Dice la columna Bajo Reserva (El Universal, 12/06/2008):
El caso Creel puso en la tablita a Germán Martínez
"La errática conducción del caso Santiago Creel estuvo a punto de llevar al precipicio a Germán Martínez, presidente del PAN. Al menos 40 senadores cuestionaron la forma, las maneras en la remoción de su líder, y el manejo inapropiado de asuntos de la vida privada y presuntas presiones de medios de comunicación, como argumentos para sacarlo de la conducción de la bancada, nos informan.
Hay que agregar un elemento al desaseo: don Germán confesó ayer que el relevo se fraguó en Los Pinos desde la semana pasada. Nos comentan que don Santiago recibió señales de adiós, de hasta aquí llegó, el viernes pasado. Por supuesto, el nuevo coordinador del grupo parlamentario en la Cámara de Senadores, Gustavo Madero, también recibió una llamada para hacerle saber que él tomaría el timón de los panistas en Xicoténcatl".
"La errática conducción del caso Santiago Creel estuvo a punto de llevar al precipicio a Germán Martínez, presidente del PAN. Al menos 40 senadores cuestionaron la forma, las maneras en la remoción de su líder, y el manejo inapropiado de asuntos de la vida privada y presuntas presiones de medios de comunicación, como argumentos para sacarlo de la conducción de la bancada, nos informan.
Hay que agregar un elemento al desaseo: don Germán confesó ayer que el relevo se fraguó en Los Pinos desde la semana pasada. Nos comentan que don Santiago recibió señales de adiós, de hasta aquí llegó, el viernes pasado. Por supuesto, el nuevo coordinador del grupo parlamentario en la Cámara de Senadores, Gustavo Madero, también recibió una llamada para hacerle saber que él tomaría el timón de los panistas en Xicoténcatl".
Columa Itinerario Político/Ricardo Alemán
Publicado en El Universal, 12 de junio de 2008;
¿Dobló Televisa al PAN?
Germán Martínez sacrificó no sólo a CreelRenunció también a la Ley de Medios
En todos los tonos, en todos o casi todos los medios y dentro y fuera de su partido, Germán Martínez ha jurado y perjurado que no hay venganza detrás de la decapitación de Santiago Creel como jefe de los senadores del PAN, sino que es una decisión que busca revitalizar el trabajo legislativo de Acción Nacional, al propio partido, y apuntalar el proceso electoral de 2009.
El problema es que nadie, o casi nadie le cree a Germán Martínez, al grado que una notable mayoría de la “comentocracia” insiste en que la cabeza de Creel habría sido entregada a las televisoras —aunque no se dice a cambio de qué—, por un lado, y por el otro que a Creel se le habría bajado de la adelantada lucha sucesoria porque en las encuestas aparece como el más aventajado de los pretensos. Es decir, Creel habría sido víctima de una decisión pragmática para recomponer la relación del PAN con Televisa y con ello garantizar la cobertura electoral de 2009.
Y lo más curioso del asunto es que la caída de Creel —de la jefatura senatorial— se convirtió en combustible para alimentar “los infiernitos” de los malquerientes del gobierno de Calderón, quienes primero salieron en defensa de Santiago Creel —al que de manera pública hicieron aparecer como víctima de la perversa claque de Calderón—, y luego le regalaron un largo y sonoro aplauso durante la sesión de la Comisión Permanente del día de ayer en la casona de Xicoténcatl. Es decir, a los ojos de todos lo hicieron víctima del perverso gobierno de Calderón y de la pragmática dirigencia de Germán Martínez.
Así, mientras que algunos de sus compañeros azules y opositores le brindaron un emotivo homenaje a Creel —que a poco estuvo de arrancarle lágrimas—, otros senadores de PRI y PRD se solidarizan con el panista en una suerte de mensaje de que para los opositores fue un error del gobierno de Calderón y del PAN de Martínez Cázares la salida de Santiago Creel como jefe de los senadores azules. Salida que, insisten, se debió a las presiones de Televisa.
Pero más allá de filias y fobias, lo cierto es que resulta preocupante y debiera ser intolerable que un gobierno de origen panista, como el de Felipe Calderón, que pertenece a una corriente política que históricamente ha padecido y condenado la censura de los medios electrónicos como la televisión —y que hoy mismo es víctima de una abierta censura como la emprendida contra Santiago Creel por Televisa—, prefiera entregar la cabeza del político, motivo de la censura, antes de acabar de raíz con las tentaciones y las razones político-económicas motivo de la censura.
En pocas palabras, todo indica que el PAN de Germán Martínez —con todo el apoyo del presidente Calderón— decidió sacrificar no sólo a Santiago Creel, sino la Ley de Medios que ya se quedó en el olvido, a cambio de que Televisa levante el veto al PAN. Y es que para el proceso electoral de 2009 un veto como el ordenado por Televisa a Creel y a un sector de Acción Nacional, resultaría “mortal por necesidad”. Y en efecto, Germán Martínez fue llevado a la dirigencia del PAN para dar resultados, para ganar. Y parece que Germán está dispuesto a ganar, a como dé lugar, incluso a costa de someter al Gobierno y al PAN ante Televisa. Sólo así se entiende que la remoción de Creel es para apoyar la campaña panista de 2009.
Pero también es cierto que existen otras razones. Todos saben que gracias a una estrecha relación de Creel con jefes de PRI y PRD, en la casona de Xicoténcatl fue posible sacar adelante reformas fundamentales para el gobierno, como la electoral, la fiscal y la del ISSSTE, y lograron ganar peleas políticas históricas como la que hizo posible la caída de la Ley Televisa. Pero esa relación ya no fue tan positiva en la reforma petrolera. ¿Qué fue lo que pasó?
Según el diagnóstico realizado en la casa presidencial y en la colonia Del Valle, el senador Santiago Creel no resultó funcional en la reforma petrolera debido al agotamiento de la capacidad negociadora producto de una muy estrecha relación con Manlio Fabio Beltrones y Carlos Navarrete. Según esa versión, el senador Creel incluso habría cedido a las presiones de los opositores, al grado de que llegó a estar de acuerdo en aprobar una reforma a la legislación de las políticas públicas en materia social, a cambio de la reforma petrolera. Esa presión habría sido intolerable para el gobierno de Calderón, que decidió el cambio de estratega y de operador político en el Senado.
Y es que para el gobierno de Felipe Calderón la política social se ha convertido precisamente en la palanca fundamental para que ante la opinión pública su gobierno se convierta en una administración exitosa. El pasado 15 de abril, en el Itinerario Político —“Van Calderón y el PAN por el 2009”— dijimos que al relanzar la política social de su gobierno, el Presidente había diseñado una estrategia que va engarzada con los proyectos territoriales del PAN rumbo a 2009.
Es decir, el gobierno federal se propone desarrollar un ambicioso programa contra la pobreza en aquellas entidades de mayor atraso, al tiempo que el PAN llegará a esas regiones para desarrollar al partido desde centros municipales y distritales. Y por eso el PAN y el gobierno han dicho y seguirán insistiendo en que en cuanto a la política social, no darán marcha atrás. No aceptarán ni un solo cambio.
Y también para eso fue llevado a la secretaría general del partido, el segundo de a bordo, el calderonista Rogelio Carvajal, heredero de los usos y costumbres de Calderón. ¿Y el nuevo líder del Senado, Gustavo Enrique Madero? Bueno, además de ser muuuuy amigo del presidente Calderón y de los dueños de Televisa —y enemigo a muerte de Televisión Azteca—, su liderazgo será de temporal. Sí, porque una vez placeado en el Senado, será enviado como candidato “ganador” al gobierno de Chihuahua. Será el gobierno que Germán Martínez sumará a las filas azules. Y claro, con ese triunfo pretenderá justificar su gestión al frente del PAN. Al tiempo.
aleman2@prodigy.net.mx
Columna Juegos de Poder/Leo Zuckermann
La destitución de Creel
Germán Martínez sacrificó no sólo a CreelRenunció también a la Ley de Medios
En todos los tonos, en todos o casi todos los medios y dentro y fuera de su partido, Germán Martínez ha jurado y perjurado que no hay venganza detrás de la decapitación de Santiago Creel como jefe de los senadores del PAN, sino que es una decisión que busca revitalizar el trabajo legislativo de Acción Nacional, al propio partido, y apuntalar el proceso electoral de 2009.
El problema es que nadie, o casi nadie le cree a Germán Martínez, al grado que una notable mayoría de la “comentocracia” insiste en que la cabeza de Creel habría sido entregada a las televisoras —aunque no se dice a cambio de qué—, por un lado, y por el otro que a Creel se le habría bajado de la adelantada lucha sucesoria porque en las encuestas aparece como el más aventajado de los pretensos. Es decir, Creel habría sido víctima de una decisión pragmática para recomponer la relación del PAN con Televisa y con ello garantizar la cobertura electoral de 2009.
Y lo más curioso del asunto es que la caída de Creel —de la jefatura senatorial— se convirtió en combustible para alimentar “los infiernitos” de los malquerientes del gobierno de Calderón, quienes primero salieron en defensa de Santiago Creel —al que de manera pública hicieron aparecer como víctima de la perversa claque de Calderón—, y luego le regalaron un largo y sonoro aplauso durante la sesión de la Comisión Permanente del día de ayer en la casona de Xicoténcatl. Es decir, a los ojos de todos lo hicieron víctima del perverso gobierno de Calderón y de la pragmática dirigencia de Germán Martínez.
Así, mientras que algunos de sus compañeros azules y opositores le brindaron un emotivo homenaje a Creel —que a poco estuvo de arrancarle lágrimas—, otros senadores de PRI y PRD se solidarizan con el panista en una suerte de mensaje de que para los opositores fue un error del gobierno de Calderón y del PAN de Martínez Cázares la salida de Santiago Creel como jefe de los senadores azules. Salida que, insisten, se debió a las presiones de Televisa.
Pero más allá de filias y fobias, lo cierto es que resulta preocupante y debiera ser intolerable que un gobierno de origen panista, como el de Felipe Calderón, que pertenece a una corriente política que históricamente ha padecido y condenado la censura de los medios electrónicos como la televisión —y que hoy mismo es víctima de una abierta censura como la emprendida contra Santiago Creel por Televisa—, prefiera entregar la cabeza del político, motivo de la censura, antes de acabar de raíz con las tentaciones y las razones político-económicas motivo de la censura.
En pocas palabras, todo indica que el PAN de Germán Martínez —con todo el apoyo del presidente Calderón— decidió sacrificar no sólo a Santiago Creel, sino la Ley de Medios que ya se quedó en el olvido, a cambio de que Televisa levante el veto al PAN. Y es que para el proceso electoral de 2009 un veto como el ordenado por Televisa a Creel y a un sector de Acción Nacional, resultaría “mortal por necesidad”. Y en efecto, Germán Martínez fue llevado a la dirigencia del PAN para dar resultados, para ganar. Y parece que Germán está dispuesto a ganar, a como dé lugar, incluso a costa de someter al Gobierno y al PAN ante Televisa. Sólo así se entiende que la remoción de Creel es para apoyar la campaña panista de 2009.
Pero también es cierto que existen otras razones. Todos saben que gracias a una estrecha relación de Creel con jefes de PRI y PRD, en la casona de Xicoténcatl fue posible sacar adelante reformas fundamentales para el gobierno, como la electoral, la fiscal y la del ISSSTE, y lograron ganar peleas políticas históricas como la que hizo posible la caída de la Ley Televisa. Pero esa relación ya no fue tan positiva en la reforma petrolera. ¿Qué fue lo que pasó?
Según el diagnóstico realizado en la casa presidencial y en la colonia Del Valle, el senador Santiago Creel no resultó funcional en la reforma petrolera debido al agotamiento de la capacidad negociadora producto de una muy estrecha relación con Manlio Fabio Beltrones y Carlos Navarrete. Según esa versión, el senador Creel incluso habría cedido a las presiones de los opositores, al grado de que llegó a estar de acuerdo en aprobar una reforma a la legislación de las políticas públicas en materia social, a cambio de la reforma petrolera. Esa presión habría sido intolerable para el gobierno de Calderón, que decidió el cambio de estratega y de operador político en el Senado.
Y es que para el gobierno de Felipe Calderón la política social se ha convertido precisamente en la palanca fundamental para que ante la opinión pública su gobierno se convierta en una administración exitosa. El pasado 15 de abril, en el Itinerario Político —“Van Calderón y el PAN por el 2009”— dijimos que al relanzar la política social de su gobierno, el Presidente había diseñado una estrategia que va engarzada con los proyectos territoriales del PAN rumbo a 2009.
Es decir, el gobierno federal se propone desarrollar un ambicioso programa contra la pobreza en aquellas entidades de mayor atraso, al tiempo que el PAN llegará a esas regiones para desarrollar al partido desde centros municipales y distritales. Y por eso el PAN y el gobierno han dicho y seguirán insistiendo en que en cuanto a la política social, no darán marcha atrás. No aceptarán ni un solo cambio.
Y también para eso fue llevado a la secretaría general del partido, el segundo de a bordo, el calderonista Rogelio Carvajal, heredero de los usos y costumbres de Calderón. ¿Y el nuevo líder del Senado, Gustavo Enrique Madero? Bueno, además de ser muuuuy amigo del presidente Calderón y de los dueños de Televisa —y enemigo a muerte de Televisión Azteca—, su liderazgo será de temporal. Sí, porque una vez placeado en el Senado, será enviado como candidato “ganador” al gobierno de Chihuahua. Será el gobierno que Germán Martínez sumará a las filas azules. Y claro, con ese triunfo pretenderá justificar su gestión al frente del PAN. Al tiempo.
aleman2@prodigy.net.mx
Columna Juegos de Poder/Leo Zuckermann
La destitución de Creel
Pubicado en Excelsior, 12/06/2008;
Que fue por el poder fáctico de las televisoras que lo tenían vetado. Que fue por la admisión de que concibió una hija fuera del matrimonio. Que fue por las encuestas que lo colocaban como el político más popular del PAN rumbo a la elección presidencial de 2012. Son muchas las especulaciones de por qué Santiago Creel fue destituido como coordinador de la bancada panista en el Senado. Pero pocos dicen que fue por sus deficiencias como operador político del partido gobernante en la Cámara alta. Para mí esa es la explicación más convincente. Por una razón obvia: la agenda senatorial no la controlaba el PAN a pesar de tener la bancada más grande en el Senado (52 legisladores equivalentes a 41%). Tenía mucho más peso la oposición, en particular el PRI, aunque sólo con 33 senadores, 19 menos que el PAN. El zar del Senado se llamaba Manlio Fabio Beltrones, no Santiago Creel. Y así fue desde el principio de la actual Legislatura: el ex subsecretario de Gobernación siempre eclipsó al ex secretario de Gobernación.
Compárese esta situación con la otra Cámara. A Héctor Larios, el coordinador de los diputados del PAN, nunca lo eclipsó ninguno de los otros coordinadores de la oposición. Ni Emilio Gamboa, el líder de la fracción del PRI, ni Javier González Garza, del PRD. En la Cámara de Diputados había —hay— un ambiente más parejo entre los líderes de las bancadas. En la de Senadores, Beltrones barría a Creel.
Esta situación se volvió insostenible para el gobierno con la reforma petrolera. La percepción generalizada en los medios es que la oposición (PRI y PRD) está arrasando al PAN con la iniciativa presentada por el Ejecutivo. Si a esto se le suma la amenaza de una reforma que presentarán el PRI y el PRD para quitarle facultades al gobierno federal en la decisión y entrega de los recursos de los programas con miras a combatir la pobreza, pues la mesa estaba servida para varios reveses del Presidente y su partido. Creel ni estaba ganando la batalla por la reforma petrolera ni, al parecer, atajando la amenaza de una reforma a la política social (en una de ésas, y esto es pura especulación, ya había aceptado negociar esta última con Beltrones). Como sea, la realidad es que las cosas no iban bien para el PAN en el Senado. Y el responsable principal de esta situación se llamaba Santiago Creel.
Se rompió la cadena en su eslabón más débil. Aunque Germán Martínez lo niegue, fue el Presidente quien tomó la decisión de destituir a Creel. El dirigente del PAN no se hubiera atrevido a hacerlo sin el consentimiento presidencial. Creel era el eslabón más débil ya que no gozaba de las simpatías de Calderón, sobre todo después de que los dos se enfrentaron en una ríspida competencia electoral por la candidatura a la Presidencia.
Creel fue sustituido por Gustavo Madero del que se espera, supongo, que equilibre un poco más el poder del Senado a favor del PAN. Además, Germán Martínez nombró a Rogelio Carbajal como nuevo secretario general del partido. Se trata de un cuadro joven, calderonista hasta la médula. Esos fueron los cambios hasta ahora. Calderón está en su derecho de hacerlo si considera que con ellos fortalecerá a su gobierno. La pregunta es si hará más cambios, sobre todo en el gabinete presidencial. Porque siempre es más fácil dar un golpe fuera del equipo de trabajo que dentro de éste. ¿O es que Creel era el único culpable de que la agenda legislativa del Presidente estuviera tan atorada en el Senado? ¿Acaso no había fallas en la operación política del Ejecutivo? ¿No convendría hacer algunos ajustes dentro de casa?
Que fue por el poder fáctico de las televisoras que lo tenían vetado. Que fue por la admisión de que concibió una hija fuera del matrimonio. Que fue por las encuestas que lo colocaban como el político más popular del PAN rumbo a la elección presidencial de 2012. Son muchas las especulaciones de por qué Santiago Creel fue destituido como coordinador de la bancada panista en el Senado. Pero pocos dicen que fue por sus deficiencias como operador político del partido gobernante en la Cámara alta. Para mí esa es la explicación más convincente. Por una razón obvia: la agenda senatorial no la controlaba el PAN a pesar de tener la bancada más grande en el Senado (52 legisladores equivalentes a 41%). Tenía mucho más peso la oposición, en particular el PRI, aunque sólo con 33 senadores, 19 menos que el PAN. El zar del Senado se llamaba Manlio Fabio Beltrones, no Santiago Creel. Y así fue desde el principio de la actual Legislatura: el ex subsecretario de Gobernación siempre eclipsó al ex secretario de Gobernación.
Compárese esta situación con la otra Cámara. A Héctor Larios, el coordinador de los diputados del PAN, nunca lo eclipsó ninguno de los otros coordinadores de la oposición. Ni Emilio Gamboa, el líder de la fracción del PRI, ni Javier González Garza, del PRD. En la Cámara de Diputados había —hay— un ambiente más parejo entre los líderes de las bancadas. En la de Senadores, Beltrones barría a Creel.
Esta situación se volvió insostenible para el gobierno con la reforma petrolera. La percepción generalizada en los medios es que la oposición (PRI y PRD) está arrasando al PAN con la iniciativa presentada por el Ejecutivo. Si a esto se le suma la amenaza de una reforma que presentarán el PRI y el PRD para quitarle facultades al gobierno federal en la decisión y entrega de los recursos de los programas con miras a combatir la pobreza, pues la mesa estaba servida para varios reveses del Presidente y su partido. Creel ni estaba ganando la batalla por la reforma petrolera ni, al parecer, atajando la amenaza de una reforma a la política social (en una de ésas, y esto es pura especulación, ya había aceptado negociar esta última con Beltrones). Como sea, la realidad es que las cosas no iban bien para el PAN en el Senado. Y el responsable principal de esta situación se llamaba Santiago Creel.
Se rompió la cadena en su eslabón más débil. Aunque Germán Martínez lo niegue, fue el Presidente quien tomó la decisión de destituir a Creel. El dirigente del PAN no se hubiera atrevido a hacerlo sin el consentimiento presidencial. Creel era el eslabón más débil ya que no gozaba de las simpatías de Calderón, sobre todo después de que los dos se enfrentaron en una ríspida competencia electoral por la candidatura a la Presidencia.
Creel fue sustituido por Gustavo Madero del que se espera, supongo, que equilibre un poco más el poder del Senado a favor del PAN. Además, Germán Martínez nombró a Rogelio Carbajal como nuevo secretario general del partido. Se trata de un cuadro joven, calderonista hasta la médula. Esos fueron los cambios hasta ahora. Calderón está en su derecho de hacerlo si considera que con ellos fortalecerá a su gobierno. La pregunta es si hará más cambios, sobre todo en el gabinete presidencial. Porque siempre es más fácil dar un golpe fuera del equipo de trabajo que dentro de éste. ¿O es que Creel era el único culpable de que la agenda legislativa del Presidente estuviera tan atorada en el Senado? ¿Acaso no había fallas en la operación política del Ejecutivo? ¿No convendría hacer algunos ajustes dentro de casa?
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