Durante el seminario internacional Reforma Constitucional en materia penal.
Texto de Gerardo Laveaga, director de INACIPE.
Laudatio a Lord Daniel Brennan por “el formidable impulso que ha dado a la consolidación del sistema penal acusatorio en América Latina”.
22 de Septiembre 2008
Señor Don Eduardo Medina-Mora,
22 de Septiembre 2008
Señor Don Eduardo Medina-Mora,
Procurador General de la República y
Presidente de la Honorable Junta de Gobierno del INACIPE:
Señor Don José Manuel Oliva,Gobernador Constitucional del
Señor Don José Manuel Oliva,Gobernador Constitucional del
Estado de Guanajuato:
Señor Don Giles Paxman, Embajador del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte en México:
Hablar de Daniel Brennan significa evocar la modernización jurídica; apertura y eficiencia; participación ciudadana y, desde luego, las relaciones entre Inglaterra y América Latina.
Esta mañana, podría referirme a la larga trayectoria profesional de nuestro homenajeado: comentar que es miembro del bufete de abogados Matrix Chambers; que fue Juez del Tribunal Supremo; que fue Presidente de la Bar of England and Wales, una asociación que representa a trece mil abogados litigantes; que ha sido Queen's Counsel (abogado consejero de la Corona británica), y que es lord vitalicio ante la Cámara de los Lores.
Podría aludir, asimismo, a su práctica legal en los ámbitos del arbitraje internacional y a su destacado papel como miembro de la London Court of International Arbitration. O, incluso, mencionar las decenas de conferencias que ha dictado a lo largo y ancho del mundo: en China o Estados Unidos; en India o Sudáfrica; en Malasia o Austria; en Colombia, Ecuador, Guatemala y, por supuesto, en México.
Podría ennumerar las decenas de artículos que ha escrito, las distinciones a que se ha hecho acreedor o los doctorados Honoris Causa que ha recibido en las universidades de Manchester, Nottingham Trent y Bradford…
No fue ninguno de estos méritos, sin embargo, los que inclinaron a la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Ciencias Penales –el INACIPE–, a otorgarle el Doctorado Honoris Causa, en su sesión del 22 de abril de 2008, sino –como lo establece el diploma que hoy se le entrega– “el formidable impulso que ha dado a la consolidación del sistema penal acusatorio en América Latina”.
Esto ha representado para Daniel Brennan incansables esfuerzos para compartir con nosotros sus conocimientos y sus temores, su entusiasmo y su convicción de que democracia y transparencia son fundamentales para aspirar a la eficacia de cualquier sistema jurídico. Particularmente, en el ámbito penal.
Hoy, los mexicanos hemos reformado nuestra Constitución con el propósito de adecuarla a los tiempos que se viven: a la asfixiante globalización, al Runaway World –“el mundo desbocado”– del que nos ha prevenido Anthony Giddens. Hemos querido convertir nuestra Carta Magna en un instrumento que nos permita gozar de niveles más altos de orden y seguridad, elementos que, a fin de cuentas, son los que dan razón de ser al Estado.
En este ejercicio, las observaciones de Daniel Brennan, sus gestiones para canalizar diversos tipos de apoyo, han resultado de inapreciable utilidad. Lo mismo habría que aducir de su espíritu pragmático que, como buen inglés, han sabido contagiarnos. Permítanme intentar ser más claro a partir de una experiencia personal:
Cuando, hace algunos años, solicité al British Council una beca para estudiar en el Reino Unido, el panel de examinadores insistió en saber qué esperaba yo de una aventura académica en Londres. Por aquella época, contesté algo así como: “familiarizarme con algunos de los conocimientos en los que Inglaterra es pionera”. Si hoy me volvieran a hacer esta pregunta, sin embargo, no respondería nada similar. Diría que, más allá de los conocimientos técnicos que pudiera adquirir, mi propósito –mi auténtico propósito– sería imbuirme del espíritu pragmático que ha hecho del Reino Unido la gran nación que es.
En mi oficina del INACIPE tengo los retratos de Thomas Hobbes, John Locke y Jeremy Bentham. (Ahí los ha visto el Embajador Paxman). Los tres eran ingleses y los tres tuvieron un talento descomunal para descifrar al mundo basándose en los hechos y no en las especulaciones metafísicas; en lo posible, en lo alcanzable, y no en lo quimérico.
Y si tengo sus retratos en mi despacho es para que me recuerden, todos los días, que, si aspiramos a niveles más altos de desarrollo, más que en explicaciones o en exclusas, más que en una dogmática trasnochada, debemos concentrarnos en los resultados. Eso fue, a fin de cuentas, la principal lección que, como estudiante, aprendí en Inglaterra.
A esto me refiero cuando subrayo el pragmatismo que Daniel Brennan ha contagiado a México: a los hechos, a los resultados; a la capacidad de mirar hacia adelante antes que hacia atrás; a obtener los mayores beneficios al menor costo posible; a soñar, sí, pero partiendo de lo que somos, de lo que tenemos, y no de lo que quisiéramos ser o quisiéramos tener.
Esta es, ahora, la visión que permea la reforma constitucional en materia de seguridad pública y justicia penal que, a iniciativa del presidente Felipe Calderón, fue aprobada recientemente en México: “El proceso penal”, establece el artículo 20 de nuestra Carta Magna, “tendrá por objeto el esclarecimiento de los hechos, proteger al inocente, procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se reparen”. Atrás, muy atrás, quedan la poesía y el discurso hueco que tanto daño han causado a nuestro país.
Como presidente del Consejo Hispánico en la Canning House, Daniel Brennan se ha preocupado porque América Latina sea cada día más competitiva y saludable; más vigorosa y atractiva para la inversión extranjera. Siempre respetuoso de nuestra historia y nuestra idiosincrasia, nos ha recordado –una y otra vez– que no puede existir una sociedad próspera donde la participación social y la democracia no tengan un sitio relevante.
Y el Derecho Penal no es excepción: los jueces deben explicar sus sentencias al público. La sociedad debe poder seguir, paso a paso, lo que hacen nuestros policías y nuestros fiscales, nuestros defensores públicos y nuestros peritos. Las apelaciones y el amparo deben ser revisados y administrados con extrema responsabilidad. La oscuridad, la desinformación, ha repetido hasta el cansancio Daniel Brennan, son prácticas que fomentan la corrupción y, a la larga, generan pobreza, desigualdad y división. Debemos eliminarlas de cualquier país que aspire al calificativo de moderno.
Por todo eso, hoy hemos querido reconocer el trabajo de este abogado y académico, político y activista; de este amigo de México, que representa lo mejor de su patria: inteligencia, sensibilidad, ambición, civilización…
Pero al otorgarle la máxima distinción que concede el Instituto Nacional de Ciencias Penales, también hemos querido agradecer, en su persona, la disposición con la que el Reino Unido ha coadyuvado a la capacitación de fiscales en México, a la asignación de fondos financieros para fortalecer nuestro estado democrático de derecho; en suma, al intercambio de experiencias en el campo de la procuración y administración de justicia que, a través de la Embajada y el British Council, se ha venido estimulando desde hace algunos años.
Hemos querido expresarle, Lord Brennan, reiterarle nuestro deseo de que su afán modernizador siga provocando reflexión y debate, participación ciudadana y crítica institucional. Esto es lo que, a fin de cuentas, da vida a una Democracia.
Muchas gracias.
Guanajuato, Guanajuato, 22 de septiembre de 2008.
Señor Don Giles Paxman, Embajador del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte en México:
Hablar de Daniel Brennan significa evocar la modernización jurídica; apertura y eficiencia; participación ciudadana y, desde luego, las relaciones entre Inglaterra y América Latina.
Esta mañana, podría referirme a la larga trayectoria profesional de nuestro homenajeado: comentar que es miembro del bufete de abogados Matrix Chambers; que fue Juez del Tribunal Supremo; que fue Presidente de la Bar of England and Wales, una asociación que representa a trece mil abogados litigantes; que ha sido Queen's Counsel (abogado consejero de la Corona británica), y que es lord vitalicio ante la Cámara de los Lores.
Podría aludir, asimismo, a su práctica legal en los ámbitos del arbitraje internacional y a su destacado papel como miembro de la London Court of International Arbitration. O, incluso, mencionar las decenas de conferencias que ha dictado a lo largo y ancho del mundo: en China o Estados Unidos; en India o Sudáfrica; en Malasia o Austria; en Colombia, Ecuador, Guatemala y, por supuesto, en México.
Podría ennumerar las decenas de artículos que ha escrito, las distinciones a que se ha hecho acreedor o los doctorados Honoris Causa que ha recibido en las universidades de Manchester, Nottingham Trent y Bradford…
No fue ninguno de estos méritos, sin embargo, los que inclinaron a la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Ciencias Penales –el INACIPE–, a otorgarle el Doctorado Honoris Causa, en su sesión del 22 de abril de 2008, sino –como lo establece el diploma que hoy se le entrega– “el formidable impulso que ha dado a la consolidación del sistema penal acusatorio en América Latina”.
Esto ha representado para Daniel Brennan incansables esfuerzos para compartir con nosotros sus conocimientos y sus temores, su entusiasmo y su convicción de que democracia y transparencia son fundamentales para aspirar a la eficacia de cualquier sistema jurídico. Particularmente, en el ámbito penal.
Hoy, los mexicanos hemos reformado nuestra Constitución con el propósito de adecuarla a los tiempos que se viven: a la asfixiante globalización, al Runaway World –“el mundo desbocado”– del que nos ha prevenido Anthony Giddens. Hemos querido convertir nuestra Carta Magna en un instrumento que nos permita gozar de niveles más altos de orden y seguridad, elementos que, a fin de cuentas, son los que dan razón de ser al Estado.
En este ejercicio, las observaciones de Daniel Brennan, sus gestiones para canalizar diversos tipos de apoyo, han resultado de inapreciable utilidad. Lo mismo habría que aducir de su espíritu pragmático que, como buen inglés, han sabido contagiarnos. Permítanme intentar ser más claro a partir de una experiencia personal:
Cuando, hace algunos años, solicité al British Council una beca para estudiar en el Reino Unido, el panel de examinadores insistió en saber qué esperaba yo de una aventura académica en Londres. Por aquella época, contesté algo así como: “familiarizarme con algunos de los conocimientos en los que Inglaterra es pionera”. Si hoy me volvieran a hacer esta pregunta, sin embargo, no respondería nada similar. Diría que, más allá de los conocimientos técnicos que pudiera adquirir, mi propósito –mi auténtico propósito– sería imbuirme del espíritu pragmático que ha hecho del Reino Unido la gran nación que es.
En mi oficina del INACIPE tengo los retratos de Thomas Hobbes, John Locke y Jeremy Bentham. (Ahí los ha visto el Embajador Paxman). Los tres eran ingleses y los tres tuvieron un talento descomunal para descifrar al mundo basándose en los hechos y no en las especulaciones metafísicas; en lo posible, en lo alcanzable, y no en lo quimérico.
Y si tengo sus retratos en mi despacho es para que me recuerden, todos los días, que, si aspiramos a niveles más altos de desarrollo, más que en explicaciones o en exclusas, más que en una dogmática trasnochada, debemos concentrarnos en los resultados. Eso fue, a fin de cuentas, la principal lección que, como estudiante, aprendí en Inglaterra.
A esto me refiero cuando subrayo el pragmatismo que Daniel Brennan ha contagiado a México: a los hechos, a los resultados; a la capacidad de mirar hacia adelante antes que hacia atrás; a obtener los mayores beneficios al menor costo posible; a soñar, sí, pero partiendo de lo que somos, de lo que tenemos, y no de lo que quisiéramos ser o quisiéramos tener.
Esta es, ahora, la visión que permea la reforma constitucional en materia de seguridad pública y justicia penal que, a iniciativa del presidente Felipe Calderón, fue aprobada recientemente en México: “El proceso penal”, establece el artículo 20 de nuestra Carta Magna, “tendrá por objeto el esclarecimiento de los hechos, proteger al inocente, procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se reparen”. Atrás, muy atrás, quedan la poesía y el discurso hueco que tanto daño han causado a nuestro país.
Como presidente del Consejo Hispánico en la Canning House, Daniel Brennan se ha preocupado porque América Latina sea cada día más competitiva y saludable; más vigorosa y atractiva para la inversión extranjera. Siempre respetuoso de nuestra historia y nuestra idiosincrasia, nos ha recordado –una y otra vez– que no puede existir una sociedad próspera donde la participación social y la democracia no tengan un sitio relevante.
Y el Derecho Penal no es excepción: los jueces deben explicar sus sentencias al público. La sociedad debe poder seguir, paso a paso, lo que hacen nuestros policías y nuestros fiscales, nuestros defensores públicos y nuestros peritos. Las apelaciones y el amparo deben ser revisados y administrados con extrema responsabilidad. La oscuridad, la desinformación, ha repetido hasta el cansancio Daniel Brennan, son prácticas que fomentan la corrupción y, a la larga, generan pobreza, desigualdad y división. Debemos eliminarlas de cualquier país que aspire al calificativo de moderno.
Por todo eso, hoy hemos querido reconocer el trabajo de este abogado y académico, político y activista; de este amigo de México, que representa lo mejor de su patria: inteligencia, sensibilidad, ambición, civilización…
Pero al otorgarle la máxima distinción que concede el Instituto Nacional de Ciencias Penales, también hemos querido agradecer, en su persona, la disposición con la que el Reino Unido ha coadyuvado a la capacitación de fiscales en México, a la asignación de fondos financieros para fortalecer nuestro estado democrático de derecho; en suma, al intercambio de experiencias en el campo de la procuración y administración de justicia que, a través de la Embajada y el British Council, se ha venido estimulando desde hace algunos años.
Hemos querido expresarle, Lord Brennan, reiterarle nuestro deseo de que su afán modernizador siga provocando reflexión y debate, participación ciudadana y crítica institucional. Esto es lo que, a fin de cuentas, da vida a una Democracia.
Muchas gracias.
Guanajuato, Guanajuato, 22 de septiembre de 2008.
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