9 jun 2013

El reportaje de la Turati.."Desapariciones silenciosas"


Desapariciones silenciosas/MARCELA TURATI
Revista Proceso #1910, 9 de junio de 2013;

Pasadas las cinco de la mañana, adentro del bar Virtual de la colonia 18 de Marzo, en el Distrito Federal, el pasado 21 de abril, fueron vistos por última vez cinco jóvenes defeños que permanecen desaparecidos. Ellos son: Rodrigo González Villegas, de 16 años; Jorge Daniel Casasola López, de 19; Jonatan Barrios Ferreira, de 22, y los estilistas Luis Orlando Flores García, de 20 años, y Jonatan Astivia Velázquez, de 27.
“Parece que las autoridades quieren que cerremos la calle para que investiguen, y como las familias (de los desaparecidos) de Tepito eso vamos a hacer, aunque ellos nos dijeron que no hagamos escándalo, pero vemos que no investigan nada”, anunció la señora Guadalupe Velázquez, madre del adolescente desaparecido, entrevistada el pasado viernes 7 tras salir del Reclusorio Oriente, a donde fue con otros familiares a preguntar por los jóvenes.

 Las familias se conocieron buscando. Han ido a agencias del Ministerio Público, al anfiteatro, al Centro de Atención a Personas Extraviadas y Ausentes (Capea) de la procuraduría capitalina y a la recién estrenada Unidad Especial de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la PGR.
 “El bar se cerró desde la desaparición, según dijeron que por remodelación, y por lógica en ese tiempo han de haber sacado escombros y cosas  de ahí. No sabemos si a ellos los sacaron de ahí, no hay cámaras, nadie vio nada, sólo un testigo que vio a los cinco y que dijo que cuando salió del baño se extrañó porque ya no estaban y los había visto 10 minutos antes. Pero del Capea nunca abrieron cámaras, así que no sabemos qué pasó”, dijo el comerciante Jorge Casasola, padre de Jorge Daniel, quien lo ayudaba en el negocio.
 Las familias no pudieron entrar al bar de la delegación Gustavo A. Madero, ubicado frente a la estación de metrobús 18 de Marzo, porque cuando se fueron encontrando y fueron hilando piezas decidieron visitar el bar, pero lo encontraron cerrado.
 Las familias no dejan de hacer paralelismos con el caso de los 12 jóvenes desaparecidos en Tepito.
 “El testigo no sabe si salieron del bar, si se los llevaron, si se fueron a otro lado, y lo raro es que a los ocho días cierran el bar para remodelación. Pero ya llevamos 45 días y no nos han dado ninguna información: Capea no sirve para nada. Esos nomás dieron puras largas; en la PGR nos traen igual de que están investigando pero en realidad no hacen nada y estamos desesperados porque esto todavía está fresco y no queremos que pase más el tiempo porque va a ser más difícil encontrarlos. Vamos a hacer lo mismo que lo de Tepito para que nos resuelvan como ellos, tratamos de evitar hacer ruido pero nomás no nos dan respuesta. Estamos como cuando empezamos: sin nada”, dice el hermano de Jonathan, Miguel Barrios.
 “Allá ya catearon, porque en nuestro caso no pudieron. Al menos allá ya catearon el bar, ya tienen tres o cuatro personas arraigadas. Ya tienen lo de las cámaras ellos pero nosotros no tenemos información; ellos ya saben del dueño del bar. Nosotros tenemos 45 días y los de Tepito tienen unos 12 días y ya tienen todo esto. Nos da gusto por los de Tepito y no nos dan nada.”
 Algunos manejan un dato preocupante –no avalado por todos– pero que dicen haber escuchado de gente que se les ha acercado. No precisan si está influido por las noticias que se han escuchado sobre el caso de los tepiteños.
 “Cuando se desaparecieron los cinco, de inmediato la gente dijo que era el Cártel de la Unión. La gente nos lo comentaba porque se maneja mucha droga en ese bar”, indica una persona que no quiso ser identificada. “Dicen que se los llevó La Unión, porque La Unión es la que mueve la droga en todos los bares y podrían haberse querido desquitar contra uno de los muchachos”, afirma otra.
 Consultado de manera extraoficial, un investigador de la PGR que conoce el caso señala que la autoridad no tiene indicios hasta este momento de que los jóvenes hayan sido sacados del bar o que la agrupación de La Unión hubiera estado involucrada en el delito; confirma que el Bar Virtual es un lugar donde se trafican drogas.
 Menciona que hay un segundo testigo al que se le pidió información; señala que Astivia Velázquez tiene antecedentes penales y aparentemente fue amenazado el año pasado en un bar por un adeudo, pero dijo que aún no se establece si estos hechos están relacionados con las desapariciones.
 Para las familias las investigaciones han sido insuficientes.
 “Hemos ido a la Secretaría de Gobernación con la maestra (subsecretaria) Lía Limón, que nos dijo que ellos no se dedican a buscar personas, y como ni nos iban a ayudar nos retiramos. Nomás le dije: si mi hijo está muerto quiero saber dónde está. Eso lo hago para que a los próximos muchachos que vengan no les pase lo mismo. Es doloroso y da mucha impotencia que no haga nada porque mi hijo no es de una colonia renombrada como Tepito ni hemos andando haciendo argüendes como ellos. Nunca había salido con esos muchachos; sólo estuvo en un lugar equivocado un día equivocado”, dice llorando la señora Velázquez, angustiada porque su hijo estaba a punto de ser papá.
 “No sabemos nada nuevo”, lamenta la señora Hilda García, quien denunció la desaparición desde el primer momento.
 En diversas notas periodísticas se da cuenta de la desaparición de los jóvenes por separado, pero con los primeros datos imprecisos que tenían las familias, las cuales no ubicaban a los demás amigos y desconocían su presencia en el bar.
 Del relato que hacen las familias se establece que los jóvenes Rodrigo González Villegas y Jorge Daniel Casasola López, provenientes de Iztapalapa, conocieron por Facebook a los estilistas Luis Orlando Flores García y Jonatan Astivia Velázquez, quienes laboran en una estética de la colonia Obrera, a donde acudían a cortarse el pelo.
 El 20 de abril los dos jóvenes avisaron que estarían juntos. El día 21 sus madres comenzaron a buscarlos cuando se dieron cuenta de que no habían llegado a ninguna de las casas, y tiempo después, en Capea, cuando se encontraron al resto de las familias, supieron que se habían reunido con los estilistas y Jonatan Barrios, amigo de estos últimos. Los cinco fueron vistos después de las cinco de la mañana, y ya nadie volvió a verlos.
 “Nos están obligando a que cerremos las calles”, fue la advertencia común.

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