En la conmemoración del Día del Ejército, el Presidente Calderón apremió al Congreso de la Unión a procesar las iniciativas relacionadas con la seguridad interior, pendientes desde hace meses, para que las Fuerzas Armadas puedan cumplir con éxito su misión de proteger la seguridad de las familias.
En el Colegio Militar, ante 2 mil 200 elementos de tropa y oficiales, Calderón formuló un reconocimiento al Ejército que, sostuvo, se ha ganado a pulso la admiración del pueblo en contra de sus detractores.
"Exhorto respetuosamente al Congreso de la Unión para discutir, y si así lo tiene a bien dictaminar y votar las iniciativas relativas a la seguridad interior del País, que permitirán al Estado Mexicano y a todas sus fuerzas, incluyendo las armadas, cumplir con la responsabilidad de velar por la seguridad interior y la integridad del territorio nacional; cumplir con éxito, y cumplir más rápidamente esta encomienda.
"La consigna es bien clara para los hombres de armas: debemos actuar con respeto a la ley y a los Derechos Humanos, de eso no hay duda. Pero que tampoco se pretenda que el Estado actúe en defensa de la sociedad frente a tan perversos criminales sin darle a sus soldados las facultades debidas y la certidumbre de los actos que realizan para proteger a la sociedad", planteó.
El jefe del Ejecutivo hizo un reconocimiento al General Secretario por la lealtad y honestidad con que se ha conducido al frente del mando castrense.
| Discurso,
General de División Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Diputado Francisco Javier Salazar Sáenz, Vicepresidente de la Cámara de Diputados.
Senador Francisco Arroyo Vieyra, Vicepresidente de la Cámara de Senadores.
Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina.
Señoras y señores Secretarios.
Señores Generales, Jefes, Oficiales, Cadetes y personal de tropa.
Distinguidos integrantes del presídium.
Señoras y señores:
Lealtad inquebrantable, valor y sacrificio son la divisa de las mujeres y los hombres de las Fuerzas Armadas.
Hoy, la Nación entera se enorgullece al conmemorar el Día del Ejército Mexicano.
Todos los mexicanos reconocemos y agradecemos la dedicación y el sacrificio de nuestros soldados. Su esfuerzo ha sido y es fundamental para salvaguardar la soberanía nacional y proteger las instituciones de la República.
En este año de la Patria en el que celebramos 200 años de ser orgullosamente mexicanos, el país recuerda con emoción, la tradición de honor de su Ejército, porque, sin duda, hablar de la historia de México a lo largo de estos dos siglos, es hablar del alto sentido del honor, de la dignidad, de la lealtad, del espíritu de cuerpo y del valor a toda prueba que ha demostrado el soldado mexicano en cada etapa de nuestro devenir histórico como Nación.
El Ejército Mexicano surge de nuestra historia misma. Ha sido el protagonista de sus páginas más gloriosas: desde la Independencia Nacional de la que desde entonces el Instituto Armado se convirtió en pilar y garante de la nueva Nación, de la defensa de las libertades, de la defensa de las instituciones; o la defensa realizada por el Ejército Mexicano frente a la intentona de Invasión Española de 1829, o contra la Primera Intervención Francesa de 1838.
Nuestros heroicos soldados han combatido una y otra vez, a sangre y fuego, al invasor. Lo hicieron también heroicamente frente al invasor norteamericano de 1847; se enfrentaron con gallardía en 1862 al Ejército Francés, entonces considerado el más poderoso del mundo, al que le infringieron una vergonzosa derrota. Y en la segunda década del Siglo XX, también el Ejército combatió a los agresores en la agresión norteamericana de 1914 y 1916.
Nuestro Ejército siempre ha estado ahí. Ha estado ahora en su nueva etapa, en su decisión histórica de volcarse hacia la vida institucional, justo en el momento más difícil, en el momento definitorio de la Revolución Mexicana.
Justo, precisamente, en que México se había estremecido y convulsionado por la carencia de un sólido vínculo de lealtad, entre quienes tenían en su momento confiada la Institución y traicionaron al Presidente Madero.
Justo momentos después, es cuando la visión de Carranza permite, precisamente, darle a las Fuerzas Armadas y al Ejército una tarea, una misión y una naturaleza institucional que va más allá de coyunturas, de visiones, de partidos y de intereses. Una Institución verdaderamente de Estado, encargada, precisamente, de salvaguardar la soberanía exterior y la seguridad interior de la Nación.
Nuestro Ejército ha estado ahí y ha estado dispuesto a entregarlo todo para proteger a México. Tal como lo dijera en 1865 el Benemérito de las Américas, el Presidente Benito Juárez: Por fortuna a México no le faltan hombres de corazón y de acendrado patriotismo que nada temen y con ellos debemos de triunfar. Para ellos son la gloria y el reconocimiento de la Patria.
Hoy como ayer, México cuenta con su Ejército, con mujeres y hombres de corazón y de acendrado patriotismo, como dijera Juárez.
Hoy como ayer, con su Ejército, México habrá de triunfar, como lo dijera el Benemérito; hoy como ayer para las mujeres y hombres de armas son la gloria y el reconocimiento de la Patria y del pueblo de México.
La historia de gloria y lealtad de nuestro Ejército es claramente una de las razones por las cuales, en este Año de la Patria, celebramos 200 años de ser orgullosamente mexicanos. Porque esos 200 años de libertad e independencia no se entenderían y quizá no hubiesen sido posibles sin el Ejército Mexicano.
Día con día mujeres y hombres que integran nuestras Fuerzas Armadas dan muestra de disciplina, eficacia y solidaridad siempre, siempre al servicio del pueblo de México. Ante la desesperación de miles y miles de familias que por diversas razones ven amenazada su vida, su integridad, su patrimonio; nuestros soldados se han mantenido lealmente a su servicio, protegiendo sin descanso, precisamente, esos valores defendidos por la ley.
La vida, la integridad, el patrimonio, la seguridad, no sólo frente a las amenazas que sufre nuestro México, sino también auxiliando a la población civil en casos de desastre; como hoy mismo lo realizan en varias entidades de la Federación: en Michoacán, en el Estado de México, en el Distrito Federal mismo, soldados mexicanos.
Por eso, nuestro Ejército es una institución que se ha ganado a pulso el creciente reconocimiento de la Nación y la sincera admiración del pueblo de México, a pesar de sus detractores.
La labor de nuestras Fuerzas Armadas también es fundamental en la lucha que libra México para mantener y fortalecer la seguridad de sus familias y construirse un futuro como una Nación de leyes y de libertades, tal y como la soñaron los próceres de la Patria en la Independencia y los guerreros de la Revolución.
Ustedes, mujeres y hombres de armas, se han mantenido firmes ante una actividad delictiva desafiante y violenta que, precisamente, es la que amenaza y pretende coartar las libertades y las oportunidades de desarrollo y de progreso de los mexicanos.
En esta primera década del Siglo XXI que nos ha tocado vivir, enfrentamos ahora nuevos y desafiantes retos. Uno de ellos, lo constituyen las nuevas modalidades de operación de los criminales.
A la tradicional actividad de mero trasiego de enervantes hacia los Estados Unidos, los criminales se han enfocado adicionalmente a la promoción del consumo y a la distribución de droga entre los jóvenes y adolescentes de las familias mexicanas en todo el país.
Eso los llevó, paulatina pero progresivamente, a un cambio de estrategia, porque se orientó para sus nuevos propósitos, ya no sólo al control de rutas, sino ahora a la búsqueda del control de territorios y de plazas completas, trátese de pueblos remotos o de ciudades.
Así abandonó el bajo perfil que observaba anteriormente, porque la clave de su estrategia de control territorial hizo a la actividad criminal más desafiante, más visible, más intimidante, más amenazante, con el objeto, precisamente, de intimidar y, así, controlar a sociedades y a gobiernos.
De ahí el papel clave del Ejército Mexicano, cuya disciplina, destreza militar, despliegue territorial, ha sido capaz de contener y neutralizar esta amenaza verdadera a la seguridad interior del país.
Porque a final de cuentas esa acción criminal representa un desafío al Estado, a la autoridad del Estado, al dominio del Estado sobre su territorio y a imperio de la ley mexicana que no ha de ser, ni habremos de tener otra, que la que el Congreso emane, de la que del Congreso emane con autoridad constitucional.
Por esa razón misma, exhorto también respetuosamente al Congreso de la Unión para discutir y sí así lo tiene a bien, dictaminar y votar las iniciativas relativas a la seguridad interior del país, que permitirán al Estado mexicano y a todas sus fuerzas, incluyendo las Armadas, cumplir con la responsabilidad de velar por la seguridad interior y la integridad del territorio nacional; cumplir con éxito y cumplir más rápidamente esta elevada encomienda.
La consigna es bien clara para los hombres de armas. Debemos actuar con respeto a la ley y a los derechos humanos, de eso no hay duda; pero que tampoco se pretenda que el Estado actúe en defensa de la sociedad frente a tan perversos criminales, sin darle a sus soldados las facultades debidas y la certidumbre de sus actos que realizan para proteger a la sociedad.
Para enfrentar a estos delincuentes sin escrúpulos, la presencia de las Fuerzas Armadas ha sido y es fundamental. Día con día nuestros soldados arriesgan la vida para salvar a decenas de miles de jóvenes de las garras de la violencia, de las drogas, de la criminalidad; para proteger a mexicanas y mexicanos de bien que buscan salir adelante con su propio esfuerzo; para proteger a madres y a padres de familia indefensas y preocupadas por sus hijos que van apenas a la escuela básica.
Para asegurar el imperio de la ley y de las instituciones democráticas, en contra de quienes quieren ver al país doblegado o claudicante ante la ilegalidad y el crimen.
Gracias a su lealtad y a su profesionalismo a toda prueba, el Ejército Mexicano es fiel defensor y es garante del Estado de Derecho y de la democracia de nuestro país.
Mujeres y hombres del Ejército Mexicano:
Ustedes también son jefes de familia, ustedes arriesgan su vida para salvaguardar el bienestar de los mexicanos. Ustedes arriesgan la vida para salvaguardar la soberanía nacional y así poder construir, para el futuro, una Patria que esté a la altura de la dignidad de todos nuestros hijos.
Estoy consciente también, que el ingreso que perciben es inferior a sus responsabilidades con la Patria. Y por esa razón, desde el primer día de mi mandato, me comprometí a velar por la tropa.
Y por ello, hemos hecho un esfuerzo para mejorar las condiciones de vida de los soldados y de sus familias.
Con este espíritu de gratitud, en lo que va de este sexenio se han otorgado casi 15 mil créditos al personal de tropa para que puedan adquirir una casa propia.
Este año, haremos el esfuerzo para que miles de familias más puedan integrar, precisamente, el cuerpo de beneficiarios de quienes reciben este importante beneficio.
Pero en cumplimiento de ese compromiso, también impulsamos nuevas medidas en beneficio de las familias de los soldados. Por ejemplo, impulsamos y pusimos en marcha el año pasado el Programa de Becas para los hijos de los militares en activo, que cubre el cien por ciento de las colegiaturas de bachillerato o de universidad pública o privada de la preferencia del estudiante.
Y al día de hoy, están becados cerca de 23 mil jóvenes y vamos por más, para que los hijos de nuestros soldados puedan salir adelante.
Impulsamos también y el Congreso aprobó una reforma que permitió aliviar, así sea en parte, la difícil condición del personal en retiro.
Como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, sé que mi obligación no sólo es servir a México y arriesgarlo todo en términos de ese servicio por la Nación, sino también, es deber el velar por la tropa.
Y por eso, hoy que celebramos el Día del Ejército les comparto un importante anuncio: he dado instrucciones para que el personal de tropa, Clases y Marinería del Ejército, Fuerza Aérea y Armada de México reciba, nuevamente, un incremento del 40 por ciento en la compensación técnica al servicio, es decir, nuevamente un ingreso adicional de mil pesos mensuales más.
Con este aumento en lo que va de esta Administración, el personal de menores ingresos del Ejército Mexicano y de las Fuerzas Armadas, ha visto más que duplicado su salario. Por ejemplo, un soldado raso de esta Zona Militar tendrá, con este aumento, un incremento de 115 por ciento en su ingreso entre 2006 y la fecha actual.
Así, el Gobierno Federal reconoce el invaluable servicio que ustedes prestan a la República. Para el desempeño eficaz de su delicada misión, es fundamental que las Fuerzas Armadas cuenten con el equipo adecuado; y por eso, a pesar de las muy graves dificultades económicas recientes y de la difícil situación de las finanzas públicas, haremos un esfuerzo financiero adicional para encontrar los mecanismos que nos permitan renovar parte del equipo e instrumental del Instituto Armado.
Esto incluirá, precisamente, mecanismos de financiamiento a largo plazo que nos permitan adquirir nuevos helicópteros Cougar, cinco aviones de transporte Caza C-295 para las Fuerzas Armadas y 200 vehículos Humvee para ser utilizados en la transportación y protección terrestre de las tropas en las zonas militares de mayor actividad. Y, además, iniciaremos la primera fase de un nuevo sistema de radares modernos en la Frontera Sur del país, entre muchos otros.
México apoya y apoyará siempre a sus soldados en el cumplimiento cabal de su deber.
Mujeres y hombres del Ejército Mexicano:
La lealtad, la honradez, el honor y el patriotismo son características vertebrales del Ejército Nacional.
Es tarea de todos no sólo velar por la situación y el ingreso de nuestro personal, sino también por infundir todos los días y en cada momento los valores de Patria, de lealtad, de servicio y de honradez en todos los integrantes de las Fuerzas Armadas, en especial en los cadetes, en los jóvenes aspirantes que deben de saber con claridad que no hay más honor que servir a la Patria y que quien sirve a la Patria en las Fuerzas Armadas ejerce ese honor desde un sitio privilegiado.
Lealtad, honradez y patriotismo, debo decirlo también, caracterizan a quien le he instruido ejercer el mando en esta Secretaría. Y por eso, en este Día y Año de la Patria reconozco la lealtad, la honradez y el patriotismo del General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas instruyo a todos ustedes a que sigan cumpliendo con su deber, con tesón, con disciplina, que sigan defendiendo las libertades del pueblo de México, que sigan defendiendo a las familias, con la convicción y el compromiso que les ha caracterizado; que sigan honrando con patriotismo, nobleza y generosidad la confianza que la Nación ha depositado en ustedes.
Que sigan honrando el uniforme que gallardamente portan y que se perseveren, precisamente, en el cumplimiento de la misión, hasta alcanzar la victoria.
Y los instruyo a que, como lo señaló el Presidente Francisco I. Madero: cumplan con los sagrados deberes que nos impone la Patria, sin dejarse arredrar por los peligros que encuentren en su camino.
Háganlo así hoy y háganlo siempre para gloria de nuestro Ejército y para gloria de México.
Enhorabuena y felicidades a todos los soldados mexicanos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario