a los de un inspector general. Había trabajado en el área de compras de Televisa y en servicio a clientes de Telcel.
 Pese a que corrieron a su suegro, él ha logrado pasar inadvertido. El 15 de mayo presentó su declaración patrimonial: informó que seguía con el mismo cargo, pero ahora con la plaza PF012 –y un sueldo neto de 37 mil 656 pesos–. Afirma que es licenciado en economía.

Navarro Hernández, mejor conocido como Navarrito, entró como subdirector en la Coordinación de Inteligencia para la Prevención –en la que estaba su suegro– con un nivel PF016, al que le corresponde un sueldo mensual de 22 mil 951 pesos netos. Su única experiencia laboral había sido trabajar en “soporte técnico” en Quálitas. Le asignaron uniforme, placa y una unidad de policía, aunque fuentes consultadas de la PF señalan que ni siquiera se presentaba a trabajar.

Navarrito aprovechaba para ir a los hangares del Centro Operativo de Mando, en Iztapalapa, para subirse a los helicópteros. Y las fotos luego las presumía en Facebook o, en actos de la PF, aprovechaba la oportunidad de fotografiarse con personajes, como el boxeador Juan Manuel Márquez. Dice que es licenciado en informática.

El 13 de mayo pasado presentó su declaración patrimonial, la cual no hizo pública. Hasta ese momento había logrado sobrevivir al despido de su suegro. Pero el gusto no le duró mucho: lo corrieron el 20 de mayo, y el 29 de ese mismo mes presentó su declaración de terminación de cargo.

Alfredo Renaum Panszi, primo hermano de la esposa de Espinosa de Benito, fue metido a la PF el 1 de abril de 2010, días después de Navarrito. A él le tocó el puesto de suboficial en la Coordinación de Inteligencia para la Prevención –donde estaba su primo político– con un sueldo nada despreciable de 20,913 pesos mensuales, sobre todo considerando que no se presentaba a trabajar. Tenía la carrera comercial de mecánico y su única experiencia era en un taller. De acuerdo con los registros de la Secretaría de la Función Pública, no ha presentado ninguna declaración de terminación de cargo.

Adriana Ramírez Arzoz, aunque ya no es la esposa del primo, también tuvo una tajada del pastel. Entró el 1 de agosto de 2008 como jefa de departamento en la Dirección General de Seguridad Privada de la Secretaría de Seguridad Pública federal. El 16 de octubre de 2012, días antes de que terminara la gestión de Genaro García Luna al frente de la SSP –y de que desapareciera la dependencia–, Espinosa de Benito la metió en la División de Inteligencia de la Policía Federal, que él encabezaba directamente, como jefa de departamento. Le asignaron un sueldo mensual de 17 mil 928 pesos. Así lo reportó ella a la SFP el 6 de enero de 2013.

Curiosamente, el 8 de mayo de 2013 presentó ante la SFP una modificación patrimonial, en la que dice que desde el 16 de octubre de 2012 es analista de la “Coordinación de servicios generales, Dirección general de recursos humanos”, en donde permanece.

Espinosa de Benito también le dio un puesto al hijo de su incondicional empleado José Luis Márquez. Se llama Édgar José Luis Márquez Malacara, y es amigo de su yerno Navarrito. Lo metió en febrero de 2011 como suboficial en la división de Investigación que él encabezaba, por lo que tiene su placa y uniforme. En septiembre de 2012 fue ascendido a subinspector en la misma división, con un sueldo neto de 16 mil pesos mensuales. Hasta la fecha sigue en el cargo.

La Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, en su artículo 47 fracción VIII, señala que todos los servidores públicos deben “excusarse de intervenir en cualquier forma en la atención, tramitación o resolución de asuntos en los que tenga interés personal, familiar o de negocios, incluyendo aquéllos de los que pueda resultar algún beneficio para él, su cónyuge o parientes consanguíneos hasta el cuarto grado, por afinidad o civiles…”.

Revista Proceso #1910, 9 de junio de 2013;
El policía que se hizo millonario al amparo de García Luna/ANABEL HERNÁNDEZ
Armando Espinosa de Benito, que fue alto funcionario de la Policía Federal en tiempos de Genaro García Luna,  ha sido acusado en averiguaciones previas y por el propio narcotraficante Édgar Valdez Villarreal La Barbie de recibir sobornos del crimen organizado. Una investigación de Proceso muestra que El Güero Espinosa acumuló en cuatro años ocho propiedades que valen más de 37 millones de pesos, siete de las cuales no reportó en su declaración patrimonial. Esta es la historia del policía millonario y de sus excesos.

El calor de abril invade el ambiente del inmenso jardín de la residencia marcada con el número 10 de la calle Tabachines, en Lomas de Cocoyoc, Morelos. La barra de bebidas refrescantes y alcohólicas está bien surtida y, al son del mariachi, las carcajadas y la abundante comida, el calor es más humano que atmosférico.

El rey de la fiesta es Armando Espinosa de Benito, uno de los más poderosos jefes de la Policía Federal y a quien le gusta autodenominarse “dios”. Actúa como si lo fuera. Cincuentón, con canas en las sienes, usa el cabello castaño medio relamido hacia atrás. Viste pantalón beige y guayabera blanca de manga corta.

Está extasiado, sonriente, a ratos grotesco. Abraza a un invitado mientras los mariachis tocan la última nota de una canción. La escena reproduce con fidelidad la imagen de los jefes policiacos en México.

–¡Otra, otra, otra! –grita la concurrencia, animando a Espinosa de Benito. Él suelta la carcajada de quien se sabe impune.

Se trata de la comida de cumpleaños con la que acostumbra celebrar a su esposa Rebeca Ibarra Panszi en su residencia, que vale por lo menos 8 millones de pesos. Está muy lejos de las posibilidades que su salario de policía le permite; quizás por eso nunca la ha reportado en su declaración patrimonial.

“¡Ya sabes que yo soy una música, compadre!”, exclama, con las mejillas rojas y dirigiéndose a un invitado.

“Eres un folclor”, le responde una voz masculina.

Complacido, el jefe policiaco se lleva la mano a la nariz en un gesto en el que parece extraer algo de la fosa nasal. Qué importa, es su casa, es su fiesta y es “dios”.

Su propia familia, para ostentar su nivel de vida, subió el video de la fiesta a Facebook. Ahora el jefe policiaco está sujeto a la rendición de cuentas y al escrutinio público.

En 2001 Espinosa de Benito, sólo con la preparatoria terminada, era uno más en la Agencia Federal de Investigación (AFI) que comenzaba a dirigir Genaro García Luna. Tenía una larga carrera en la Policía Judicial Federal, que luego se convirtió en la AFI, y en otras instituciones policiacas, pero no prosperaba.

Pasó muchas penurias antes de poder gozar de la riqueza con su esposa, Rebeca Ibarra Panszi. Los dos provienen de familias humildes y se conocieron muy jóvenes en la colonia Portales de la Ciudad de México. El padre de Armando era carnicero y la madre de Rebeca trabajaba para subsistir. Se casaron porque la cigüeña venía en camino. Rebeca tenía 17 años.

A los 19, Armando Espinosa de Benito ocupó su primer puesto policiaco en un crucero capitalino. Su padre convirtió la carnicería en la taquería El Tancítaro, que sigue manejando uno de sus hermanos.

La vida de Espinosa de Benito siguió siendo modesta durante 29 años, hasta que se sacó el premio mayor sin comprar boleto: en 2001 se hizo cercano a Genaro García Luna, director de la AFI, y a su brazo derecho, Luis Cárdenas Palomino. Sus bienes patrimoniales y su tren de vida crecieron como la espuma.

Documentos de la AFI indican que su domicilio oficial era avenida 1501 número 35, en la sexta sección de la populosa Unidad Aragón de la delegación Gustavo A. Madero. Su declaración patrimonial de 2003, cuando era director de área en la AFI, indica que su único ingreso era el sueldo de 50 mil 181 pesos mensuales, con lo que mantenía a su esposa y a sus dos hijas: Nora y Rebeca Espinosa Ibarra. En el mismo documento reporta la compra de una camioneta modelo 1999. No registra ninguna propiedad.

En la declaración de 2005 Espinosa de Benito, entonces comandante en el área de Investigaciones de la AFI, dice tener un ingreso anual total de 929 mil 136 pesos. Dice que en febrero de 2004 compró un departamento de 120 metros cuadrados con valor de 605 mil pesos y un menaje de 750 mil pesos, más caro que el inmueble.

El inmueble se localiza en la colonia Campestre Churubusco en la avenida Cerro de las Torres 259 y su valor comercial, que aún conserva, es de 1.5 millones de pesos.

Para entonces también tenía un modesto departamento en la esquina de Cerro de Tezoyo esquina con Canal de Miramontes, en la misma colonia, donde siguió viviendo pero que no reportó en su declaración. De acuerdo con la investigación de Proceso, Espinosa de Benito aún tiene el departamento y quería venderlo en casi un millón de pesos.
Fiestas en Cocoyoc
çDe acuerdo con los registros oficiales del municipio de Atlatlahucan, Morelos, Espinosa de Benito posee dos propiedades en Lomas de Cocoyoc. La primera la adquirió hace más de 15 años, cuando era sólo un agente de la Policía Judicial Federal. Se localiza en la calle Encino número 12, lote 5, manzana 44, y es una pintoresca casa de un nivel, con alberca y jardín impecable, la cual ha sido remodelada por lo menos en tres ocasiones.

Esa vivienda tiene costosa ventanería alemana, jacuzzi en la recámara principal y una fuente que da hacia la pared trasera. Está totalmente amueblada y equipada, pero al paso del tiempo ya no cubrió las crecientes necesidades de lujo de la familia y actualmente se usa como “casa de visitas”. Si se calcula por la zona donde se ubica, su valor comercial es de 2.3 millones de pesos.

La segunda propiedad, donde se celebró la fiesta del video, fue adquirida entre 2005 y 2006. Según los registros oficiales de la tesorería municipal de Atlatlahucan, consta de dos terrenos que suman  mil 53 metros cuadrados en la zona de Fincas y Paisajes, la más cara del fraccionamiento.

Por la puerta de Tabachines lote 35, manzana 17, se entra a la  residencia ampliada y remodelada en varias ocasiones. Cuenta con pisos de mármol, puertas de maderas finas y un vitral de doble altura. Tiene tres recámaras, sala, comedor y una terraza que da a una piscina con cascada y  jacuzzi.

Por la calle Fresnos, lote 5, manzana 44, un portón en forma de arco es la entrada al magnífico jardín de 543 metros cuadrados. En sus ratos de ocio Espinosa de Benito se da el gusto de podarlo él mismo, vestido con bermudas, una playera del gobierno de Estados Unidos y una gorra.

A juzgar por las imágenes y el video que subieron los familiares, sus fiestas son frecuentes. El mariachi y la marimba nunca faltan, al igual que las carpas, las mesas decoradas y la pista de baile. De acuerdo con el valor comercial en la zona, esa propiedad alcanza los 7 millones de pesos.

La señora Rebeca Ibarra Panszi aparece como propietaria de las dos casas en las cuentas prediales de la tesorería municipal. Ella obtuvo su certificado de preparatoria hace sólo tres años. Nunca ha trabajado, siempre se ha dedicado al hogar, y su familia de origen sigue en la modesta situación económica que tenía en la colonia Portales, por lo que le sería imposible tener ingresos propios tan altos como para adquirir y mantener las residencias en Morelos.

Las residencias de Coyoacán
En la misma época en que Espinosa de Benito adquirió y remodeló la residencia principal de Lomas de Cocoyoc, compró y mandó remodelar intensivamente una casa en Cerro de Macuiltepec 74, en la colonia Campestre Churubusco, delegación Coyoacán.

Desde enero, la casa, que tiene un terreno de 190 metros cuadrados y 300 de construcción, está en venta. Piden por ella 5.5 millones de pesos. La publicidad señala que tiene “acabados de lujo”, ventanería alemana con doble vidrio, pisos de mármol y encino americano, y aire acondicionado. En sus cuatro niveles cuenta con tres recámaras; eran cuatro, pero –dice la publicidad– convirtieron una en un “maravilloso y amplio vestidor”. Además, hay estudio, terraza, tres baños y medio, caja fuerte…

El corredor inmobiliario la promociona como nueva porque, explica, cuando el jefe policiaco la compró, mandó desnudarla hasta quedar en los tabiques a fin de rehacer todos los acabados.

En enero de 2007, su hija Nora se casó con Rafael Navarro Hernández. En diciembre de 2006 Espinosa de Benito le compró una residencia en Cerro de la Estrella 19, a unas cuadras de la casa paterna. Para cuidar su patrimonio, Espinosa de Benito y su esposa se quedaron como beneficiarios del usufructo vitalicio del inmueble y le dejaron a su hija la llamada “nuda propiedad”, restringiendo así su derecho.

Al año siguiente, en enero de 2008, su hija Rebeca contrajo matrimonio con Erick Friedman y a ella también le compró una residencia en la calle  Cerro de la Carbonera 138, bajo el mismo régimen jurídico.

Espinosa de Benito aplicó a las casas que ocupan sus hijas la misma renovación y tienen los mismos acabados que la casa de Cerro de Macuiltepec, como se ve en las fotos que exhiben en Facebook. Son de tres niveles y cada una vale 5.5 millones de pesos, como la casa paterna.

En la casa de Nora se acondicionó un moderno bar con dos pantallas de televisión, iluminación en la barra, sillas adecuadas al estilo modernista y balones de futbol de colección. Además, se acondicionó una habitación con cama, colchón y cobijas para sus cuatro perros

La hija menor, Rebeca, le ha pedido a su padre que le remodele la casa al menos dos veces: una fue para derribar un largo muro de roca volcánica y poner una pared chillona a lo largo y ancho de su bar privado. En la planta superior tiene su propia sala de cine. También tiene afición por las mascotas e igualmente les asignó una recámara a sus tres perros.

Ninguna de las tres residencias en Campestre Churubusco fue registrada por Espinosa de Benito en sus declaraciones patrimoniales. En 2006, 2007 y 2008 Espinosa de Benito declaró sólo el departamento de 120 metros cuadrados. En 2006 y 2007 era director general de Crimen Organizado en la AFI, pero en 2008 ya estaba en la SSP federal con García Luna como coordinador general de las Fuerzas Federales de Apoyo.

En esos años declaró gastos alimenticios y el pago del crédito hipotecario del departamento.



Los lujos del licenciado



En 2008 el jefe policiaco adquirió su actual residencia, en la calle de Luarca 20, colonia Parques del Pedregal, delegación Tlalpan. Frente a su fachada posó su yerno Francisco Navarro en una motocicleta y subió la foto a Facebook.

También ese inmueble fue dejado en tabiques para remodelarlo totalmente, excepto el piso de mármol color salmón. En algunas áreas colocó encino americano y mandó instalar un elevador equipado con teléfono, que lleva del salón de fiestas a la cocina y de ahí a la planta alta, donde están las recámaras.

De las tres recámaras, la de la señora Rebeca tiene un vestidor tan grande como otra habitación. Ahí es donde la esposa del mando policiaco guarda su colección de zapatos Louis Vuitton. Le gustan tanto que en Perisur, donde es clienta frecuente, compra el mismo modelo en la versión de tacón y flats con bolsas que le hagan juego. Ella misma se encarga de mostrar esa parte de su vida personal en las redes sociales. Incluso presumió el pastel de cumpleaños con el que festejó a su yorkshire terrier cuando cumplió dos años.

Además de sus excentricidades, la esposa y las hijas del jefe policiaco presumen en Facebook sus viajes por Europa al menos una vez al año. El último fue una larga estancia en Barcelona en abril pasado.

En un muro de la sala de estar del piso de recámaras, cuelgan cuadros con las firmas de Diego Rivera y José Luis Cuevas, que la esposa del policía presume como auténticos.

En la planta central se ubican la extensa sala, un comedor a desnivel y un estudio. Y en la planta baja hay un amplio salón de fiestas con un letrero sobre la barra: “Armando’s Bar”. Tiene una cava, iluminación de discoteca automatizada, dos pantallas de plasma y una máquina de humo para ambientar los festejos.

La cuenta catastral de la residencia de Luarca, con un valor comercial de al menos 9 millones de pesos, conserva el nombre del propietario anterior, pero en los registros del fraccionamiento aparece como dueña Rebeca Ibarra.

En 2009, siendo coordinador general de las Fuerzas Federales de Apoyo, como anotó en su declaración patrimonial, Espinosa de Benito tenía un ingreso anual de 1 millón 883 mil 269 pesos, reportó como única propiedad el departamento de la Campestre Churubusco y por primera vez admitió una cuenta bancaria con 1 millón 350 mil pesos.

En 2009 el jefe policiaco ya había acumulado ocho propiedades, pero sólo declaró una ante la Secretaría de la Función Pública. Con sólo la preparatoria terminada, Espinosa de Benito era un ejemplo de éxito. Tan exitoso era que, sin consignar nunca antes que estaba estudiando una carrera universitaria, en su declaración patrimonial de 2010 Espinosa de Benito registró su ascenso a coordinador general de Inteligencia de la Policía Federal y apareció convertido en licenciado en derecho por la Universidad Insurgentes.

Ese año volvió a ocultar sus propiedades y declaró nada más su departamento, el menaje correspondiente y dos vehículos, uno modelo 2007 y la Cherokee 1999, cuando en realidad fuera de su casa de Luarca siempre se ven estacionados vehículos mucho más recientes.
Despido sin castigo
Todos los años las hijas del jefe policiaco organizan una lujosa fiesta de Halloween de la que informan ampliamente en las redes sociales.

En 2012, pese al “duro” trabajo de combatir a los narcotraficantes y la violencia extrema en el país, Espinosa de Benito, quien desde 2011 es jefe de la División de Inteligencia de la PF, escogió el disfraz de verdugo, con capa y capucha negra; en vez de hacha se puso una pistola entre el pantalón y la cintura.

En la foto exhibida por su familia, al costado del jefe policiaco aparece un alto, escurrido y bien caracterizado Frankenstein. Su nombre es Sergio Quiroz, la sombra de Espinosa de Benito desde hace 15 años y hombre de todas sus confianzas. Tanto, que cuando Espinosa era titular de la División de Investigación de la PF nombró a Quiroz titular de la Unidad de  Investigación.

En la foto lo acompaña también un pequeño y robusto conde Drácula, José Luis Márquez, otro incondicional de Espinosa de Benito.

Días antes de concluir el sexenio de Felipe Calderón y un mes después de que el jefe policiaco se disfrazara de verdugo, el narcotraficante Édgar Valdez Villarreal La Barbie denunció en una carta pública que desde la dirección de la AFI y luego de la PF, Genaro García Luna y su equipo recibían dinero del crimen organizado:

“Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP), quien cuando menos desde el año 2002, primero en la AFI y luego en la PFP, me consta que ha recibido dinero de mí, del narcotráfico y la delincuencia organizada, al igual que un grupo selecto integrado por Armando Espinosa de Benito, quien trabajaba con la DEA y me pasaba información; Luis Cárdenas Palomino, Édgar Eusebio Millán Gómez, Francisco Javier Garza Palacios (PF Colombia), Igor Labastida Calderón, Facundo Rosas Rosas, Ramón Eduardo Pequeño García y Gerardo Garay Cadena, quienes también forman parte y reciben dinero de la delincuencia organizada y de mí.”

Antes, en la averiguación previa PGR/SIEDO/UETMIO/0992010/2010,  Sergio Barragán El Grande señaló que querían matar a Armando Espinosa de Benito, jefe de la División de Inteligencia, porque además de recibir dinero de los Beltrán Leyva también lo obtenía del Cártel de Sinaloa, pues para entonces ya se habían separado (Proceso 1777). Hasta ahora ni las acusaciones de El Grande ni las de La Barbie han sido investigadas por la PGR.

De acuerdo con la investigación de este semanario y las declaraciones patrimoniales de Armando Espinosa de Benito, 2010 fue el último año que hizo pública su declaración patrimonial y ya no reportó ninguna cuenta bancaria.

En 2011, 2012 y en las tres de 2013, donde se piden los datos correspondientes a su puesto y clave de sueldo, se lee: “El servidor no aceptó hacer públicos sus datos patrimoniales”. Éstos incluirían las ocho propiedades mencionadas, más las que se hayan acumulado.

Fuentes de la PF afirman que en los últimos dos años Espinosa de Benito adquirió dos departamentos atrás del Parque Hundido, y otro atrás del World Trade Center, en la colonia Nápoles de la Ciudad de México.

Tras la desaparición de la SSP federal, Espinosa de Benito sobrevivió a la primera limpia que aplicó Manuel Mondragón y Kalb, titular de la Comisión Nacional de Seguridad. Se jactaba con su equipo de que Mondragón era un “pendejo” que no le había aceptado la renuncia porque lo necesitaba.

Pero el 31 de enero fue abruptamente despedido –confirmaron las fuentes en la PF– por ser un cercano colaborador de García Luna y tener mala reputación. El 5 de marzo también salió su incondicional Sergio Quiroz Padilla y entonces el policía millonario temió que se abriera una investigación contra él. Según las mismas fuentes, conservó los escoltas cuatro meses, pero a mediados de mayo se le retiraron.

Esta semana, Espinosa de Benito manipuló ante la Secretaría de la Función Pública las fechas de su salida oficial de la PF. Documentos de los que Proceso tiene copia muestran que el exfuncionario se dio de baja el 25 de febrero de 2013 como “titular de la Unidad de Investigación”, pero la fecha de término que anotó fue el 31 de enero de 2013.

Ya el 13 de mayo pasado había hecho otra modificación en su registro ante la SFP y escribió que estaba activo en el puesto, lo que significa que puede seguir cobrando después de ser despedido o continuar ostentando el cargo.

El jueves 6 de junio reportó a la SFP que concluyó el cargo en la PF el 16 de mayo de 2013, lo que implica el cobro de cuatro meses más sin trabajar,  ostentando el cargo.

Sergio Quiroz actuó igual. Hizo una primera declaración oficial de terminación de cargo el 25 de marzo de 2013, y el jueves 6 de junio pasado otra, en la que afirmó haber finalizado su gestión en la PF el 3 de mayo de 2013 y no en marzo, por lo que habría cobrado su sueldo sin trabajar.

Ahora el policía millonario presume a sus excolaboradores de la PF que consiguió un puesto mejor: encargado de seguridad de las empresas de un hombre mucho más millonario que él: Carlos Slim.


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