“Desde 2010 se los dijimos”/PATRICIA DÁVILA;
Revista
Proceso
#1910, 9 de junio de 2013;
El
Distrito Federal muestra hoy su verdadero rostro: el de la delincuencia
organizada que las autoridades locales se empeñan en negar. Ismael Rivera
Cruces, presidente de la Asociación Nacional de la Industria de Discotecas,
Bares y Centros de Espectáculos (Anidice), sostiene que desde 2010 le
comunicaron al gobierno capitalino acerca de la irrupción de jóvenes en bares y
centros nocturnos de la Zona Rosa y otras colonias que encararon a los
propietarios de los establecimientos y les dijeron que iban a vender droga.
Pero las autoridades no tomaron el guante. Hoy, ante la desaparición de los 12
jóvenes en el bar Heaven, no hay duda de que el crimen organizado está en
nuestra ciudad, secunda el dirigente de la Coparmex en el Distrito Federal,
Fernando Óscar García Chávez.
Desde
septiembre de 2010, decenas de jóvenes comenzaron a frecuentar bares y centros
de espectáculos de la Zona Rosa y la Condesa. Iban en grupos de 20 o 30. Desde
el principio advirtieron a los gerentes de los establecimientos que estaban ahí
para vender estupefacientes; les dijeron que si no les permitían el acceso los
matarían. Ante las amenazas, terminaron por abrirles las puertas de sus
negocios.
Además
de violentos, los adolescentes portaban armas largas. Solían arribar a la zona
en automóviles viejos, no en camionetas. Y así, de repente, se adueñaron del
entorno, según relata Ismael Rivera Cruces, presidente de la Asociación
Nacional de la Industria de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculos
(Anidice).
“Atemorizados,
acudimos a solicitar ayuda de las autoridades del gobierno del Distrito
Federal. Nos entrevistamos con José Ávila, entonces secretario general de
Gobierno –hoy es diputado local por el PRD– y Héctor Serrano, su sucesor.
“También
lo hicimos con el actual titular de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez Almeida,
quien se desempeñaba como subprocurador de la PGJDF (Procuraduría General de
Justicia del Distrito Federal) y después encargado del despacho del titular de
esta dependencia”.
Rivera
Cruz afirma que él y sus compañeros se reunieron con Rodolfo Ríos Garza, quien
por esas fechas era secretario particular del procurador (hoy es el titular de
la PGJDF), así como con Manuel Mondragón y Kalb, quien se desempeñaba como
titular de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina (actualmente es el
Comisionado de la Policía Federal).
Esos
son los antecedentes de la violencia de alto impacto que se ha exacerbado en
las últimas semanas en zonas de la Ciudad de México, incluido el barrio de
Tepito, considerada hoy como una zona generadora de crímenes similares a los
cometidos por las organizaciones delincuenciales de 2008 a la fecha.
Esa
violencia contradice al jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera,
quien insiste en que no existen cárteles de la droga en la Ciudad de México;
incluso considera que la muerte de Horacio Vite Ángel en las inmediaciones del
bar Black el pasado 24 de mayo, así como la desaparición de 12 jóvenes
tepiteños ocurrida dos días después en el Heaven, propiedad del empresario
Ernesto Espinoza Lobo, son atípicos (Proceso1909).
La
noche del jueves 6, un par de horas después de que un comando armado ingresara
al gimnasio Body Extreme –en la calle Panaderos 43, colonia Morelos, colindante
con Tepito– a ejecutar a cuatro hombres y pese a que aún no iniciaba la investigación, Mancera
se apresuró a decir que ese atentado no tenía relación con el del Heaven, pues
se trató de una venganza directa.
También
omitió hablar sobre Antonio Ortega Márquez, quien desapareció de ese mismo bar
en 2011. El martes 4, su hermano Pablo Antonio Ortega presentó un escrito de
inconformidad ante la agente del Ministerio Público Reyna Lozada Bernal,
porque, arguyó, la Fiscalía a Especial de Investigación para Secuestros regresó
el expediente DGAVD/CAPE/1012/11-08 al Centro de Atención a Personas
Extraviadas y Ausentes (CAPEA).
Las
contradicciones
El
cúmulo de declaraciones apresuradas y contradictorias de Mancera y del
procurador Ríos Garza abonan más incertidumbre a las familias de los jóvenes
desaparecidos, afirma Eugenia Ponce, tía de Jerzy, hijo de Jorge Ortiz Reyes,
El Tanque, condenado en 2004 a 23 años en prisión por liderar la banda de
narcomenudistas de Tepito.
“El
procurador es contradictorio, en reunión sostenida la tarde del martes 4 nos
mostró un video en el que se ve un vehículo color vino y un taxi que llegan al
bar Heaven. La imagen muestra que siete de los jóvenes bajan del taxi e
ingresan al bar, sus padres los identificaron. Sin embargo, nunca vemos que del
otro vehículo baje alguien. Por lo tanto, no hay nada que nos confirme que los
otros cinco muchachos estuvieron ahí”, dice Eugenia Ponce.
No
es verdad, agrega, que les mostraron los resultados de la práctica de
diligencias como el análisis de 12 videograbaciones obtenidas, según el
procurador Ríos, tanto de las cámaras de gobierno como de distintos
establecimientos y tampoco abordaron el análisis telefónico de las llamadas que
hicieron los desaparecidos.
También
hay confusión porque el 31 de mayo, después de que las familias de los jóvenes
tepiteños bloquearon el Eje 1-Norte, el gobierno del DF los envió a la PGR para
que solicitaran la atracción del caso: “Ahí solicitamos hablar con Jesús
Murillo Karam, pero nos recibió (la exdiputada perredista) Eliana García
Laguna, coordinadora general de Políticas Públicas de la Subprocuraduría de
Derechos Humanos de la PGR, quien incluso se disculpó y declaró que no tenía
competencia para atender el caso”, agrega.
El
viernes 7, el procurador Ríos sostuvo una tercera reunión con los padres de los
jóvenes. Les mostró un segundo video en el cual se observa el momento en que
fueron subidos en varios automóviles, pero no se ve a ningún integrante del
comando ni a personas encapuchadas. El funcionario afirmó que en los hechos
están involucrados 17 personas que se ven caminando frente al bar y a bordo de
vehículos minutos antes de la salida de los jóvenes.
Josefina
García, madre de Said Sánchez –hijo de El Papis, otro de los delincuentes
presos–, refuta: “Era un video borroso, con imágenes lejanas en las que se ve a
hombres que llegan, estacionan vehículos y caminan por la calle; pero no se ve
que suban a los muchachos. No veo a mi hijo y si estaba ahí, quiero ver que
salga. Juegan con la vida de ellos. Es una burla. No entiendo por qué lo
hacen…”
Otra
declaración que “desvanece” la versión de Mancera, según publicó Reforma el
jueves 6, es la de Gabriel Carrasco, El Diablo, jefe de seguridad del Heaven.
Él reveló que Marco Ledesma Rodríguez, El Mosquito, su hermano Dartx, así como
Ernesto Lobo y el encargado del bar Heaven –conocido como Polo–, le ordenaron
apoyar un levantón que “se realizaría por esos días”.
De
acuerdo con el expediente DGAVD/CAPE/ T2/891/13-05, el levantón se realizaría
cuando los jóvenes acudieran al Heaven. Quien iba a dar el pitazo era Polo. El
Diablo se enteró de que la acción se iba a realizar el 26 de mayo en ese bar,
por lo que salió del establecimiento a las ocho de la mañana y regresó en el
momento en que se realizaba el levantón.
“Espera
a Mario (Ledesma Rodríguez) para darle seguridad, el cual sale del bar y se
retira del mismo con una amiga, al parecer española, y con Andrés Estuard
Henonet González, chofer de Rodríguez Ledesma y su esposa, Brenda Angélica
Casas Figueroa”. De acuerdo con El Diablo, ese día Henonet González se quedó
afuera del bar como apoyo.
En
sus primeras declaraciones, El Diablo dijo que el secuestro estaba dirigido
contra Jerzy Ortiz, hijo del Tanque.
Ese
día también fueron detenidos Henonet González y Casas Figueroa. Ella declaró
que su esposo se escondió luego de la desaparición de los jóvenes y aseguró que
él estaba consciente de que en el Heaven se vendían sustancias prohibidas. Al
día siguiente El Mosquino se entregó a la PGJDF.
“Cuando
se registran los hechos del bar Haven, ya habíamos advertido esta problemática a
las autoridades capitalinas. Sabían que desde 2010 ciertos lugares estaban
siendo presionados por grupos desconocidos que entraban a vender sustancias
prohibidas en los establecimientos”, insiste el representante de la Anidice.
Los
orígenes
¿En
dónde empezó todo?, se le pregunta a Ismael Rivera Cruces.
“En
septiembre de 2010 (los distribuidores de droga) sometieron alrededor de 150 de
los 250 negocios de la Zona Rosa y La Condesa. Llegaban a las 11 o 12 de la
noche a los establecimientos y comenzaban a operar. De muchos lugares tuvieron
que irse porque no encontraron mercado. Curiosamente se retiraron por un tiempo
y el espacio quedó tranquilo durante 2011”, relata.
Sin
embargo, agrega, en noviembre de 2012 regresaron más violentos, “Iban armados y
decían a los dueños de los negocios que si no los dejaban trabajar los matarían
o quemarían el lugar. Algunos establecimientos incluso recibieron coronas fúnebres con el nombre del
propietario; a otros llegaron cabezas de perro como advertencia”.
Eso
sucedió en la Zona Rosa, y colonias como Condesa, Roma, Acoxpan, Juárez y el
Centro Histórico, principalmente las ubicados en la delegación Cuauhtémoc donde
se concentran mil 500 de 3 mil 600 centros nocturnos del DF.
Los
delincuentes, describe Rivera Cruces, no suelen divertirse como la mayoría de
los parroquianos; permanecen de pie y se limitan a observar. Los que se quedan
afuera vigilan la llegada de los clientes y observan con qué pagan, si llevan
reloj. Aunque, dice, no hay un patrón de conducta especial.
Insiste
en que en esa época la Anidice presentó denuncias ante funcionarios del
gobierno capitalino como José Ávila, Jesús Rodríguez Almeida, Manuel Mondragón
y Kalb, quien incluso “nos dijo que iban a hacer trabajos de inteligencia para
dar con estos grupos”.
También,
dice, informaron a Marcelo Ebrard, aunque “no avanzamos porque llegó el cambio
de gobierno. Con la nueva administración retomamos el punto, pero aún es tema
de agenda”.
Rivera
Cruces asegura que hace mes y medio se volvió a abordar el tema con el
secretario de gobierno, Héctor Serrano; incluso hubo una reunión con integrantes de la Comisión
Nacional de Seguridad para hablar sobre la forma de blindar a los negocios de
las zonas conflictivas en la Ciudad de México y del resto del país para evitar
la venta de sustancias prohibidas.
“Cuando
le preguntamos al procurador Rodolfo Ríos qué hacer, nos dijo: Denuncien,
porque si autorizan la entrada a los narcomenudistas, automáticamente se
convierten en cómplices y entonces nosotros aplicaremos la Ley de Extensión de
Dominio. Le dije, si… vamos a denunciar con nuestras vidas. Esto fue dos
semanas antes de que sucediera lo del Haven”, comenta el dirigente de la
Anidice.
–¿Hay
vigilancia?
–No
con la consigna de combatir la venta de droga porque se acaba de instalar la
Fiscalía de narcomenudeo y ni la PGJDF ni la SSP estaban capacitadas para
actuar. A Héctor Serrano le entregue el ABC de cómo regularizar la vida
nocturna en la ciudad para transparentarla: le propuse que en internet se
verifiquen todos los documentos que avalan la existencia del establecimiento.
Los
fines de semana las discotecas, bares y centros nocturnos afiliados a la
Anidice reciben a millón 100 mil personas, en su mayoría jóvenes, afirma Rivera
Cruces. Es a ellos a quien los delincuentes intentan venderles psicotrópicos.
–¿Se
identifican con algún cártel?
–No
los tenemos identificados; tampoco sabemos de dónde son.
–¿Conoce
a los dueños del Crystal y del Heaven?
–No,
porque son lugares no afiliados y carecen de licencia de funcionamiento y otros
requisitos para operar legalmente; son giros negros. En la Ciudad de México
deben existir unos 300, la mayoría se concentran en la delegación Cuauhtémoc. A
ellos, se suman 20 Afters –donde la gente suele terminar después de la fiesta–.
Son demasiados, si tomamos en cuenta que embriagan a los jóvenes con bebidas
adulteradas hasta desmayarlos.
Según
datos proporcionados por funcionarios de la demarcación, en la Zona Rosa hay
siete Afters. Tras la desaparición de los tepiteños, cerraron sus puertas. Hoy
sólo abren de día el Foster, El Suit y El Roma.
–Resulta
increíble que el gobierno no los detecte…
–Hay
impunidad y corrupción en las delegaciones. Su departamento jurídico es
autónomo; y para que haya una revisión formal se debe aprobar una orden de
verificación. El problema es que, aun sabiendo de la existencia de los lugares
que operan de manera ilegal, el jurídico no genera una orden de verificación.
“Pedimos
a la Secretaría de Gobierno y a la Asamblea Legislativa que se legisle para que
el Instituto de Verificación Administrativa (Invea) tenga todas las facultades
para la emisión de licencias de funcionamiento, porque existe un vínculo
histórico de corrupción entre las delegaciones y los establecimientos
mercantiles, desde una tintorería hasta giros negros”, afirma Rivera Cruces.
Desde
que se creó el Invea, dice, “seguimos las verificaciones que realiza en materia
de impacto zonal en centros nocturnos y no hemos encontrado un solo caso de
corrupción. Por intereses económicos, las delegaciones no quieren soltar ese
poder. Me refiero a la Cuauhtémoc, Álvaro Obregón, Tlalpan y Coyoacán.
Cotos
de poder delegacional
Cuando
se le piden nombres responde de inmediato: “Víctor Hugo Romo, quien fue
diputado y ahora es delegado de la Miguel Hidalgo; Eduardo Santillán, es
titular en Álvaro Obregón hoy es diputado; Leonel Luna, ex titular en esa misma
demarcación, luego fue legislador y de nuevo titular en Álvaro Obregón. Ellos
legislan y acotan el poder. No quieren soltar la parte administrativa de las
verificaciones al Invea.
–¿Por
qué no quieren?
–Porque
hay intereses económicos de los delegados y los diputados.
–¿Se
refiere a que reciben dinero por proteger esos establecimientos?
–¡Claro!
Si multiplicamos 15 mil pesos mensuales –que cada uno le puede dar como “cuota
a las delegaciones”– por 3 mil 600 negocios, ese es el monto del interés
económico que tienen; por eso no lo sueltan. Es la única forma en que lo
interpreto.
–¿Qué
argumentos les dieron?
–El
secretario de Gobierno nos dijo que hay resistencia de los delegados y que les
está costando mucho trabajo integrarlos. Pero se tiene que hacer porque está en
la ley.
–¿Tienen
un padrón de giros negros?
–Vamos
a censar nosotros –verificadores, vecinos y los cuerpos de seguridad del GDF–
para detectar lugares que operen después de las cinco de la mañana. El año
pasado, la exsubsecretaria de Participación Ciudadana de la SSPDF (Secretaría
de Seguridad Pública del DF), Nora Frías Melgoza, tenía uno. Nunca lo
emplearon.
“Si
me preguntas si hay forma de regular la vida nocturna la respuesta es sí. Si me
preguntas por qué no lo han hecho, te digo que por falta de voluntad y por
intereses económicos. Corrupción e impunidad.”
Acerca
de si las autoridades capitalinas se sienten impunes ante el narcotráfico,
Rivera Cruces, entrega a Proceso una relación de casos y señala: Antes de que
la delincuencia organizada generara desbandada de empresarios, quemara negocios
y matara gente, empezaron a intimidar en Guerrero, Morelos, Sonora, Tamaulipas,
Monterrey, Tabasco, Quintana Roo y Playa del Carmen. No visualizaban lo que les
decíamos como algo que realmente sucedía.
–¿Lo
sabían desde 2010?
–Sí.
Se los dijimos.
Sobre
este punto, Fernando Óscar García Chávez, presidente de la Confederación Patronal
de la República Mexicana (Coparmex) en la Ciudad de México, dice: “Que se
denuncie y que haya discrecionalidad por parte del gobierno. Porque con los 12
jóvenes desaparecidos no hay duda de que el crimen organizado está en nuestra
ciudad. Las autoridades afirman que no. Pero si se registran este tipo de
situaciones, el Distrito Federal puede convertirse en un caos”.
Y
remata: “Que desde este momento las autoridades entren a investigar, a cuidar a
los empleados y a los negocios… porque así se desbordó el crimen en otras
ciudades”.
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